El padre César Nery Villagra, quien tiene un doctorado sobre la Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, habla en esta entrevista con Augusto dos Santos para el programa “Expresso”, del canal GEN, sobre la historia que tiene la Biblia, las que cuenta en sus páginas y de cómo interpretarlas. Según Villagra, en estos tiempos de tecnología y avances científicos, el ser humano solamente necesita más que nunca el sentido de la vida mediante la fe.

  • Fotos Eduardo Velázquez

– Augusto dos Santos (ADS): ¿Puede que suene deliberadamente desacra­lizante, pero nos dispone­mos a hablar nada menos que del laico más famoso de la historia, no?

– Sí, Jesús de Nazareth. Sí, es laico, porque pertenece a la tribu de Judá. La única tribu dedicada al tema puntual y por lo tanto sacerdotal, es la tribu de Levi, en realidad con más precisión la tribu Leviti­coaromita, y entonces, eviden­temente Jesús no pertenece a la casta sacerdotal. Es laico, es laico para la concepción religiosa hebrea. Porque en el Nuevo Testamento, después vamos a tener con la reflexión de la carta de los hebreos un nuevo concepto de sacerdocio. Ahora si nos fijamos en los tex­tos del nuevo testamento, nos damos cuenta que en realidad Jesús nunca ofrece sacrificios, no se comporta como un sacer­dote, él se presenta como un rabino. Su oficio fundamental es la enseñanza. Enseña en el Norte, en Galilea, ahí empieza su misión con la gente. Luego de dedicarse a la gente, de asis­tir a los pobres, a los enfer­mos, de hacer milagros, en la segunda etapa él se dedica a la formación de sus discípu­los, los futuros líderes del pro­yecto del reino. Elige 12 após­toles y los forma en el camino a Jerusalén. Y al llegar a Jeru­salén, él empieza a las autori­dades del templo.

– ADS: ¿Teniendo en cuenta que la fe conjuga mucho con el arte del simbolismo, de la representación, qué repre­senta que el hombre más importante en la historia del cristianismo no haya sido un religioso?

– De hecho en la expectativa mesiánica de Israel, no figu­raba un sacerdote. Es decir, los judíos esperaban un Mesías liberador del pueblo del yugo romano. Entonces, es el mesianismo Davídico, fijate a él cómo lo reciben en Jeru­salén, en Domingo de Ramos, osana osana el hijo de David. Ese es un título de la realeza. Eso por un lado; por el otro, había otro esquema mesiánico que también esperaba que el Mesías sea un profeta.

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– ADS: ¿Quiénes eran por sus orígenes, por su per­tenencia social, los José, María y Jesús, quiénes eran como familia?

– De acuerdo al relato bíblico, ellos pertenecen a la tribu de David, de Judá. Entonces bási­camente son de Belén, cercano a Jerusalén. Pero después de la huida a Egipto y el retorno por el temor que tenían por la matanza de los niños, ellos se instalan en Nazareth, hacia el Norte. Era una familia, diga­mos, no marginal necesaria­mente, porque el trabajo de José, la de ser un artesano o carpintero, era un oficio, y digamos que era una fami­lia media instalada. Pero que cuando se cumplen los días de sus ministerios, él viene a Jeru­salén. De hecho cada año, en la infancia y adolescencia de Jesús, ellos acudían cada año en las fiestas de pascuas a Jeru­salén.

– ADS: Eso te quiero pedir que nos cuente. Porque los que no somos expertos, tenemos como dos etapas en la vida de Jesús, la del pesebre y la vida evangeli­zadora ¿Qué pasó en todo ese tiempo?

– Hay un salto importante, porque él aparece después para su bautismo y ministerio, que la sagrada escritura no narra. Se han especulado muchas ideas de que fue a Egipto, que se inició y demás, porque carece de fundamento. Lo que nosotros los biblistas decimos es que no se narró ahí la vida de Jesús en esa etapa, porque carecía de interés para el pro­yecto de salvación. Entonces, todo lo que está en la Biblia es aquello que los autores sagra­dos consideraron importan­tes para comunicar el mensaje.

– ADS: Y probablemente la omisión también es un relato de lo corriente que era la familia, no era una fami­lia pública, extraordinaria.

