Gonzalo Cáceres, Twitter @gonzatepes

Un 30 de marzo, pero de 1915, nacía en Asunción el gran Arsenio Erico Martínez, el Saltarín Rojo, el jugador de fútbol paraguayo más representativo de toda la historia.

Un No solo le decían el Saltarín Rojo, también el Paraguayo de Oro, el Mago, el Aviador, el Rey del Gol, y no caben los motes ni calificativos para describir sus genialidades sobre el verde césped.

Arsenio Pastor Erico Martínez vio la luz del mundo un 30 de marzo, pero del año 1915, en Asunción, capital de la República del Paraguay.

Arrancó sus primeras conquistas de la mano del Club Nacional, hasta que una movida del destino lo llevó a Argentina, donde brilló entre 1930 y 1940 con la camiseta de Independiente de Avellaneda.

El astro guaraní es, aunque algunos se empeñen en negarlo, el máximo goleador en la historia de Independiente y del fútbol argentino con 295 conquistas (en principio 293, pero le atribuyen 2 más) en 325 partidos.

Está considerado como uno de los paraguayos que más goles convirtió en Primera División, 331 en 372 juegos, ubicándose así en el puesto 34 de la tabla histórica confeccionada por la IFFHS.

Otra marca que impuso Erico, jugando por el Rojo de Avellaneda, es la arrolladora canasta de 47 goles en un mismo torneo (1937).

Aunque es el más grande exponente del fútbol tricolor, en una suerte de broma del destino, Erico nunca llegó a defender a la selección paraguaya.

Argentina le sedujo con millonarias ofertas en el afán de contar con sus servicios de cara al Mundial de Francia 1938. Sin embargo, el asunceno dejó en claro que antes que nada él era paraguayo.

“Erico es diferente a todos, a todo lo que en mi vida vi. Un jugador notable, todo lo que engloban, sin exagerar, las cinco letras de la palabra ‘crack’. Yo solo fui un imitador suyo”, dijo alguna vez el ya desaparecido Alfredo di Stefano.

Con justicia el estadio del Club Nacional, la tribuna más grande del Defensores del Chaco y la platea central del Libertadores de América llevan su nombre.

La vida de Arsenio Erico se apagó un 23 de julio de 1977 y sus restos descansan para siempre en un rincón honorífico del Defensores del Chaco.

Tapa del Gráfico del 10 de noviembre de 1937.


Erico cabeceando la pelota en un partido contra River Plate en 1935.
Erico posando con sus admiradores.


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