Despertarse antes de que la alarma suene puede resultar frustrante y ser el resultado de una serie de factores como el estrés, los cambios en el ritmo circadiano y más. Sepa qué acciones tomar para cuidar las horas de sueño y garantizar un buen descanso.
Resulta sorprendente cómo impactan las tensiones y preocupaciones en el descanso diario. Desde los comportamientos previos a ir a la cama hasta factores ambientales como la temperatura, todo puede influir en la hora de despertar y hacer que esto ocurra antes de que suene la alarma.
Según estudios de la organización estadounidense Clínica Mayo, el insomnio puede causar dificultad para conciliar el sueño o mantenerlo, por lo que también puede ocasionar un despertar demasiado temprano y la imposibilidad de volver a conciliar el sueño. También, la apnea obstructiva del sueño podría ser la culpable de despertarse antes de lo deseado. Se trata de un trastorno respiratorio que interrumpe la respiración durante la noche.
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La ansiedad y el estrés, que afectan el sueño, también pueden provocar levantarse temprano. Llegar sobrecargado del día y con la ansiedad anticipatoria de lo que ocurrirá al otro día, no se puede lograr un sueño en tiempo y forma. Los medios electrónicos, la luz artificial son otros aspectos que alteran el ciclo normal del sueño.
Otros factores como la luz, el sonido, la temperatura (incluso el colchón) pueden contribuir a un despertar previo a la alarma. Practicar buenos hábitos de higiene del sueño puede ayudar a combatir este problema bastante molesto. Resulta fundamental crear un ambiente ideal para poder conciliar el sueño y tener una rutina establecida para atenuar las luces, apagar los medios electrónicos y cenar a fin de contribuir a lograr un buen descanso.
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Qué huevos no deberías comprar en el supermercado
Los huevos son un alimento básico en cualquier cocina, valorados por su versatilidad y alto contenido nutricional. Sin embargo, al comprarlos en el supermercado, no basta con fijarse en el precio o en la categoría del envase. Existen varios factores que determinan la calidad, frescura y seguridad de los huevos, y no todos los que se encuentran en los estantes son una buena opción.
Para elegir correctamente, es importante conocer las categorías de huevos, el código de cría de las gallinas ponedoras y algunos detalles clave que pueden marcar la diferencia entre un producto fresco y uno que conviene evitar.
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¿Cómo se clasifican los huevos?
Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de España, los huevos disponibles en los supermercados se dividen en diferentes categorías según su calidad y tamaño.
Por calidad:
Categoría A: Son los únicos permitidos para la venta al consumidor. Deben tener la cáscara intacta y sin defectos.
Categoría B: Presentan pequeñas imperfecciones y solo se utilizan en la industria alimentaria, por lo que no se comercializan en tiendas.
Por tamaño:
XL: Más de 73 g.
L: Entre 63 y 73 g.
M: Entre 53 y 63 g.
P: Menos de 53 g.
El color de la cáscara no influye en la calidad ni en el sabor. En España, los más consumidos son los huevos morenos, procedentes de gallinas de plumaje castaño rojizo, pero esta diferencia es puramente estética y no afecta a sus propiedades nutricionales.
Algunos envases incluyen la etiqueta “Extra” o “Extrafrescos”, lo que indica que los huevos han sido puestos en venta en los nueve días siguientes a su puesta, garantizando su frescura.
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El código en los huevos
Cada huevo lleva impreso un código numérico que indica el tipo de cría de la gallina, la procedencia del huevo y la granja de producción.
0 - Gallinas ecológicas: Criadas con salida permanente al aire libre y alimentadas con pienso ecológico.
1 - Gallinas camperas: También tienen acceso al aire libre, aunque no siguen un régimen de alimentación ecológico.
2 - Gallinas criadas en el suelo: Viven dentro de un gallinero cubierto, sin acceso al exterior.
3 - Gallinas criadas en jaula: Permanecen en jaulas diseñadas para la recogida automatizada de huevos.
Las dos letras siguientes indican el país de procedencia (por ejemplo, ES para España), mientras que los dígitos posteriores identifican la provincia, el municipio y la explotación concreta.
Para elegir huevos de mayor calidad y bienestar animal, los expertos recomiendan optar por los códigos 0 o 1, ya que provienen de gallinas con mayor libertad de movimiento y alimentación natural.
