El pan es uno de los alimentos más tradicionales de todas las culturas milenarias del mundo y, a lo largo del tiempo, se lo ha utilizado para una variedad de preparaciones rápidas y aptas para cualquier comida del día. Por su versatilidad es un acompañante ideal para distintos platos.
Existen varios mitos sobre el alimento, principalmente en lo que respecta a que es un producto que hace subir de peso, por lo que muchas veces se opta por excluirlo de las dietas. Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) finalmente derribaron los mitos y revelaron cuál es la cantidad saludable de pan que se puede ingerir diariamente.
Si la persona que consume pan diariamente, mantiene una alimentación sana y realiza actividad física, no tendría que existir problemas con su ingesta. De hecho, en este caso, se recomienda consumir al menos 250 gramos de pan por día en el marco de una alimentación saludable, lo que equivale a un pan baguete en peso.
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Por otra parte, las personas que practican deportes extremos o hacen ejercicio físico con peso necesitan consumir mayor cantidad de este alimento. La OMS recomienda una ingesta de 400 gramos de pan diario, para tener los carbohidratos necesarios que sirvan como fuente de energía.
De acuerdo con importantes estudios, el pan contiene nutrientes y proporciona vitaminas del grupo B como la B1, B2, B3 y B6. Además, aporta carbohidratos, un porcentaje mínimo de proteína y minerales como el fósforo, el potasio y el magnesio. Si no se desea consumir pan se debe aumentar la ingesta con otros tipos de hidrato de carbonos.
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Replican en Turquía un pan de 5.000 años de antigüedad
- Eskisehir, Turquía. AFP
A principios de la Edad de Bronce, un trozo de pan fue enterrado bajo una casa recién construida en la actual Turquía. Cinco milenios después, unos arqueólogos lo desenterraron y ayudaron a una panadería local a recrear la receta. “Se trata del pan horneado más antiguo descubierto en una excavación, y pudo conservar en gran medida su forma”, afirmó Murat Türkteki, arqueólogo y director de la excavación de Küllüoba, cerca de la ciudad de Eskisehir en el centro de Turquía.
"El pan es un hallazgo poco habitual durante una excavación. Normalmente sólo encontramos migas. Pero aquí se conservó porque lo quemaron y lo enterraron", explicó a AFP. El pan de Küllüoba, redondo y plano como una oblea de unos 12 centímetros de diámetro, fue descubierto en septiembre de 2024, carbonizado y enterrado alrededor del año 3.300 a. C. Un trozo había sido arrancado, antes de quemar el pan y enterrarlo cuando se construyó la vivienda. “Esto nos hace pensar en un ritual de abundancia”, afirmó Türkteki.
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“Emocionados” por el hallazgo
A falta de vestigios escritos, el misterio envuelve la civilización anatolia de Küllüoba y sus costumbres, como enterrar sus casas antes de trasladarse a otro lugar o construir nuevas viviendas sobre estructuras antiguas, formando así montículos.
En la Edad de Bronce, los hatianos, un pueblo de Anatolia que precedió a los hititas, vivían en la región de Eskisehir.
“Küllüoba era una aglomeración urbana de tamaño medio con actividades comerciales, artesanales, agrícolas y mineras. Era evidente que existía un cierto orden familiar y social”, explicó el arqueólogo Deniz Sari.
Diversos análisis demostraron que el pan se elaboraba con semillas de lenteja y harina de farro, una antigua variedad de trigo, molida gruesa. Como levadura se utilizaba la hoja de una planta aún por determinar.
El pan carbonizado está expuesto en el Museo Arqueológico de Eskisehir desde el miércoles.
“Este hallazgo nos ha emocionado mucho. Cuando hablaba con nuestro director de excavaciones, me preguntaba si podríamos recrear este pan”, declaró Ayse Ünlüce, alcaldesa de Eskisehir.
Para ajustarse lo más posible a la receta original y dado que el trigo farro ya no existe en Turquía, el ayuntamiento optó tras el análisis del pan por utilizar trigo Kavilca (una variedad cercana), bulgur y lentejas.
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Resistente a la sequía
En las instalaciones de Halk Ekmek (pan del pueblo, en turco), una panadería municipal con precios bajos, los empleados elaboran a mano 300 panes de Küllüoba cada día desde la semana pasada.
“La combinación de harina de trigo antiguo, lentejas y bulgur produce un pan rico y saciante, bajo en gluten y sin conservantes”, afirmó Serap Güler, directora de Halk Ekmek en Eskisehir.
