En este round mano a mano con Augusto dos Santos para el programa “Expresso”, emitido por el canal GEN/Nación Media, el maestro del boxeo Juan Carlos el “Toro” Giménez habla sobre los momentos más relevantes de su carrera, sus maestros, aprendizajes y las decisiones más importantes que tuvo que tomar. Dice no arrepentirse de nada y brinda un importante consejo a las nuevas generaciones.

Fotos: Nadia Monges

–ADS: Al principio no te seducía tanto el nombre de Toro hasta que tu viejo te dio una lección.

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–JCG: No me gustó por los cuernos, entonces le pregunto a papá: “Me sacaron un cartel y me decían ‘fuerza, Toro’, y no me gustó mucho. “No, che ra’y, la toro imbarete o embestí, eso está lindo, ese marcante te puso el pueblo, así que vos tenés que aceptar”. Y me gustó, quedó el Toro. Es una anécdota que me gusta que la recuerdes porque está mi padre, que hace poco me dejó.

–Tu viejo ha sido muy importante para esta historia, ¿no?

–Sí, porque fue el que hizo primero a Juan Carlos Giménez y que me apoyó siempre.

MIGRANTE

–¿Y cómo fue esta historia de migrantes?

–Papá primero fue a ver el terreno, ya casado con mamá y bueno, y luego vino a buscarnos. Yo primer hijo, el mayor de todos. Una aventura quizás, verdad, pero una aventura buena porque papá, un trabajador, un hombre que se levantaba a las cuatro de la mañana a trabajar, a darnos el pan de cada día, eso es importante.

–Cuando ya eras más adolescente ingresaste al colegio industrial y al mismo tiempo mientras andabas como chico joven por las calles, comprobaste que tenías cierta capacidad para la pelea.

–Era un moquetero, vamos a decir la verdad. No vamos a hablar en francés, era un moquetero. Era un peleador instintivo. A mí me gustaba pelear con las manos; palos, piedras, nada en absoluto. Es decir que antes había una honestidad en las peleas, daba gusto pelearse.

–No era pelea de patotero, era pelea de peleador.

–No era pelea de piedra, garrote, entre muchos contra uno. Es decir que era otra manera de ser. Eso me motivó y luego mi motivante mayor fue Mohamed Alí, un boxeador peso pesado a quien yo admiraba mucho y lo sigo admirando. Para mí fue el más grande, mi motivación, para mí fue el más grande de todos. Fue el que me motivó a meterme en este duro deporte que es el boxeo. No es un deporte fácil ni para cualquiera.

QUERER Y LOGRARLO

–¿Por qué Alí es el más grande para el Toro Giménez?

–Para mí el más grande porque comenzó diciendo soy el mejor y lo demostró arriba del ring. Él decía soy el más lindo. Imaginate el racismo y todo eso, lo hacía en doble sentido. Pero se quiso llevar el mundo por delante, lo llevó, se ganó todo. Le tocó la época del Ku Klux Klan, el racismo, luchó contra eso. Es decir que todo eso lo leí y lo admiré mucho. Sobre todo eso, sobrellevar y querer ser campeón del mundo y lograrlo.

–¿Aprendiste también que la falsa humildad no sirve para este deporte?

–Tiene que ser de verdad. Acá el de mentira no llega. El que quiere simular ser campeón y no tiene las condiciones no llega. Acá tenés que tener resistencia, saber soportar castigo, medio que te guste que te peguen. Y tener esa habilidad de ser un buen peleador.

–¿Tu padre, don Lucio, en algún momento te quiso orientar hacia el fútbol?

–Sí, él es futbolista. Muy buen futbolista. Lo he visto en varios de los encuentros de fútbol que hizo. Un gran jugador. Bueno, no pudo, seguro la responsabilidad que tuvo como papá también influyó.

–¿Y un día llegaste a tu casa y le dijiste voy a ser boxeador y supongo que tu mamá no festejó eso?

–No le gustó mucho, pero tuve apoyo de los dos. Eso fue importante y la carrera no es fácil, más cuando no tenés los medios, una familia pobre.

