La presentación de pinturas denominada “Incondición Interior” se estrenará el próximo 5 de diciembre, en espacio Miguel Acevedo del Centro Cultural de la Ciudad Carlos Colombino, en la Manzana de la Rivera, ubicado en la calle Juan de Ayolas 129 de Asunción. La muestra estará disponible para todo público hasta el 22 de diciembre.
De la mano de los artistas Carla Ascarza y Horacio Guimaraens llegará esta muestra de arte, que expondrá obras surrealistas; en variados formatos y técnicas. “`Incondición Interior´ explora escenarios oníricos en los que se atribuye un papel clave a la imaginación, al simbolismo y a lo mítico”, comentaron los autores de la muestra.
“Las narrativas visuales relatan historias personales transcurridas en espacios que podrían ser el interior de una habitación, así como la profundidad de los ríos. Las obras van más allá del tiempo y del espacio tal como los conocemos: como elementos esenciales de la realidad”, agregaron los artistas Horacio Guimaraens y Carla Ascarza.
“Esta puesta en escena pretende conexiones desde el mundo interior de los artistas autores, estableciendo vínculos con los espectadores al conjugar tiempos y espacios compartidos en un lenguaje de representación pictórica surreal”, señaló la crítica de arte, Maria Eugenia Ruíz, sobre la muestra.
Asimismo, la artista y expositora Carla Ascarza comentó que podría definir su serie completa como surrealista simbólica, con énfasis en el poder de las imágenes de la naturaleza como símbolos que persisten en el colectivo imaginario y que se constituyen en mitos.
A su vez, Guimaraens explicó que a través de esta serie de pinturas cambió su temática de edificios vistos desde afuera e incursiona en el interior de los mismos. “Busco trasmitir, con esas imágenes, la vida interior que se desarrolló o se desarrolla en una habitación de fantasía”, explicó el pintor.
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Emoción y color en la atmósfera onírica de la pintora Carla Ascarza
- Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos: Gentileza
La artista llama realismo lírico a su búsqueda, la transmisión con imágenes de sentimientos profundos e incluso valores. “Quiero transmitir la esperanza, la vitalidad, el misterio, la gratitud”, cuenta de sus bellas artes.
“Defino muchas de mis obras dentro del realismo lírico porque habitan una frontera entre lo real y lo simbólico”, cuenta Carla Ascarza. “Me interesa representar escenas, personas y objetos que existen, pero llevarlos a otro plano a través de la atmósfera, la paleta y la composición”, define.
Plástica de importante trayectoria, sus cuadros de la serie “Mensajeros” abordan lo mítico y lo tangible de los mainumby, colibríes que llevan y traen luces, colores, reflexiones.
“En esa transformación se produce el lirismo: lo que está cargado de emoción, de memoria, de misterio. La pintura me permite decir lo que no cabe en la literalidad. Puedo usar una figura humana o un objeto cotidiano, pero los rodeo de elementos poéticos para que emerjan como visión, como huella sensorial”, apunta.
Entiende al color como un comunicador eficaz. “Es una herramienta de intuición y también de resistencia: en un contexto como el nuestro, donde tantas veces se impone la opacidad, defender el color es también defender la vida”.
–¿Cuál fue el disparador de la colección “Mensajeros”?
–El disparador fue una vivencia íntima y una necesidad interior de nombrar lo intangible. Los colibríes llegaron a mí como metáfora de aquello que no permanece, pero deja huellas. En “Mensajeros” no los represento solo como aves, sino como símbolos de lo etéreo, de lo que se posa apenas en la conciencia. Ellos son portadores de mensajes del alma: la fugacidad del instante, la ligereza de lo esencial, la belleza que no se impone, pero transforma. La serie nace del deseo de capturar esa sutileza y convertirla en color, en forma, en presencia.
NARRANDO LO INVISIBLE
–En tus series anteriores se ve una búsqueda por retratar la escena cotidiana, los rostros cercanos. ¿Cómo vas volcando a los lienzos tus inquietudes? ¿Seguís un plan?, ¿pintás lo que te es urgente?
