Cocinar pasta o arroz y luego conservar las sobras en la heladera para volver a consumirlas en otro momento puede convertirse en un hábito saludable, aunque parezca extraño. Al conservar estos alimentos, sus almidones naturales se transforman en versiones más saludables, llamadas almidones resistentes, que se relacionan con una serie de beneficios para la salud, según un nuevo estudio.

En la investigación del “King’s College” de Londres, liderada por el fisiólogo intestinal Balazs Bajka y replicada por la prensa internacional, se destacó que enfriar los alimentos ricos en almidón como las pastas o el arroz puede provocar algunos cambios en su estructura que benefician a la salud.

Cocinar y enfriar hace que las moléculas de almidón de los alimentos se agrupen y, por ende, sus moléculas de azúcar no se rompen ni se absorben con tanta facilidad como se haría normalmente. Debido a que los almidones resistentes no se digieren fácilmente, no aumentan el nivel de azúcar en la sangre tanto como lo hace el almidón normal.

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El almidón resistente se relaciona igualmente con niveles más bajos de colesterol, inflamación y una mejor salud intestinal en general. Cuando se cocina y enfría un alimento con almidón, también se aumenta efectivamente su contenido de fibra, que además reduce el riesgo de enfermedades cardíacas y diabetes tipo 2.

Incluso si uno recalienta la comida que sobra al día siguiente, la mayor parte del almidón resistente formado durante el enfriamiento permanecerá, por lo que se recomienda aprovechar al máximo las sobras de pasta o arroz que puedan quedar tras una receta.

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