Elenco de la película basada en la guerra de la Triple Alianza titulada “Ignacio: Mi tierra, Mi sangre” celebró el cierre de su rodaje en un salón de eventos asunceno, el martes último. El elenco estuvo acompañado de algunos uniformados, pues este proyecto audiovisual contó con el apoyo de las Fuerzas Militares.
La dirección estuvo a cargo de Dan Morínigo y Giselle Machado; la película relata la vida de un niño de 12 años que combatió en la guerra grande. El protagonista de la cinta es Ezequiel Báez, quien interpreta a Ignacio, otras personalidades que hacen parte del elenco son: Mario Toñanez, Martín Oviedo, Lourdes Torres y más.
El adelanto del filme nacional se estrenó a mediados de agosto, la cinta llegará a los cines en mayo del 2024. “Es una película que fue declarada de interés nacional por parte de la Honorable Cámara de Senadores y de interés artístico por la Honorable Cámara de Diputados del Paraguay”, según informó la productora “Su imagen”.
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Sinopsis
Paraguay en 1870, Ignacio, un niño de 12 años, que vive en un pequeño pueblo de Piribebuy durante la guerra con su familia. Su papá, un soldado y maestro escolar del pueblo, su madre como maestra reemplazante cuando estalla la guerra.
En medio de la contienda, Ignacio se separa de su familia, debe enfrentar el horror de la guerra y sobrevivir en un entorno trágico y peligroso, pero su determinación por encontrar a su familia lo mantiene vivo y le da la fuerza para seguir luchando. Su mamá se une a la caravana en busca de su hijo desaparecido, enfrentando los desafíos y peligros de la guerra para reunirse con Ignacio.
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¿Paraguay fue una potencia antes de la guerra contra la Triple Alianza?
Uno de los principales tópicos en el imaginario nacional respecto al Paraguay de la preguerra del 70 es que nuestro país era una potencia que despertó la envidia de los vecinos, que se conjuraron para destruir a una nación próspera y rica. Los historiadores Margarita Miró Ibars, Mary Monte de López Moreira y Jorge Coronel Prosman brindan sus puntos de vista sobre esta histórica controversia.
- Por Jimmi Peralta
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos Gentileza / Archivo
“El único país independiente de toda América”
Paraguay era una potencia. Era realmente el único país independiente de toda América. Y su potencial era gigantesco. Uno de los celos que despertó Paraguay es que contrataba los técnicos para venir a hacer las instalaciones como la siderurgia, los arsenales, el ferrocarril, que eran todas empresas estatales, es decir, estaban a cargo del Gobierno.
Entonces, toda esa autonomía y ese poder que tenía era lo que, por supuesto, despertaba celos porque era un mal ejemplo para América, que se estaba independizando. Entonces, no podían hacer que se copiara ese modelo de gobierno. Poco se analiza desde el gobierno del Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, porque él dejó un país rico, disciplinado, con las mujeres que tenían autonomía económica, que las liberó de la esclavitud española. Ellas podían comercializar, disponer de sus productos y todo eso hacía que haya un circulante de dinero y la producción, que era algo en lo que él insistía.
Una de las obras que generó más envidia es la fabricación de hierro. La Rosada de Ybycuí se manejaba a carbón vegetal y sin importar hierro. El hierro y los otros materiales que se necesitaban eran traídos de San Miguel, Caapucú y de los alrededores, llevados en carreta y también por agua, a través del Tebicuary. Fue también una obra financiada totalmente por el Gobierno paraguayo y también se fabricaba el acero, que era en ese entonces lo fundamental para las piezas más delicadas que necesitaban cierta ductilidad y ese acero se hacía con carbón vegetal.
¿Cuál era la ventaja de ese acero a carbón vegetal? Que era de mejor calidad que el resto de las industrias que lo hacían con carbón mineral, ya que esto hacía que el material fuera contaminado. Además, también había astilleros donde se fabricaban barcos de la Armada Nacional.
“Paraguay estaba dispuesto a convertirse en una potencia”
Paraguay estaba dispuesto a convertirse en una potencia, estaba en vías de desarrollo como los demás países. Lo que a Paraguay le diferenció de sus países limítrofes es que durante el gobierno de Carlos Antonio López se habían contratado más de 200 técnicos especialistas en diversas actividades. Fueron traídos además maestros, arquitectos e ingenieros ingleses que instalaron el ferrocarril, que mucha gente dice que fue el primer ferrocarril del Río de la Plata y no es cierto.
