Las infusiones poseen propiedades medicinales que contribuyen a aliviar una gran cantidad de males y, aún mejor, de forma totalmente natural. Además de sus tantas bondades para la salud, un reciente estudio confirma que esta bebida contribuye en el buen funcionamiento del cerebro y la memoria.
Desde tiempos inmemoriales, a través de las infusiones se aprovecharon los beneficios medicinales, terapéuticos y aromáticos de las hierbas. En los días de baja temperatura, los tés ayudan a combatir la sensación de frío, y de acuerdo a sus diferentes propiedades, algunas tienen efectos relajantes y ansiolíticos, mientras que otras bondades digestivas.
Para muchos, las infusiones forman parte de su rutina y es una costumbre arraigada. Un nuevo estudio de la Universidad de Reading de Inglaterra descubrió, luego de tres años, la importancia de tomar tés para la buena memoria debido a sus flavonoles, que son pigmentos naturales presentes en las hierbas para proteger al organismo del daño producido por agentes oxidantes, como rayos ultravioletas, polución ambiental, sustancias químicas presentes en los alimentos, entre otros.
Estas sustancias químicas naturales de las infusiones, que se llaman flavanoles, aumentan el poder del cerebro, lo que a su vez contribuye con la memoria y el recuerdo. De hecho, la revista médica de la Academia Americana de Neurología también afirma que los alimentos con flavonoles antioxidantes, que se encuentran en varias frutas y verduras, así como en el té y el vino, pueden tener una tasa más lenta de deterioro de la memoria.
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Tomar dos tazas de té al día
Los especialistas concluyeron que tomar dos tazas de té al día puede ayudar a aumentar el poder del cerebro y proteger la memoria a medida que se envejece, luego de estudiar cómo los flavanoles afectan la memoria de más de 3.500 personas sanas mayores de 60 años. Además, los participantes recibieron tareas de recuerdo de palabras para evaluar su memoria.
El informe científico señala que quienes consumieron flavanol mejoraron un 10,5 % en promedio, aumentando a un 16 % para aquellos que comenzaron con la ingesta más baja en su dieta general. Entre otros beneficios que se destacan se encuentra la longevidad, bajo riesgo de enfermedad cardíaca y diabetes, control del peso corporal, fortalecimiento de los huesos y disminución del estrés.
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¿Cuál es el significado de encontrar la ruda seca en el jardín?
La ruda es una planta aromática muy apreciada por sus propiedades medicinales, pero también por las energéticas. Comúnmente, se asocia a la ruda como un amuleto para atraer prosperidad y repeler las malas energías del hogar. De ahí que, cuando sus hojas se marchitan, pueden aparecer numerosas interrogantes: ¿qué significa encontrar la planta seca?
Según estudios de botánica, se puede atribuir la marchitez de la ruda al exceso de riego o a la falta de cuidados adecuados. No obstante, ya en el campo de la espiritualidad, el significado de encontrar esta planta sin vida puede adquirir otras connotaciones y va más allá de las preocupaciones de jardinería, conectándose con creencias populares como el Feng Shui, la filosofía asiática acerca de la vida humana y su conexión con la naturaleza y las energías.
De acuerdo con esta filosofía, la salud de las plantas en el hogar está vinculada estrechamente con la calidad de la energía circundante. Por este motivo, al considerar la ruda como un amuleto contra la energía negativa, se considera que su marchitez guarda relación con el fin de su ciclo energético y la necesidad de su renovación para mantener su eficacia.
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Propiedades medicinales
La ruda es comúnmente empleada como planta medicinal para curar y prevenir enfermedades, especialmente relacionadas con la piel. Esta planta tiene un alto contenido de vitamina C, que sirve para fortalecer las defensas y estimular la salud del cabello y la piel.
El consumo de la ruda reduce los dolores de cabeza y la sensación de irritabilidad. Uno de los principales usos de esta planta medicinal es para los padecimientos de la menstruación. Debido a que ejerce un efecto calmante y relajante, la ruda se utiliza además para disminuir la sensación de dolor en golpes o heridas.
