“Desde chiquito yo ya escuchaba la radio, me gustaba mucho la radio, inclusive pensaba en ser periodista cuando sea grande. Era algo que me apasionaba. Hacía cursos a distancia siendo todavía adolescente. Iba también a algunos talleres que hacía por entonces Radio Cáritas. Me apasionó mucho la radio y ahí empecé a descubrir todo lo que es la magia de la radio, la comunicación”, comenta Aníbal Emery, quien celebró en los últimos días, junto a su equipo de trabajo, el aniversario número 18 de su programa “Entre paréntesis”, que se emite de 8:00 a 11:30 todos los domingos por radio Ñandutí.

Con 25 años de trayectoria en esa emisora, Aníbal se convirtió en un clásico de la amplitud modulada; además, con presencia diaria por las mañanas.

“Tal vez yo soy de la vieja escuela o algo así. Pero yo no soy muy partidario de mezclar la radio con la televisión. Eso le quita toda la magia de lo que es la radio porque justamente la radio es magia. Tampoco estoy muy de acuerdo en el sentido de fusionar ambos porque también uno ya piensa más en lo que es la televisión, está más pendiente de cómo está saliendo en el cuadro, eso le quita un poco también esa esencia a lo que es la radio”, señala Emery, saliendo al paso respecto a lo que parece ser el futuro de los medios en las múltiples plataformas de transmisión.

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Aníbal, de carácter moderado y con virtud laboriosa, también expone una cualidad de la “vieja escuela”, prioriza en la presentación de la información la exposición de “las dos voces” en su trabajo.

“Cambiaron también los roles y el trabajo. Antes el cronista de radio era solamente, por decirlo de alguna manera, grabar y extraer de la grabación las ideas principales e información, y pasar al aire, o hacer entrevistas. Ahora no, ahora hace todo eso, después debe hacer también fotografía, de esta fotografía debe mandar audios, debe también grabar videos, editarlos y lanzarlos también en la plataforma. Sé que es mucho más compleja y yo creo que estamos a la altura de todos”, comenta el comunicador respecto a la forma de trabajo actual en los medios.

“Recuerdo una vez cuando vivíamos en barrio Jara, porque soy de barrio Jara, mamá había juntado ropas y me dijo: ‘vamos a llevarle esto a Humberto Rubin, que está pidiendo cosas para los damnificados’, y nos habíamos ido a la radio sobre la calle Antequera, ahí le conocí a Humberto Rubin”, recordó.

LA MAGIA

En “Entre paréntesis” Emery busca darle continuidad a lo que él llama “la magia de la radio”, una forma de conexión entre locutor y oyentes que se centran en el sonido, al que a la cotidianeidad se suma afecto, complicidad y confianza, y que se complementa con la imaginación de lo que no se puede ver.

El locutor rescata la importancia de las redes sociales en la comunicación y el periodismo del presente. “Ya no se le puede manipular a la gente, la gente está bien informada”, señala con respeto el periodista. “La radio es algo que yo amo, no me veo haciendo, por ejemplo, televisión. Para mí la radio es lo mío y tiene toda esa magia de estar siempre cerca de la información, pero, por sobre todo, estar cerca de la gente y escucharles también a ellos con sus vivencias, con sus inquietudes y también muchas veces nos pasan mucha información”, concluyó.

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