Argentina ya tenía el ferrocarril en el año 1857. Se inauguró una línea desde el Teatro Colón hasta el barrio La Floresta en Buenos Aires. Si bien Brasil no tenía ferrocarriles, tenía una red de tranvías que comenzaron hacia 1859, Chile tuvo ya 1851 y fue una de los primeros países en Sudamérica.
El Paraguay inauguró su ferrocarril el 21 de octubre de 1861, una línea corta que iba del puerto hasta cerca de Trinidad y posteriormente recién hacia 1912 el ferrocarril llegó hasta Encarnación. Pero era un país que estaba siendo desarrollado. Lo importante es que el Paraguay en 1850 tuvo la primera fundición de hierro del Río de la Plata, tenía astillero y también tenía telégrafos. Si bien Uruguay inauguró una línea telegráfica en 1855, se utilizó recién hacia 1860.
CONTRATACIÓN DE TÉCNICOS
De todas maneras, Paraguay sobresalió por la contratación de técnicos que no tuvieron los demás países. Lastimosamente vino la guerra y el proceso de esta primera modernidad en el Paraguay fue interrumpido.
Los viajeros que venían al comienzo del gobierno de Carlos Antonio López decían que Asunción era como una aldea, ya que las casas eran todas de techos de paja, de un solo piso, con algunas excepciones.
Sin embargo, cuando vienen los técnicos a partir de 1853-54, la fisonomía de Asunción y de muchas ciudades del interior cambió. De hecho, estaba en vías de desarrollo con los demás países gracias a estos técnicos. Con ellos se tuvo un desarrollo tecnológico importantísimo, una inversión que el gobierno estaba haciendo con todos estos adelantos técnicos.
Lastimosamente luego vino la guerra. Además del cercenamiento de nuestro territorio, porque la Argentina y Brasil llevaron más de 144.000 kilómetros cuadrados, también se ocasionó un déficit extraordinario en la demografía. Quedaron cerca de 200.000 habitantes, en su mayoría mujeres y niños, y unos 30.000 hombres útiles de 14 a 60 años. Se los llama hombres útiles porque podían trabajar.
Se calcula que antes de la guerra Paraguay tenía casi 500.000 habitantes y más de la mitad de la población murió en esa hecatombe. Además, también fueron llevados niños a los países aliados en calidad de esclavos. Los soldados regalaban a los niños o los vendían.
Esta hecatombe retrasó al Paraguay por un siglo en todos los aspectos, no solamente en el aspecto material, sino también en el aspecto cultural, educativo y científico.
“Tenía todo para convertirse en un polo de desarrollo”
En líneas generales el Paraguay tenía una diferencia importante con los países de la Alianza, ya era un Estado-nación. En cambio, Brasil era un Estado esclavist a, Argentina estaba en una pelea casi inacabable entre federales y unitarios, y eso afectaba a todas las provincias, provocando profundas divisiones. Y Uruguay, sobre todo luego de la derrota de José Gervasio Artigas, tampoco encontraba un camino como nación, atrapado en la tensión entre los intereses argentinos y brasileños, y su población o sus líderes formaban parte de una u otra tendencia, lo que en definitiva impedía su consolidación como nación.
Paraguay, sin embargo, en la década de 1860 ya tenía características propias. Eso le permitió ser el país, en la región, que tenía un Ejército nacional, cosa que no ocurría con Brasil, que tenía una guardia nacional, integrada por pequeñas milicias locales. Paraguay sí ya tenía su ejército, que al comienzo de la guerra se calcula que tenía reclutados más o menos 65.000 hombres.
Militarmente tenía un ejército bastante numeroso, pero no logró avanzar en cuanto a la tecnología, no llegó a modernizarse antes de desatarse el conflicto. Los fusiles, los cañones, los barcos no eran los nuevos armamentos que se estaban ya usando en Europa y que el Ejército aliado sí usó masivamente. Cañones rayados y fusiles a repetición, belgas y franceses como el fusil Minié, no a chispa como eran los de Paraguay, y barcos militares acorazados, etc.
