Benegas: “El pueblo no tiene historia en este país”
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Ñasaindy, una mujer paī tavyterã que pierde a su compañero y que se queda, limitada por su única lengua, sin poder comunicarse en Suiza y en cuarentena por la pandemia global, es la protagonista de la nueva novela del periodista y escritor Julio Benegas, “La Cuarentena de Ñasaindy”.
Después de “Soledad” y “Vuela Soledad”, Benegas vuelve a poner a una mujer en el eje de su historia nutrida de elementos narrativos propios de la crónica, un lugar que conoce por oficio y pasión.
Tras meses de investigación y redacción, el libro fue lanzado en noviembre último y La Nación indagó al escritor respecto a este nuevo trabajo.
–Escribís una novela con el contexto de la realidad actual de la que todos hablan, pero la cruzás con la temática indígena, que es un drama histórico que todos prefieren callar. ¿Cómo se cruzan esos escenarios y conflictos en tu trabajo actual?
–Ese cruce del mundo indígena con la actualidad es equivalente a una realidad que avanza, que es la estructura depredadora del modelo de acumulación, tanto sojero o ganadero, que va ganando todos los territorios indígenas y todos los territorios campesinos también. Es una realidad civilizatoria, estamos ante una oleada de reacumulación de los recursos naturales y la destrucción de los antiguos hábitats. En eso hay asesinato, hay sicariato, hay un montón de mundos ahí que se cruzan.
–¿Elegís con intencionalidad a mujeres como centro de tu historia? ¿Por qué?
–Finalmente otra vez una mujer, así como “Soledad”, mi primera novela; así como en “Vuela Soledad”, y esta también. Mirá, yo soy hijo de una matriarca, la imagen de mi madre es muy superior, es mucho más fuerte, mucho más total que la de mi padre e imagino que algo de ahí viene. Pero imagino que es un tiempo de las mujeres. Las mujeres se interpelan, vuelven, entran en crisis, se rehacen y ocupan espacios y la pelean desde otro lugar. Es el tiempo de las mujeres. Siglo XXI definitivamente, por un cambio gigantesco por el tiempo de acumulación y producción capitalista, los varones entramos en crisis, somos personajes mínimos ante una cantidad de cosas, y eso se puede ver muchísimo en las organizaciones campesinas, en las ollas populares, fuertes liderazgos femeninos. Este es el tiempo en el que también están en los bares, en el que discuten montón de cosas. Creo que viene por ahí, por mi encantamiento profundo con la que probablemente es la imagen más fuerte que tuve en mi vida, que es mi madre, y el desarrollo propio, la coincidencia de que estos son tiempos en los que las mujeres tienen mayor firmeza y mayor solidez en encarar muchas cosas; y, por lo tanto, para mí sus perfiles son mucho más agradables y sus historias son super historias.
–¿Es el realismo en tus narraciones una forma de denuncia de un presente que parece no ser visto por otros?
–Por un lado, yo creo que hay mucha gente interesada en describir esos cuadros de realidad y hacerlo también con todas las herramientas del oficio de cronista, que tienen un montón de herramientas. Entiendo que hay mucha gente que quiere hacerlo y que no tiene las herramientas, el tiempo y las condiciones necesarias para enfrentar esas tareas. Por el otro lado, hay obviamente una cantidad de cosas que se trabaja con los medios de comunicación, con elementos sensacionalistas nomás, vulgarizando todo nuestro proceso social, ubicando a los sujetos sociales siempre en conflictos de intereses, ruines o delincuenciales, y así la historia de este pueblo no existe.
El pueblo no tiene historia en este país. No hay una teleserie sobre una familia campesina, sobre una familia urbana. Siempre es sangre, telediarios, facas, aprietes y supuestas inconciencias y cosas por el estilo. Y nunca aparecen nuestras historias, los pobres somos una masa gigante que producimos basura, comemos comida chatarra, nos peleamos entre nosotros, estamos a punto de asaltar el banco o el panchero de la esquina, y hasta ahí, por ahí nomás nuestras vidas existen. Entonces yo, como vengo de ahí y no quiero irme de ahí tampoco, estoy permanentemente describiendo cuadros de la realidad, ficcionándolos o trabajando directamente con formas periodísticas, pero es la realidad la que se impone. No sé si otros no quieren verlo, pero hay muchas voces secuestradas en este país.