–Trabajo a partir de una urgencia interior. Hay veces en que una imagen se instala en mi cabeza y no me suelta hasta que le doy cuerpo en el lienzo. A veces es un rostro anónimo que encuentro en una fotografía o una escena callejera que me golpea. No siempre tengo un plan estructurado, pero sí una búsqueda constante: la de narrar aquello que suele pasar desapercibido. Lo invisible, lo que no está en los titulares. Pinto para dar visibilidad a lo común, pero con una carga simbólica profunda. En ese sentido, la serie “Contramundos” fue muy significativa: cada obra fue una pequeña crónica visual del Paraguay contemporáneo.
–Contanos un poco más de tu relación con el color. ¿Cómo decidís ese universo personal?
–El color para mí es emoción. Es lenguaje puro. Muchas veces dibujo con el color. Nunca lo uso de manera literal. Mi paleta se construye a partir de lo que siento, de lo que quiero provocar. La realidad ya tiene sus propios tonos, pero el arte me permite alterarlos, amplificarlos, volverlos signos. A veces un verde ácido, un fucsia estridente o un naranja encendido no tienen lógica si uno los mira desde lo mimético, pero sí si los entiende como pulsaciones anímicas. Pinto desde el color porque él habla más rápido que las palabras.
–También abordaste lo abstracto. ¿Cómo fue ese recorrido?
–Lo abstracto fue, en mi caso, un espacio de liberación. Al principio, mi obra estaba más centrada en el retrato y la escena figurativa, pero la abstracción me permitió explorar otros caminos: el gesto, la mancha, el ritmo. Fue como quitarme las palabras de encima y quedarme solo con la voz. Me interesa lo abstracto cuando nace de una pulsión verdadera, cuando no es solo una estética, sino una necesidad de expansión. Algunas obras de transición en mis series combinan ambos lenguajes: hay figura, pero también hay fuga hacia lo simbólico, hacia lo que no puede decirse con formas reconocibles.
CREAR CON HONESTIDAD
–Fuiste premiada y tu obra se exhibió en el exterior. ¿Cómo sigue ese camino?
–El reconocimiento que recibí en Moscú con “La dulcera”, obra de la serie “Contramundos”, fue muy importante para mí. No solo por el premio en sí, sino porque visibilizó una escena local que muchas veces queda relegada. Esa obra nació de una historia real, de una mujer que vendía dulces de mamón en Garibaldi. Yo la fotografié, hablé con ella, le comenté sobre mi trabajo, compré sus dulces, le solicité permiso para fotografiarla y luego la convertí en símbolo. Fue mi forma de hablar sobre la desigualdad, sobre la cultura del consumo, sobre lo invisible. A partir de esa experiencia se abrieron otras puertas, pero más allá de lo institucional, lo que me mueve es seguir creando con honestidad. Hoy me interesa explorar más a fondo las narrativas indígenas, la memoria colectiva, los ritos del presente. El camino sigue desde ahí.
–¿Cómo ves la plástica nacional?, ¿qué cosas destacás de este presente?
–La plástica nacional es profundamente valiente. Está llena de artistas que, a pesar de contextos hostiles, producen con una potencia conmovedora. Pero no puedo dejar de señalar la precariedad estructural en la que trabajamos muchos de nosotros. Los materiales son carísimos: un solo tubo de óleo, un pincel profesional, un lienzo, representan una inversión enorme. Muchos colegas pintan en condiciones mínimas, con recursos limitados y aun así construyen discursos estéticos de gran profundidad. Falta apoyo sostenido, políticas públicas reales, espacios de visibilidad. Aun así, el arte persiste. Se renueva, se reinventa. Destaco sobre todo el trabajo de mujeres artistas, de jóvenes que se animan a experimentar, de quienes cruzan el arte con la militancia, con lo social, con lo comunitario. Es un momento duro, pero fértil. Y estoy convencida de que el arte seguirá abriendo caminos, aunque tenga que hacerlo con las uñas. La plástica paraguaya está viva. Y lo está no por el mercado, sino por la urgencia expresiva de sus creadores.