Económicamente, los países del Plata también tenían diferencias. La administración del Dr. Francia había dejado un país económicamente consolidado, con reservas para el Estado, lo que le permitió ser uno de los pocos países que no tenían deuda externa, cosa que no pasaba con Brasil, Argentina o Uruguay, que tenían fuertes deudas con la banca británica, principalmente.
Pero tampoco se puede concluir que era un país rico y poderoso. Era un país con una economía rural-campesina, relativamente pobre, pero con tierras propias. Si bien legalmente las alquilaba el Estado, era de hecho una finca familiar propia, con una calidad de vida donde la igualdad era bastante llamativa. Las crónicas de la época informan que no era fácil ni barato contratar mano de obra en Paraguay, pues la población prefería trabajar su tierra.
ADQUISICIÓN DE TECNOLOGÍA
En la década de 1850, Paraguay empieza a comprar tecnologías, ferrocarril, telégrafos, arsenal, siderúrgica y gran parte de eso se pagaba al contado. Es decir, Paraguay poseía esa capacidad de pagar al contado las compras de barcos, trenes y pagar sus técnicos. Esto sin necesidad de recurrir a los bancos, a los que estaban recurriendo los países de la Alianza.
Sin embargo, no se puede hablar aún de una potencia industrial. El astillero era más bien para barcos mercantiles y casi artesanales, la siderúrgica de Ybycuí producía, principalmente, pequeña cantidad de utensilios, balas, herramientas, etc. Es difícil caracterizar eso como industria siderúrgica. El ferrocarril, si bien novedoso para la región, tenía pocos kilómetros de vía y un solo ramal, Asunción-Paraguarí.
También en la educación se habla mucho sobre las varias menciones de extranjeros, describiendo un Paraguay sin analfabetos.
Esto no es del todo cierto porque, por ejemplo, las mujeres en general no recibían ninguna educación. Pero en líneas generales los hombres recibían una educación y eso quedó también patente en la guerra.
El Ejército paraguayo fue bastante burocrático en el sentido de que todas las órdenes eran escritas, permitiendo que queden bastantes documentos. Eso significaba que una gran parte de los oficiales escribían y leían.
También la proliferación de los periódicos de trinchera jocosos, como Cabichuí, Lambaré y otros, que estaban destinados para levantar la moral de los soldados. Es decir, la gente leía, los soldados paraguayos leían, a diferencia de las tropas de la Alianza (que estaban conformadas sobre todo por esclavos y gauchos reclutados forzosamente, ndr).
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Fabio Martínez: “No hay paraíso sin serpientes”
- Paulo César López
- paulo.lopez@nacionmedia.com
- Fotos: Gentileza
El escritor colombiano Fabio Martínez estuvo recientemente en Asunción para presentar su libro “La búsqueda del paraíso. Una biografía de Jorge Isaacs”. Se trata de una crónica de no ficción en la que de manera novelada cuenta la historia del destacado escritor romántico, quien en su faceta de político se pronunció a favor de la causa paraguaya durante la guerra contra la Triple Alianza. En esta entrevista con La Nación/Nación Media, el autor caleño nos cuenta sobre lo que representó Isaacs más allá de la novela “María” y de la hermandad entre nuestros países.
–¿Cómo empieza su interés hacia la figura de Jorge Isaacs?
–Yo escribí una biografía de Isaacs porque la institucionalidad de la época en su momento invisibilizó la vida y la vida política del escritor. Al investigar la vida de este personaje llegué a la conclusión de que es uno de los intelectuales más importantes no solo de Colombia, sino de América. Cuando él publica la novela “María” en 1867 enseguida se convierte en una especie de best-seller desde España, pasando por México, Centroamérica, Venezuela, Perú, Paraguay, Uruguay y Argentina. En los currículos académicos de las escuelas y de los colegios de bachillerato estaba vigente la novela “María”. Hace poco tuve la oportunidad de visitar Paraguay y varias personas se me acercaron y me dijeron que habían leído “María”. Mi interés pasa primero porque es paisano. Él nació en Cali, la tercera ciudad colombiana, que está situada en el suroccidente del país y en segundo lugar por ese ninguneo que hubo sobre su vida política, su vida también como científico, etc., que fue muy interesante. En Colombia muchas generaciones hemos leído “María”, pero no se conocía su vida como tal, que está articulada a su obra literaria. Entonces, ese fue mi interés por rescatar esa vida tan importante que tuvo la segunda mitad del siglo XIX.
