Tras realizar una rutina de ejercicio, es común darse un baño para relajar los músculos después del gasto de energía. No obstante, siempre resultó una interrogante si es más saludable utilizar agua fría o caliente para el baño, después de practicar deportes o desarrollar actividad física.

Bañarse con agua fría, tras la rutina de ejercicios, puede resultar perjudicial para la salud. Si se toma esta decisión, se debe esperar a que el cuerpo pierda la temperatura que adquirió durante la actividad física. El cambio de temperatura abrupto en el cuerpo puede causar daño y, lejos del objetivo, evitaría el reposo de los músculos.

Según recomendaciones del Sports Medicine Institute de Houston en Estados Unidos, se recomienda esperar al menos 20 minutos después de hacer ejercicio para ducharse con agua fría. Después de entrenar, el cuerpo necesita tiempo para enfriarse y volver a una frecuencia cardiaca y temperatura corporal normales.

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Una vez que el cuerpo se aclimató, el agua fría es ideal, principalmente tras una rutina de entrenamiento intensa, cuando quieren aparecer los dolores musculares. De esta forma, aumentarán igualmente las probabilidades de que el cuerpo pueda quemar más grasa.

Vale la pena recordar que Implementar una rutina de ejercicios físicos tiene múltiples beneficios para la salud física y mental. A través del deporte se pueden fortalecer músculos y articulaciones, además de promover la circulación sanguínea. También es un complemento eficaz a la hora de prevenir y combatir el estrés y la depresión.

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