Entre el martes 25 de octubre al sábado 19 de noviembre tendrá lugar la exposición que presenta la Embajada de Japón que se denomina “Diseño Japonés Contemporáneo / 100 ejemplos”, en la Sala Seminario del Centro Paraguayo-Japonés (CPJ), ubicado en Julio Correa y Domingo Portillo, en Asunción, con acceso libre y gratuito.
La muestra estará abierta al público en el horario de 10:00 a 12:00 y de 14:00 a 20:00, de lunes a viernes; y de 9:00 a 12:00, los sábados. Este evento es organizado en forma conjunta por la Embajada de Japón, el Centro Paraguayo-Japonés (CPJ) y la Asociación Paraguayo-Japonesa, con el patrocinio de la Japan Foundation.
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Una selecta colección de 100 objetos enviados desde el Japón que representa los mejores ejemplos del diseño japonés con un enfoque especial en objetos de uso diario. Además, en esta exposición se incluyen objetos de diseño tradicional que han tenido influencia en el diseño japonés actual.
Muchos diseños siguen tendencias globales contemporáneas, algunos continúan con la tradición japonesa y otros reflejan fuertemente los gustos locales. Las características compuestas o complejas del diseño de un producto reflejan la cultura de las personas que lo crean y lo utilizan.
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La Embajada de Japón espera que esta exposición enriquezca el conocimiento de los visitantes acerca de las tendencias y características del diseño japonés y al mismo tiempo, los introduzca a las características de la cultura japonesa en la actualidad.
La Japan Foundation es una organización pública especializada creada con el propósito de promover el entendimiento internacional a través del intercambio cultural. Viene llevando a cabo diversos programas de intercambio artístico y cultural en distintas áreas, en todo el mundo.
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Darío Cardona toma Bellas Artes
El artista Darío Cardona presenta su nueva exposición “Mindmeld on glich & funghi” en el Museo Nacional de Bellas Artes (Av. Mariscal López casi Pai Pérez) con 20 obras creadas a partir de las intervenciones de fotografías digitales para generar imágenes imprevisibles. La muestra, inaugurada el jueves 9 de mayo, cuenta con textos curatoriales de la artista visual Lucy Yegros; la escritora Bea Bosio y la artista y autora Noelia Buttice.
La muestra, que estará disponible hasta el 9 de junio, se estructura a partir de dos conceptos: el glitch, que alude a las pequeñas perturbaciones que se registran en los sistemas digitales; y el funghi, los hongos como el proceso transformador de lo vivo. Ambos elementos generan cambios al azar, formando así imágenes imprevisibles.
“Es la unión de dos realidades, lo que ya no se ve, los vestidos de mi mamá que ya no está presente físicamente, con lo que vemos, las mujeres que viven en situación de calle. De la unión de estos dos puntos, encuentro una manifestación sanadora, la posibilidad de generar una imagen que no existía. Por eso, una vez que finalizo lo digital, comienzo con la transformación manual de cada pieza, donde se da una resurrección en la obra”, explicó Cardona.
Las 20 piezas, distribuidas en todos los espacios del Museo Nacional de Bellas Artes, nacen de la superposición de fotografías tomadas por el artista y su descomposición digital, que luego fueron impresas sobre pana en tamaños que varían entre los 2,40 y 13 metros de altura, e intervenidas manualmente con materiales corrosivos y pintura. Puede verse de martes a viernes de 9:00 a 19:00 y los sábados de 9:00 a 20:00, con entrada es libre y gratuita.
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Sobre el artista
Darío Cardona, nacido en Paraguay, se autodefine como creador. Vivió en Estados Unidos, donde estudió cinematografía en la New York Film Academy, y luego fue admitido en el American Film Institute. Seguidamente, en Argentina, fundó su empresa productora, con la cual escribió más de 30 guiones y libros. Esta labor lo llevó a viajar y participar de varios festivales internacionales. En el 2010, estrenó la película “Felipe Canasto”, con funciones en salas de cine y cine móvil.
Cuenta con varias exposiciones individuales realizadas, siendo “Mindmeld on glich & funghi”, la octava. Sus productos buscan la belleza en la sinestesia entre sentimientos humanos, artes, tecnología y finanzas. En su página web www.cardonah.com se pueden encontrar, explorar y descargar todas sus creaciones literarias y proyectos (guiones, cuentos, microcuentos), desarrollados a lo largo de su carrera.
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Galería Matices expone “Paraguay Ilustrado” de Simona Murialdo
“Paraguay Ilustrado” se denomina la primera exposición de la artista italiana Simona Murialdo en Asunción, que fue habilitada el pasado 9 de mayo en Galería Matices, ubicada en Cruz del Defensor 241 casi Quesada, en Asunción. La muestra, que cuenta con curaduría a cargo de Dora Gómez Paiva, estará habilitada por dos semanas, de lunes a viernes de 8:00 a 18:00 y sábados de 8:00 a 12:00.