– Claro, era una familia sen­cilla, que no estaba vincu­lada con los círculos de poder de aquel entonces, una fami­lia que vivía en los confines de Nazareth, que ni siquiera figura en el mapa.

– ADS: ¿Quiénes eran los apóstoles?

– Los apóstoles son laicos. Fijate que entre los 12 no hay ningún sacerdote, ningún escriba, ningún fariseo. Nadie que pertenezca a la élite de ese entonces. Ellos son personas normales con oficios norma­les. Jesús no elige a gente sin trabajo, que no tenga nada que hacer. Sino elige a trabajadores. Sabemos que Pedro y su her­mano Andrés, Juan y su her­mano Santiago eran pescado­res. También tenemos el oficio de Mateo, que era cobrador de impuestos. También sabemos que hay entre ellos un revolu­cionario, un sicario, un guerri­llero digamos, y después de los otros que no se dice la profe­sión. Pero él eligió a personas que él conocía su corazón, de tal forma que él pensó que iban a ayudarle en su misión, sin mirar su pasado. Para Jesús no cuenta el pasado, sino el pre­sente y la prospectiva futura de respuesta al proyecto que él traía del reino de Dios.

– ADS: Un malo histórico de las películas es Judas, quién era Judas, de dónde vino?

– Judas era uno de los doce. Su nombre lo dice y esto qui­zás te va a sorprender, la pala­bra Judas, en hebreo significa Gloria de Dios, entonces era uno de los doce que probable­mente, al menos en los comen­tarios extrabíblicos, porque en los textos eso no se dice, era un nacionalista que cifraba su esperanza en Jesús como un revolucionario que llevase a Israel a la liberación del yugo romano, pero que al parecer quedó desencantado, por eso él vende a su maestro por 30 monedas de plata. Hay figuras del antiguo testamento, tam­bién, que de alguna manera, Ahitofel por ejemplo, que se suicida, que es como una figura precursora del antiguo testa­mento. Es decir, los persona­jes del antiguo testamento como que se reproducen en el nuevo. Porque justamente la figura de los doce apósto­les no es casual. Acordémo­nos que Israel se forma sobre doce patriarcas, doce tribus. Entonces, el nuevo pueblo que va a ser la iglesia se va a basar también sobre doce apóstoles.

– ADS: Es una cifra simbó­lica, de alguna manera

– Exactamente. Entonces, por lo tanto, indica acá un número vocacional, de llamada para constituir una nación santa, una tribu sacerdotal, va a decirse después en primera de Pedro y en Apocalipsis.

– ADS: ¿Quiénes eran y cómo se desarrollaba el poder político de Roma y el poder religioso?

– El poder político central tenía el emperador romano, central. Cuando nace Jesús, tenemos a Augusto y después asume Tiberio, cuando nace Jesús. En Judea tenemos a Poncio Pilatos, ya durante el ministerio de Jesús. Una serie de gobernadores que se fue­ron sucediendo, nombrados por el emperador romano y que ejercían en poder real. Porque el sanedrín, que es el poder religioso, que constaba de 70 miembros más uno, ahí estaban los escribas, los fari­seos, los ancianos, la élite. Más uno que es el Sumo Sacerdote, que es el presidente del colegio que se cambia cada año. Ese es el poder real digamos, que tiene el mando sobre el pueblo y que por lo tanto tenía fuerte influjo, incluso sobre Pilatos, porque le condiciona a Pilatos sobre la muerte de Jesús.

– ADS: Miles de años pasa­dos y uno ve que los impe­rios siguen funcionando de la misma manera. Ahora, a nivel religioso, con qué sta­tus quo confrontaba el dis­curso de Jesús?

– Con el régimen religioso. Claro. Aquí el que pone en movimiento todo el proceso contra Jesús es el régimen reli­gioso; es decir, la aristocracia templaria. Los sumos sacerdo­tes, los escribas, los fariseos, los ancianos, etc. Porque Jesús viene con un discurso mesiá­nico que molesta, que no llena las expectativas del régimen religioso. Ya estando en el Jor­dán, es visitado por un comité de investigación enviado por los escribas y fariseos.

– ADS: ¿Sería lo que llama­mos ahora un visitador?

