Por Bea Bosio, beabosio@aol.com

En este año que termina es imposible rememorar las crónicas de estos 52 domingos sin detenerme en aquellas que conciernen al covid19. Desde el momento en que nos tomó cautivos para hacernos transitar por todos los altibajos posibles de la condición humana. En marzo entendíamos que empezaba a cambiar el mundo: “Para ricos. Para pobres. Para izquierdas y derechas. Para las grandes potencias y para el tercer mundo por igual. Bastaba ser humano para estar en la lista. Un microbio que aleccionaba sobre el concepto de igualdad. Un invisible que advertía que en esta guerra estábamos todos del mismo bando, y que unirse era la única manera –si había una– de ganar.” (Confinamiento 29-03-2020).

Y es que esta vuelta la guerra no se luchaba en un solo territorio. Un millón de historias iban surgiendo al rededor del planeta y en el Paraguay. Como aquella del circo allá por mayo, que desde Santa Rita imploraba piedad: “Un artista necesita los aplausos. Acaba de viajar a la hondura de sus propias vivencias para lograr extraer la risa, para evitar –o hacer brotar– el llanto… y ahí está, bajo la luz que lo alumbra al final del espectáculo, donde lo salva el aplauso que quiebra el silencio. Por supuesto que un circo sin público es una tristeza, que se hunde en quebranto mientras sigue la espera.” (Pan de Circo 03-05-2020).

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En el frente de batalla, el heroísmo del personal de blanco nos demostró de mil maneras el compromiso de humanidad.

“Eugenia también siente miedo. Rufino es el primer enfermo de covid que le toca intubar. Conoce exactamente los riesgos de contagio y el peligro es serio también para ella y sus compañeros si algo sale mal. Un momento antes de proceder, angustiada piensa en sus hijas: Jimena y Luján. Ese par de soles a quienes ama inmensamente. Un nudo empieza a formarse en su garganta, pero Eugenia lo ignora y se enfoca en Rufino, en honrar a Hipócrates en su juramento, y en la vida que intentará salvar.” (Protocolo de vida 06-09- 2020).

Y en la retaguardia aparecieron otros héroes: Los maestros y sus malabares para adaptarse a la nueva realidad y las matronas haciendo milagros desde la olla popular.

“Selva (Bañado Norte) volvió a jurarse que ningún niño se quedaría afuera. En el bañado muy pronto los maestros se dieron cuenta que la educación virtual a distancia no funcionaría, y pronto surgió la idea de utilizar una herramienta que ya tenían: Frecuencia 1300 AM. Radio Fe y Alegría”. (1300 AM. 04-10-2020).

“Leonarda (Chacharita) con los años se ha vuelto líder en ese matriarcado donde la mayoría de los hombres duran lo que un suspiro y muchos están de paso. Fue ella con un grupo de vecinas quienes empezaron preparando tortilla y cocido debajo de un árbol cuando empezó la pandemia para que ningún niño anduviera con un agujero en el estómago. Poco después se agenciaron para armar una estructura de madera que sirviera de techo, y con el apoyo de la Pastoral Social, hoy en día sirven 150 platos diarios.” (Karu guasu, 05-07-2020).

Hubo todo tipo de historias. Heroísmo callado. Encuentros. Desencuentros. Empatía y solidaridad. Como la vez que coincidieron Francisco y José. Dos médicos que se conocieron haciendo la fila para entrar a un supermercado en Luque. Un libro de anatomía, una conversación y una de esas confesiones que a veces se dan sólo frente a extraños. Francisco exitoso, triunfando en el exterior le escuchó decir a José (estudiante) que la crisis de la pandemia no le permitiría seguir estudiando. Con pocos recursos, los libros se le hacían muy caros.

“Unos días más tarde, mientras el avión de Francisco cruzaba los cielos, José recibía en su casa lo que sería la gran sorpresa de su vida a sus cortos años: La biblioteca completa de la carrera, que había pertenecido a Francisco en sus tiempos de universitario. Solo una pequeña nota sellaba aquel pacto entre pasado y futuro, entre sueños ya cumplidos y aquellos por llevar a cabo: –No desistas”. (Distanciamiento social 24-05-2020).

Entre pérdidas y angustias aprendimos a agenciarnos y a ser más selectivos con nuestro círculo íntimo.
“Respiró profundo y tecleó solo una palabra: –Estoy. (Y a Javier le volvió el alma al cuerpo. Porque si había algo en donde ambos coincidían es que si el mundo de verdad iba a caerse, que fuera al menos bien acompañado.) (¿Estas? 28-06-2020).

Y más que nada y como nunca, a valorar los pequeños triunfos: –”La señora de 85 se salvó! ¿Podés creer? ¡Lo logramos!”. Dice Nina y sonríen sus ojos mientras la voz se le quiebra en llanto. David no la conocía, pero se alegra por ella, por Nina y por todos; y siente un alivio de esperanza en medio de tanto quebranto. Cuando corta, su niño lo está mirando.

ES EL FUTURO Y SONRÍE

David lo alza y lo lleva hacia la ventana, porque “afuera el sol resplandece y hoy es un día soñado”. (Angustia 26-04-2020).

En este pequeño recuento decimos adiós 2020. Que las lecciones aprendidas no hayan sido en vano y que en esta recta final de la pandemia, las pequeñas esperanzas nos alumbren el camino para afrontar un nuevo año.

*Gracias al maravilloso equipo del Gran Diario del Domingo por la confianza, el respeto a nuestras líneas y por las alas para seguir soñando.

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