Este miércoles se presenta “Experiencias Urbanas” en la galería de Verónica Torres Colección de Artes, ubicado en el (Shopping Mariscal, Quesada 5050, Asunción). La obra de la mano del comunicador Toni Roberto, se podrá apreciar desde las 19:00, con la entrada libre y gratuita, esta muestra cuenta con un total de 40 dibujos con tinta que fueron creados hace varias décadas.
“Desde el año 2011 las llevó a publicaciones periodísticas desde el viejo Correo Semanal hasta sus columnas de domingos en el diario La Nación, desde la serie ´la casa de…´, pasando por arquitecturas imposibles, objetos voladores no identificados, iglesias, naves, hasta experiencias urbanas propiamente dichas”, dijo el artista sobre la inspiración de su muestra.
La “Experiencias Urbanas” sería un caminar lentamente por lugares de la ciudad de Asunción, retener los paisajes para luego encontrar los nuestros. “Es aprender a ver lo que no se ve. ¿Es un camino lineal? No. Son las impresiones dibujadas en algún momento de la vorágine diaria de una vida multifuncional, en el transcurso de más de dos décadas”, aseguró Toni Roberto.
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Sobre el artista
Toni Roberto, en realidad Antonio Salvador Roberto Godoy, es un artista, además de dibujante, conductor y creador de un espacio radial y también televisivo “Cuadernos de Barrio”, en el que refleja lo que en realidad siente un “asunceno de pura cepa” por la ciudad que lo vio nacer.
Y ese amor se multiplica por miles, porque viaja a través de su memoria y los trazos sobre el papel a rescatar rincones, casas, espacios, nombres y la esencia de cada barrio capitalino para mostrarlos “pintados” por el afecto, los nombres y recuerdos de quienes los transitaron y transitan.
El reconocido artista pertenece al primer grupo de Educación por el arte implementado por Olga Blinder en el Colegio Cristo Rey en la década del ´70. Realizó talleres de diseño y color con los maestros Livio Abramo y Edith Jiménez. Expone sus obras en Asunción desde los años ´80 en las muestras colectivas del viejo Centro de Estudios Brasileños, pero es en el año 2003, que realiza su primera muestra individual.
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2023 de barrio
Toni Roberto
Hoy, en el último domingo de 2023, Toni Roberto hace un pantallazo de los 53 artículos publicados ininterrumpidamente este año y nos invita a un recorrido imaginario en un 403 blanco que le inspirara un artículo.
Quiero viajar a 1967, en el legendario 403 de los Fusillo que inspiró un domingo de “Leones de barrio” de estos cuadernos en su quinta versión anual 2023. En el recuerdo, hojas, hojas y más hojas de papel de diario que van y vienen desde el primer número de enero hasta el último de diciembre. En el camino me pregunto si ¿habrá alguien que todavía colecciona ediciones impresas de diario? Es lo primero que pensé al ver estos números del Gran Diario de los Domingos en su versión física.
Recuerdos anuales que rondan mi mente desde hace casi cinco años, todos los fines de semana, desde aquel viejo florero del pintor Víctor Ocampo que se convirtió en tema de año nuevo, pasando por un viaje al barrio Tacumbú a la búsqueda de un antiguo fotógrafo, un recorrido por cumpleaños de barrio de antes, un homenaje a mi amigo de infancia Gregorito López Moreira, que falleciera a los 10 años; una vieja guía telefónica de 1968, hasta un recorrido por casas de otros tiempos sobre la avenida Carlos Antonio López.
MARYCRUZ Y ALEJANDRA
En el recuerdo, dos grandes mujeres “cordobesas asuncenas” que perdí este año; “cuando dibujes, hacé lo que sentís”, decía Alejandra García; “cuando escribas, hacelo desde el corazón”, afirmaba Marycruz Najle. Creo que eso fue la clave del sostenimiento en el tiempo de estas páginas, quitar todo afuera como si fuera el material para hacer una escultura y después moldear, dar cuerpo a los artículos en estos ya más de trescientos domingos.
A veces una publicación se convierte en el backstage del paso por el camino que conlleva transitar trescientos sesenta y cinco días del año. Desde un viaje hasta la casa de Ida de los Ríos, que inspiró “Amores de antes” en su tercera parte; un recorrido por rincones del antiguo barrio Herrera de la mano de una de sus operadoras turísticas, Susana Uliambre; recuerdos de la ASO Asociación Cristiana de Jóvenes desde la mirada de la vecina Josefina Sola, la niña prodigio que dio un giro a la danza de las botellas o un emocionante y corto artículo de “Reina la de las Selecciones”, aquella señora casi centenaria de la calle 15 de Agosto que escuchaba mi programa radial desde sus inicios en la radio de la calle Choferes del Chaco y que después de muchos años al mudarme a Nación Media decidiera regalarme toda su colección de Selecciones antes de partir de este mundo.