Tomar el micro de Avellaneda hasta Luna Park, una hora y media, a la vuelta lleno los trabajadores, cruzar La Boca. Es decir que una lucha de todos los días.

ENSEÑANZAS

–¿Y cuándo fue que lo conocés a Ítalo Androbandi y marcó como una etapa en tu vida?

–Ítalo fue mi creador, Ítalo me enseñó a caminar. Me dice “el boxeo no comienza arriba, comienza abajo”. Yo lo miro sorpresivo, ¿cómo abajo? Un edificio que no tiene base, ¿qué ocurre? Se cae. No sabés caminar, no sabés pararte y te vas a caer. Entonces me hizo caminar, iba y venía. Me cansó con eso. Luego de costado iba y venía. Él se mentalizó, yo tenía la edad correcta para hacer eso, entonces me dio la base suficiente.

–¿Cuánto tenías?

–15 y los 16 debuté ya.

–Vos tuviste la nobleza de regalar tu fama y todo lo demás a Paraguay, pero es imposible no mencionar que Argentina te dio la base de tu formación.

–Sí, pero con papá hablábamos, yo le pedí a papá y tomamos la decisión de representar a nuestro país. Vine a hacer mi servicio militar en la Marina con el capitán Juan Ángel Torres, que está también en el cielo ya. Y bueno, marino y a la vez boxeador.

–Pero antes sigamos en la Argentina. Contame sobre (Carlos Roque) Monzón.

–Monzón es un hombre que tuvo muchos problemas en su vida, pero irradiaba lo bueno. Un tipo que quizás tuvo mala suerte, la fama lo robó, el rodearse de tantas mujeres y todo eso. Se metió en una enredadera que él mismo buscó en parte. Como el ser tan grande no pudo evitar eso. Y eso creo que lo llevó a terminar como terminó. Ahora, la carrera lo marcó, ser el mejor mediano hasta ahora, no superan su récord. Un hombre con una potencia tremenda y una altura privilegiada para la categoría. Tenía 72 kilos y tenía un 1,80 de estatura.

–Era relativamente flaco digamos.

–Flaco y alto. Pero un hombre que pegaba como un animal, era una bestia. Era un tipo con mucha potencia con su derecha.

–¿Y es cierto que él entró en una especie de conspiración para decirte “hacete argentino”?

–Claro, no conspiración. Creo que el fanatismo de estar en tu país y ser argentino. Veía condiciones en mí, se encariñó conmigo, hay una amistad. Él estaba en el techo, yo estaba en la base. Entonces me decía “mirá, yo creo que te conviene quedarte acá, ser argentino y te manejamos”.

EL MAESTRO

–¿Quién fue tu mejor maestro? A veces es ingrato hablar de una sola persona, pero…

–Aldrobandi. ¿Sabés por qué Aldrobandi? Porque esto no se puede mezclar, no puede tener dos profesores ni tres. Los tres piensan distinto, tienen distintos estilos y a vos te meten en una caja que no entendés si ir acá, si ir al medio. Entonces es mejor ceñirte a algo que vos creas, crea firmemente que te va a llevar al éxito porque te enseña a ser pícaro. Te enseña a pegar con el cuerpo, no solamente con el brazo, con el cuerpo, a saber esquivar y pegar. Entonces son todos atributos que tuvo Ítalo y la paciencia sobre todo, la paciencia de ser un buen entrenador para tener y todos los días que te dice “abrí más, avanzá cuando pegás, retroceder con la pierna, no con el cuerpo”. Porque igual retroceder con el cuerpo dejás tu cuerpo ahí, no estás fuera de la distancia, al contrario, te apeligrás. En cambio haciendo un paso atrás vos dejás atrás del peligro. No es subir y tirar y tirar y tirar.

–El box empezó como una expresión tan callejera siglos atrás y se convirtió en una academia, ¿no?

–Viene de Mohamed Alí, viene de Sugar Ray Robinson, viene de hombres que talento tuvieron de sobra, pero son innatos, son propios.

–Viniste al cuartel a Paraguay. ¿Qué pasó después?