–¿Qué necesidades, condiciones o incertidumbres de la vida social o de tu propia vida se te rebelaron en esta cuarentena global que se pueden encontrar “La Cuarentena de Ñasaindy”?
–Los personajes entran todos en cuarentena y de hecho hay mucho mío ahí. Ha sido, digamos, un espectáculo increíble en tiempo real. Probablemente no haya habido un caso tan mundial que se sienta y se viva como realidad cotidiana. También vimos aquella mano de Maradona o el WTC, pero esa cosa que vos sentís que ha estado en vos es una novedad absoluta y es un primer registro mundial de esas características, ni siquiera las guerras mundiales han construido un escenario tan complejo, tan completo y tan totalizando como la pandemia. Entonces, yo también como sujeto envuelto en eso, tratando de entender y comprender, de ver cómo salir, viendo cómo hacer las cosas, desde dónde pensar, desde dónde sentir, desde dónde sobrevivir, obviamente la novela está atravesada por ese momento, de la angustia, del no saber qué hacer, del vy’aÿ, de la tristeza profunda de no poder abrazarse.
Voy a contarles una historia real con nombres ficticios. Una historia en la que se mezclan varias vidas con un mismo final. Al contrario de otras historias, esta no tendrá un final feliz, pero dimensionar el dolor puede ayudarnos a entender mejor un problema que se repite y no se detiene.
Es pasada la medianoche, Carlos toma un trago mientras Alejandra pone mala cara. Es tarde y mañana tiene que rendir. Le faltan un par de materias y será doctora. En la misma mesa, Pedro y Javier siguen con la fiesta como si fuese la última noche. Piden otra ronda mientras bailan y cantan eufóricos. Son jóvenes divirtiéndose en un feriado largo.
Del otro lado de la ciudad, Arnaldo está cerrando su caja. Trabaja en una bodega, irónicamente no toma, le toca despachar y cobrar. 12 horas al día que nunca terminan cuando las ganas de llegar a casa sobrepasan al sacrificio. Lo esperan su mujer y sus dos hijos. Generalmente llega cansado, pero sabe que la felicidad está allí, en ese momento en que puede abrazar a su familia.
Carlos ya cambió su humor. El cansancio y el alcohol le pasan la factura. Trabaja en un banco mientras sigue sus estudios, es de una familia acomodada. Vino a la fiesta en la camioneta de su padre y con él, Alejandra.
El ruido de la música es ensordecedor. Alejandra le pide que no maneje, sabe que tomó unas copas de más, pero Carlos insiste. Asegura que está bien y que va a manejar despacio. Pedro y Javier están destruidos, pero incitan a Fabián con la famosa frase: “Uno borracho maneja mejor”.
Es el momento en que la alegría y la excitación se juntan con las ganas de llegar a casa para descansar un par de horas y luego, al trabajo. Casi a la misma hora, Arnaldo cierra el negocio, enciende el auto y suspira. A veces el cansancio tiene cara de niños.
Según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, la principal causa de muerte de las personas de entre 19 y 35 años en nuestro país no está relacionada a enfermedades, sino a los accidentes de tránsito.
En conversación con Carlos Martini, la inspectora de la Patrulla Caminera Patricia Ferreira le decía que, en una semana (la que pasó), tuvieron 40 accidentes, solo lo que registraron ellos. El dato se puede duplicar si se registraran o se denunciaran todos los accidentes.
Carlos sube el volumen de la radio mientras Alejandra revisa el celular. Pedro y Javier cantan desbordados, mientras ríen a carcajadas. Nadie se dio cuenta de que venían a una velocidad criminal. Algunos testigos dijeron que el chofer esquivo un bache…
El choque fue tan brutal que los forenses especularon que todos murieron en el acto. No hubo tiempo de reaccionar. No hubo manera de esquivar el impacto. No hubo forma de evitar la tragedia.
