Desde el primer confinamiento por la pandemia en marzo del 2020, el pub irlandés Tara Na Ri cerró sus puertas y no vertió ni una gota de alcohol. Pero se formó una nueva clientela de asiduos a base de cisnes y zorros, convirtiéndose en la primera clínica veterinaria para la fauna salvaje del país.

Detrás de las persianas de este pub de Navan (noreste de Irlanda), los dispensadores de cerveza permanecen en silencio y la sala principal está desierta. Pero las salas anexas albergan una actividad desbordante: Liam, una cabra salvaje de dos semanas recibe leche en mamadera, mientras que cisnes instalan su nido en antiguos establos, un zorro miedoso se crea un corral y un voluntario cuida a un halcón de ojos grandes.

Desde el viernes, la antigua bodega de bebidas se convirtió, gracias a la asociación Rehabilitación de la Fauna Irlandesa (WRI), en la primera clínica veterinaria del país que se ocupa de criaturas de todos los tamaños y especies, cualquiera sea su problema.

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“Estábamos acostumbrados a cierta forma de vida”, dijo a la AFP James McCarthy, cuya familia tiene el pub desde hace más de diez años. “Cuando nos la quitaron, nos encontramos con un vacío y tardamos un tiempo en llenarlo, de una manera que nunca hubiésemos creído posible”.

“Nos preparamos para la temporada de los huérfanos, que es nuestra época más ocupada del año”, explica el responsable de los animales Dan Donoher, tratando de calmar a una paloma que se agita sobre una mesa de examen. “Tendremos muchos polluelos y zorros, que nos mantendrán ocupados durante los próximos seis meses”.

En la cultura irlandesa, los pubs ocupan un lugar central en la vida social, donde se celebran los acontecimientos importantes y se crea la solidaridad entre vecinos.

En las zonas rurales remotas, su papel es aún más importante, y el cierre del Tara Na Ri había asestado un duro golpe a la comunidad local, ya sacudida por los cambios radicales inducidos por el confinamiento.

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Pero según Aoife McPartlin, responsable de la sección educativa de WRI, la nueva clínica veterinaria ya logró sustituir el pub en el corazón de algunos clientes, que han dado su tiempo para reparar las salas auxiliares.

“Los hemos recibido, nos han acogido”, dice a propósito de los habitantes, que no han escatimado esfuerzo ni tiempo para renovar los locales.

Consciencia de la vida silvestre

Irlanda, que registró hasta el momento más de 4.000 muertes por COVID-19, se encuentra actualmente en pleno tercer confinamiento, instaurado para detener la explosión de casos que se producen tras una relajación de las restricciones locales antes de Navidad.

Si bien el país atravesó las dos primeras olas de la pandemia con relativamente pocos casos y muertes, ahora tiene la tasa de infección por habitante más alta del mundo.

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Es debido a este “tsunami de infecciones”, como lo describió el primer ministro Micheal Martin, que el 45% de las muertes ocurridas en el país a causa del coronavirus se produjo desde inicio del 2021.

Desde principios de año, las escuelas, tiendas no esenciales, pubs, restaurantes, gimnasios y cines están cerrados y se ruega a los ciudadanos que permanezcan en sus casas, salvo para hacer ejercicio en un perímetro limitado.

Una situación que para Aoife McPartlin tiene su ventaja, puesto que con el aumento espectacular del número de personas que pasan tiempo en la naturaleza, el número de animales heridos o abandonados encontrados por los caminantes y luego traídos para ser tratados explotó.

“La naturaleza salvó a mucha gente durante la pandemia”, subraya. “Son más conscientes de la vida silvestre y de su existencia, y de nuestra coexistencia”.

Fuente: AFP.

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