Por Romina Galeano, Encarnación - Fotos: Carlos Juri/archivo

El antiguo silo y el molino harinero San José, sin lugar a dudas, son uno de los íconos más representativos de la ciudad de Encarnación. La estructura es protagonista de las más lindas postales ya que se ubica a orillas del río Paraná y cada tarde es cómplice de la puesta del sol.

Al visitar la ciudad capital del departamento de Itapúa, una de las fotografías que no puede faltar en el álbum de los recuerdos es una del paisaje que ofrecen estas antiguas estructuras emblemáticas de la zona, el ex silo y molino harinero San José, cuya historia data de hace unos 84 años.

“Son los últimos vestigios de una era industrial encarnacena, junto con la chimenea de la fabril que está en el centro cívico. Fue una época de prosperidad, donde se generaba fuente de empleo con los genuinos productos del trabajo y elaboración de la tierra”, señaló Andrés Morel, ciudadano encarnaceno.

UNA OBRA FARAÓNICA

Estas estructuras fueron construidas entre los años 1938-1940, dirigida por Emeterio Benedetti. “La cimentación del molino es una obra faraónica, hecha con mampostería (sistema tradicional de construir utilizando, por ejemplo, ladrillo sobre ladrillo), las paredes son de 45 centímetros de ancho, con un maderamen de lapacho en el interior que forma parte de la estructura”, destacó el arquitecto Andrés Morel.

Bajo el sol, la costanera y las playas de la ciudad, que es atractivo turístico por excelencia.

DE PARAGUAY AL MUNDO

Las actividades en el molino y silo iniciaron en el año 1941 hasta el año 2000, elaborando en principio “trigo de procedencia argentina” que era transportado en barcazas y en los vagones de ferrocarril, por ello la ubicación era crucial, a orillas del río, y a metros de la vía férrea. Pasado un tiempo, los lugareños se sumaron con la siembra y cosecha de granos, acercando hasta la fábrica para su industrialización. El trigo se procesaba y convertía en harina, de allí exportaban al Río de la Plata. Fue un establecimiento de mucha solvencia y muy importante económicamente para el país, ya que suplió las necesidades de harina de la zona, como también para el departamento del Alto Paraná y para Asunción, siendo transportado por vía férrea. Su capacidad en las décadas 40-50 fue de cincuenta toneladas de trigo en molienda, en un espacio de 24 horas, trabajando con 80 empleados y obreros por turnos. Ambos monumentos tuvieron gran participación en la vida económica de la región durante la mitad del siglo pasado. “En esa época se instaló en la zona portuaria esta empresa argentina que colocó el silo para transformar y fabricar harina de trigo. En principio el molino se llamaba San Jorge, y luego de ser adquirida por otro propietario pasó a llamarse San José”, resaltó Morel.

Según data la historia, en enero del año 1953 lo adquirieron socios de la firma Fassardi Ltda., creando la razón social denominada “La Industrial San José S. A.” cambiando el nombre de San Jorge por San José, en honor a José Fassardi. La propiedad pertenecía a los ciudadanos argentinos “Buelink”, su primer gerente fue Carlos Buelink, quien llevó a cabo el trabajo con técnicos extranjeros, colaboradores de la zona y numerosos obreros donde los varones cumplían las diferentes labores: basculeros, sileros, serenos, choferes, encargado de depósito, encargado de bolsas, molineros, cilindreros, estibadores, entre otros. Las mujeres, por su parte, cumplían el oficio de administradoras, cajeras, secretaria y encargada de limpieza.

El silo, antes de ser recuperado para que luzca como hoy.

