Ahora que todos hablan de Qatar, nos asomamos a la historia de Moza bint Nasser, esposa del ex emir, padre del actual emir. Dueña de un estilo impecable, impulsa negocios espectaculares como la compra de Valentino, Harrod’s, Balenciaga y otros sitios de lujo. También nos enteramos sobre la primera cena oficial del nuevo rey Carlos III y sobre la boda de la nieta de Biden en la Casa Blanca.

LA JEQUESA DE QATAR

Siempre elegante, casi hasta la perfección. Luciendo una cintura que más de una joven modelo envidiaría y su infaltable turbante cubriendo la cabellera en todos los actos oficiales, viajes y visitas a los países de todo el mundo o, como hace unos días, compartiendo escena y tarea con otras referentes como Carolina de Mónaco, la reina Máxima y otras en la sede de la Unesco. Sonriente y admirada por su belleza, ella ya no es la jequesa esposa de Qatar, sino la madre del actual jeque, el primero de los 7 hijos que tuvo con el ex emir de ese país, Hamad bin Jalifa al Thani. Moza bint Nasser es la “jequesa madre” y la segunda esposa del padre del emir, que abdicó en favor de su hijo (el de Moza) a pesar de que tuvo hijos con su primera y tercera esposa, cuyos nombre no figuran en casi ninguna parte. Es a Moza a quien siguen las cámaras y la que acompañó al emir a todas partes en su campaña a favor de la realización del Mundial en su país en medio del desierto. La dueña de joyas increíbles que luce en encuentros con reinas y plebeyas de la más alta alcurnia y figura como la dueña de un estilo único y original y, además, dueña de muchísimo dinero propio gracias a sus inversiones que mucho tienen que ver con su gusto y ambición personal.

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La llaman La Nefertiti de Medio Oriente y tiene 62 años. Como una de las más importantes miembros de la familia qatarí, su actividad se reparte entre el mercado de lujo y la filantropía, especialmente a la educación de las mujeres. Ella misma estudió sociología y es doctora honoris causa en varias universidades del mundo. Su primera hija con el emir es la responsable de adquirir importantes obras de arte para la colección familiar y para eso estudió arte en París. A través de un fondo de inversión qatarí, ella impulsó la compra de Balmain por casi 500 millones de euros, también tiene un porcentaje de El Corte Inglés y ella misma, a través de la fundación que preside, creó la firma de moda de alta costura Quela.

Además, han comprado la emblemática tienda Harrod’s de Londres en el 2010 al multimillonario Al Fayed por 1.741 millones de euros. Como si eso fuera poco, es dueña de Valentino, de parte de Missoni, una parte del conglomerado de firmas de lujo LVMH. Propiedades de primer nivel en París, Londres y Nueva York (su familia es dueña del Empire State Building, por ejemplo) y una colección de arte inmensa. Tienen el 95% de las acciones del The Shard, el rascacielos piramidal más alto

de Europa, que equivale a unos 3.000 millones de euros; los carismáticos hoteles Caridge’s, Berkeley, London Park Lane y The Connaught. Por 635 millones de euros compraron la villa olímpica de la ciudad; tienen un 20% de la Bolsa de Valores, son los mayores inversores de los bancos Barclays y Sainsbury y, para su propio uso y disfrute, disponen de Cornwall Terrace un palacio de más de 3.000 metros cuadrados frente al Regent’s Park, uno de los pulmones verdes más importantes de la ciudad, valorado en más de 250 millones de euros. En París, compraron al barón Guy de Rothschild (98) el hôtel particulier (mansiones privadas) Lambert por 110 millones de euros, considerado uno de los edificios históricos más importantes de París, y también posee los cinco estrellas Royal Monceau, Hotel du Louvre y el Hyatt Regency Paris-Étoile. En Cannes son dueños del célebre hotel Martínez.

LA FAVORITA

Moza siempre se vistió con glam. Respeta las costumbres del emirato y siempre lleva el turbante en su cabeza, pero así y todo siempre llama la atención por su estilismo elegante. Combina la alta costura con joyas, vistosos y coloridos turbantes, largos vestidos y abayas. Nació el 8 de agosto de 1959 en la ciudad costera de Al Khor y, según dicen, su familia era rival del emir padre de su esposo y dicen que la boda fue un pacto de paz que luego se convirtió en un matrimonio con gran solidez y, sobre todo, diferente a los de las familias de Medio Oriente donde las mujeres no son protagonistas. Ella lo fue y lo es, siempre al lado de su marido, inclusive en reuniones donde solo había hombres del golfo Pérsico. El emir abdicó en favor del hijo de ambos, Tamim bin Hamad bin Khalifa Al-Tahani.