Los primeros panes de Küllüoba, comercializados como hogazas de 300 gramos a 50 liras turcas (unos 1,28 dólares), se agotaron en pocas horas.
“Corrí porque tenía miedo de que no quedaran. Tenía curiosidad por conocer el gusto de este pan antiguo”, explica Suzan Kuru, una clienta.
“Estas tierras conservaron este pan durante 5.000 años y nos hicieron este regalo. Tenemos el deber de proteger esta herencia y de transmitirla”, afirma Ünlüce.
La provincia de Eskisehir, antes con abundantes recursos hídricos, sufre ahora una sequía.
“Estamos ante una crisis climática, pero cultivamos todavía maíz o girasoles, que necesitan mucha agua. Nuestros ancestros nos dan una lección. Deberíamos, como ellos, enfocarnos en cultivos menos exigentes” en agua, subraya la alcaldesa.
Uno de sus propósitos es reimpulsar en la región el cultivo del trigo Kavilca, resistente a la sequía y a las enfermedades. “Nos hacen falta políticas públicas muy fuertes en esta cuestión. Cultivar los trigos antiguos sería un avance simbólico en este sentido”, juzga.
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Tres alimentos que no sabías que se podían congelar
- Madrid. Europa Press.
Congelar alimentos es una práctica habitual en muchos hogares ya que permite prolongar su vida útil y garantizar su seguridad alimentaria. Sin embargo, no todos saben que ciertos productos pueden congelarse sin perder sus propiedades, lo que ofrece más opciones para aprovechar al máximo los ingredientes disponibles en casa y reducir el desperdicio de comida.
La ingeniera de alimentos Mariana Zapién ha compartido a través de un vídeo de Tiktok (@ingdetusalimentos) tres alimentos comunes que pueden congelarse sin perder sus propiedades ni su sabor y que, probablemente, muchos desconocen. Entre estos alimentos se encuentran el pan, el arroz y la pasta, que, si se almacenan correctamente, no solo mantienen su calidad, sino que también pueden aportar beneficios para la salud.
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Cómo congelar pan, pasta y arroz
El pan es, quizás, uno de los que más sorprende al ser congelado, ya que puede conservarse en buenas condiciones hasta seis meses. Durante este tiempo, el almidón que contiene sufre un proceso de reorganización que lo convierte en almidón resistente, un tipo de fibra que no se digiere fácilmente y actúa como prebiótico, favoreciendo la salud intestinal. Para descongelarlo, la ingeniera recomienda tostarlo durante dos minutos por cada lado, lo que permite recuperar su textura original.
El arroz cocido se puede congelar en porciones individuales y conservarse en buen estado hasta dos meses. Este proceso además de preservar el arroz, reduce el riesgo de intoxicación por Bacillus cereus, una bacteria que puede proliferar en alimentos cocidos mal conservados. Para su descongelación, la recomendación es hacerlo en cocción con un poco de agua por 5 minutos.
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La pasta cocida sigue una pauta similar al arroz, y su duración en el congelador es también de dos meses, lo que reduce el riesgo de proliferación de bacterias. Para descongelarla, se debe hervir en agua durante aproximadamente 3 minutos.
Al igual que con el pan, la congelación del arroz y la pasta también favorece la formación de almidón resistente, según explica la experta. Para que la congelación sea efectiva y los alimentos mantengan su calidad, la ingeniera advierte que los alimentos “hay que almacenarlos en recipientes herméticos o en bolsas con poco aire para preservar su calidad”.
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Por qué el frigorífico no es el mejor lugar para guardar el pan
El pan es un alimento esencial en muchas mesas, pero conservarlo en su mejor estado puede llegar a convertirse en un reto. Para disfrutarlo con la textura y el sabor adecuados, lo ideal sería comprarlo a diario, algo que no siempre es viable. Como solución, muchas personas recurren a diferentes métodos de almacenamiento, pero no todos son adecuados. De hecho, un error común es guardar el pan en el frigorífico, lo que, lejos de mantenerlo fresco, acelera su deterioro.
Según el experto en cocina Daniel Gritzer, del blog gastronómico Serious Eats, guardar el pan en la nevera es una de las peores decisiones que se pueden tomar para su conservación. Aunque pueda parecer una opción lógica para prolongar su frescura, la realidad es que el frío acelera el proceso de envejecimiento del pan.
