La presentación de "Mafalda guaraníme: Un gran aporte para el proceso de normalización lingüística del guaraní", fue realizada hoy en la ciudad de Resistencia. Foto: Archivo
“Mafalda guaraníme” se presenta en la feria del libro de Resistencia
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La mundialmente conocida Mafalda esta vez se presenta en su versión más paraguaya, enteramente en guaraní en la Feria Digital Internacional del Libro de la ciudad argentina de Resistencia. El evento totalmente en virtual se realizó el día de hoy sábado 22 a las 16:00 horas. Pero puede ser nuevamente visto gracias a la plataforma digital de la feria.
Para asistir a la presentación “Mafalda guaraníme: Un gran aporte para el proceso de normalización lingüística del guaraní, accedé a la página oficial de la feria a través de este link.
La presentación ante el público del Chaco argentino estuvo a cargo de la traductora María Gloria Pereira y contó con la participación del embajador argentino en Paraguay, Domingo Peppo, quien fuera gobernador de la provincia de Chaco, quien mencionó los lazos que existen a través del idioma guaraní.
Mafalda, un personaje joven y femenino de la clase media argentina, del humorista gráfico Joaquín Salvador Lavado, más conocido como “Quino”, fue traducido por la lingüista María Gloria Pereira y de esa forma llega a Paraguay en uno de sus idiomas oficiales, el guaraní. “Mafalda guaraníme” cuenta con 10 coloridos y entretenidos tomos que se ajustan a dar el mismo mensaje de cada uno de los personajes.
La tira de origen argentina es bastante popular en América, así como en países europeos y ya fue traducida a más de 30 idiomas del mundo.
La feria
Del 18 agosto al 7 de setiembre del 2020 se desarrollará la Feria Digital Internacional del Libro de la ciudad de Resistencia de manera conjunta mediante la firma de un convenio con la Presidencia del Consejo y el municipio de Resistencia, con la idea de mantener esta política para el desarrollo de una ciudad diversa y cultural como Resistencia donde convergen varias lenguas autóctonas.
Esta edición será de manera virtual, lo cual representa una apuesta para toda la comunidad. El acceso será público y gratuito para todos y todas a través de redes sociales y una página web desarrollada, en la cual se transmitirán los talleres de formación.
Quino, Nico, Carusso (dibujante brasileño) y Helio Vera, en el congreso de humoristas del Mercosur, 1997, Buenos Aires. (foto: GENTILEZA DE NICO ESPINOSA)
El dibujante argentino Joaquín Salvador Lavado, conocido universalmente como Quino, autor de Mafalda y una veintena de libros de historietas, murió el miércoles a los 88 años de edad, lo que conmovió tanto al mundo de la cultura como a la gente común.
“Se murió Quino. Toda la gente buena en el país y en el mundo lo llorará”, anunció su editor Daniel Divinsky, director de Ediciones de la Flor, el primero en dar la noticia. Quino solía pasar seis meses del año en España y seis meses en Argentina. Al momento de su muerte, se encontraba en su ciudad natal, Mendoza.
“HUÉRFANOS”
“Quino deja una obra extraordinaria para el mundo. Es amor y es humor. Es ternura y es inteligencia. Es la observación mordaz y también la inocencia”, dice alguien en San Telmo, en donde está la estatua que honra al personaje de Quino que fue a dejar flores en memoria de la pequeña y sus amigos. “Se fue mi segundo papá. Gracias por todo, Quino (1932-2020)”, escribió el dibujante y humorista gráfico argentino Miguel Rep. El también caricaturista argentino Liniers lo despidió en Instagram con la frase: “Gracias, maestro”. Quino no tuvo hijos.
Estuvo casado desde 1960 con Alicia Colombo, quien falleció en 2017. La tira Mafalda surgió como un pedido de personaje para una publicidad que nunca llegó a ser realidad, pero la niña preguntona e inquisidora, con sus amiguitos y familia, pasaron a ser un símbolo de la sociedad y con diferentes expresiones. Cada personaje de Mafalda está inspirado en lo que somos como sociedad y personas. De allí, la universalidad de Mafalda que hace dos días “cumplió 56 años de vida” y fue traducida a cientos de idiomas, incluso el guaraní.