SOLIDARIDAD
–A pesar de ser una figura descollante de las letras latinoamericanas, se sabe muy poco del vínculo de Jorge Isaacs con el Paraguay. ¿Podría hablarnos sobre cuál fue la posición del escritor respecto a un acontecimiento que marcó la historia de nuestro país?
–En 1868 Isaacs fue elegido representante en la Cámara y como él tenía una relación fluida epistolar con los principales intelectuales de América Latina se informó de esa guerra terrible, la famosa guerra de la Triple Alianza contra la nueva República del Paraguay. Enseguida empezó a establecer relaciones con los intelectuales de la época y promulgó en el Congreso de la República la ley 78 de 1870, donde se plantea de una manera clara que Colombia se solidariza con el pueblo paraguayo. Fue el primer país que realmente se solidarizó con el pueblo paraguayo. Él era un escritor reconocido y es muy posible que él haya redactado este decreto, que es un decreto breve, pero es un decreto de apoyo y solidaridad con el pueblo paraguayo. Yo diría que a partir de esa fecha es que se inician las relaciones de hermandad entre Colombia y Paraguay. Es muy importante que recordemos ese decreto tanto en Paraguay como en Colombia porque hace parte de la unidad latinoamericana que tanto necesitamos. En este junio se cumplen 155 años de la firma del decreto en apoyo a los paraguayos y ahí se inician las relaciones de hermandad entre Colombia y Paraguay. Y es algo muy simbólico y muy importante para los dos países.
–A pesar de ser un eminente escritor, en la política Isaacs no tuvo la misma suerte, ¿no?
–Con la Constitución de 1886 de Colombia, Isaacs fue uno de los derrotados políticos. Isaacs comenzó su labor legislativa como miembro del Partido Conservador, como su padre, el señor George Henry Isaacs, pero rápidamente cambió de partido y se unió al Partido Liberal y al Partido Radical. Entonces, el establecimiento lo quiso borrar.
BIOGRAFÍA NOVELADA
–¿Podría hablar de cómo se inició el proceso de elaboración de su libro y de qué género es?
–La obra es una biografía novelada. Pienso yo que ese género cala muy bien en los lectores. Una biografía novelada que está sustentada en la historia colombiana y latinoamericana de la segunda mitad del siglo XIX. Justamente ahí yo menciono el tema de la guerra de la Triple Alianza con Paraguay y el decreto. Yo en ese momento me encontraba haciendo un doctorado en Semiología en la Universidad de Quebec en Montreal, Canadá, y mis horas del día las pasaba fundamentalmente en la biblioteca. Allí descubrí un libro muy interesante de un académico norteamericano, Donald McGrady, que estaba dedicado justamente a la vida de Jorge Isaacs, cosa que no existía en Colombia. Enseguida me acerqué a una primera biografía que había escrito (Luis Carlos) Velasco Madriñán y cuando regresé a Colombia dediqué varios meses a investigar sobre ese periodo histórico, que es tan importante para Colombia y para América Latina, porque en ese periodo se empiezan a consolidar las nuevas naciones latinoamericanas que se independizaron de España. Entonces, me zambullí en la historia política y cultural de la segunda mitad del siglo XIX y de allí rescaté una serie de documentos que me dieron claridad sobre algo contundente: que Jorge Isaacs había sido más y había hecho más cosas que la novela “María”, que había sido un personaje emblemático, un ícono de la cultura hispanoamericana. Entonces, el mejor género para hacer esto es una biografía novelada, porque es un estilo grato, casi una crónica, como se dice en el mundo del periodismo, una crónica larga sustentada en hechos históricos de la época, en archivos y documentos.
PARAÍSO
–Yendo un poco a lo que es el título del libro, ¿cuál es ese paraíso al que hace alusión?