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El miedo en el cerebro
- POR EL DR. MIGUEL ÁNGEL VELÁZQUEZ
- Dr. Mime
¿Me creerían si les digo que el miedo es fundamental en nuestras vidas? ¿Que sin miedo no habríamos llegado en la evolución hasta donde estamos hoy en día? Podría sonar paradójico, pero sin miedo no seríamos absolutamente nada de lo que somos hoy en día como raza evolucionada. Es una de las emociones que más interés ha suscitado en la comunidad científica. Se considera que es la más primitiva y consustancial al reino animal.
Desde un punto de vista evolutivo, su origen se basa en la preservación de la supervivencia y la protección a través de la anticipación de situaciones de peligro. Lo interesante es que, además, como todas las emociones, el miedo se experimenta a nivel psicológico, neurofisiológico, conductual y cognitivo, aunque nos vamos a centrar en la parte neurofisiológica para comprender cómo funciona ese “software humano” que traemos incorporado de serie. En una investigación reciente se ha demostrado científicamente que la formación de la memoria del miedo asociada a una situación o contexto implica el fortalecimiento de las conexiones entre el hipocampo y la amígdala. Es decir, el área relacionada con la memoria y el núcleo o “torre de control” de las emociones. Esta es una de las bases que fundamenta la ansiedad generada por los Trastornos de Estrés
Postraumáticos o el miedo “irracional” que pueden vivir las personas de cualquier edad, después de situaciones estresantes que no han podido gestionar.
Pero, ¿qué pasa en nuestro cerebro cuando hay una situación de alarma? ¿Reaccionamos igual ante cualquier situación de miedo? Existen dos vías por las que el cerebro recibe la información de alerta del exterior, una es la vía cortical y otra la subcortical. La vía cortical es más lenta porque tiene que hacer un recorrido mayor. La información llega por los sentidos, pasa por el tálamo, el hipocampo (donde se gestionan los recuerdos), de ahí pasa a la amígdala (que le da contenido emocional a esos recursos), luego al hipocampo (el que pasa al cuerpo la información de las emociones), vuelve al tálamo, de ahí a la corteza cingulada (que decide qué es relevante o prioritario) y finalmente a la corteza (donde ya hay consciencia).
Este recorrido dura unos 400 milisegundos y es la vía “normal” cuando lo que ocurre nuestro cerebro no lo interpreta como una amenaza extrema. Por lo que la persona, sea menor y/o adulta, debe salir de ese “susto” o situación de estrés con sus propios recursos emocionales. Pero hay otra vía, la subcortical, que es la que se activa en situaciones de SOS en el que la información entra por algún sentido, pasa al tálamo, de este al hipocampo y cuando llega a la amígdala, esta interpreta que la situación está alarmante, que hiperreacciona y toda la información pasa directamente a la corteza frontal. Todo ello en cuestión de 70 milisegundos. A esta reacción tan rápida se le llama “secuestro amigdalino” y supone un periodo refractario o de “inacción” en el que la amígdala le va a pedir al hipocampo recuerdos que le confirmen el miedo y bloquea el tálamo, por lo que es muy difícil la capacidad de razonar, no hay ecuanimidad en ese momento.
Un paso más en la complejidad del circuito del miedo y el secuestro emocional es que, como les conté al inicio, la amígdala y el hipocampo (zona de la memoria) están siempre en comunicación, de forma que puede que haya situaciones en las que no veamos una amenaza aparente, pero la persona, tenga la edad que tenga, reaccione como si fuera una amenaza extrema y surja el secuestro. Por ejemplo: gritamos a una persona de forma reactiva porque dijo o hizo algo que nos conecta, de forma consciente o no, con algo muy doloroso o traumático.
Nos quedamos en blanco en un examen y no somos capaces de recuperar la información o razonar. Nos quedamos bloqueados en una conferencia y pensamos que nos vamos a desmayar. Y otro sinfín de situaciones que atienden a expresiones populares como: “Nunca tomes una decisión cuando estés enojado, nunca hagas una promesa cuando estés feliz (Anónimo)”. “Contra la ira, dilación” (Séneca). “Cuando estés molesto cuenta hasta diez antes de hablar. Si estas muy molesto, cuenta hasta cien”.