Qué huevos deberías evitar comprar
A la hora de seleccionar huevos en el supermercado, hay ciertos aspectos que pueden indicar que un producto no es la mejor elección:
Huevos con cáscara rota o sucia: Si un huevo tiene grietas, aumenta el riesgo de contaminación bacteriana. También es preferible evitar aquellos con restos de suciedad visibles.
Fecha de consumo preferente muy próxima: Cuanto más frescos sean, mejor. Es recomendable elegir huevos con una fecha de consumo preferente lejana para garantizar su durabilidad.
Huevos almacenados en condiciones dudosas: Si en la tienda han sido expuestos a cambios bruscos de temperatura, su frescura podría haberse visto afectada.
Consejos para conservar
Para asegurar su frescura y evitar riesgos sanitarios, la OCU recomienda seguir estas pautas:
Conservar los huevos en el frigorífico, alejados de olores fuertes que puedan afectar su sabor.
No lavarlos antes de guardarlos, ya que esto elimina la cutícula protectora de la cáscara. Si están sucios, limpiarlos justo antes de cocinarlos.
Cuidado al romperlos: No se deben golpear contra el borde del recipiente donde se van a batir, ya que esto podría transferir bacterias del exterior al interior.
Cuajar bien las tortillas y mantenerlas refrigeradas si no se consumen inmediatamente.
Usar máxima higiene en preparaciones con huevo crudo, como mayonesa casera, y conservarlas en frío por un máximo de 24 horas.
¿Son mejores los huevos ecológicos?
Una de las dudas más frecuentes es si vale la pena pagar más por huevos ecológicos o camperos. La OCU señala que, aunque estos huevos pueden ser más caros, ofrecen ventajas como mejor calidad de vida para las gallinas y alimentación más natural.
No obstante, en términos nutricionales, la frescura influye más que el método de cría. Si bien la alimentación de las gallinas puede afectar ligeramente la composición de grasas y vitaminas del huevo, el factor más importante sigue siendo la fecha de puesta y conservación del producto.
Conclusión
A la hora de comprar huevos en el supermercado, no basta con fijarse en el precio o en la apariencia del envase. Para hacer una buena elección, conviene optar por huevos frescos, sin grietas ni suciedad, y con una fecha de consumo preferente lejana.
Si el objetivo es priorizar la calidad y el bienestar animal, los códigos 0 (ecológicos) y 1 (camperos) son la mejor opción. Además, conservarlos adecuadamente en casa es clave para garantizar su seguridad y mantener todas sus propiedades.
Fuente: Europa Press.
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El error común con el termo que puede hacerte enfermar
Los termos y botellas reutilizables se han convertido en un accesorio imprescindible en la vida diaria de muchos. Ya sea para llevar agua al gimnasio, el trabajo o en cualquier actividad cotidiana, son una alternativa sostenible y práctica para mantenerse hidratado. Sin embargo, aunque parezcan inofensivos, su uso continuado sin una correcta limpieza puede representar un riesgo para la salud.
A pesar de que el agua en sí misma no introduce contaminantes, la humedad y el calor pueden convertir el interior del termo en un entorno perfecto para la proliferación de bacterias y hongos, algunos de los cuales pueden ser peligrosos. Además, nuestra propia boca está llena de microorganismos que, al entrar en contacto con la botella, encuentran en su superficie los nutrientes necesarios para multiplicarse.
Ante esto, la ingeniera de alimentos y divulgadora en redes sociales, Mariana Zapién, ha alertado en un vídeo de Instagram sobre la importancia de limpiar adecuadamente los termos y botellas reutilizables, señalando que un descuido en este aspecto puede derivar en problemas de salud grave, especialmente en personas con sistemas inmunes debilitados, adultos mayores o niños.
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El riesgo invisible
“Al contacto con la humedad y nuestra boca, los microorganismos encuentran el medio perfecto para crecer, aprovechando los nutrientes de los alimentos que consumimos y el agua almacenada en el termo”, explica la experta. Uno de los principales problemas que pueden surgir es la formación de biopelículas, una capa viscosa y pegajosa que a menudo se percibe en el interior de los termos y botellas reutilizables.