–Esa idea del paraíso viene desde Colón. Él en uno de los diarios dice explícitamente que ha llegado al paraíso terrestre. Por supuesto, América en el siglo XV era un paraíso con una naturaleza exuberante, con el paisaje, con los ríos, los mares, los valles, las montañas. En 1815, cuando Simón Bolívar se dirige a Kingston, en Jamaica, allí conoce al señor George Henry Isaacs, el futuro padre de Jorge de Isaacs, y él le habla de que lo invita a que visite el país que se va forjando aquí. Pero como yo digo en uno de los apartes de la novela, no hay paraíso sin serpientes. Entonces, esta idea del paraíso siempre ha existido en todas las épocas. A nadie se le ocurre hacer un viaje hacia el infierno, aunque hay seres humanos que lo han hecho y lo siguen haciendo . Entonces, el título de mi libro viene por ese imaginario que a través de toda la historia de la humanidad siempre se ha constituido como el gran topos, el gran lugar donde todos tenemos que llegar, la búsqueda del paraíso.
–Isaacs fue hijo de un rico hacendado caído en desgracia luego de la abolición de la esclavitud. ¿Cómo influyeron en su obra estos acontecimientos de su vida?
–El señor George Henry Isaacs se entronca directamente con las élites terratenientes de la época, compra tierras e incluso llega a tener unas tres haciendas. Entre ellas está la famosa hacienda El Paraíso, que queda a 70 kilómetros de Cali y donde transcurrió la novela “María”. Hoy en día es un museo nacional muy visitado por colombianos y latinoamericanos. Yo siempre he dicho que nuestros países surgieron a raíz de las estancias. Esa fue la primera conglomeración de tipo social y económica que permitió más adelante que estos territorios se constituyeran en naciones independientes después de la guerra de liberación de España y Portugal. Entonces, él se entronca directamente con las élites, pero se produce inmediatamente la liberación de los esclavos, que sustentaban el trabajo en estas haciendas. Entonces, eso produce una crisis económica. El señor George Henry Isaacs quiebra económicamente. Él tenía pensado en vida enviar al joven Jorge Isaacs a estudiar medicina en Londres y ante la quiebra no lo puede hacer y deja a la viuda, doña Manuelita Ferrer, una cantidad de deuda. Esa crisis hace que el joven novelista se siente a escribir, él toma un poco la escritura como una especie de catarsis. Efectivamente, en la novela, si bien es cierto en la vida real él no hace el viaje a Londres, el personaje literario Efraín, que es una especie de alter ego, sí viaja a Londres a estudiar medicina y es ahí donde recibe esa fatal noticia a través de una carta de que su novia María ya estaba enferma. Entonces, él realiza un viaje de regreso, llega por el Pacífico al puerto de Buenaventura. En esa época no existía el canal de Panamá, sino que tenía que bajar al sur del continente y atravesar del Atlántico al Pacífico y cuando llega a la hacienda El Paraíso le encuentra muerta. Por eso es una novela romántica.
ILUSTRACIÓN
–¿Qué ocurre luego del éxito de la novela?
–Después de la publicación de “María”, él se mete de lleno en la política. El joven Isaacs es un hombre culto, es un hombre ilustrado. En su casa de Cali tenía una gran biblioteca y es allí donde se vincula al mundo de la política. Él era un personaje ilustrado que quería ayudar a la construcción de estas naciones que estaban un poco a la deriva todavía. Si bien es cierto eran ricas en lo económico, todavía no tenían un Estado sólido ni habían configurado un Estado democrático importante que pudiera estar al frente de las soluciones de los problemas del país. Lo que yo descubro en la biografía, y guardando las distancias, es que Isaacs fue un poco nuestro Gabriel García Márquez de la segunda mitad del siglo XIX. Así, era necesario reivindicar su historia de vida.
“EN ASUNCIÓN ME SENTÍ COMO EN CASA”
Al tiempo de recordar a figuras de la cultura paraguaya como Augusto Roa Bastos y Rubén Bareiro Saguier, Martínez destaca de su visita la cordialidad con la que fue recibido y subraya la necesidad de que nuestros países asuman posiciones en bloque en el seno de los espacios de decisión de la comunidad internacional.