–Yo estaba en la casa del capitán, íbamos a Puerto Elsa. Veníamos, volvíamos, lógicamente peluqueado como marino, entrenando, practicando, yendo a los gimnasios, al Club Atlántida, al Olimpia, donde había boxeo. Hasta que hubo unos promotores que hacían boxeo. Empezamos a pelear y ahí empezó a surgir, ganaba, ganaba, hasta que empezaba a aglutinar gente, la gente me iba a ver. Me acuerdo de Edgardo Villalba Viccini, un hombre de fútbol neto, pero cuando empezó a verme dijo: “Qué potencia este Juan Carlos”.

–¿Y cómo fueron esos años?, ¿cómo fuiste escalando?

–Ganando, ganando, pero a la vez que iba ganando, yo me iba atrasando, porque no salía. Yo tenía que salir, mostrarme. Y luego tuve una oferta para salir y viajé.

PRIMERA HAZAÑA

–¿Qué representó la pelea con (José María) Flores Burlón?

–Me pone la piel de gallina, porque yo no pensé que iba a ir tanta gente, me asustó. Eso fue allá frente al Botánico, un club que nunca más se llenó, es impresionante. Y la diferencia de experiencia era muy grande, yo tenía 11 peleas nomás, 11 invictos, a los 11 los destruí. Pero era muy poca, el otro tenía casi 70, una experiencia tremenda, un tipo muy grande, físico espectacular. Y él dijo “pero por qué lo van a poner a ese principiante, guárdenlo”. Y el capitán Torres dijo: “Tené cuidado, ese principiante pega durísimo, que no te pegue. ¿Qué hizo José María? No creyó en esa cosa. Y vino a chocarme, groso error. Un minuto cuarenta duró la pelea.

–¡Qué lujo!

–Ese minuto cuarenta me llamó el presidente de la República, fui condecorado, la calle Palma la recorrimos, calle Eusebio Ayala. Salía la gente a la calle a gritar “Toro, Toro”.

–¿Cuál es la pelea que considerás inolvidable para tu vida?

–La primera, cuando me hacen salir por primera vez de mi país, que fui a enfrentar a Roberto “Mano de Piedra” Durán en Miami, año 87.

–¿No me digas que esa fue tu primera salida?

–Me tiraron a los leones. Estaba bien, estaba en su momento. 37 años, yo peleé hasta los 45. Imaginate. Yo dije: “Este está viejo ya”. A los 37 años volaba. ¿Qué pasó en esa pelea? Conocieron quién era Juan Carlos Giménez, de qué era capaz y de lo peligroso que era Toro Giménez. Roberto Durán en el primer round estaba en el suelo.

–¿Fue en el primer round? ¿Qué golpe fue?

–Una derecha.

VOLEOS

–¿Cuál fue la combinación que le caracterizó al Toro Giménez?

–Los voleos de ambas manos. Los voleos son golpes... Son golpes largados. Esos son los famosos voleos. Y el hombre que tiene potencia cuando manda con todo el cuerpo, a veces nosotros duplicamos la potencia. Yo pego 90 kilos, pego mucho más. Y esos voleos cuando llegan hacen estragos. Y yo la mayoría de mis knockouts fueron de voleo, izquierda o derecha. Y Roberto Durán, en el primer round, porque me menoscabó, es un error. Así cuando se cayó ese hombre, empezó a respetarme, a mantener la distancia, a puntearme, a estar lejos. Aprendió muy bien que conmigo no iba a jugar. No podía ir a asustarme. En el tercer round ¿sabés lo que decía? “¿De dónde trajeron a este tipo?”.

–¿Y ustedes conversaban en el ring?

–No, después, porque me menoscabó en todo sentido. Él no sabía con quién peleaba. Él tenía que entrar al ranking del mundo y necesitaba un clasificado. Él tenía que volver a entrar entre los diez para tener chance. Entonces, ¿qué pasa? Vos elegís al más fácil. Creyó que era yo. Estaba ranqueado entre los diez. “Tráiganme al paraguayo”. En el segundo decía él “¿de dónde me trajiste? Pega como un animal este tipo”. Roberto me abrazó al final y él me abraza y me dice: “Tranquilo, que vas a llegar”.

–¿Y cómo eras vos en términos de la expresividad? Porque hay algunos boxeadores que se pasan hablando durante la pelea.

