La cantante irlandesa Sinead O’Connor, fallecida a los 56 años, era conocida por sus canciones apasionadas, pero también por su apego al escándalo y su temprana denuncia de los abusos sexuales en la Iglesia católica. A lo largo de una carrera que alcanzó su apogeo en los años 1990, la cantante, reconocible por su cabeza rapada, sacó 10 álbumes en solitario, desde “The Lion and the Cobra” (1987) hasta “I’m Not Bossy, I’m the Boss” en 2014. Tocó numerosos estilos, desde la música tradicional irlandesa hasta el blues, pasando por el reggae.
Sinead O’Connor nació el 8 de diciembre de 1966 en Dublín y tuvo una infancia difícil, víctima según decía de abusos “sexuales, físicos, psicológicos, espirituales, emocionales y verbales”. Aquejada de cleptomanía, fue detenida varias veces y enviada a un reformatorio gestionado por la Iglesia católica, donde una monja la animó a cultivar su pasión por la música y le compró una guitarra.
O’Connor empezó cantando en las calles y en los pubs de Dublín, donde la necesidad de hacerse oír en medio del ruido la ayudó a desarrollar una poderosa voz. A los 20 años se mudó a Londres y registró su primer álbum, cuando estaba embarazada de su primer hijo. Para su sorpresa, la casa discográfica le pidió que “feminizara” su aspecto.
“Me invitaron a almorzar y me dijeron que les gustaría verme con faldas cortas y botas, y que me dejara crecer el pelo”, contó al diario The Daily Telegraph en 2014. Poco después, la cantante pidió a un joven peluquero griego que le rapara la cabeza. “Él no quería hacerlo, estaba casi llorando. Pero yo estaba encantada”.
La cárcel o la música
Su primer álbum “The Lion and the Cobra” causó sensación nada más salir. Le siguió tres años más tarde “I Do Not Want What I Haven’t Got”, que contiene la canción que la hizo famosa: “Nothing Compares 2 U”, escrita por Prince. “Supongo que debo decir que la música me salvó”, reconoció la artista en 2013. “Era o la prisión o la música. Tuve suerte”.
La cantante se hizo también célebre por sus posicionamientos en favor de las mujeres y su denuncia de los abusos sexuales en la Iglesia católica irlandesa. En 1992 denunció los abusos contra niños en la Iglesia rompiendo una foto del papa Juan Pablo II durante la emisión estrella de la televisión norteamericana Saturday Night Live.
Por entonces aún no habían salido a la luz los miles de casos de niños y adolescentes víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes en Irlanda entre los años 1960 y 1990. En 1999 dio que hablar de nuevo cuando una iglesia irlandesa disidente la ordenó “sacerdotisa”. Años más tarde, en 2018, anunció que se había convertido al islam.
A los quince años, mientras acudía a una escuela-reformatorio, Sinéad grabó una canción para una banda, aunque no prosperó. Foto: Archivo
Reggae
A partir de mitad de los años 1990, su éxito empezó a declinar, y sus álbumes ya no fueron tan bien recibidos. Y mientras luchaba por la custodia de su hija Roisin, sus problemas personales empezaron a hacer más ruido que su música. En 2003 decidió parar su carrera musical, pero dos años más tarde sacó un álbum reggae, tras una estancia en Jamaica: “Throw Down Your Arms”.
Casada en cuatro ocasiones, Sinead O’Connor tuvo cuatro hijos, el último de ellos nacido en 2006. Su último álbum salió en 2014. “I’m Not Bossy, I’m the Boss” fue saludado por la crítica, pero a mitad del año siguiente anuló todos sus conciertos por “agotamiento”.
En los últimos años se prodigó en las redes sociales, amenazando a sus antiguos socios con llevarlos ante la justicia y hablando de sus problemas de salud física y mental e incluso de sus pensamientos suicidas. En 2022, su hijo Shane, de 17 años, puso fin a sus días. Su muerte fue un tremendo golpe y la cantante fue hospitalizada tras decir en redes sociales que se planteaba también suicidarse.