– Exactamente. Una especie de inspector, va un grupo para preguntarle si qué era él. Cómo se definía, qué relación había entre él y Juan El Bautista. Entonces ahí ya comienza, porque él predicaba un reino nuevo, y la palabra reino, puedo tener tinte político. Entonces, ellos sabían que si había un movimiento político, del lado de los judíos, los romanos podían intervenir.

– ADS: Más aún porque esta­mos hablando de una época en que apenas se estaba defi­niendo los lindes entre la política y la religión.

– Sí, el gobierno de Israel era teocrático. Pero como estaba bajo el yugo romano. Igual ellos respetaban las institucio­nes. En ese sentido, Roma era pragmática. Respetaban las instituciones, pero ellos toma­ban las decisiones. Y doy un ejemplo: Los judíos no podían hacer todo. Para determinar la muerte de una persona debían recurrir al gobernador por el derecho de la Espada. Enton­ces si ellos sentenciaban a muerte a una persona, el Con­sejo Supremo necesariamente tenía que recurrir al goberna­dor romano para oficializar o descartar la sentencia.

– ADS: ¿Qué formación tenía Jesús, porque él no sale de un monasterio. Cómo es que diga­mos llegó a estar, bueno, los que están investidos en la fe dirán que es una obra del Señor, pero qué atributos tenía como ser humano para ser y constituirse en un hombre con tanta luz?

– Sí, de ordinario, las escuelas de formación estaban en Jeru­salén. Y como hemos dicho, él se crió en Nazareth. Pero se habla mucho de que él iba a la sinagoga de Cafarnaurm, a otras sinagogas de pueblos vecinos. Y también donde había sinagogas en el inte­rior, había lo que se llamaba “una casa de formación”, ahí se formaban en la Torá, que es la Biblia hebrea. Entonces, él recibe una formación familiar básica de una familia piadosa, muy religiosa, sus padres son muy religiosos, María y José, cada año se van durante una semana a Jerusalén, según lo que escribe Lucas. Y eso qué implica? Que también durante una semana recibió instruc­ción, se va a la catequesis, y lo más probable es que haya ido a una casa de enseñanza del inte­rior, anexo a las sinagogas loca­les. Pero él no tuvo, digamos, la formación que tuvo Pablo de Tarso, que se formó en Jerusa­lén, en la escuela de Gamaliel, que era una de las más presti­giosas de la época, además de manejar el griego y el hebreo.

– ADS: Ahora, el discurso y lo que se llamaría en el relato, la producción de sentidos, el estilo de Jesús, tiene que ver con formas de comunicar lo profético en su época, cuando hablamos de parábolas y compañía, o fue un acontecimiento aislado?

– El género literario de las parábolas es una forma de comunicar y también tiene el método de la diatriba, son los métodos escolásticos de la época, a través de comparacio­nes, de discursos, de discusio­nes, en la que el auditorio par­ticipa, preguntas y respuestas, el ida y vuelta. Era un poco el método que se manejaba. Porque los rabinos tenían su método, pero poco a poco iban agregando –y eso se nota en las cartas de Pablo– el método de la retórica griega. Entonces estos métodos usa Jesús para anunciar el proyecto del reino de los cielos. Pero hay que decir también Augusto que Jesús tenía algo muy especial. Los máximos expertos en sagra­das escrituras, escribas y fari­seos, no podían rebatirle.

– ADS: En qué momento en el Sanedrín dicen, pasemos de la reprobación a la cons­piración, directamente, res­pecto a Jesús?

– Cuando se reúnen en el tri­bunal, en realidad Juan nos da algunas pistas, y ahí dice que el juicio de Jesús fue fraguado, en un pequeña reunión, no del tribunal, sino entre dos perso­nas, entre Anas y Caifas. Por­que antes de que a Jesús lo lle­ven al Pleno, porque el Pleno ni siquiera estaba completo y era de noche, lo cual es ilegal. Caifas conversó con su sue­gro Anas, que era el anterior sumo sacerdote, con mucho poder y prestigio que seguía tener incidencia. Y entonces Caifas le pregunta, qué hace­mos con este sujeto? Y Anas le dice, hay que liquidarle. Enton­ces mejor que muera uno, y ahí se decide, y ellos manipulan el Supremo Consejo. No estaban todos, Jesús no tuvo ni siquiera forma de defenderse.