–¿Cuál es tu materia pendiente en la plástica?
Siento que una de las búsquedas más importantes que tengo como artista –y también como ser humano– es profundizar en el compromiso del arte con las causas humanitarias. Vivimos en un mundo profundamente desigual, herido, con pueblos que luchan por su derecho a existir, a hablar, a vivir. Mi materia pendiente no es una técnica, ni siquiera una exposición; es usar cada vez con más claridad mi voz visual a favor de la vida. Me interesa cada vez más vincular mi obra a causas sociales, a los pueblos indígenas, a la defensa del planeta, a la memoria colectiva. Para mí, el arte no debe ser indiferente. Tiene que incomodar, abrazar, iluminar, conmover. Y ahí está mi tarea pendiente: seguir encontrando lenguajes que acompañen y denuncien. Que no se queden en lo estético, sino que toquen lo ético.
NARRAR DESDE OTRO LUGAR
Carla Ascarza estará exponiendo en la muestra colectiva “Sinergia, arte femenino en diálogo con la memoria urbana”, que abre el próximo 15 de agosto a las 19:00 en el Espacio Cultural Staudt, sito en Iturbe 333 casi Mariscal Estigarribia. Expondrá allí en conjunto con Norma Annicchiarico; Gloria Valle y Osvaldina Servián.
Vale recordar que Carla, además de artista plástica, es también comunicadora.
–¿Qué facetas de la expresión potencia la pintura?, ¿qué cosas permite expresar más allá de las palabras?
–La pintura es, para mí, el lenguaje donde lo no dicho se vuelve posible. Como comunicadora, valoro el poder de la palabra, pero sé que tiene límites. Hay experiencias que no se traducen fácilmente: el dolor ancestral, la belleza inexplicable, la rabia callada. La pintura me permite explorar dimensiones expresivas que la palabra, por momentos, no alcanza. Pero, como comunicadora, siempre he sentido un fuerte compromiso con la narrativa: contar historias, dar sentido, transmitir lo profundo de lo humano. En mi obra, esa narrativa se vuelve visual, simbólica, sensorial.
–Se sigue contando, descubriendo…
–Pinto no solo para emocionar, sino también para contar. Cada personaje, cada escena, cada fragmento de color tiene una historia detrás. La pintura potencia esa posibilidad de narrar desde otro lugar, de dar cuerpo a relatos que a veces no encuentran espacio en los medios tradicionales. Y me permite también generar otra temporalidad: la del silencio, la contemplación, el tiempo detenido que exige una imagen. La narrativa visual que construyo desde el arte es una extensión de mi voz como comunicadora, pero una voz que a veces se vuelve más poderosa, más ambigua, lo que es fundamental para interpelar al otro. La pintur a abre un campo de significación que no pretende cerrarse . Y en eso me siento profundamente libre.
BREVE BIO
Carla Ascarza es licenciada en Artes Visuales por el Instituto Superior de Artes Verónica Koop con la puntuación summa cum laude. Cuenta con un masterado en Antropología Social por la Universidad Católica de Asunción y especializaciones en antropología de la salud y derechos humanos. Dentro de su formación artística estudió en programas y talleres en la Escuela de Bellas Artes, talleres libres de Olga Blínder, Edith Jiménez, Lisandro Cardozo, Vicente Duré, Luis A. Boh y Jo Oliveira. Fue becada por el maestro Livio Abramo como asistente en sus talleres de línea y color.
Cuenta con numerosas exposiciones colectivas nacionales e internacionales. Entre las más recientes se mencionan Muestra Kuña Mbarete Rembiapo, Sala Jacinto Rivero, Centro Paraguayo Japonés (2025); Muestra Ñepyrumby, Apart Hotel Maison Suisse (2024); Muestra Apertura de ciclo. Casa Hassler, San Bernardino (2024); Muestra Incondición Interior, Centro Cultural Manzana de la Rivera (2023).