“Yo no conocía Asunción, yo no conocía Paraguay. Lo conocí a través del maestro que ustedes tienen de la literatura paraguaya, Augusto Roa Bastos, porque en los años 80 lo leíamos. Cuando estuve como estudiante en la Universidad de la Sorbona en París fue a darnos una conferencia a unos 20 estudiantes que veníamos de todas partes del mundo. Fue una charla muy acogedora, era un hombre muy culto, muy noble, muy humilde, muy sencillo. Para mí desde los años 80 Roa Bastos fue un gran referente de la literatura hispanoamericana. En ese mismo ciclo de estudios también conocí a Rubén Bareiro Saguier, un intelectual y académico paraguayo. Estuve en la Feria del Libro y me acordé de él porque en una de las librerías había una fotografía grande de él. Quiero decir que estoy muy agradecido por la invitación que me hizo la Embajada de Colombia en Asunción, con los organizadores de la Cámara del Libro de Asunción también y estoy muy agradecido con los paraguayos y paraguayas que tuve la oportunidad de conocer. En Asunción yo me sentí como en casa, yo no me sentí un extranjero. Los viajes literarios sirven justamente para eso, para unir. Hoy más que nunca los colombianos y los paraguayos tenemos que continuar afianzando esas relaciones de hermandad que tenemos desde el siglo antepasado a través de proyectos de tipo económico, energético, etc., y también a través de proyectos y convenios interculturales, sobre todo en estos tiempos en los que los países se expresan unitariamente en forma de bloques. Nosotros estamos en la necesidad de unificarnos, de cumplir con el sueño latinoamericano que alguna vez planteó el libertador Simón Bolívar”, concluyó.
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El arte de Juan de Mena se destacó en FIL Asunción
La ciudad de Juan de Mena brilló por la riqueza de su historia y cultura en la Feria Internacional del Libro – FIL Asunción 2025, durante la presentación de la segunda edición del libro “Las huellas de López” del escritor Marcos Ybáñez, bajo el sello de AranduBook Ediciones, el sábado 7 de junio, ante una masiva presencia de público en el Centro de Convenciones Mariscal.
Destacadas personalidades del ámbito académico y literario tuvieron a su cargo el lanzamiento de la segunda edición del libro como David Velázquez Seiferheld, de la Academia de la Historia y viceministro del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC); Mario Amarilla, gestor cultural de Juan de Mena; Papu Almide, de la Comisión Nacional de Puesto en Valor del Congreso; Carlos Vera, editor de AranduBoox, y Marcos Ybáñez, autor del libro, presidente de la Sociedad de Escritores del Paraguay, SEP.
Ybáñez sigue las huellas de López con un libro y película que se puede disfrutar en QR. El grupo musical Los Notario, de Juan de Mena, integrado en primera voz por Azucena Notario, segunda voz y primera guitarra Luciano Notario, acompañamiento de guitarra Luis Notario y presentadora Laura Notario, deleitó al público con la historia cantada sobre el Combate de Arroyo Hondo y la Campaña de Las Cordilleras.
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Gracias al trabajo de rescate de la historia local impulsado con el gestor cultural Mario Amarilla y la Comisión del Museo Mbururú, el Congreso declaró como Patrimonio Natural, Cultural y Arqueológico el sitio denominado Combate de Arroyo Hondo, distrito de Juan de Mena (Colonia Regina Marecos), que comprende parte de la Campaña de las Cordilleras de la Guerra contra la Triple Alianza (1864 -1870), atendiendo el invalorable aporte local.
Los campesinos de Juan de Mena, se lanzan a la aventura de desenterrar como plata yvyguy las reliquias del pasado, en busca de sus raíces históricas en la Guerra Guazú. En medio de sus trabajos en la chacra, descubren y juntan ollas viejas, hebillas, municiones, cubiertos, armas, bombas sin detonar, restos de carros del ejército de López, para habilitar un museo de la memoria en Regina Marecos, Juan de Mena.
El rescate de la historia local fue posible gracias al trabajo de la población, a través de la creación de la Comisión Pro Museo Mbururu, de la Colonia Regina Marecos, aprobada en fecha 18 de enero, por resolución de la Municipalidad de Juan de Mena, número 05/2021. “Cuando perdemos la memoria de nuestro pasado, desaparecemos como nación”, señalaron sus dirigentes.
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Orgulloso heredero de un nombre que marcó su historia
Descendiente de don Carlos Antonio López, el ilustrador argentino Francisco Solano, homónimo del mariscal paraguayo, vuelve a obtener el reconocimiento por su trabajo, 14 años después de su muerte, al popularizarse la serie argentina protagonizada por Ricardo Darín.