Precisamente porque la persona está absolutamente “secuestrada”, sus recursos mentales, físicos y emocionales van a estar “al mínimo”. Esto quiere decir que va a necesitar ayuda para que poco a poco vaya recuperando la calma y entender lo que ha pasado. Pero esto solo ocurre si la persona que acompaña es capaz de transmitir seguridad. Puede ocurrir, y de hecho ocurre, que estemos intentando calmar a alguien y que por el hecho de que nosotros mismos estemos muy alterados, angustiados o desconectados de los que ocurre, la persona no sea capaz de sentirnos como un medio para ir poco a poco encontrando la calma. De hecho, si esto en personas adultas es difícil, imaginémonos en niños y niñas o adolescentes cuyo cerebro se está desarrollando, no tienen todavía recursos emocionales o experiencias de vida que les ayude a calmarse. La situación puede ser extrema e incluso traumatizante.
El miedo es complejo pero necesario. El manejo del miedo como emoción es una verdadera llave al éxito. “Aprender a gestionar tus miedos” es más que un cliché, es un verdadero consejo DE LA CABEZA. Nos leemos en una semana.
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Jennifer Aniston en tu cerebro… y en el mío
- POR EL DR. MIGUEL ÁNGEL VELÁZQUEZ
- Dr. Mime
Quizás todos conozcamos quién es Jennifer Aniston, sobre todo por su papel principal en la multifamosa serie “Friends”, casi de culto entre quienes la veían siempre. Pero probablemente nadie sepa que la actriz tiene su nombre grabado en el cerebro de cada uno de nosotros aunque no la conozcamos. ¿Cómo es eso?
Para entender esto, debemos recurrir a la pericia de un neurocirujano de experiencia para implantar un electrodo al paciente en su mismo cerebro con una exactitud micrométrica. Esto se usa en terapia de la epilepsia, movimientos anormales e incluso lo que se conoce como psicocirugía, es decir, cirugías para corregir comportamientos extremadamente patológicos. Dentro del desarrollo de esta disciplina, se han podido realizar descubrimientos asombrosos. Puesto que los electrodos ya están dentro del cerebro, los científicos aprovechan para investigar cómo funcionan nuestras neuronas y qué hace que se activen.
De esta manera, fue como se descubrió la ‘neurona Jennifer Aniston’ en pacientes a los que se implantaron electrodos dentro del cerebro. El objetivo de investigar de esta manera el funcionamiento cerebral era averiguar si alguna neurona del hipocampo respondía a un estímulo específico, por lo que se empezó a mostrar a los pacientes con los electrodos puestos, las fotos de personajes famosos. Y resultó que una neurona respondía siempre al mismo estímulo: Jennifer Aniston.
No respondía a fotos de otros famosos ni ante otras actrices populares. Solo respondía a fotos de la protagonista de “Friends” y no importaba qué foto de la intérprete fuera; si era ella, la neurona entraba en acción. Conclusión: la neurona responde a la persona, al concepto, y no a detalles específicos de las fotos. El mismo fenómeno sucedía con otras neuronas distintas ante otros estímulos: una respondía solo ante fotos de Halle Berry; otra, ante Julia Roberts; una tercera, con Luke Skywalker… y se activaban con solo enunciar el nombre de ese famoso.
Estas neuronas “de concepto”, que nos permiten abstraer, quedarnos con lo esencial y descartar el resto, son determinantes para generalizar y hacer analogías. Estas neuronas nos permiten desarrollar el sentido común y tener infinidad de maneras posibles de encarar y resolver problemas. Y estas neuronas no se han hallado en otros animales, ni en los grandes primates, a pesar de que su estructura cerebral es muy parecida a la nuestra. Porque aquí entraría otro factor humano: probablemente el desarrollo del lenguaje y estas neuronas de concepto están vinculados.
El lenguaje no solo nos permite comunicarnos y transmitir conocimiento, también refuerza la capacidad de formar conceptos. Las palabras son abstracciones de la realidad. La memoria es otra de las habilidades humanas vinculada a las neuronas de concepto: gracias a ellas podemos fijar los recuerdos. Pero la cuestión que resulta más intrigante –y, a la vez, más sugerente– es por qué los humanos recordamos tan poco. Sobre todo si lo comparamos con una computadora. La respuesta es que el cerebro no busca hacer una reproducción detallada de la realidad, sino que concentra sus recursos en tratar de comprenderla.