–Vos podés observar todas mis peleas, soy un peleador nato, me gusta confrontar las peleas, no le disparo a nadie, soy un tipo que va al frente a pegar, a hacer daño. Lastimosamente este deporte es así, este deporte es hacer daño, y tenés que tratar de noquear y ganarle al contrincante que está enfrente, y luego que termina nos damos un abrazo efusivo de respeto, de cordialidad, porque es un deporte donde nos preparamos para dar y recibir.

VOLVER

–¿No te arrepentís de haber elegido volver al Paraguay?

–No, porque mi conformidad es ser el mejor, el más grande de un país, en esta disciplina, no digo en el deporte nacional, estoy diciendo en el boxeo, y yo me considero el monstruo, pero un monstruo satisfecho por lo que hizo y no digo monstruo por ser pedante. Como paraguayo digo a este tipo se lo respetó en el mundo. Entonces ese respeto, un Nigel Benn que venía de ganarle por knockout a Gerald McClellan y le causó un coma de ocho meses, era el rival que iba a enfrentar yo. Nunca pensé en eso, yo fui a enfrentar a un tipo y a correrlo a ese tipo.

–¿Cuál es la pelea en la que mostraste mejor todas tus cualidades?

–Hay varias, pero una pelea donde sufrí muchísimo. París, 7 grados bajo cero, Jean Noel Camara mi rival. Duró 7 rounds, yo estaba desfigurado, un ojo cerrado, mi nariz inflamada, labio partido, mal, el hombre pegaba durísimo. En francés me dice mi entrenador: “Atendé porque el tipo pega un poco”. Luego, el segundo o tercer round le digo: “Jean-Pierre, el tipo pega muy fuerte”. “Este tipo te va a dejar entre los 10 mejores del mundo, tenés que ganarle”. Yo tenía el ojo cerrado, mi nariz inflamada. Luego digo “acá me juego”. Me voy, amago, se come el amague y le tiro un voleo de derecha y lo agarré tan bien que lo colgué de las cuerdas.

–¿Con qué inmortal con el que no te tocó convivir te gustaría pelear?

–Casi lo amé a Alí, fue mi ídolo, mi precursor. Yo quería llegar a lo máximo, ser campeón del mundo, pero no me dejaron en su momento. Me apropié de un cinturón de campeón del mundo que es inferior al consejo, pero llegué a obtenerlo. El Consejo Mundial de Boxeo me esquivó, pero yo creo razonable eso porque nosotros no generamos el dinero importante como para que nos muevan empresarialmente y eso fue fundamental. No culpo a mi país, amo a mi país, pero realmente no tuvimos el peso suficiente para encuadrarnos entre los mejores. La vida marcó así y yo no me niego a mí mismo ni lo que dije. Yo me creo el mejor y cuando muera yo creo que van a decir: “Acá está el más grande boxeador paraguayo”.

PREPARACIÓN

–¿Qué representa para vos Valentín “Kid Pascualito” Galeano.

–En su momento, tremendo. Quizá no tuvo la preparación. La preparación de uno es muy importante. Por eso yo siempre le digo a los chicos: “Estudien, perfecciónense”. Eso no se suple. Cuando vos no llegás con esa capacidad no lo lográs. Siempre te falta algo para subir un escalón más.

–¿Qué esperás de Juan Pablo “Torito” Giménez?

–Él tuvo su momento, ya está grande. Él está cumpliendo una linda tarea como jefe de un gimnasio, lo está haciendo muy bien, lo amo profundamente a mi hijo, a todos. Pero ser un campeón no es fácil.

–¿Qué falta para tener un Toro Giménez?

–Ser un tipo fuerte, un tipo técnicamente bueno porque influye muchísimo. Vos podés ser fuerte, pero si esa fuerza no está llena es torpeza. Habilidad, potencia, picardía. Ser un zorro. El boxeo es picardía.

PARADIGMAS

–¿La potencia de quién?

–(John) Mugabi, Joe Louis.

–¿La derecha de quién?

–La derecha de Monzón es única.

–¿La izquierda de quién?

–Sugar Ray Leonard.

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