Obtuvo el Primer Premio de Pintura en el XII Festival Mundial de Bellas Artes VERA, Moscú, Rusia. Año 2017. Representó a Paraguay en la muestra internacional Passion Art Barcelona. Sus cuadros también representaron al país en muestras en Nueva York (EE. UU.), Canberra (Australia) y Seúl (Corea).
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Exponen arte hecho en casa, en El Cabildo
Una exposición colectiva sin precedentes reúne obras de once artistas del Taller “Fábrica de Ideas”, en su primera muestra oficial. La cita es este lunes 16 de junio a las 18:00 en el Centro Cultural de la República El Cabildo, con acceso libre y gratuito. La muestra permanecerá abierta hasta el miércoles 18.
La exposición ofrece una diversidad de técnicas y expresiones, fruto de más de dos años de trabajo. Incluye desde pinturas sobre lienzo, repujado en aluminio, pinturas sobre loza, murales de azulejos pintados, hasta tallados en madera intervenidos con color. Todo bajo la coordinación de la artista y tallerista Alicia Pérez Pane.
“Queremos mostrar el arte que también hay en las casas y en las personas que no se dedican exclusivamente al rubro”, expresó Pérez Pane. Con este espíritu nace esta muestra, que da visibilidad a creadores que desarrollan su arte en paralelo a sus otras actividades cotidianas.
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La coordinadora remarcó el valor único de cada obra: “El arte es todo lo que conmueve. Es aquello que no se puede repetir dos veces. Por eso, lo que crean mis alumnas es arte, porque nadie lo podrá hacer igual”.
Entre los expositores se encuentran Milena Molas, Mercedes Clari, Gladys López, Helen Ismachowiez, Carlos Frutos, Patricia Rosales, Lorena Cuquejo, Lisette Mery, José María Ruiz, María Raquel Correa y la propia Alicia Pérez Pane.
Además de su carácter artístico, la exposición también es una celebración de la creatividad que florece en espacios no tradicionales. “Estoy muy agradecida con El Cabildo por apoyar a las amas de casa y personas que encontraron en el arte una forma de reencontrarse consigo mismas”, concluyó Pérez Pane.
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Paraguayos lanzaron libro en Turquía sobre las tres oleadas árabes - otomanos en suelo guaraní
En la sala Muzaffer Göker Hall de la Facultad de Lenguajes, Historia y Geografía de la Universidad de Ankara, Turquía, se llevó a cabo el lanzamiento del libro “Las Tres Oleadas, Árabes – Otomanos en Paraguay”, escrito por los paraguayos Carla Ascarza y César Palacios. El lanzamiento se realizó en el marco de las celebraciones por el mes de la Independencia del Paraguay y los 71 años de relaciones diplomáticas con Turquía.
“El material realiza un recorrido histórico sobre la migración otomana y árabe en Paraguay, los desafíos que debieron enfrentar los migrantes en los procesos de adaptación cultural y el impacto y aportes significativos de los mismos en la sociedad guaraní”, explicó Palacios a La Nación/Nación Media.
El evento contó con la presencia del cuerpo diplomático acreditado en Turquía, así como de destacadas autoridades académicas. Por Paraguay, presidió la ceremonia el embajador Ceferino Valdez, quien presentó el libro de los compatriotas a los presentes en el auditorio. Palacios, por su parte, participó vía zoom.
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Sobre el libro
“Las Tres Oleadas, Árabes – Otomanos en Paraguay” es un libro celebración en turco y español, cuyo lanzamiento se realiza en el marco de los 100 años de la creación de la República de Turquía y los 80 años de relaciones diplomáticas entre Paraguay y Turquía.
“El material fue elaborado a partir de entrevistas realizadas a la historiadora Ana Barreto, a la diplomática Leila Rachid Lichi, al cineasta Ray Armele, y en base a documentaciones obtenidas de fuentes oficiales, así como del libro del recientemente fallecido historiador y excanciller, Alejandro Hamed Franco”, precisó Ascarza a La Nación/Nación Media.