CAMINOS DE BARRIO
Los caminos de barrio nos llevan a historias casi increíbles como una del barrio Tacumbú, la del Cnel. Zaracho, un mandamás de los años 70; cuando un caballo había sorteado el precario cerco entrando al jardín de su señora rompiendo todas las plantas ornamentales, ordenándole a su sargento liquidar al animal de forma figurativa diciéndole “ejuka la kavaju”, cosa que el hombre tomó literalmente cual libreto de “Siete cajas”, o la vida de Jacinto Rivero, artista del barrio Cateura que se carteaba con una vecina del barrio San Vicente valiéndose de los recolectores de basura.
El camino por “Cuadernos de barrio” tiene historias insospechadas, minúsculas, interminables, que se vuelven universales porque, como ya dijimos, “quien conoce su aldea conocerá el universo”. Nosotros decimos siempre “conoce tu barrio y conocerás el mundo”, ahí está nuestro origen. El camino anual llegó a su fin en estos 53 ininterrumpidos domingos, el viejo 403 llegó a buen puerto. El mes de enero “Cuadernos de barrio” nos acompañará con cortos de verano a partir de obras de artistas paraguayos del siglo XX. Espero que disfruten de esas cortas lecturas ahí donde se encuentren, bajo un mango o tal vez a la vera de un poético arroyo de verano.
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Una orquídea para Marycruz y un dibujo de Nico
Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com
Hoy Toni Roberto despide a su gran editora de todos los domingos e invita a Nico Espinosa a rendirle un homenaje.
Un día cualquiera de los primeros años 90 me hice fan de “Ni diosas y ni panteras”, el programa de Marycruz Najle y Lita Pérez Cáceres en la vieja FM FEM en el ya cincuentenario Edificio Hoy, hoy Nación Media, sobre la avenida Mcal. López 2948. Con el tiempo, este oyente, quien escribe, empezó a conocer los gustos de las dos.
Comprendí la afición de ellas por las historias de la realeza. Lita más tirada a la familia real inglesa, “prima del príncipe de Edimburgo”, y Marycruz decía que tenía un primo trabajando en el palacio de los de España, en la caballeriza, que se llamaba Kevin Costner de Jesús, que le informaba de todos los detalles. A partir de esa época me hice un ferviente colaborador de las dos.
MAGIA
Por aquello de la magia de la radio supe también que Marycruz era amante de las flores. Buscaba información sobre el tema. En aquella época había fallecido mi abuela y una tía abuela de las que heredé revistas como Radiolandia y Estrellas. Era normal pasar por la radio, esperar que vayan a comerciales, entregarles esas publicaciones y quedarme unos minutos en el programa.
Después de muchos años de amistad me tocó trabajar con Marycruz los últimos, casi cinco años, en ese loco proyecto al que me invitó, junto con Bea Bosio, Augusto dos Santos, que es El Gran Diario del Domingo, donde ella era la celosa editora de estas páginas. El solo hecho de pensar que ya no vamos a poder llamarnos todos los lunes a las ocho de la mañana para decirnos “¿qué inventamos para el próximo domingo?” es para mí una realidad muy dura que solo el tiempo podrá curar.
En todos estos meses del difícil camino que cruzó Marycruz recordaba las flores que ella amaba. Un día visité el jardín de Consuelo Faraone de Palazón, a quien ella admiraba, y me regaló un libro que prometí entregarle cuando se curara. Así como disfrutaba pasar por el jardín de Martha Casal Ribeiro, la señora de las rosas de la avenida España que hoy tampoco ya está.
Hoy que ella viajó a algún lugar del cielo y yo me quedé con el libro “Orquídeas silvestres y cultivadas del Paraguay” le dedico desde estas páginas, desde el libro de Consuelo, “una orquídea para Marycruz para la eternidad”.
Diosa y pantera
Nicodemus Espinosa
El lunes, como todos los días, después del desayuno activé el celular para ver los mensajes, escuchar mensajes de audio y mirar e-mails. Encontré un mensaje de Toni Roberto que decía “Se nos está yendo Marycruz”.
Afuera llovía, me senté en la cama y a través de la ventana me puse a mirar la lluvia. Por intermedio de ella, traté de comunicarme contigo para darte fuerzas, decirte “¡fuerza, Turca. Vamos, Turca, vos podés!”, como cuando hablamos la última vez y te pregunté “cómo estabas”. “Acá… peleando”, respondiste.
La lluvia siguió todo el día. Cuando entrada la noche me puse a mirar las redes, leí que ya habías partido, ya no fue una sorpresa. Así a veces vemos a Las Parcas que vienen y no queremos que lleguen a la orilla para cumplir su inexorable tarea: regresar sobre su trayecto con nuestros seres queridos a bordo.