– ADS: Aprovechemos para hablar un poco de la organi­zación que tenían en el Sane­drín, porque eso fue una especie de juicio político y religioso al mismo tiempo. ¿Cómo se puede medir los parámetros para decir que esto estuvo adaptado a la legislación de la época?

– El Supremo Sanedrín estaba compuesto por el 70 más uno, donde estaban los diferentes representantes de la sociedad, los ancianos, que eran gente de mucho dinero y prestigio, que no eran ancianos por edad. Después estaban los fariseos, la clase laica, los escribas que eran los intelectuales y los sacerdotes, que era la clase gobernante templaria. Todos estaban representados en este colegio. Este colegio tenía una comisión, llamada Bet Din, que es una comisión para investigar diversos asuntos.

– ADS: De investigación de ilí­citos..

– Exacto. Y está el Bet Din Cadol, que es el Supremo Con­sejo reunido como plenaria. Sabemos por la ley judía que tiene que estar todo el Consejo reunido para una sentencia. Porque la Bet Din no se reunió, directamente fueron Anas y Caifas los que decidieron, y después transmitieron lo que resolvieron. Y eso es ilegal. Por qué es ilegal? Porque las reu­niones solamente pueden ser diurnas, no nocturnas. Ellos se reunieron a la noche. Esta­ban todos presentes? No. Por lo tanto, podemos hablar con toda claridad, de un juicio fra­guado. Entonces como ellos no podían dictar; es decir, cuando él se declaró Mesías, se rasgan las vestiduras y lo declaran reo de Muerte. Pero qué faltaba acá? No tenían el poder de eje­cutar. Entonces y le golpean la puerta a Poncio Pilatos.

– ADS: Y por qué se instala en la historia esto del lavado de manos de Poncio, por qué no terminan de convencer a Poncio?

– Fijate que en Lucas, que es el único, aparte de estos dos tri­bunales, Poncio Pilatos tam­bién remite a Herodes, cuando él escucha que le dicen “desde Galilea venía él subvirtiendo al pueblo”. Ah, Galilea? Hero­des está ahora en Galilea por las fiestas pascuales. Llé­venle. Porque Poncio quería desentenderse. Pero a Hero­des no le interesaba, entonces empezó él a preguntarle si le puede hacer un milagro, por­que escuché que hacías mila­gros, le dice. Y Jesús no le con­testaba. Entonces Herodes ordena que le pongan como burla un vestido rojo, propio de un rey, y que le remitan a Poncio. Ahí continúa el juicio que se interrumpió. En ese momento, Poncio Pila­tos reúne a todas las autori­dades judías más al pueblo, el mismo pueblo que le aclamó, ahora pide que le crucifique. Los sumos sacerdotes mani­pularon al pueblo.

– ADS: ¿La transmisión en principio fue siempre oral?

– Siempre. Había hojas volan­tes, papiros, páginas. Cuándo empieza esto a escribirse más? Cuando empieza a ter­giversarse. Porque por ejem­plo estaban los evangelios apócrifos, porque se inventa­ban el evangelio de la infan­cia, de Pedro, de Judas. Y por qué esto? Porque había muchas corrientes interpre­tativas. Incluso, en Egipto se encontró una, del año 300, que va totalmente en otra línea, por la mentalidad y la filosofía, que no tenía nada que ver con los evangelios. Entonces, ellos, para preser­var lo que dijo Jesús, Joaquín Jeremías, un gran biblista ale­mán, hablaba de la mismísima voz o palabra que pronunció Jesús. Entonces ellos empe­zaron a redactar, a copiar, muchos de los discípulos de Jesús eran analfabetos, no sabían escribir. Entonces se remiten a Juan, o a otro após­tol, como padre espiritual de la obra, pero lo más probable es que algunos judíos helenis­tas hayan escrito algo, escu­chando el relato de sus maes­tros, que vivieron realmente con Jesús. De esa manera la tradición oral se convierte en tradición escrita, y a través de esta obra escrita se transmite a otras generaciones el proyecto de Dios, de Jesús.

– ADS: No sé si un sacerdote pudiera señalar preferen­cia, pero si te pregunto cuál es tu autor preferido, ¿cuál sería?

– ¿Entre los libros de la Biblia? El Apocalipsis.