El auto de Arnaldo quedó hecho un amasijo de hierros retorcidos. Nunca vio venir la tragedia. La camioneta dio un par de vueltas y se estrelló contra una columna que cayó como un misil sobre el vehículo. Los bomberos llegaron a prisa solo para descubrir una imagen desoladora de destrucción y muerte.
Jóvenes con un futuro, un hombre que salía a pelearla cada día, van a dejar un doloroso manto de luto a familias destrozadas por un instante donde se mezcló irresponsabilidad y desidia.
Cada 8 horas muere una persona a raíz de los sucesos viales en Paraguay. El accidente es la punta del iceberg.
Los accidentes también golpean a nuestra economía. Los costos directos atribuibles a la atención de pacientes traumatizados van de 682 dólares a 780 dólares por día por paciente.
La historia y sus protagonistas son ficticios, pero cambiando los nombres y las características son situaciones que se repiten irremediablemente a lo largo de todo el país.
La Agencia Nacional de Tránsito y Seguridad Vial contabiliza un promedio de 40.000 personas accidentadas por año, de las cuales 52 por ciento corresponde a motociclistas que totalizan 400 fallecidos por año y de estos, 40 jóvenes de 15 a 35 años que quedan en estado vegetativo.
Irresponsabilidad sobre autos y motos, alcohol y malísima infraestructura pueden convertir la fiesta en una tragedia. Estos son días en los que vivimos apurados, estresados y con enormes ganas de llegar a casa. Pero más importante que llegar temprano, seguirá siendo llegar. Pero esa… esa es otra historia.
Gran Logia Simbólica abrirá este martes al público las puertas del Palacio Masónico
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Este martes 14 de mayo, desde la Gran Logia Simbólica del Paraguay confirmaron que abrirán las puertas del Palacio y Museo Masónico, que este año cumple 120 años, para dar a conocer su historia al público en general. La visita guiada será desde las 15:00 y se tiene previsto el ingreso de las personas en cuatro turnos.
El encuentro será en el Palacio Masónico y el Museo Masónico, ubicado en R.I.2 Ytororó esquina doctor Benigno Ferreira, en la ciudad de Asunción. El acceso será gratuito para la ciudadanía en general. Se podrá ingresar a las 17:00, 18:00, 19:00 y 20:00, los grupos ingresarán hasta 10 minutos antes de la hora prevista.
Guía de historiadores
“Hay tres historiadores que van a estar guiando a la gente en cuatro turnos a partir de las cinco de la tarde. La entrada es totalmente gratuita y conocerán la historia de la masonería del Paraguay”, detalló José Miguel Fernández Zacur, gran maestro de la logia, este martes, en entrevista con el canal GEN/Nación Media.
Afirmó que la historia de la independencia del país tiene mucho que ver con la masonería. “La masonería tiene mucho que ver con la historia paraguaya, mediante la intervención de sus miembros en episodios importantes de la epopeya nacional. Hoy con la visita tal vez se puedan encontrar con un Bernardino Caballero o Mariscal Estigarribia que darán una amena conversación”, aseguró.
José Miguel Fernández Zacur estuvo en estudios de GEN para hablar sobre la actividad de hoy. Foto: Emilio Bazán
Dos condiciones para ser masón
“La masonería tiene una connotación histórica y hay leyendas urbanas que fueron instaladas alimentadas un poco por conductas de miembros de la institución, que probablemente hayan hecho o no a su membresía, pero ocurre en cualquier ámbito”, apuntó el gran maestro.
Explicó que para ser masón se tienen dos condiciones básicas para poder estar en las filas de la masonería. “Te tienen que proponer o también se puede hacer un pedido, pero este tiene que estar avalado por uno de los miembros de la institución. Además, de ser libre y gozar de buena costumbres”, refirió.
Ayer martes 13 de mayo, se conmemoró el “Día del Masón Paraguayo”, fecha en la que se constituyó la Gran Logia Simbólica del Paraguay. En el año 1923, la gran logia sustituyó al hasta entonces “Gran Oriente del Paraguay” para el gobierno de los primeros tres grados de la Masonería.