DEMOLER O CONSERVAR EL PATRIMONIO

Un 13 de marzo del 2013, ciudadanos e instituciones involucradas en la preservación de las últimas reliquias encarnacenas, se reunieron y sentaron postura para la conservación de la memoria urbana. Un grupo de arquitectos buscó todos los mecanismos necesarios para mantener los únicos edificios patrimoniales que permanecían en pie, en la zona de afectación de la EBY. Tras lograr una mesa de diálogo interinstitucional, definieron entre dos posturas. La primera: demoler y reconstruir las obras; la otra: conservar el edificio original como testimonio de una época por la que pasaron los encarnacenos, quienes cedieron su vieja ciudad, que quedó inundada y enterrada, como el silo y molino para dar paso al progreso. Optando finalmente por la segunda opción. Un importante trabajo se llevó a cabo para la restauración de los edificios, como ser: refulado (tarea consistente en extraer arena de río que se encontraba depositado por años en el lugar), sustitución de chapas, colocación de membranas, ventanas, reparación de la cúpula, entre otros. Algo que ayudó a que no sean destruidos estos monumentos, fue el hecho de que al proyectarse la avenida Costanera República del Paraguay, el silo y molino quedaron fuera del trazado.

Décadas atrás, los usuarios del molino San José.

LOS LADRILLOS SON LA MEJOR FORMA DE CONTAR LA HISTORIA

En la actualidad, estos edificios representan a una Encarnación inundada por aguas del río Paraná, que tras el subembalse de la represa hidroeléctrica Yacyretá sufrió una importante transformación. “Viendo estos edificios, nos rememoran a esa época en que el Paraná era tan importante, no como el punto recreativo que hoy lo tenemos, sino como un hilo conductor de la economía, ya que Encarnación era cabecera conquistando a otras ciudades”, finalizó Morel.

MOLINERO COMO MUSEO

La asociación civil “Memoria Viva” es una organización sin fines de lucro fundada el 5 de marzo del año 2011, se creó mediante las redes sociales, donde los miembros del grupo de Facebook se dedicaban a compartir fotografías de la vieja Encarnación. “Nuestro objetivo es dejar a las futuras generaciones un patrimonio histórico de la ciudad de Encarnación porque esto es de la comunidad. Cuando iniciamos éramos expositores itinerantes, hasta que el intendente actual nos cedió un lugar”, señaló Víctor Manuel González Aguirre “Vitino”, presidente de la comisión. Es el primer y único museo fotográfico e histórico de la ciudad, declarado de interés turístico nacional por la Senatur, año pasado funcionaba en la réplica de la estación del ferrocarril. En la actualidad tienen previsto reabrir nuevamente la galería, esta vez, dentro de las instalaciones del histórico molino donde los visitantes podrán viajar al pasado, observando las exposiciones guiadas por conocedores del área. En el lugar podrán encontrar diferentes colecciones antiguas que fueron rescatadas, como por ejemplo: disco de vinilo, cámaras fotográficas, radio, televisores, maquinarias, herramientas, y otros.

El silo, antes de ser recuperado para que luzca como hoy.

INVITAN A SER PROTAGONISTAS DE LA MEMORIA URBANA

“Siempre estamos con las puertas abiertas para las personas que quieran donar o aportar algo, todo es bienvenido. Nosotros al principio todo lo que hacíamos lo hacíamos a pulmón, juntábamos el dinero por medio de ferias de platos de comidas, entre otras actividades, con el objetivo de recaudar y comprar los artículos antiguos y llenar el museo. También estamos con las puertas abiertas para aquellos que quieran ser parte de esta comisión, hay mucho trabajo por hacer”, finalizó “Vitino” González.

¿DÓNDE SE UBICA?

Este emblemático y significativo lugar se encuentra ubicado a orillas del río Paraná y playa San José, en la ciudad de Encarnación, departamento de Itapúa, sobre la avenida Costanera República del Paraguay, a unos 360 kilómetros de la capital del Paraguay. Para contactar con la asociación Memoria Viva, el número es el +595985906902.

Décadas atrás, los usuarios del molino San José.
El antiguo molino y su actividad intensa en el siglo pasado. Al fondo, la silueta del enorme silo.
Interior del molino San José, que funciona como museo, con imágenes de la ciudad “vieja”. También elementos que fueron parte de su tarea harinera.
El restaurado edificio del viejo molino es ahora museo.
Lista de funcionarios del antiguo molino.

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