– ADS: No, digo de los evan­gelistas.

– Ah, de los evangelistas, Mateo. Es el más completo. Rescata toda la visión judía, y por lo tanto muy importante porque ese es el ambiente vital en el que vivió Jesús. Lucas por ejemplo predica más para los extranjeros. Juan habla con mucho simbolismo. Marco posiblemente sea el más ori­ginal y breve, pero es para los romanos. Quién es el evan­gelista que rescata de alguna manera el antiguo testamento y por lo tanto nos permite com­prender con mayor justicia el nuevo testamento, es Mateo.

– ADS: Hay una impronta muy fuerte en estas últimas décadas, de iglesias apoca­lípticas que plantean una mirada absolutamente lite­ral y potenciada aún desde lo literal, ¿cuánto daño ha oca­sionado eso en el proceso de entender la Biblia?

– Muchísimo daño. Porque son lecturas como dijiste funda­mentalistas, literales, que no obedecen la hermenéutica pro­pia del Apocalipsis. Porque hay varias categorías que tener en cuenta acá. Por ejemplo el sim­bolismo, el esquema litúrgico y también el esquema sapiencial. Porque dentro del esquema litúrgico lo que el Apocalipsis hace es una lectura cristiana de la historia, que reproduce cier­tamente todo lo que se dice del evangelio, pero en clave simbó­lica. Pero que al final tiene un final abierto, pero en el sen­tido de que no todo está termi­nado, todo está abierto, todos estamos llamados a la salva­ción. Y no es un libro como “Apocalipsis Now” la película, sino realmente significa reve­lación. Por lo tanto, la revela­ción del proyecto de Dios para la humanidad.

– ADS: ¿Por qué un hombre asentado en el presente, en el contexto del máximo nivel de conocimiento, de civili­zación, tendría que seguir confiando en la fe que pre­dicó Jesús?

– Yo me permito disentir, en el sentido de que la ciencia ha avanzado muy poco para mí. La medicina por ejem­plo no sabe la etiología de las enfermedades. Lo que yo creo Augusto, que lo que ha crecido mucho es el orgullo del hom­bre, por un puñado de conoci­miento. Entonces el hombre necesita, el ser humano de hoy, que esté en el máximo sitial de la tecnología y el conoci­miento, necesita el sentido de la vida, necesita saber qué hay más allá de esta vida, que son preguntas filosóficas básicas que se hace todo ser humano. Una respuesta que da sen­tido a la existencia. Qué estoy haciendo aquí, para qué estoy aquí. Hacía dónde voy. Cuál es el sentido de mi vida. Necesi­tamos responder, porque de lo contrario, vamos a caer en lo que cayó el filósofo Albert Camus, en el mito de Sísifo; es decir, todo es una rutina, un repetir, un eterno retorno y la vida no tiene sentido, enton­ces qué es lo que tiene sentido? Suicidarse. Sin embargo, la fe cristiana te dice que la vida tiene un sentido. De que hay una respuesta para algu­nas cuestiones, que la razón humana no puede responder. Y hablabas del dogma, y yo digo que aquí no puede entrar en colisión dogma y digamos ciencia, por el hecho de que no deberían molestarse. Porque el dogma, y hablo en el sentido bíblico, es lo que nosotros lla­mamos revelación. Es decir, lo que Dios revela no puede ser metido a discusión. Porque yo no puedo discutir que tres son uno, como la Santísima Trini­dad, entonces esa revelación se acepta o se rechaza.

– ADS: Hay que valorar que la ciencia volvió a reponerse y a pelear, pero tampoco la ciencia es absoluta y eso se vio en los últimos años.

– Por eso es que la Iglesia pro­pone un diálogo, ya desde la época de Juan Pablo II. La razón hace su parte y tam­bién todo lo que hace la fe, si bien no es estrictamente racional, pero es razonable, entonces la ciencia es ayu­dada por la fe y a la vez le da elementos a la fe. Entonces, a lo que la ciencia no puede llegar, la fe te responde. Y la fe también se sustenta, por­que San Pedro dice, hay que dar razón de la fe, enton­ces encuentra en la ciencia, modos de explicar muchas cosas que de repente nunca hubiésemos sabidos si nos quedáramos exclusivamente en los textos.

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