“Esa capita babosa que a veces sientes en los termos o botellas es una de las primeras biopelículas que se forman, y su función es precisamente proteger a los microorganismos”, señala Zapién. Esta capa puede desarrollarse en distintas partes del termo, como el contenedor, la tapa, las gomas o las pajitas, convirtiéndose en un foco de contaminación.
Las biopelículas son comunidades de bacterias y hongos que se adhieren a las superficies y crean una barrera protectora, haciéndolas más difíciles de eliminar con una limpieza superficial. Si no se elimina adecuadamente, estas biopelículas pueden favorecer la proliferación de bacterias patógenas, aumentando el riesgo de infecciones gastrointestinales, problemas respiratorios e incluso enfermedades más graves, como bronquitis.
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Enferma durante meses
En su vídeo, la ingeniera de alimentos comparte un caso que ejemplifica el peligro de no limpiar adecuadamente las botellas reutilizables. “Una chica estuvo enferma durante varios meses e incluso desarrolló bronquitis. Finalmente, descubrió que en una pieza de silicona de su termo había moho, lo que había provocado sus síntomas”, cuenta Zapién.
Este tipo de casos no son aislados, y la experta recalca que la contaminación en los termos no solo depende del uso, sino también del material del recipiente. Según explica, los termos de plástico son los más propensos al desarrollo de microorganismos, aunque independientemente del material, la limpieza es indispensable.
Para prevenir la acumulación de bacterias y moho en los termos reutilizables, Zapién recomienda seguir una rutina de limpieza y desinfección regular: Lávalo a diario con agua caliente y abundante jabón. Desinféctalo entre una y dos veces por semana para eliminar bacterias y hongos. Asegúrate de secarlo completamente antes de volver a usarlo, ya que la humedad favorece la proliferación de microorganismos.
Fuente: Europa Press.
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Lavado de pies con bicarbonato y sal: qué efecto real tiene
Sumergir los pies en agua templada con sal y bicarbonato se ha convertido en una rutina popular para quienes buscan aliviar el cansancio, suavizar la piel o eliminar el mal olor. Este remedio casero, muy extendido en redes sociales y blogs de autocuidado, promete múltiples beneficios, pero ¿hay algo de cierto detrás de estas afirmaciones?
A medio camino entre el confort personal y el deseo de soluciones naturales, este tipo de baños han ganado presencia como gesto cotidiano. Pero, más allá de la sensación relajante del agua templada, ¿tienen realmente un impacto físico en la salud de los pies?
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Control del olor
El bicarbonato de sodio se utiliza desde hace años en dermatología como un exfoliante físico suave. Al frotarse sobre la piel, ayuda a eliminar células muertas y a mejorar la textura, favoreciendo la renovación celular. Además, su capacidad para neutralizar olores está documentada en estudios sobre higiene corporal, aunque la mayoría se centran en su aplicación en axilas o la cavidad oral.
Su eficacia contra bacterias responsables del mal olor se debe a su capacidad para modificar el pH, creando un entorno menos favorable para los microorganismos. Sin embargo, no existen ensayos específicos sobre su aplicación directa en los pies para estos fines, por lo que sus beneficios se asumen por analogía con otras zonas del cuerpo.
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Propiedades de la sal marina
En el caso de la sal, especialmente la marina o la del Mar Muerto, sí existen revisiones científicas que han demostrado su efecto beneficioso sobre determinadas afecciones cutáneas como la dermatitis atópica o la psoriasis vulgaris. En estudios clínicos se ha observado que los baños con sales pueden mejorar la hidratación de la piel, reforzar la barrera cutánea y reducir la inflamación, gracias a la presencia de minerales como el magnesio.
Aunque estos beneficios están más relacionados con tratamientos terapéuticos supervisados, lo cierto es que el uso de sal como exfoliante físico -al igual que el bicarbonato- puede ayudar a suavizar la piel de los pies y a mantener una higiene más profunda, especialmente en zonas con tendencia a endurecerse o agrietarse.
¿Entonces, sirve de algo?
Algunas de las publicaciones que circulan en Internet atribuyen al bicarbonato propiedades antifúngicas. Un estudio reciente desarrollado en Perú comparó su efecto con el de la nistatina -antifúngico-- frente a la Cándida albicans, una levadura frecuente en infecciones por hongos. La investigación concluyó que, aunque el bicarbonato al 5 % mostró cierto efecto inhibitorio, fue significativamente menor que el del fármaco antifúngico. En resumen: puede tener cierta capacidad, pero no sustituye a un tratamiento médico.