“No sospechosa”
“La policía recibió una llamada a las 11:18 (10:18 GMT) del miércoles 26 de julio para informar de una mujer inconsciente en una dirección residencial en el área SE24″, un código postal del sureste de la capital británica, informó Scotland Yard.
“Una mujer de 56 años fue declarada muerta en el lugar (...) La muerte no se considera sospechosa”, agregó sin precisar su nombre, como dicta el reglamento policial en el Reino Unido. La familia de la cantante, nacida en el condado de Dublín y autora de 10 álbumes, había anunciado su fallecimiento la víspera a medios irlandeses.
“Con gran tristeza anunciamos el fallecimiento de nuestra querida Sinead. Su familia y amigos están devastados y piden privacidad en este momento tan difícil”, indicaron en una declaración difundida por la radiotelevisión pública irlandesa RTE. O’Connor alcanzó fama mundial en 1990 con la canción “Nothing Compares 2 U”, escrita por Prince. Sus dos primeros álbumes, “The Lion and the Cobra” y “I Do Not Want What I Haven’t Got” fueron grandes éxitos comerciales.
La irlandesa, que en 2018 anunció su conversión al islam, dio también que hablar con una serie de polémicas. Dijo que había sido maltratada por su madre durante su infancia y criticó enérgicamente a la Iglesia católica, a la que acusaba de no haber protegido a los niños víctimas de abusos sexuales a manos de religiosos. En 1992 rompió ante una televisión norteamericana un retrato del papa Juan Pablo II.
En 1999 protagonizó otra polémica cuando una iglesia irlandesa disidente la ordenó sacerdotisa. Reconocible por su cabeza rapada, la cantante desapareció después poco a poco de los focos, aunque en 2005 regresó con su álbum reggae “Throw Down Your Arms”, tras haber vivido un período en Jamaica y experimentado con las creencias rastafaris. Su último trabajo publicado fue “I’m not Bossy, I’m the Boss” en 2014.
La artista grabó diez discos de estudios, desde "The Lion and the Cobra" (1987) hasta "I'm Not Bossy, I'm the Boss" (2014). Foto: AFP
“Compromiso valiente”
En los últimos años, O’Connor se explayó en redes sociales, amenazando a sus antiguos socios con llevarlos ante la justicia, y hablando de sus problemas de salud física y mental e incluso de sus pensamientos suicidas y su diagnóstico de bipolaridad. En 2022, su hijo Shane, de 17 años, se quitó la vida. O’Connor, que tiene otros tres hijos, tuvo que ser hospitalizada tras afirmar en las redes sociales que también ella estaba considerando el suicidio.
A principios de julio, se la pudo ver en un vídeo publicado en una cuenta de la red social Twitter, ahora rebautizada X, donde aseguraba querer demostrar que era la dueña de dicha cuenta y hablaba sobre su dolor tras el suicidio de su hijo. También mencionaba que se había mudado a Londres y, después de 23 años de ausencia, afirmaba querer terminar un nuevo álbum.
Desde líderes políticos hasta músicos de renombre, los tributos a la cantante no cesaron desde el anuncio de su fallecimiento. El presidente de Irlanda, Michael Higgins, elogió el “compromiso valiente de O’Connor con los temas importantes que llevó a la atención pública, sin importar cuán incómodas fueran esas verdades”.
“La música de O’Connor era apreciada en todo el mundo y su talento era inigualable y sin comparación”, afirmó por su parte el primer ministro irlandés, Leo Varadkar. El cantante Cat Stevens, que también se convirtió al islam, dijo de O’Connor que “era un alma tierna”, mientras que la escritora Bonnie Greer describió su voz como “Irlanda en esencia”.
La lista de personas que expresaron sus condolencias incluyó al rapero y actor estadounidense Ice T y la superestrella irlandesa de artes marciales Conor McGregor. “El mundo ha perdido a una artista con la voz de un ángel”, lamentó esta último.
El nuevo álbum de Kchiporros, “Todo el mundo está kaliente”, es un material superfresco, con una mirada retrospectiva de toda la carrera de la banda paraguaya más internacional
“Lo que tenemos para dar al universo es nuestra identidad”
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La banda publicó hace unas semanas “Todo el mundo está kaliente”, una apuesta musical que se zambulle en su historia sonora, con una madurez reflexiva y desafiante.
