Muchos piensan que es buena idea sacar solo la parte del moho de sus alimentos, sin embargo, lo mejor es no comerlos, ya que lo más probable es que el resto del producto esté completamente contaminado por unas sustancias llamadas micotoxinas, que pueden provocar consecuencias negativas en la salud.

Las micotoxinas son compuestos tóxicos que pasan totalmente desapercibidos. El doctor Robert Núñez señaló que el problema de los mohos, de hecho, no está en la parte visible del alimento, sino en las micotoxinas que son sustancias altamente peligrosas que se producen por algunos hongos, como los aspergillus, penicillium y fusarium.

Explicó que las esporas de los hongos se encuentran por todas partes y su ingesta por sí sola, aunque sea muy desagradable, no causa ningún problema en la salud. Sin embargo, aclaró que la toxina que este puede producir sí genera efectos negativos en el organismo a largo plazo y pueden estar divididas en intoxicaciones crónicas y agudas.

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“Las toxinas de origen fúngico causan intoxicaciones de tipo crónico en su mayoría, es decir, que la toxina se acumula en el organismo y causa efectos adversos con el tiempo y su acumulación. También hay intoxicaciones agudas de origen fúngico como la famosa ‘amanita muscaria’, la cual sí causa efectos adversos poco tiempo después de su ingesta”, detalló el pediatra.

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Hay que evitar acercar el alimento a las fosas nasales porque podemos aspirar las esporas, recomienda el médico. Foto: Ilustrativa

Entre los efectos que pueden provocar mencionó la nefropatía, hepatitis, ergotismo e incluso cáncer esofágico. “Las micotoxinas pueden producir síntomas gastrointestinales agudos, pero también se consideran carcinogénicas y mutagénicas. Son muy estables y soportan el procesado y las temperaturas de cocinado. Hay que evitar acercar el alimento a las fosas nasales porque podemos aspirar las esporas”, señaló.

Mayor riesgo de micotoxinas

Algunos alimentos presentan un mayor riesgo de contener micotoxinas que otros, por ejemplo los frutos secos, cereales, legumbres y especias. También son más susceptibles al moho los que se almacenan durante muchos meses en ambientes cuya humedad y temperatura no son favorables, por eso es importante conocer cómo se deben conservar cada alimento.

Por otro lado, y aunque no son alimentos protagonistas en lo que a micotoxinas se refiere, bien es cierto que algunos tipos de frutas también suelen ser víctimas de la producción de micotoxinas, y están mayormente predispuestas al desarrollo habitual de mohos, tanto por su propia humedad como por culpa de las plagas, por ejemplo la naranja, frutilla, manzana, pera, tomate y sandía.

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