- Por Jimmi Peralta
- Fotos Gentileza
El pasado 30 de abril tuvo su estreno a través de Netflix la serie “El Eternauta”, convirtiéndose rápidamente en tendencia global al alcanzar el primer puesto en reproducciones entre las realizaciones en español dentro de la plataforma. Se trata de una producción argentina basada en la historieta de igual nombre, publicada en el vecino país en su primera entrega entre 1957 y 1959 a través del suplemento semanal Hora Cero, con guion de Héctor Oesterheld (1919-1977) y dibujos de Francisco Solano López Fontaine (1928-2011).
Esta coincidencia de nombre con el mariscal paraguayo no es una mera casualidad, pues se trata del tataranieto del primer presidente constitucional del Paraguay, don Carlos Antonio López, y bisnieto de Venancio López. Fue en honor al máximo héroe paraguayo que sus padres, Carlos Antonio López Blomberg y Carmen Fontaine, lo hicieron heredero del nombre Francisco Solano, una marca que atravesó su historia familiar y que en las últimas semanas resonó nuevamente, evocando a la vez el origen de este sello que lo vincula con el Paraguay.
“Mi padre tenía mucha ilusión de hacer por lo menos una historia, aunque no fuera completa, del mariscal y me encargó a mí escribirla”, comenta Gabriel Solano López, guionista e hijo de López Fontaine.
LA GUERRA DEL PARAGUAY
El dibujante de “El Eternauta” y de un sinnúmero de publicaciones más trabajó a fines de los 70 en la historieta “La guerra del Paraguay”, con guion de su hijo Gabriel, quien habló con La Nación/Nación Media sobre la figura y el legado dejado por su padre.
“La historia se concentró en el último periodo de la guerra, cuando el mariscal estaba en medio de la selva, escapando, intentando que no lo descubrieran en su odisea con 400 supervivientes. Entonces, un poco nos concentramos en ese periodo porque mi padre tampoco tenía tiempo porque estaba con sus compromisos editoriales, entonces a poco podía proyectar una historia así a largo plazo”, explica Gabriel Solano López.
La historieta realizada entre padre e hijo marca una mirada respecto a la historia no popularizada en el vecino país. El material fue varias veces reeditado. “Ambos disfrutamos mucho de ese trabajo. Lo disfrutamos mucho porque hemos sido muy estudiosos de la guerra del Paraguay para hacerlo, mi padre por orgullo y yo también. Lo hicimos a partir de un historiador que en su momento fue muy popular en Argentina, que era José María Rosa”, agrega.
NARRATIVA
La narrativa predominante en el vecino país respecto a la contienda, conocida en Paraguay como guerra contra la Triple Alianza, estaba marcada por el sesgo justificador de la acción de los aliados, pero la mirada de Rosa no coincidía de pleno con ella. “Con respecto al mariscal, en principio mi opinión era, como la de mi padre, con ese orgullo de nuestra ascendencia y por el carácter heroico del mariscal y de cómo murió también, eso fue realmente un espectáculo muy bárbaro. Pero ya con el tiempo fui cambiando mi perspectiva”, explica el guionista.
Gabriel Solano López está cerca de cumplir 50 años de vida en España, donde lo llevó en principio su padre luego de rescatarlo de la prisión en el contexto de la dictadura militar argentina, la que se cobraría la vida del guionista de “El Eternauta”, Héctor Oesterheld.
UN TRABAJADOR
“Yo me he criado desde muy niño viendo a mi padre trabajar sin descanso, trabajar, trabajar y trabajar. ‘El Eternauta’ se empezó a publicar el mismo año que yo nací. Entonces, cuando terminó, en el 59, yo tenía 2 años. O sea, testigo de su trabajo en ‘El Eternauta’ no podría haber sido. Lo que yo recuerdo es verlo a él trabajando continuamente”, comentó Gabriel.
Francisco Solano López Fontaine firmó publicaciones de diversas temáticas en Argentina, Reino Unido y EE. UU. Su carrera se inició en la década del 50 y siguió hasta sus últimos días, abarcando géneros como la ciencia ficción, la épica histórica, el drama, las aventuras eróticas, entre otros.
Gabriel trabajó en su juventud con su padre como guionista y, si bien señala que actualmente su única relación con la escritura la mantiene en su condición de lector, según la crítica de entre aquellos trabajos “Ana” e “Historias tristes” lo inscriben entre los más destacados del género en Argentina.