Toda una historia de “Las mil y una noches” que tiene su lado oscuro en las historias que relatan muchos sobre la vida de las mujeres y los trabajadores extranjeros en ese país que está ahora en primer plano del mundo.

PRIMERA CENA DE GALA

La memoria de Isabel II estuvo muy presente la noche de la primera cena de Estado de Carlos III en el que el nuevo rey agasajó al presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, con un gran banquete en el Palacio de Buckingham. La imagen de una joven Isabel II, tomada en 1952, pocos meses después de que ascendiera al trono, fue lucida por las damas de la familia Windsor, en lo que se conoce como la insignia de la Royal Family Order, a la que solo pertenecen las mujeres del clan, entre ellas la reina Camila, la princesa de Gales, la condesa de Wessex y la duquesa de Gloucester, presentes en la velada. La flamante princesa de Gales, Kate Middleton, lució espléndida con la tiara Cambridge Lover’s Knot, de Isabel II, pero fue siempre la favorita de su suegra, Lady Diana y pendientes a juego. Su increíble vestido capa bordado en los hombros llevó la firma de Jenny Packham, una de las diseñadoras preferidas de la royal. Por su parte, Camilla llevó un vestido en azul royal con mangas de encaje, que ya había lucido en otra ocasión, y la tiara belga de grandes zafiros que Isabel II compró en 1963 para combinarla con un juego de zafiros que su padre Jorge VI le había regalado. Kate llevaba, además, otras joyas pertenecientes a Isabel II y a Lady Di. Una pulsera de perlas de Isabel y los pendientes de diamantes con una gran perla colgante de Diana. El broche, que sujetaba la banda de la Real Orden Victoriana, era la única pieza que no provenía de otra dama de la familia real. Lo estrenó en el Día del Recuerdo y fue adquirido en una subasta en enero, por lo que se cree que puede ser un regalo del príncipe Guillermo a su esposa con motivo de su 40 cumpleaños.

BODA EN LA CASA BLANCA

La nieta de Joe Biden celebró su boda ante 250 invitados en los jardines de la Casa Blanca. La nieta más cercana a los Biden, la abogada Naomi Biden, de 28 años, y el abogado Peter Neal, de 25, se casaron en una espectacular ceremonia. Naomi trabaja en un destacado bufete en Washington, mientras que su esposo se graduó hace poco en Derecho y trabaja en el Centro de Leyes sobre Seguridad Nacional de la Universidad de Georgetown. Se conocieron en el 2018 y posteriormente decidieron iniciar una relación; desde agosto han estado residiendo en la Casa Blanca, por lo que para ellos el inmueble tiene un significado especial. “Ha sido una alegría ver crecer a Naomi, descubrir quién es y labrarse una vida tan increíble para ella”, expresó en un comunicado el presidente y la primera dama, Jill Biden. Al evento no se permitió el acceso a la prensa y fue la boda número 19 que se ha celebrado en la Casa Blanca, según la Asociación Histórica de la misma. Naomi es muy cercana a Biden. Cabe mencionar que lleva el nombre de la primera hija del presidente, quien murió cuando era una bebé en un accidente de tránsito en 1972, donde también falleció su primera esposa. Además, ella fue quien convocó la reunión familiar que hizo que Biden tomara la decisión de presentarse a las elecciones de 2020 para vencer a Donald Trump. Naomi es hija de Hunter Biden y de su primera esposa, Kathleen Buhle. El look nupcial que Naomi eligió para un día muy importante en su vida fue un espectacular vestido de Ralph Lauren, de manga larga, encaje en el escote, con velo y cola, inspirado en Grace Kelly. La ceremonia en el Jardín del Sur fue sencilla y emotiva bañada por el sol a pesar del frío. Naomi llegó acompañada por sus padres, Hunter Biden y Kathleen Buhle, mientras un cuarteto de cuerdas interpretaba “Sinfonía agridulce” de Verve. Durante la fiesta llevó un segundo vestido de la libanesa Reem Acra, un strapless de seda Mikado que la novia llevó con un collar de perlas de su abuela, Roberta Buhle.

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