La nueva tarifa de Itaipú es un logro que debe asegurar grandes beneficios al país
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Mediante el acuerdo logrado con Brasil para fijar la nueva tarifa de energía de Itaipú, que ya no tendrá que cederle a valor risible, se estima que Paraguay podrá recibir alrededor de 1.250 millones de dólares anuales por la venta de su energía a diversos clientes. La noticia fue celebrada por todos porque constituirá un espaldarazo financiero inédito para lo que se pudiera hacer en el país. Hasta los negacionistas, que lo ven todo negro, se pusieron contentos por esa gran novedad y son también capaces de soñar.
La euforia es legítima y hay que celebrarla como un gran triunfo del Gobierno nacional, que ha sabido realizar las negociaciones por varios meses para tratar de obtener la mayor ventaja posible para nuestro país. No hay que olvidar que Brasil quería una cotización muy baja, que fuera menor a los 16,71 dólares el kW/mes que regía hasta la vigencia del nuevo acuerdo, y Paraguay pretendía que estuviera por encima de los 20 dólares. Por lo tanto, los 19,28 dólares el kW/mes que se fijó como nueva tarifa puede considerarse un logro importante, dado que la intención paraguaya es capitalizarse mediante los mayores ingresos que provengan de la binacional.
Un detalle importante es que, como ahora Paraguay ya no está obligado a cederle a Brasil la energía de Itaipú que le pertenece y que no utiliza, la podrá vender en el mercado a los precios que rigen en el mismo. Anteriormente, nuestro país tenía la exigencia de darle su energía a un valor muy bajo, que no significaba mayor utilidad. Eso terminó y llegó la hora de nuevas oportunidades para el país.
Los 1.250 millones de dólares que se prevé que ingresarán, no llegarán de inmediato porque comienza la tarea de buscar compradores y de hacer negociaciones para la mejor colocación posible del producto. Eso llevará su tiempo y el esfuerzo de conseguir las propuestas que sean más convenientes para los intereses nacionales. Por consiguiente, no se podrán hacer de entrada las inversiones que se pretenden, ya que el nuevo proceso tiene sus tiempos.
El Gobierno nacional ha aclarado que el dinero que ingrese al país por la venta de la energía paraguaya de Itaipú no se utilizará para gastos corrientes, como aumentos de salarios y otras erogaciones improductivas. Se harán inversiones importantes para la vida del país y su gente.
El presidente Santiago Peña señaló que con los fondos que se obtendrán con la nueva tarifa de Itaipú se construirán nuevos hospitales de referencia en varias localidades del país, ya que existe un gran déficit en los servicios de salud públicos. Habló incluso de hacer siete nuevos centros hospitalarios. Reconoció que existe un déficit tremendo en la materia y que ahora se van a acelerar los planes que ya se tenían anteriormente. Incluso existe la idea de construir un nuevo hospital en Asunción, ya que al trasladarse el nosocomio de la Facultad de Medicina a San Lorenzo, la capital no tiene una institución hospitalaria de gran nivel para los que habitan la ciudad.
El ministro de Economía y Finanzas, Carlos Fernández Valdovinos, enfatizó que los recursos de Itaipú no se utilizarán para aumentos de salarios del sector público. Resaltó que sería pésima una decisión de ese tipo. “Nosotros no estamos apoyando ningún tipo de incremento salarial”, aclaró, y agregó que de nada serviría conseguir esos recursos y luego no gastarlos de manera eficiente y transparente.
La necesidad de destinar los nuevos fondos para solucionar los principales problemas del país implica que, aparte de los gastos en salud y educación que se tienen previstos, se deberá invertir para potenciar el servicio eléctrico del país con el fortalecimiento de la Ande. El ente requiere muchas inversiones, sobre todo para mejorar la transmisión de la energía de manera segura y sin castigar a los consumidores como ocurre hasta ahora por el déficit que tiene. La población nacional no puede seguir sufriendo la falta de servicio que provoca molestias y grandes perjuicios económicos.