Por Jimmy Peralta
Fotos Gentileza Kchiporros
Los Kchiporros, la banda más internacional de la escena local, presentó a finales de junio a “Todo el mundo está kaliente”, su último álbum de estudio, producido por Toy Selectah, compuesto de manera colaborativa con varios artistas locales y extranjeros. En 11 canciones la agrupación profundiza su apuesta, tanto en sonido como en letra y, buscando liberarse del prejuicio que podrían cargar sobre sus hombros, apuesta al baile y al mismo tiempo a la reflexión, una irreverencia en estos tiempos.
Roberto “Chirola” Ruiz Díaz habló con La Nación sobre el presente del proyecto, la inspiración temática y musical del disco, el momento de maduración del grupo, y cómo la profundidad y hacer bailar al público son misiones que buscan amalgamar en “Todo el mundo está kaliente”.
–¿Qué es lo nuevo en este disco y qué cosas de la identidad de la banda se reafirman en él?
–Para nosotros “Todo el mundo está kaliente” es un álbum superfresco, sin dejar de tener una mirada retrospectiva de toda nuestra carrera. Estamos cerca de cumplir 19 años de banda, camino a los 20, y lo que pasa es que todavía sentimos muchas ganas, mucha chispa, hay mucha creatividad. Teníamos ganas de hacer un disco potente, un disco que vuelva a bailar como varios de nuestros álbumes, pero revisando un poco todo lo que nos gustó de lo que hicimos, también revisar lo que ya no teníamos ganas de hacer esta vuelta. Siento que hubo un periodo largo donde hicimos mucho el trabajo de alguna manera de buscar validación, ya sea de nuestra carrera, de nuestros pares, de la industria. Y en este disco decidimos relajarnos mucho más y volver un poco a la esencia, digamos, a ese superpoder que significa hacer bailar a la gente. Obviamente, con una mirada mucho más madura y con una cancha y una cultura general mucho más amplia, adquirida en los últimos años.
El trabajo de búsqueda de canciones fue sumamente intenso. Los equipos de composición y de preproducción fueron importantes y todo liderado finalmente por la producción de Toy Selectah como productor general del álbum que fue como el curador final de todas estas ideas que necesitaban encontrar una especie de cohesión y encontrar sobre todo un concepto, una línea artística que creo que lo logramos mucho más allá de nuestras expectativas en este caso.
Kchiporros se acerca a las dos décadas de exitosa trayectoria
–¿Cómo se hace eso de apostar a la frescura y al mismo tiempo trabajar dentro del rigor profesional?
–Sin duda alguna, algo que es clave para la construcción de un proyecto es seguir jugando, jugando a la música, seguir haciendo divertido, no recurrir a fórmulas o, por ejemplo, a ejercicios que ya funcionaron en el pasado, sino volver a sentir curiosidad, volver a experimentar y tener miedo al riesgo y, de todas maneras, ir para adelante, animarse a cambiar, a volver a buscar lo que sea que hace que dé ganas todavía justamente. Yo creo que esta banda es una banda sobre todo viajera y experimental. Estos viajes por Paraguay y por Latinoamérica nos ayudaron a abrir la cabeza, a descubrir y a redescubrirnos como artistas, como seres humanos, como paraguayos.
Sabíamos que queríamos tener un álbum con muchísima identidad local, pero que hable ya en “latinoamericano” en ese sentido, con nuestra idiosincrasia, pero con la lengua que une al resto de las culturas, y mostrando de esa manera a Paraguay de una manera tan particular, que no significa salir a decir que está todo bien, sino conectar con el lado del latino que es común, donde es bello, donde es cálido, pero al mismo tiempo también hay cuestiones de las que hablar. También hay corrupción, también hay contrabando, también está roto. Y, de alguna manera eso, meter en la conversación y proyectar un Paraguay casi mágico, en ese sentido.
–Además de lo mágico, hablaste de una realidad a la que no quieren escapar.