Nosotros entendemos lo que pasa, la computadora no. El cerebro almacena poca información porque utiliza la mayoría de sus recursos en tratar de entender. Lo curioso es que a las computadoras les exigimos que almacenen y procesen la información de forma exacta, con precisión. No queremos que la ‘construyan’ y potencialmente se equivoquen, como nos sucede a nosotros cuando, por ejemplo, experimentamos ilusiones visuales o falsas memorias. De hecho, cuando eso ocurre en las máquinas, las consideramos errores, las llamamos “alucinaciones” y nos burlamos de su escasa eficacia.
La neurona Jennifer Aniston permitió descubrir, entonces, que algunas células en el hipocampo y la corteza temporal medial se activaban específicamente cuando veían imágenes de la actriz Jennifer Aniston, pero no cuando veían otras personas o imágenes, sugiriendo que nuestras experiencias y recuerdos están representados en el cerebro a través de la actividad neuronal selectiva. Su importancia radica en que, con su hallazgo y descripción funcional, podemos entender más acerca de determinados funcionamientos cerebrales. Primeramente, la existencia de neuronas que se activan selectivamente en respuesta a estímulos específicos sugiere que nuestras experiencias y recuerdos están representados de manera organizada en el cerebro. Este hallazgo apoya la idea de que la información está codificada de manera distribuida en el cerebro y que ciertas células neuronales pueden estar especializadas en la representación de conceptos o categorías específicas.
Este descubrimiento de neuronas que se activan selectivamente en respuesta a estímulos específicos proporciona información sobre cómo está organizado funcionalmente el cerebro y sugieren que diferentes regiones cerebrales pueden especializarse en el procesamiento de información específica, lo que contribuye a nuestra comprensión de la función cerebral. El estudiar la actividad de las neuronas selectivas puede ayudar a los científicos a comprender mejor cómo percibimos y procesamos la información en el cerebro, por ejemplo, investigaciones adicionales podrían explorar cómo se desarrollan y se mantienen estas selectividades neuronales, así como su papel en procesos cognitivos más complejos como el reconocimiento facial o la memoria. Igualmente, comprender la función de las neuronas selectivas puede tener implicaciones en la neurociencia clínica, especialmente en áreas como la neurología y la psiquiatría.
En resumen, las neuronas de Jennifer Aniston y otras células neuronales selectivas proporcionan valiosa información sobre la organización funcional del cerebro, la representación de la memoria y la cognición, y tienen implicaciones potenciales en la comprensión y tratamiento de trastornos neurológicos y psiquiátricos. Jennifer también nos tiene DE LA CABEZA. ¡Nos leemos en una semana!
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¡Conoce las costumbres que perjudican a la memoria!
Con el correr del tiempo, las personas van olvidando detalles, como dónde dejaron la llave del automóvil, dónde se guardó un documento importante o, incluso, olvidar el comentario que estaban por decir. Los expertos recomiendan estimular el cerebro para no caer en este dilema con la memoria, pero hay que decir que, existen hábitos que se realizan en la etapa de la juventud que perjudican a los recuerdos, a largo plazo.
Te contamos que costumbres debes erradicar para evitar problemas de memoria en el futuro. Primer punto a cambiar, evitar hacer varias tareas juntas, la multitarea (multitasking en inglés), impacta negativamente la corteza frontal del cerebro, pues al realizar varias actividades al mismo tiempo, el cerebro se sobrecarga, lo que no permite un buen desempeño cognitivo y daña la capacidad de concentración.
Otro aspecto es no tener un buen descanso en la noche, se sabe que con los pasos de los años, las horas de descanso se ven afectadas por el insomnio. Pero es necesario tomarse con seriedad las horas de descanso, para el bienestar físico y mental, para beneficio del cerebro, los expertos recomiendan 8 horas de sueño.
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Un aspecto más a eliminar son las actividades monótonas, es decir, repetir la misma rutina a diario, esto perjudica al cerebro, pues con el tiempo no sabe establecer conexiones entre el contexto donde ocurrió alguna situación. Pues el momento, lugar y contexto repetitivos, hacen complicado a la mente recordar las vivencias pasadas.
Como recomendación para cuidar la memoria, se debe realizar el siguiente ejercicio: al finalizar la jornada, recordar qué se realizó en el día o incluso en la semana, esta práctica fortalecerá los recuerdos y se podrá retener la información en el tiempo. También se recomienda completar crucigramas, rompecabezas, sudokus, sopas de letras, trabalenguas, jugar ajedrez, entre otros.
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