Los beneficios que significan la nueva tarifa de Itaipú solo podrán concretarse mediante el trabajo adecuado de los organismos que los administren. Para ello se requiere, aparte de la preparación técnica, una importante cuota de amor a la patria y su gente.
El pasado 7 de mayo se realizó una nueva edición de Asu Jeguata, un recorrido guiado por sitios emblemáticos de nuestra capital, que con motivo de las actividades por los 213 años de la Independencia tuvo una parada especial en el sitio donde se planificaron las acciones para ejecutar la revolución incruenta que puso fin al dominio colonial español.
El punto de encuentro de la jornada fue el Centro Cultural de la Ciudad Carlos Colombino - Manzana de la Rivera, que está compuesto por una serie de edificaciones que conjugan diversas corrientes arquitectónicas como la colonial y neoclásica.
De acuerdo a la información disponible en el código QR de la placa informativa, el complejo está conformado por la casa Viola (siglo XVIII), la más antigua de Asunción; Casa Clari (siglo XX), Casa Clari Mestre (siglo XX), Casa Castelví (siglo XIX), Casa Vertúa (siglo XIX), Casa Emasa (siglo XX), Casa Serra 1 y 2 (siglo XIX) y Casa Ballario (siglo XX)”.
Bajo la guía de Alberto Vera Maciel, encargado de productos turísticos de la Municipalidad de Asunción, el recorrido se inició poco después de las nueve de la mañana en el Museo de la Ciudad de dicho centro cultural, donde los visitantes pudieron observar documentos, ilustraciones e imágenes de la ciudad, desde su fundación en 1537 por el capitán Juan de Salazar, algunos episodios que marcaron su diseño como el gran incendio de 1543 y la organización en cuadrículas dispuesta durante el gobierno de Gaspar Rodríguez de Francia (1813-1840) –antes de lo cual las calles no respondían a un trazo planificado y los caminos seguían en muchos casos los surcos abiertos por el paso de los raudales– hasta fotografías del siglo XX de gran calidad técnica y artística.
La primera parte del itinerario finalizó con una foto grupal en la explanada de la Manzana con una imponente vista al Palacio de López, que fue concebido originalmente para ser residencia de Francisco Solano López y cuya construcción arrancó en 1857. No obstante, a raíz del estallido de la guerra contra la Triple Alianza, López dejó la capital para dirigir las tropas paraguayas, por lo que nunca pudo verlo terminado ni mucho menos habitar en él.
En efecto, los primeros que se establecieron allí, tras bombardearlo, fueron las fuerzas brasileñas tras la ocupación de Asunción en 1869, en las postrimerías de la contienda. El palacio quedó abandonado por 10 años hasta que durante el gobierno de Juan Gualberto González (1890-1894) se impulsó la reconstrucción y en 1894 se convirtió en despacho presidencial habiendo sido Juan Egusquiza su primer ocupante en tal carácter.
GESTA EMANCIPADORA
La siguiente parada fue la Casa de la Independencia, que fue la residencia de los hermanos Martínez Sáenz y donde los próceres se reunían para hacer los planes revolucionarios y de donde salieron a través del callejón histórico en la noche del 14 de mayo de 1811 para intimar al gobernador español Bernardo de Velasco que entregara el poder.
El guía refirió que en el lugar, donde funcionaba una posada, el capitán Pedro Juan Caballero, quien era oriundo de Tobatí, se hospedaba cuando estaba de visita en la capital. Enfrente se encontraba la casa de doña Juana María de Lara, quien cumplió un papel fundamental en la gesta emancipadora facilitando la comunicación de los conspiradores y quien además albergaba a su sobrino Vicente Ignacio Iturbe, quien también formaría parte de aquellos sucesos.
La casa era de dominio privado hasta que en 1943 fue adquirida por el Estado paraguayo. En 1961 el sitio fue declarado Monumento Nacional y en ese mismo año se iniciaron las labores de restauración y puesta en valor para su posterior conversión en Museo Histórico Nacional en 1965.