–No queremos pintar un escenario donde todo está bien y es el mejor país del mundo, porque sabemos que estamos en el epicentro de uno de los países más calientes del mundo, y no lo digo solamente de lo climático, sino también de lo geográfico. Entonces, el nombre del disco empieza a agarrar otro valor y otro alcance. Decir todo el mundo está caliente puede tener varias lecturas a pesar de las noticias o de las sensaciones que tenemos en el ambiente sobre el clima, sobre la polarización. Yo creo que este álbum se refiere a otro tipo de calor. Creo que Paraguay integra ya una conversación mundial donde, si sentimos que todo el mundo está caliente, también es, al ser parte del mundo, parte del problema y parte de la solución. Si hay un problema climático y si el mundo nos necesita, ya nos sentimos parte de la conversación, de la radicalización de la idea, de la ansiedad que puede generar el miedo a la guerra.
Entonces, a nosotros lo que nos queda es, como decimos, resistir con identidad, con arte, con canciones, sublimar eso con baile, y nos damos cuenta de que, al ser ya un proyecto internacional, realmente podemos mostrar a nuestra cultura desde el lugar que podemos también porque si bien no somos folclóricos, que es de alguna manera lo que más exportó musicalmente el Paraguay, creo que mostramos otra versatilidad, otra cara y abrimos también lugar.
Portada del nuevo material discográfico
PROCESO DE BÚSQUEDA
–¿Qué ideas o qué búsquedas individuales o colectivas se procesan durante la producción de este disco?
–Mira, lo que tenemos para dar al universo es nuestra identidad, lo que descubrimos que nos hace especiales. Es ir para adentro, ir profundo y encontrar las similitudes y las diferencias, celebrarlas y abrazarlas. Creo que este es un proceso de búsqueda que ya viene de muchísimos años atrás. Si miramos en retrospectiva, te das cuenta de que, sin querer, esos primeros álbumes que eran de la etapa más fiestera de la banda, de alguna manera ya estaban flirteando con una mezcla de lenguaje y de idiosincrasia autóctona, desde el primer álbum que se llamó “Guaraní Cool”, ahí, sin tanta conciencia. Pero ya empezó a agarrar un poco más de carácter, creo yo, a partir del álbum “Señor Pombero”. Es la primera mirada nuestra de viajar y volver, y decir: bueno quizá no tenemos mares, quizá no tenemos montañas, quizá no tenemos nieve, pero tenemos cerros, tenemos arroyos, tenemos cascadas, tenemos esta tierra colorada, tierra roja. Tenemos esta mitología guaraní que nos inunda, esta síncopa de nuestro lenguaje, esta forma particular de acentuar las palabras que tiene que ver con el mestizaje, esas cosas que hoy en día parecen más obvias, en aquel momento y con la juventud todavía se empezaron a construir.
–Entonces, ¿en aquel disco encontrás el antecedente de esta búsqueda?
–“Señor Pombero” está plagado de esos paisajes y esos mensajes y es un proyecto en construcción. De ahí va a los “Ojos rojos” que habla de Asunción, del sauce, del centro, y va evolucionando hacia una especie de búsqueda de poética personal y de identidad. Creo que es algo que no acaba nunca, porque la revisión es histórica. De hecho, cuando llega este álbum, ya empieza a usar otras frases, como por ejemplo “revisión histórica”. La revisión histórica es mucho más profunda que solamente revisar los últimos discos. Es una revisión histórica de nuestra herencia, de nuestra historia, que puede ir desde lo cultural hasta lo político, depende de la amplitud que uno le dé. La razón por la cual “La hora paraguaya” llega un poco más tarde, pero llega con esta potencia. Ahora, no se puede desconocer los factores culturales y hasta políticos que hacen que en nuestra escena haya tardado en manifestarse un poco más que el resto.
Cada país tiene un timing cultural y creo que las circunstancias de Paraguay hacen que esta construcción haya tardado un poco más, y que realmente somos parte de una escena que espera su hora hace mucho tiempo. Esa canción nos parece que es para revisar, es un guiño irónico, le da la vuelta a esa frase despectiva de decir “¿a qué hora llegamos?, ¿la hora europea o la hora paraguaya?”. Entonces, ahí hay algo también, ahí es donde nos ponemos un poco más observadores de la circunstancia del porqué.