“Paraguay Ilustrado es una bitácora digital nacida en Instagram de gran expresividad y colorido. Un proyecto en constante desarrollo que se traslada al NFT y la realidad aumentada. En estos soportes las obras adquieren un nuevo cariz, una nueva mirada, surfeando el oleaje del verso libre. En esta ocasión, la muestra nos introduce a una fauna imaginada en madera e inspirada en los tallados de los maestros artesanos indígenas y dota de un protagonismo carismático a personajes de mitos y leyendas”, indica la presentación.
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“Estoy ansiosa por compartir con ustedes mi amor por Paraguay a través de mi arte. Aunque estoy aquí en Milán, quería encontrar un momento para agradecerles en persona”, expresó Murialdo por Instagram, que en el 2023 expuso en el Centro Cultural del Lago de Areguá. “Espero que mis obras les emocionen y les transmitan un poco de la belleza y esencia de Paraguay, que me cautiva cada vez que regreso. Muchísimas gracias a todos por estar aquí hoy y por todo su sincero apoyo, no lo doy por sentado”.
Simona Murialdo (1969) es una artista de diseño de gran trayectoria en Italia. Actualmente se desempeña como consultora y docente en el prestigioso Instituto Marangoni de Milán. Casada con Daniel Sánchez (Paraguay) se volvió una una entusiasta de la cultura, historia y la biodiversidad de Paraguay.
Combina su vasta experiencia en el mundo de la moda y diseño para retratar con maestría delicadeza los encantos naturaleza autóctona paraguaya gente. Sus obras se imprimen con un procedimiento denominado Giclée. En este tipo de impresión chorro tinta deposita el pigmento en papel forma pequeñas gotas ‘pulverizando’ soporte.
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Artesanía paraguaya tendrá espacio para muestra de textiles en Portugal
La auténtica artesanía paraguaya expondrá su riqueza desplegada en técnicas textiles a nivel internacional, en una muestra exclusiva en la que tendrá su espacio propio. En la ocasión, las piezas darán vida a la laboriosidad de artesanos locales.
Se trata de la muestra denominada “Textiles Extraordinarios del Paraguay”, una presentación de tejidos con las diversas técnicas empleadas por los maestros y maestras artesanas de distintas comunidades productoras de esta emblemática modalidad de artesanía en el país.
La actividad se desarrollará en la ciudad de Lisboa, Portugal, mediante una exhibición que estará abierta al público desde el próximo 29 de mayo hasta el 23 de agosto, en la Casa de América Latina de Lisboa.
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Vidriera internacional
“Con mucho entusiasmo tenemos el agrado de anunciar que Paraguay tendrá la oportunidad de demostrar su cultura y artesanía en el plano internacional, en una muestra en Lisboa”, informaron desde el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA).
La recopilación de piezas textiles populares e indígenas, constituye una gran vidriera internacional para dar a conocer la diversa producción que existe en el Paraguay, además de la oportunidad de exponer la historia de la cultura a través de la expresión tan arraigada en las prácticas artesanales.
La muestra paraguaya en el continente europeo, será posible mediante la coordinación conjunta entre la Embajada de Paraguay en Portugal y el IPA, con la curaduría de Carolina Urresti y el apoyo de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur) y la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), entre otros aliados, que apostaron por la realización de esta significativa muestra que posiciona la artesanía paraguaya en el mundo.
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La marca de Lívio
- Por Toni Roberto
- tonirobertogodoy@gmail.com
Con motivo de la muestra “Huellas de Lívio Abramo”, que se inauguró el pasado viernes en el Centro Cultural de la Embajada del Brasil, Instituto Guimaraes Rosa, en el barrio Ciudad Nueva, Toni Roberto hace la primera parte de los recuerdos de aquella institución que primeramente se llamara Misión Cultural Brasileña y que formara a tantos paraguayos en la modernidad, en una nueva manera de pensar.
Se abre la puerta y entro al histórico “setentoso” consultorio del Dr. Amado Gill Pessagno, en Pa’i Pérez y Cerro Corá. Me siento, en la pared un dibujo arquitectónico de la casa familiar del Dr. Gill, en la esquina de México y Rca. de Colombia, del estilo de los que le llevaba a Lívio a mostrar qué hacía con regla y escalímetro. Al instante me vinieron a la mente sus palabras, cortas y concretas: “Capitán, rompa todo eso y empiece de nuevo, cree su propia línea”.