“Posee un estilo colonial previo a la Independencia cuando el país era una colonia española. Ha sido refaccionada y debido a estas modificaciones, realizadas a través de los años, se ha desvirtuado parte de la esencia del estilo arquitectónico que ella representa. Esto se observa en las fachadas que dan al Callejón Histórico y sobre la calle 14 de Mayo, las cuales ya no cuentan con las galerías externas, que, en algunos de sus lados, debieron ser demolidas en las ‘rectificaciones’ del mandato del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia. Estas galerías comunicaban el interior de las casas con la calle”, dice la información del código QR sobre las características del edificio.
En su interior están expuestos documentos relativos a la Independencia, muebles, joyas, utensilios, objetos, cuadros y otras pertenencias de los próceres, así como instrumentos de la época colonial como un reloj de sol de la época jesuítica.
INTIMACIÓN A VELASCO
La ocasión también fue propicia para transitar una polémica que fue abierta por historiadores en ocasión del Bicentenario: ¿cuál es el cuadro que ilustra la verdadera intimación a Velasco? ¿La del artista italiano Guillermo Da Re o la del pintor paraguayo Jaime Bestard?
Según advirtió en su momento el historiador, escritor y poeta Carlos Villagra Marsal, la famosa imagen que se encuentra en el reverso del billete de 10.000 guaraníes representa la intimación en Buenos Aires al virrey del Río de la Plata, Bartolomé Hidalgo de Cisneros, en la noche del 24 de mayo de 1810.
“La pintura fue realizada por el artista italiano Guillermo Da Re por encargo del Gobierno argentino para conmemorar el centenario de Independencia de este país en 1910. Sin embargo, tras un cambio de gobierno, la obra no fue aceptada por el aquel entonces presidente Hipólito Yrigoyen. Según versiones, el cuadro fue vendido al paraguayo Juan Silvano Godoy con el nombre de ‘Intimación a Velasco’, algo conveniente en su momento”, señala una publicación del sitio Historia Numismática del Paraguay.
En efecto, como bien dan cuenta las crónicas históricas, la intimación a Velasco fue presentada por Iturbe en un espacio abierto ubicado entre la plaza, donde estaban desplegados los cañones de los revolucionarios, y la Casa de los Gobernadores, que estaba situada frente al Cabildo y que fue demolida paradójicamente en el marco de las labores de “hermoseamiento” para los festejos del centenario de la Independencia. Esta escena fue magistralmente recreada por el pintor paraguayo Jaime Bestard en el óleo sobre lienzo “Intimación de los revolucionarios a Velasco” (1960).
El historiador Julio César Chaves, en su obra “Compendio de historia paraguaya”, relata que en la nota “Pedro Juan Caballero ‘por sí y sus subalternos’ exigía: que se entregue al cuartel la plaza y todo el armamento; que el gobernador siga en su gobierno pero asociado con dos diputados que nombrará el cuartel; que posteriormente se tratará y establecerá la forma y modo de gobierno que convenga a la provincia; que se clausure la casa capitular; que ningún barco se mueva de los puertos; que no salgan de la ciudad los ‘portugueses que ahora a poco han entrado en ésta con diputación clandestina’”.
Con respecto a este último punto es preciso aclarar brevemente el motivo de la mención a los portugueses. Si bien el movimiento ya venía gestándose desde la victoria sobre la expedición de Manuel Belgrano entre setiembre de 1810 y marzo de 1811, la chispa que terminó de hacer estallar el movimiento fue el acercamiento entre Velasco y Portugal propiciado por el primero con el fin de precautelar los intereses españolistas ante el acecho de Buenos Aires.
Esta aproximación a Portugal vendría a precipitar un movimiento que ya estaba siendo preparado, pero que debió adelantarse ante el inminente acuerdo entre el gobernador-intendente y la potencia lusa, como evidenciaba la misión que cumplía por esos días en nuestra capital el teniente José de Abreu.