“Siento que es como una obra que cierra un hito nuevo, cierra una etapa y abre otra”, expresa Chirola
LÍNEA GRÁFICA
–¿Qué aporta el audiovisual a esta búsqueda?
–Con la ayuda de los audiovisuales creo que el disco agarra otro carácter, porque siento que es mucho más que una suma de canciones y melodías. Hay poesía, hay un fuerte grado emotivo, y también es una obra colaborativa, ya porque tiene visuales, tiene línea gráfica. Creo que pudimos reunir a lo mejor de lo mejor que tenemos en la escena para que todo el mundo se sienta parte de un álbum que ya empieza a sentirse como una obra colectiva, donde yo simplemente soy una parte, una parte importante, pero siempre parte de un colectivo. Cuando se logra eso, creo que tiene mucho más impacto, mucha más fuerza. Realmente estamos mostrando lo que está pasando acá en Paraguay y, específicamente, también en Asunción, porque también hay una representación del lugar geográfico de donde nacimos, que me parece que le hace mucho más potente al álbum, al mensaje y al concepto.
–¿Este disco también marca como un nuevo momento del grupo?
–Yo quería que este álbum sea impactante y que realmente remueva un poco el avispero de la escena local y que también nos proyecte mucho más allá. Recordá que también es el primer álbum que sacamos con PopArt, que es un sello discográfico que, aparte de que tiene años también en la escena latinoamericana, finalmente es un equipazo, es una oportunidad de llegar mucho más lejos. Entonces, yo sentía que contábamos con una oportunidad, una plataforma muy grande que no queríamos desaprovechar. Creo que toda esa mezcla de incertidumbre, de ideas, de colaboraciones, de procesos, construyó este álbum. No es un álbum que tuvo una línea homogénea de construcción, sino que fueron varios capítulos y un montón de canciones para llegar hasta once. Energéticamente, superdemandante; creativamente muy rico, y siento que es como una obra, de alguna manera, que cierra un hito nuevo, cierra una etapa y abre otra, porque es la revisión total de los últimos casi 20 años.
“Queríamos tener un álbum con muchísima identidad local, pero que hable ya en latinoamericano” , comenta Chirola Ruiz Díaz, cantante de Kchiporros
COLABORACIONES
–¿Cómo vivís la dinámica colaborativa en lo creativo? ¿Qué es lo apasionante y qué temores te despierta?
–Temores: cero. Al contrario, vamos comprendiendo de que realmente lo que se necesita, ya sea en la industria local o en la escena local, es colaboración. Ese dicho que dice que entre muchos llegamos más lento, pero llegamos más lejos. En ese sentido, pudimos cultivar un montón de artistas, amigos y amigas del continente y otros lugares que la verdad que nos influencian y nos inspiran un montón. En mi caso, un buen número de cantautores, compositores con los que me es un placer juntarme a componer canciones y cambiar ideas. Si bien todavía me gusta en lo personal agarrar la guitarrita y componer con un cuaderno así solo, que puede ser intenso también y hasta psicológico, colaborar, me parece que es una manera realmente de ampliar el alcance de una canción. Este álbum está lleno de eso. Cuando empezamos a buscar canciones, que fue una búsqueda de casi 2 años, se armaron tipo islas o campamentos de composición en diferentes grupos que me tocó curar, donde en algunos casos yo viajaba a Ciudad de México a componer con un chileno, con un sinaloense, con un chilango de Ciudad de México, con un costarricense, en Monterrey en el estudio, luego acá en Paraguay con El Chávez, con Mauri, en diferentes equipos. Realmente tratamos de abrir el espectro lo máximo posible para encontrar cuál era el manojo de canciones que realmente representen a este álbum, yo estoy seguro que también, además de ganas de jugar, no hay que descartar la ambición, que esto ya es una cruzada, es una misión casi.
–¿Puedes nombrar las tres a cuatro decisiones más difíciles a la hora de armar el disco?