Inconcientemente, sin saberlo, estaba asistiendo a una experiencia de la modernidad de parte de uno de los padres del arte moderno latinoamericano, cuñado de uno de los tres creadores de nada más y nada menos que la ciudad de Brasilia. Estaba marcando en mí huellas que serían imborrables para siempre.
La tinta convertida en gubia me lleva a marcar a fuego la cartulina. Quien escribe estas líneas siempre iba contra la corriente y la dispersión hacía que en plenas clases de grabado tome una hoja empezando a dibujar como si fuera que estuviese grabando la madera. Corría el año 1980 y había llegado a aquel oráculo sagrado de la modernidad paraguaya de la calle Eligio Ayala esquina Irrazábal, antiguamente llamada calle Santa Fe, en la ”planta baja” del barrio Ciudad Nueva.
La experiencia de haber decidido ir a los 14 años por cuenta propia a aquella vieja casona del fondo de lo que fuera la residencia de Anselmita Heyn marcó a fuego las huellas de mi pensamiento, una vieja casa devenida en taller de arte, unos simples tablones de madera, unas austeras sillas y unos focos colgantes unidos por unos cables era todo lo que se necesitaba para aprender a entender la nueva manera de educar.
Las viejas convenciones que traía de las clases de arte del colegio, el punto de fuga perfecto para el rancho perfecto, habían quedado atrás y la mirada del mundo había cambiado no solo para mí, sino para una pléyade de personas, muchas de ellas nacidas a principios del siglo pasado. La variopinta asistencia enriquecía la escena y se convertía en la misma clase, siguiendo el pensamiento del maestro, que decía: “Yo no quiero dar técnicas de dibujo ni de grabado, vengo antes que nada a formar seres humanos que aporten a la sociedad desde donde les toque, si salen artistas o no, ese ya es otro tema”.
1972
En la nómina de alumnos exponentes del año 1972 que se exhibe en un viejo catálogo podemos encontrar a personas venidas de las más variadas disciplinas y de diferentes edades; desde Blanquita Martínez, una hacendosa ama de casa de la calle Montevideo que se convirtió en una crítica de arte oral; pasando por Mabel Valdovinos, una hermosa mujer llegada desde el Chaco argentino que se enamoró de un joven ingeniero paraguayo, que luego llegó a ser figura clave en el dibujo paraguayo desde mediados de los años 70; pasando por Marta Barudi, una señorita que estudiaba psicología en la Católica y que fuera parte de los movimientos sociales de finales de los años 60; Cristina Osnaghi, una reina de belleza; Nelly Bareiro, una antigua funcionaria de Naciones Unidas.
En algunos casos madres e hijas, como Carmen Dora Pérez y su hija Greta o Margarita Sánchez Minella, a quien Lívio le había conocido en las pintatas de la calle Palma siendo ella lustrabotas y otros que con el correr de la década y la siguiente consolidaron su obra como Lucio Aquino, Alberto Méndez, Viviana Ocampos o Rubén Milessi.
Llegaron los primeros años 80 y todavía recuerdo las huellas de Lívio en cada pensamiento, en la manera de analizar los temas, en la manera de dibujar. En aquellos años, la riqueza también se daba por la diversidad de concurrencia, muchos de los que empezaron en los años 70 se convirtieron en una especie de ayudantes naturales del maestro y los alumnos seguíamos llegando.
Un destacado ingeniero como Luis Fernando Meyer, los hermanos Fátima y Carlos Martini, Alejandra García, connotados abogados como el Dr. Alejandro Herrera, señoras de la alta sociedad de la época como Pomposa Leoz, Marta Brugada. Siguiendo con Genara, una señora en situación de calle que era alumna y el maestro la ayudaba, hasta mozalbetes que tuvieron la suerte de llegar casi al final de la vida de Lívio, entre finales de los 80 y principios de los 90, como Martita y Marquitos Benítez, Karina Adam o la hoy destacada arquitecta Mate Filippini. Todos, siempre tratados con la misma atención, desde el más pobre hasta el más rico.
Estoy seguro de que todos los que están y los que ya no estarían soñando un viaje en la vieja combi azul del maestro, preparados, como una gran familia, a recorrer las muestras, algún café o simplemente un paseo por Asunción, capitaneado por el jefe del viaje, Lívio Abramo, su inseparable Dora Guimaraes, su adelantada alumna Edith Jiménez y las otras mujeres de la epopeya del arte y el pensamiento moderno paraguayo.
Todo empezó con la primera visita de Abramo desde Sao Paulo a la Madre de Ciudades allá por 1956 y terminó sus días en estas tierras en 1992, en la ciudad donde dejó la mitad de su vida, la mitad de su pensamiento la mitad de su obra, la mitad de su corazón, instalados para siempre entre rojos chivatos y azules jacarandás en alguna esquina, en algún rincón de la ciudad que tanto amó.