Este fenómeno se debe a la retrogradación del almidón -presente en la harina-, un proceso por el cual las moléculas del almidón, tras haber sido gelatinizadas en la cocción, comienzan a recristalizarse cuando el pan se enfría. En un ambiente frío, pero por encima del punto de congelación, como el del frigorífico, esta recristalización ocurre mucho más rápido, haciendo que el pan se endurezca y se vuelva rancio en menos tiempo.
No contento con la teoría, Gritzer llevó a cabo una serie de experimentos para comprobar cómo diferentes métodos de almacenamiento afectan la frescura del pan. Sus pruebas demostraron que, independientemente del envoltorio utilizado (plástico, papel o aluminio), el pan guardado en el frigorífico se endurecía y perdía textura mucho más rápido que aquel conservado a temperatura ambiente.
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Cuál es la mejor forma
Para evitar que el pan se endurezca prematuramente, la mejor opción es guardarlo a temperatura ambiente, siempre envuelto en plástico o papel de aluminio para minimizar la pérdida de humedad. Sin embargo, este método solo mantiene su frescura por un período breve, de uno a dos días.
Si se necesita conservarlo por más tiempo, la alternativa más eficaz es el congelador. Gritzer señala que la congelación ralentiza drásticamente la recristalización del almidón, permitiendo que el pan mantenga su textura y sabor original. Para ello, recomienda:
Envolver bien el pan en plástico y/o papel de aluminio antes de congelarlo para evitar la pérdida de humedad. Congelarlo entero o en rebanadas según las necesidades de consumo. Recalentarlo en el horno para devolverle su frescura y mejorar su textura antes de consumirlo.
En sus pruebas, Gritzer encontró que el pan congelado y luego recalentado era casi indistinguible del pan recién horneado, lo que lo convierte en la mejor opción para prolongar su vida útil sin comprometer su calidad.
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Beneficios del pan congelado
Además de conservar mejor su textura y sabor, congelar el pan antes de consumirlo también puede aportar beneficios a la salud intestinal. Según la nutricionista y divulgadora Beatriz González, el proceso de retrogradación que mencionaba antes Gritzer, durante la congelación, transforma parte del almidón en almidón resistente, un tipo de fibra que el intestino no puede absorber por completo.
Cuando este almidón resistente llega al colon, sirve de alimento para las bacterias intestinales, favoreciendo la producción de butirato, un ácido graso de cadena corta con propiedades antiinflamatorias y beneficiosas para la salud digestiva. De esta forma, congelar el pan no solo ayuda a conservarlo por más tiempo, sino que también puede mejorar la microbiota intestinal y el bienestar digestivo.
Pan de molde
El pan de molde es una excepción, ya que suele contener conservantes que prolongan su frescura. En su caso, lo mejor es mantenerlo a temperatura ambiente en su envase original y bien cerrado para evitar que se seque.
Si no se va a consumir en pocos días, también se puede congelar en rebanadas, de modo que se puedan descongelar por separado según se necesiten. Este método no solo ayuda a conservar su textura, sino que también evita el desperdicio de alimentos.
Fuente: Europa Press.
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Día Mundial del Pan: cuál es el límite saludable para consumir diariamente
Este lunes 16 de octubre se conmemora el Día Mundial del Pan, una oportunidad para destacar a uno de los alimentos más versátiles, que sirve como acompañamiento ideal para cualquier comida. Siempre resultó una interrogante cuánto pan se puede consumir diariamente para no dañar la salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el límite saludable.
El pan puede aportar significativamente a la nutrición: proporciona vitaminas del grupo B, además de hidratos de carbono, un porcentaje mínimo de proteína y minerales como el fósforo, el potasio y el magnesio. Cuando se consume este alimento diariamente, se mantiene una alimentación sana y se realiza actividad física, no tendrían que existir problemas con su ingesta.
Según recomendaciones de la OMS, se pueden consumir 250 gramos de pan por día en el marco de una alimentación saludable, lo que equivale a un pan baguette en peso. Para quienes practican una actividad física más exigente, se recomienda una ingesta de 400 gramos de pan diario para tener los carbohidratos necesarios que sirvan como fuente de energía.
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Entre diversos mitos, siempre se creyó que el pan es un producto que hace subir de peso, y por esta razón algunas personas lo evitan. No obstante, si se deja de consumir pan, se debe aumentar la ingesta de otros tipos de hidratos de carbono.
El hecho de no consumir pan de forma habitual puede generar un desequilibrio en el perfil calórico de la dieta. El porcentaje apropiado de macronutrientes que requiere el organismo es de un 15 % de proteínas, entre 30 % y 35 % de grasas y un 55 % de hidratos de carbono.
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