Otro pasaje de la intimación a Velasco expresa que “en atención a que la provincia está cerca de que habiéndola defendido a costa de su sangre, de su vida y de sus haberes del enemigo que le atacó, ahora se va a entregar a una Potencia Extranjera, que no la defendió con el más pequeño auxilio, que es la Potencia Portuguesa, este Cuartel, de acuerdo con los Oficiales Patricios, y demás soldados, no puede menos que defenderla con los mayores esfuerzos”.
Si bien hubo un tímido intento de las tropas españolistas de resistir, estas huyeron al ser tiroteadas y el gobernador terminó entregando el bastón de mando sin derramamiento de sangre de por medio.
Menos de un mes después, el 8 de junio de 1811, a raíz de los nuevos intentos de Velasco de recibir auxilio de los portugueses, fue definitivamente depuesto quedando en el gobierno los diputados Dr. Francia y el capitán Juan Valeriano Zeballos, un español partidario de las reivindicaciones criollas.
PANTEÓN Y ORATORIO
Posteriormente, la delegación se dirigió al Panteón de los Héroes y Oratorio de la Virgen Nuestra Señora Santa María de la Asunción, un edificio de estilo neoclásico y réplica a escala menor del Le Panthéon de los Inválidos de París, Francia. La construcción fue encargada por Francisco Solano López en 1863. Las obras se iniciaron en 1864 bajo la dirección del arquitecto italiano Alessandro Ravizza, pero poco después se paralizaron por el inicio de la guerra y concluirían recién 70 después, en 1936, bajo el gobierno de Rafael Franco, quien lo convirtió en Panteón Nacional de los Héroes e hizo depositar en él los presuntos restos del cuerpo del mariscal López y del soldado desconocido. Además de los ya mencionados, en el lugar están depositadas las cenizas de Carlos Antonio López, el Gral. José Eduvigis Díaz, el general Bernardino Caballero, el mariscal José Félix Estigarribia, su esposa Julia Miranda Cueto, los niños mártires de Acosta Ñu, Eusebio Ayala, y el poeta y músico Emiliano R. Fernández.
El edificio tiene la particularidad de tener dos nombres, pues luego de su declaración como Panteón Nacional de los Héroes la feligresía y la jerarquía eclesiástica protestaron, por lo que en 1937 el presidente Félix Paiva le restituyó el carácter de Oratorio a la Virgen de la Asunción.
LA PRIMERA DIÓCESIS DEL RÍO DE LA PLATA
Poco antes de iniciarse la misa de las once, la comitiva llegó al último punto del circuito, la Catedral de Asunción, la primera de nuestro país y del Río de la Plata, que fue inaugurada en 1845, durante el gobierno de Carlos Antonio López.
Vera Maciel explicó que desde su inauguración el templo funciona con la misma estructura, con un pasillo central flanqueado por seis columnas en cada lado, que simbolizan a los doce apóstoles que acompañaron a Jesús, además de que conserva el techo de madera original. El altar mayor es un retablo que fue hecho por jesuitas coronado por la imagen de San Blas, el patrono del Paraguay, y por una réplica de la imagen de la Virgen de la Asunción.
A sus pies, en la parte derecha, se encuentra un relicario que contiene tejidos del corazón del primer y único santo paraguayo, Roque González de Santa Cruz. En el lado izquierdo hay otro relicario que contiene un pedazo del cráneo de la beata María Felicia de Jesús Sacramentado, Chiquitunga. A los costados se observan capillas que homenajean a diversos santos y en la parte superior de la entrada se encuentra uno de los únicos dos órganos a tubo que hay en el Paraguay y que fue inaugurado con una audición abierta al público realizada en 2018; el otro pertenece a la iglesia de La Encarnación.
Al son de las campanadas que anunciaban el inicio de la misa, charlamos brevemente con la profesora Carolina Espínola, de la carrera de Hotelería y Turismo de la Universidad Americana, quien acompañó el circuito con una decena de jóvenes y que destacó que con este tipo de actividades los estudiantes, además de la experiencia en clase, tuvieron la oportunidad de conocer más sobre nuestra cultura, además de la puesta en valor del patrimonio y el conocimiento de la historia a través del turismo cultural.