–Aunque no parezca, el último que salió y lo más difícil fue encontrarle el nombre al álbum. Fue lo último y la cumbre. La pregunta era cómo nombramos, contamos un álbum con algo que tenga esta picardía, que tenga este picante, que tenga este calor, que tenga todo esto en una sola frase. Queríamos que sea una frase memorable, que sea una frase, no solamente tipo una palabra. Le estuvimos dando mucha vuelta. Siento que en el inconsciente colectivo general también había una revisión de lo que era Paraguay y otros proyectos globales que de alguna manera también se empezaron a acercar mucho más a su identidad, nos dieron confianza. Cuando salió “Todo el mundo está kaliente”, como que fue el hilo conductor de cómo armar justamente la tracklist y el color de las visuales también. Otra decisión muy complicada era haber sido cómo llegar a estas once canciones porque hay un montón de canciones que fueron afuera que tenían que ver incluso con el álbum, pero queríamos resumir de una manera de sentir que no tenía rellenos. Incluso hay una canción acabada que ya quedó para una segunda etapa, una colaboración con Tierra Adentro, un supertema que quedó afuera para una segunda edición, o para un single posterior, ya que no queríamos que justamente pase desapercibida, entonces fueron decisiones, así como estéticas también. Y luego creo que fue muy fluido. Tenemos la suerte de tener un equipazo con la dirección de arte de Lucas We, que en realidad facilitó muchísimo la confianza en que la mirada audiovisual iba a ser precisa. Creo que algo se va construyendo también. Ocupar los roles de cada uno y confiar sobre todo en que cada uno debe su óptica y su arte va a dar lo mejor.
Y la última decisión difícil habrá sido seguramente decir que está terminado, porque, qué sé yo, es un proceso que podríamos seguir. Me quedo con la frase tipo bueno es mejor que perfecto, prefiero que sea que se sienta bien que se escuche que la gente le llega, a decir tipo no hay ninguna coma o detalles de imperfección que quedaron. Siento que tiene también eso, un poco de salvaje y de artesanal en su construcción.
Con la ayuda de los audiovisuales el disco toma otro carácter, es mucho más que una suma de canciones y melodías. Hay poesía y un fuerte grado emotivo
DESDE AFUERA
–¿Cómo transformó la mirada de ustedes sobre lo que somos nosotros como país, como mercado, como cultura, el hecho de salir afuera y mirarlo desde allá y ver qué posibilidades hay de fascinar al mundo con algo de nuestra identidad que no la terminamos de conocer a veces?
–Por un lado está esta visión de que Paraguay es esta isla rodeada de tierra, tan, también, históricamente influenciada y a veces aplastada por nuestros vecinos, todo eso, toda esa sensación, esa herencia es algo que con lo que crecimos, y por otro lado, salir y mirar a Paraguay desde lejos y mirarnos desde lejos y también escuchar lo que se dice de nosotros, lo que se piensa de nosotros, es algo que construye y empuja también a romper con esos paradigmas, con esas muletillas que se tienen también de Paraguay.
–En esto de la identidad y el arte, hay algo en este proceso que parece más colectivo, esto de hablar en paraguayo en el arte, en la música, en el cine, como en “7 Cajas”, por ejemplo, que despertó también algo en la gente.
–Fundamental, un momento histórico que lo cambió todo, “7 Cajas”, que es del año 2013. Si pensás, también es de la época de “Señor Pombero” y de la época de… podría poner “Hemisferios” y otros álbumes más de la escena, que realmente empezaron a hacer esa mirada un poco más particular del orgullo de lo nuestro, no solamente ese orgullo, el orgullo de ser paraguayo, sino revisar un poco más. Eso me parece que ofrecen todos esos proyectos y nos traen hasta acá simplemente tratando de seguir construyendo escena. No sé, si “7 Cajas” fuera un hecho aislado o “Señor Pombero” no hubiese tenido otra ola, me parece que se queda chico. Lo que está bueno es de lo que viene pasando y construyéndose es que eso abre en otros proyectos, y anima a las nuevas generaciones a seguir indagando un poco por ahí. Los “Kchis” ya es un proyecto que, si bien está cada vez más grande, también tiene ya esa misión. Nosotros nos sentimos parte de una cruzada, y la cruzada es allanar el camino para las nuevas generaciones. Y eso es muy real y muy consciente dentro de nuestro crecimiento. Sabemos que, mientras más crecemos más gente viene detrás.