“‘Historias tristes’ las escribí más como relato, como cuento en prosa y entonces lo que hizo mi padre fue seleccionar los textos, asegurándose de que se veía un hilo argumental y dibujaba las viñetas. Y luego ‘Ana’ ya lo escribía directamente con forma de hilo, con sus viñetas y sus cantidades de páginas, hacia el concepto de página. El concepto de página me lo enseñó Carlos Sampayo”, comentó.
Gabriel Solano nunca volvió a vivir en Argentina. Su padre lo acercó a la producción de historietas, pero él no le dio continuidad a ese camino. Al parecer, el mundo de certezas propios de la juventud que lo marcaron dentro de la militancia política se pusieron entre paréntesis en el contexto de su formación en filosofía.
LA SERIE
La serie “El Eternauta” vuelve a poner sobre la mesa la historia de sus creadores: Héctor Oesterheld y Francisco Solano López Fontaine, dos personajes icónicos en el mundo de las historietas, que tal vez reciben el reconocimiento de una nueva generación a través del ejercicio de la memoria.
“Una pena que yo siento es que mi padre no esté presente, porque el reconocimiento que tiene ahora de todos los medios dedicados al género mi padre nunca lo recibió directamente. Alguna vez tuvo un premio. Fue en una feria de historietas de Barcelona y él comentó entre sus amigos de la profesión que era la primera vez que le daban un premio. Llevaba mucho tiempo en la profesión y tenía su nombre, pero no obtuvo el reconocimiento que se está dando ahora, que se está haciendo justicia a posteriori”, comenta.
“El Eternauta” se enmarca dentro de una narrativa de ciencia ficción que se desarrolla en Buenos Aires de los 50, una temática que atrapó a los lectores de varias generaciones. La publicación tuvo tres partes y llegó a ser editado sin la autorización de los creadores y herederos.
“A mí la serie me gustó mucho, primero porque se animaron, se atrevieron a hacerla ubicándola en la actualidad y me parece que ese fue un acierto. Funciona a la hora de captar público juvenil que podrá sentirse identificado. Hacer toda una reproducción de la época de los años 50 y 60 sería un esfuerzo quizá necesario y, aunque hay también muchos cambios en el guion, creo que esos cambios son positivos, porque lo exige también lo que es el lenguaje cinematográfico, que es distinto. Lo que es el espíritu y el argumento que quería transmitir el dibujo de mi padre yo creo que está respetado en la serie y, claro, con los límites de distintos géneros, pero está respetado y logrado”, refiere Gabriel.
La producción audiovisual de “El Eternauta” tuvo cerca a los herederos de Solano López y de Oesterheld, quienes estuvieron de alguna forma en la custodia del legado artístico. La serie vuelve a plantear una valoración sobre las historietas, que décadas atrás marcó una forma de consumo de la ficción y la no ficción en la cultura masiva. La producción ya anunció la realización de una segunda temporada, que mantendrá en alerta al público de habla hispana.
GÉNERO EN BOGA
En el último par de décadas las historietas volvieron a tener un papel protagónico en las narrativas de ficción, retroalimentándose con la pantalla, proveyendo al cine y a las plataformas de personajes y reavivando la dinámica del papel. “En aquel momento y hasta hace relativamente poco, se planteaba que la historieta era un género menor. Y había por las clases pretendidamente cultas como cierto desprecio a la historieta, tanto del guionista como el dibujante. Pero desde hace ya bastantes años ha habido una corriente de reconocimiento y ahora se le llama noveno arte a las historietas”, explica el guionista.
“Y de ahí vienen también los intentos de prestigiarla llamándola novela gráfica, que yo creo que no es necesario. La historieta se puede considerar como un arte y valorarla sin necesidad de ponerle nombres supuestamente más honoríficos. Las buenas historietas, las grandes historietas, aunque tengan el nombre de historieta o de cómic, es un arte ya masivo y no necesita que se le ponga ese suplemento”, remata.
Francisco Solano López Fontaine es uno de los representantes más destacados de la ilustración argentina en el mundo de las historietas, y fue un orgulloso heredero de un nombre familiar que marcó la historia del Paraguay y la suya.