Marycruz Najle, La Turca, para los que la conocíamos desde décadas atrás. Escritora, periodista, comentarista, coordinadora, directora de suplementos, profesional del periodismo escrito y radial, creativa. Un lujo para los medios que te tenían en su staff. Amante de su Córdoba natal y de su apellido que cruzó el océano para venir a recabar en tus documentos de identidad. Conservadora empedernida, informada, con quien se podía hablar de cualquier tema. Algunas veces llegabas a mi sección y hablabas de tu Boquita querido (Boca Juniors) con los que sabían de fútbol. Con otros hablabas de literatura, “el último libro de…”, de teatro, moda, poesía. De chismes palaciegos, ministeriales y del jet set. Alguna vez te escuché hablar de automovilismo con un compañero de redacción.
CAMINO AL INFINITO
Mi querida Turca, esposa del doctor, el Esculapio (como te referías cariñosamente a él), mamá de Belén, tu clon (pero un poco más rubia) y de Juanito, aquel ser lleno de luz y de alas invisibles, que en estos momentos estará guiándote tomado de tus manos, cruzando el infinito, el universo, hasta llegar a las estrellas que te designaron como lugar de residencia de aquí en adelante.
Recuerdo un programa de radio que tenías con Lita Pérez, tu carnal. “Ni diosas ni panteras” se llamaba, en el que ambas destilaban humor sutil. Se emitía por las siestas.
Mi Turca querida, amiga, compañera solidaria, consejera, ahora contradiciendo el nombre de aquel programa radial, te convertiste en una diosa de todos los que en algún momento transitamos a tu lado diversas redacciones, contando con tu ayuda profesional, tu puntual sugerencia… y fuiste una verdadera pantera porque luchaste con ahínco, con entereza, contra ese mal que terminó quitándote del mundo de los vivos.
No creo en aquello de “alguna vez nos volveremos a encontrar”. Solo sé que estarás siempre en el sector VIP de mis afectos… y allí habrá un cenicero, por si se te antoje fumar de nuevo.
Mi Turca querida, brilla con toda la intensidad de siempre. Que descanses en paz. Y gracias por la ayuda que alguna vez nos brindaste.
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Toni Roberto presenta su “Experiencias urbanas”
En el año 2003 Toni Roberto realiza su primera exposición individual, y al cumplirse veinte años el artista y comunicador comparte una pequeña reflexión de sus “Experiencias urbanas”, una exposición de dibujos que abrirá al público el próximo miércoles 25 de octubre, a las 19:00, en Verónica Torres Colección de Arte, en el Paseo de Artes del Shopping Mariscal (Quesada 5050).
Desde el año 2011 llevó sus “Experiencias urbanas” a publicaciones periodísticas, primero desde el Correo Semanal hasta sus columnas de domingos en el diario La Nación.
Experiencias dibujísticas desde la serie “la casa de...”, pasando por arquitecturas imposibles, objetos voladores no identificados, iglesias, naves, hasta experiencias urbanas propiamente dichas, encabezadas por la obra “Yuyal Palace Hotel” que hoy es portada de esta muestra.
Toni Roberto comparte a través de sus trabajos su mirada respecto a un territorio que lo apasiona y que, ya contenido de historia, marca a través de las líneas de sus representaciones una interpretación y una sensibilidad. El artista plantea con esta colección nuevos paisajes, nacidos hace muchos años desde sus caminatas por su antiguo barrio General Díaz y de los cuales extrae obra de varios años puestas en valor en estas “Experiencias urbanas”.
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Cielos de barrio
Toni Roberto, tonirobertogodoy@gmail.com
Hoy Toni Roberto recuerda a cuatro amigos que partieron recientemente a partir de la mirada al cielo de un avión que pasa de siesta sobre los cielos de Asunción a gran altura.
Son las 13:30. Es de siesta, un avión cruza a altísima altura los cielos de un barrio de Asunción. Es que estaba mirando hacia arriba recordando a Techi, Gloria, tía Tota y Diego, quienes recién se fueron de esta tierra. A la distancia esa máquina del aire es como un pequeño punto en la inmensidad y el cielo está más celeste que nunca.
TECHI
En esas alturas, le recuerdo a Techi Vaisembrut, aquella menuda mujer que entregaba cariño a todo aquel que se acercaba a ella; es un lujo recordar a las personas que ya no están, desde el lugar en el que uno le tocó conocerlas, esos seres que hoy ya no tienen tiempo. La descubrí un día de 1989 en el viejo supermercado Economax, junto a su padre, el señor Vaisembrut, que me contaba quilómetros de memorias de Clorinda, donde vivieron muchos años y nació Techi en 1953, así como las infaltables leyendas de la creación de la marca Cone en el Paraguay.