La agrupación uruguaya de rock La Vela Puerca tendrá esta noche un nuevo encuentro con su público paraguayo con un gran recital que se desarrollará en el Puerto de Asunción, en el marco de una gira que celebra sus 30 años de trayectoria.
Las entradas están disponibles en los puntos de venta de Ticketea y también pueden ser adquiridas vía online en www.ticketea.com.py.
Liderada por Sebastián Teysera, esta banda es reconocida en América y Europa por su lírica y calidad musical, y actualmente emprende un recorrido que incluye Argentina, México, Chile, Colombia, España y Alemania.
La Vela nace 1995 en un barrio de Montevideo, y desde sus inicios logró recoger la aceptación del público. Su primer disco, “Deskarado”, surgió en 1998, y para el 2001 ya darían uno de sus golpes más certeros, “De bichos a flores”, producido por Gustavo Santaolalla, y con la participación de León Gieco.
Orquesta “Ipu Paraguay” abre temporada con jóvenes directores
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La Orquesta Filarmónica “Ipu Paraguay” inaugura su temporada 2025 con un concierto bajo la dirección de los jóvenes maestros Sonia Cabrera, Maura Mármol e Ydalberto Romero, este viernes 1 de agosto, a las 20:00, en el Centre Català de Asunción, ubicado en Cerro Corá 276 entre Yegros e Iturbe. El costo de las entradas es de 40.000 guaraníes.
Los tres jóvenes directores compartirán la conducción de un programa variado que abarca desde obras clásicas hasta composiciones latinoamericanas y paraguayas. Este evento marca el inicio de una serie de presentaciones que la orquesta tiene previstas para este segundo semestre, que actualmente está integrada por más de 30 jóvenes, quienes pasan por procesos de audición para ser socios de esta institución.
En sus 14 años de trayectoria, Ipu Paraguay se mantiene con el objetivo de contribuir en las garantías de los derechos culturales y garantizar el desarrollo de sus miembros en el campo de la profesión musical. Una agrupación liderada por una comisión directiva encargada de impulsar el crecimiento de la Filarmónica, a través de importantes puestas en escena, el apoyo de patrocinadores, y resguardando los derechos musicales de sus miembros.
La Orquesta Filarmónica “Ipu Paraguay” (OFIP) es una institución que tiene como objetivo difundir y fomentar la producción sinfónica de compositores jóvenes paraguayos y el rescate cultural de obras que han enriquecido el acervo musical en el Paraguay, como así también la ejecución de obras del repertorio nacional e internacional.
Su actual presidente es el Prof. Lic. Mario Benjamín Verón Báez, socio fundador de la OFIP, percusionista sinfónico y pianista, docente del Instituto Superior Nacional de Música y músico invitado de orquestas profesionales. El nombre “Ipu Paraguay” es del idioma guaraní del cual “Ipu” significa suena, y “Paraguay” palabra compuesta del guaraní que significa “río que origina un mar”; por lo tanto, “Ipu Paraguay” se interpreta como sonido del río que origina un mar.
Como agrupación musical semiprofesional es un espacio ideal para el desenvolvimiento de las jóvenes promesas musicales quienes tienen el espacio tanto para la creación de obras inéditas como el de continuar con su desarrollo profesional en el campo musical. La Orquesta cuenta con personería jurídica y está compuesta por jóvenes profesionales y estudiantes. Es la única institución musical en el Paraguay donde los mismos votan por sus autoridades, siendo éstas músicos de la orquesta con el objetivo de realizar una gestión de músicos para la música y sus músicos.
Entre los hechos destacables realizados por la agrupación, se encuentran el reestreno la primera ópera paraguaya “Juana de Lara” del maestro Florentín Giménez en el Bicentenario que fue realizado en el Congreso Nacional y en el año 2011 fue galardonada como “Orquesta Revelación” por el Congreso Nacional de Paraguay.