Inicialmente, el objetivo era hacer un ensayo breve dentro de otro libro, pero conversando con el embajador paraguayo en Turquía, desde el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Ankara, los autores Ascarza y Palacios decidieron escribir un libro completo. “La embajada de Turquía en Paraguay tuvo un gran aporte con la colaboración en la traducción al turco, lo que permitirá su publicación en 2 idiomas”, agregó.
Los autores relataron que en febrero del 2020 viajaron a Turquía para conocer el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Ankara y durante esa visita se toparon con el busto de Manuel Ortiz Guerrero, ante lo cual el director del centro mencionó que no había ningún solo libro sobre las relaciones de Turquía con Paraguay o sobre las relaciones otomanas con Paraguay, marcando así el inicio de la obra.
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Sobre los autores
Carla Ascarza es licenciada en Artes Visuales con la máxima puntuación Summa Cum Laude; posee una maestría en Antropología Social por la Universidad Católica de Asunción y una especialización en Antropología de la Salud por Inesalud de Granada, España.
Ejerció el periodismo y realizó columnas de opinión para varios diarios de Asunción, fue jefa de Prensa de Radio Viva; editora y coordinadora de Jakueke Mujer y Revista Barrial, y recientemente directora de Comunicación de la Consultora Dos Puntos. Actualmente realiza consultorías en comunicación estratégica para figuras políticas, públicas y empresas; investigaciones sobre pueblos indígenas del Paraguay y se encuentra trabajando en artículos científicos relacionados a la Comunidad Sawhoyamaxa del pueblo Enxet.
Por su parte, César Palacios es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Filosofía UNA; posee masterados en Comunicación y Marketing por la Universidad Columbia del Paraguay y en Antropología Social por la UCA; además de un posgrado en Didáctica Universitaria por Facultad de Filosofía UNA y un diplomado en Comunicación de Gobierno por la Universidad Camilo José Cela de Madrid, España.
Como periodista trabajó en Canal 13 RPC, fue el primer corresponsal de la cadena Telesur con sede en Caracas desde el año 2005. Desde el año 2012 hasta la fecha conduce el programa Tribuna en Paraguay TV, fue director General de Medios del Estado y director General de Comunicación Estratégica del Mitic. Actualmente es docente en la Universidad Católica de Asunción y se desempeña como director General de Comunicación Estratégica del Ministerio de Comunicaciones.
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Prosigue la muestra “Incondición Interior”
Hasta el miércoles 31 de enero, los amantes del arte y en especial del surrealismo, podrán visitar la muestra “Incondición Interior” de los artistas Horacio Guimaraens y Carla Ascarza, que se exhibe en el espacio “Miguel Acevedo” del Centro Cultural de la Ciudad “Carlos Colombino”/Manzana de la Rivera, en Ayolas 129 casi Benjamín Constant, en Asunción.
“Incondición Interior explora escenarios oníricos en los que se atribuye un papel clave a la imaginación, al simbolismo y a lo mítico. Las narrativas visuales relatan historias personales transcurridas en espacios que podrían ser el interior de una habitación, así como la profundidad de los ríos. Las obras van más allá del tiempo y del espacio tal como los conocemos: como elementos esenciales de la realidad”, comentan los expositores
La crítica de arte María Eugenia Ruiz señaló: “Esta puesta en escena pretende conexiones desde el mundo interior de los artistas autores, estableciendo vínculos con los espectadores al conjugar tiempos y espacios compartidos en un lenguaje de representación pictórica surreal”.
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El poder de la naturaleza
Por su parte, Ascarza comentó que podría definir su serie completa como surrealista simbólica, con énfasis en el poder de las imágenes de la naturaleza como símbolos que persisten en el colectivo imaginario y que se constituyen en mitos. Las obras utilizaron variados formatos y técnicas, como la del acrílico y óleo sobre lienzo, mixta sobre lienzo y papel.
A su vez, Guimaraens explicó que a través de esta serie de pinturas cambia su temática de edificios vistos desde afuera e incursiona en el interior de los mismos. “Busco trasmitir con esas imágenes, la vida interior que se desarrolló o se desarrolla en una habitación de fantasía”, comentó.
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