Pero el paso de Techi por la tierra también se convirtió en cariño y dedicación, maestra de décadas del Colegio Internacional, en muchos casos de abuelos, hijos y nietos, teniendo en cuenta que después de su retiro, el año pasado, volvió a enseñar a niños contando cuentos.
Además, también era maestra en las calles; cuando salía del supermercado le acompañaban hasta su casa, a cinco cuadras, algunos chicos que llevaban las mercaderías. Por el camino ella les daba clases sin aulas, el viaje era para ellos un premio, por su dulzura, por su bondad, por sus ganas de ayudar y enseñar en donde le tocara, sin distinción de ninguna clase.
Un sencillo chalet de la calle McMahon de Villa Morra era el hogar de esta dama con la que encontrarse en algún rincón de la ciudad significaba un momento para aprender de humanidad, una especie de maestra de “humanótica”, parafraseando las frías clases de “robótica” que hoy se dan en muchas aulas paraguayas.
En un momento recuerdo sus intervenciones radiales en las tardes. Un día me contó la historia del famoso accidente aéreo del barrio Los Laureles, del cual se salvara milagrosamente junto a la señora de Biedermann el 25 de mayo de 1981. Pero volvamos a los recuerdos de sus compañeros de la promoción 1972, entre ellos Patricia dos Santos, su eterna amiga, quien dijo en su despedida: “Techi nos deja un gran legado, una herencia que vale más que todo el oro del mundo, el legado de la amistad y el amor que ella sentía por todo lo que hacía y para todos quienes se acercaban a ella”. Y yo recalcaría que de ello pueden dar fe todos lo que la conocieron en su paso por la tierra.
GLORIA PAIVA
En este viaje por los cielos de barrio también le recuerdo a otra maestra recientemente desaparecida, Gloria Paiva, escritora, docente, quien fuera encargada por muchos años del suplemento infantil del viejo Diario Noticias y del Diario La Nación por más de 20 años. Sentarse en el amplio sofá estilo Berger de aquel chalet de Villa Morra, que construyera en 1972 junto a su hermana en aquel rincón apartado de la ciudad de aquellas épocas, era un viaje seguro a los recuerdos de toda una época de la educación paraguaya.
Charlando en ese espacio, una entrevista nunca publicada a pedido de ella, pues era demasiado sencilla, me contaba el trabajo junto a los niños y de sus publicaciones que habían ganado premios en distintos certámenes. Uno de sus logros más importantes fue la selección para integrar la “Antología de cuentos feministas latinoamericanos”, con su obra “La espera”, realizada por Fempress, una agrupación fundada en Chile en 1981 para desarrollar redes feministas y formar periodistas con perspectiva de género en toda la región.
TÍA TOTA Y DIEGO CORVALÁN
Sigo mirando al cielo azul de una siesta de un caluroso invierno asunceno, recordando también a Ilsa Sanabria de González Cabello y a Diego Corvalán Amigo. Ilsa, conocida popularmente como tía Tota, a quien me refería en un artículo, “Las Sanabria” (La Nación, 16/01/22), una empresaria pionera en el mundo de los seguros médicos, con la que tuve un trato muy cercano por haber sido mi compañera en el ya desaparecido ISIRP (Instituto Superior de Relaciones Públicas).
A inicios de los años 80 llegó a la institución con toda la elegancia que siempre la caracterizó, dispuesta a aprender de todos, siendo ya una exitosa empresaria, sentada como una alumna más. Ese detalle describe a esta mujer que llegó de Carapeguá con toda su legión de hermanas siendo pupila del colegio María Auxiliadora.
Por el otro, Diego, aquel joven de los años 70, exalumno del Cristo Rey y dirigente de las luchas de la Facultad de Ingeniería, donde muchos frecuentábamos soñando con un Paraguay más libre y que luego en el campo empresarial ingenieril formara una de las empresas más exitosas de dicho rubro, siempre teniendo en cuenta antes que nada el valor del ser humano. Así era Diego, una lección de honestidad, entrega a la investigación en la ingeniería, pero por sobre todo de una gran humanidad, con quien se podía charlar y aprender lecciones de vida.
Hoy me despido de este viaje por los cielos de Asunción, a donde apunta mi vista para mirar aquel gran avión, que con la distancia se convirtió en un pequeño punto en el infinito cruzando los cielos de un barrio de Asunción con destino a no sé dónde.
Sorprendentemente, cuando estaba por terminar este texto recibo un cuento corto de Gloria Paiva con un dibujo, enviado por su hijo Jorge Pérez Paiva. El relato se titula “Un avión especial”. ¿Será el que vi al mirar al cielo? No lo sé. Tal vez en él vayan charlando Techi, Gloria, tía Tota y Diego.