En definitiva, sumergir los pies en agua templada con sal y bicarbonato no es un milagro, pero tampoco una pérdida de tiempo. Puede resultar útil para relajar la musculatura, suavizar la piel, favorecer la higiene y controlar el olor. Sin embargo, los beneficios más ambiciosos que a menudo se atribuyen a esta práctica -como “desintoxicar el cuerpo” o “eliminar toxinas”- no están respaldados por la evidencia científica.
Por tanto, si se emplea como complemento dentro de una rutina de cuidado personal, puede ser una opción interesante de vez en cuando. Pero es importante no sustituir con ello otros tratamientos dermatológicos indicados por especialistas.
Fuente: Europa Press.
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¿Qué pasa si no se lava el arroz antes de cocinarlo?
¿Hay que lavar el arroz antes de cocinarlo? Es una pregunta que ha generado todo tipo de respuestas en foros, cocinas y redes sociales. Con el ánimo de resolver la duda, la ingeniera de alimentos Mariana Zapién, divulgadora en redes, ha compartido en su cuenta de Instagram una explicación clara, científica y accesible, desmontando mitos y aportando datos clave que han generado miles de interacciones.
Zapién asegura que sí, lavar el arroz puede tener beneficios, y no solo por higiene. En su vídeo, explica que este gesto ayuda a eliminar polvo, algo de almidón y metales pesados como el arsénico, un elemento que el arroz puede acumular durante su cultivo en campos inundados.
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El arsénico en el arroz
“Debido a las condiciones de cultivo, el grano puede absorber y acumular parte de este metal”, explica Zapién. Aunque el arsénico está presente de forma natural en el suelo y el agua, también puede llegar por actividad humana, como la minería o el uso de pesticidas.
Pero, ¿es peligroso? La ingeniera responde con datos tranquilizadores: la concentración promedio de arsénico en el arroz es de unas 93 partes por billón, lo que significa que una persona tendría que consumir más de medio kilo de arroz al día durante más de cuatro años para sufrir efectos adversos para la salud.
Además, destaca que lavarlo entre tres y cinco veces puede reducir la cantidad de arsénico hasta en un 30 %, y que combinar el lavado con una cocción en abundante agua podría llevar esa reducción hasta el 40 %-45 %.
Estas afirmaciones coinciden con los resultados del estudio científico “Arsenic Bioaccessibility in Rice” (Foods, 2024), y elaborado por un equipo de investigadores liderado por Di Zhao, del College of Resources and Environmental Sciences de la Nanjing Agricultural University (China). El estudio analiza cómo diferentes métodos de preparación doméstica afectan a la absorción del arsénico en el organismo humano.
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¿Hay que lavar el arroz o no?
Zapién lo resume con sencillez: “Si quieres un arroz más suelto y limpio, sí, lávalo. Pero si prefieres que quede más pegajoso, no es necesario”. Aclara que no hay una única respuesta válida, y que la decisión depende del resultado culinario que se desee: “No te va a pasar absolutamente nada. Es cuestión de preferencia”.
Más allá de los riesgos percibidos, Mariana apuesta por informar sin alarmar. En su mensaje deja claro que el arroz no es un alimento peligroso, y que un consumo razonable, dentro de una dieta equilibrada, no supone ningún problema para la salud.
Qué dicen otros estudios
Aunque el tema pueda parecer anecdótico, el debate sobre el arsénico en el arroz ha sido ampliamente estudiado por la comunidad científica. La revista International Journal of Environmental Research and Public Health publicó en 2022 otro trabajo clave, liderado por Syfullah Shahriar, del Global Centre for Environmental Remediation de la University of Newcastle (Australia), que respalda la utilidad de prácticas como el lavado y la cocción con abundante agua para reducir la exposición a metales pesados, especialmente en poblaciones de alto consumo.
Estos estudios destacan que la cantidad de arsénico puede variar según la variedad de arroz, el país de origen y las condiciones de cultivo, pero coinciden en que los niveles están, en general, por debajo de los umbrales considerados peligrosos por organismos internacionales.
Fuente: Europa Press.