También la difusión de zarzuelas paraguayas como: “María Pacurí”, “La tejedora de ñanduti” y “Paloma pará”, de Juan Carlos Moreno Gonzálezy y Manuel Frutos Pane; “Sombrero pirí”, de Florentín Giménez y Manuel Frutos Pane; y “Fascinación”, de Ronald Von Knobloch, Martín Monte Domecq, Natalia Funes y José Mazó).
Sumando a esto, la filarmónica realiza de forma periódica presentaciones en los diversos espacios culturales del país tanto con músicos invitados como con nuestros propios miembros. Dando como resultado luego de 14 años de vida institucional el estreno de numerosas piezas sinfónicas de jóvenes paraguayos, así como también arreglos sinfónicos de obras propias y temas populares elaborados por jóvenes miembros de la agrupación.
En las calles de Taiwán suenan los camiones de basura musicales
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Los camiones de basura en Taiwán reproducen, cinco días por semana, melodías clásicas anunciando su llegada a los vecinos, quienes, en virtud de una política de concienciación, son responsables de sacar personalmente sus residuos. Alertados por las notas de Para Elisa de Ludwig van Beethoven o La oración de una virgen de Tekla Badarzewska Baranowska, que resuenan desde los altavoces de los vehículos, los habitantes salen de sus edificios, bolsas en mano, y esperan en la acera.
“Cuando escuchamos esa música sabemos que es momento de sacar la basura. Es muy práctico”, cuenta a AFP Lee Shu ning, de 78 años, frente a su casa en Taipéi, la capital. Como si fueran recolectores, arrojan sus bolsas de plástico en el camión amarillo, asegurándose de separar los restos de comida y los desechos reciclables en los contenedores de un segundo vehículo.
En los últimos 30 años Taiwán transformó la gestión de sus residuos. El auge económico provocó una explosión en la cantidad de basura, saturando los vertederos en un territorio con pocas infraestructuras de reciclaje, mientras la población se quejaba de la contaminación del aire y del suelo. Taiwán apostó entonces por el reciclaje, aumentó la capacidad de incineración y promovió la responsabilidad ciudadana. Los habitantes deben ahora clasificar y depositar ellos mismos sus residuos en los camiones, en lugar de dejarlos amontonados en la calle.
Además, en Taipéi es obligatorio comprar bolsas de basura azules autorizadas por el gobierno para depositar los residuos, como forma de incentivar el reciclaje y reducir la cantidad de desperdicios. “Inicialmente todos piensan que no es práctico”, admite Shyu Shyh shiun, funcionario de la autoridad de protección ambiental de la capital. Pero una vez que los vecinos ven las calles limpias, “se dan cuenta de que es una buena medida”, afirma.
El índice de reciclaje en la ciudad alcanza casi 67 %, frente al 2 % en el año 2000, y la cantidad de residuos enviados a incineración se redujo en casi dos tercios, añade Shyu. Los camiones “casi siempre” llegan en hora, al final de la tarde o por la noche, comenta. De hecho, son una parte inseparable del día a día de los taiwaneses desde la década de 1960, explica Shyu. Importados de Alemania, fueron originalmente programados con Para Elisa de Beethoven, recuerda.
Pero la solución no convence a todos. “A veces no estamos en casa, o estamos ocupados y no podemos sacar la basura”, lamenta Dai Yun wei, esteticista de 31 años, depositando sus bolsas en el camión. Por su parte, Yang Xiu ying supo adaptarse. Cada mes esta mujer de 76 años gana unos 11.200 nuevos dólares taiwaneses (aproximadamente 323 euros) ayudando a sus vecinos a deshacerse de sus residuos cuando pasa el camión.
“Hay personas que salen tarde del trabajo y otras mayores que lo consideran poco práctico, así que bajan sus bolsas y yo las tiro por ellos”, explica con las manos enguantadas. Otros optan por soluciones digitales, como reservar un horario de recogida a través de una aplicación gestionada por la empresa Tracle.
Pero para muchos ancianos este ritual diario representa ante todo una forma de mantener el contacto social. Numerosas personas mayores salen con antelación para charlar en los puntos de recogida. “Puedo conversar con antiguos vecinos y amigos, es agradable”, comenta Lee, justo antes de deshacerse de botellas y latas. “También sirve como ejercicio”, insiste.