Los tomos de “Mafalda en guaraní” fueron presentados por la editorial Servilibro en la Feria Internacional del Libro (FIL) del 2019, que fueron traducidos por la lingüista María Gloria Pereira. “Mafalda guaraníme” cuenta con 10 coloridos y entretenidos tomos que se ajustan a dar el mismo mensaje de cada uno de los personajes.
Nada define tanto la idiosincrasia de Quino como aquella tira en la que Mafalda le muestra a su oso de peluche un globo terráqueo y le pregunta “¿Te gusta? Porque es una maqueta, el original es un desastre”. El escepticismo y la amarga reflexión ante las desgracias del mundo afloran en los agudos, sarcásticos y transgresores comentarios de la niña rebelde, convertida en el otro yo de Joaquín Lavado, conocido mundialmente como Quino, a secas.
En otro celebrado cuadrito, un hombre que se encuentra con un amigo en la calle le dice “¡el mundo es un pañuelo!” y Mafalda, observadora de la escena, piensa: “Habrá que quejarse a la lavandería”. Las ideas del dibujante y humorista, como buen artista, se expresaron a través de sus historietas y sólo con cuentagotas en apariciones públicas.
Retraído como Felipito, otro de sus legendarios personajes compañeros de la pequeña contestataria, Quino desfiló por distinguidos escenarios donde se le rindió tributo por su obra, mientras él parecía no saber qué contestar, conmovido pero algo abrumado. El día de un homenaje al lado de la estatua de su más popular creación de papel, un presentador dijo eufórico: “... ¡y esperamos que Mafalda viva 50 años más!”.
“Por el estado en que está el planeta, no creo que lleguemos muy lejos”, respondió Quino, parco y descreído, un poco asombrado e incómodo como siempre ante tanta euforia y zalamerías a su alrededor. Quino dibujó y escribió Mafalda desde 1964 hasta 1973, pero la niña ha perdurado en las nuevas generaciones y es usada como símbolo por el movimiento feminista.
Hija de los 1960 y 1970
Quino justificó el impacto de su historieta en el momento histórico en que aparece y se desarrolla, los años 1960 y 1970, de una explosión creativa y revolucionaria en todos los ámbitos. “Mafalda salió bien porque la época en que lo hice era buena, aunque había conflictos como siempre. El ser humano es quilombero (revoltoso) por naturaleza”, explicó.
Tercer hijo de padres republicanos españoles de clase media, se sumergió en el universo del dibujo por influencia de un tío que ejercía el oficio en un periódico de su natal Mendoza (oeste), al pie de la cordillera de Los Andes. Pero sus padres fallecieron antes de su adolescencia y un hermano mayor tuvo que ayudarlo a salir adelante.
“Sufrí mucho porque vivía en condiciones precarias mientras deambulaba por redacciones de diarios y revistas sin mayor éxito. Compartí una pieza de pensión con tres o cuatro tipos”, recordó. Su vida se iluminó cuando pudo por fin publicar en revistas, momento que definió como “uno de los más felices” de su existencia. Quino estuvo casado por más de medio siglo con Alicia Colombo, quien falleció en 2017.
Mundo irresponsable
Las historias de la niña con nombre de princesa italiana están traducidas a 26 idiomas y sólo en Argentina han vendido 20 millones de ejemplares. Reacio a la adulación o al elogio desmedido, Quino ha dicho que sus trabajos tuvieron éxito en Latinoamérica o en naciones latinas de Europa, pero son una rareza en países anglosajones, China, Rusia o el mundo árabe.
“¡Ahora voy a sentir más respeto por mí mismo!”, declaró con ironía después de tantos homenajes. El retrato de Mafalda está colgado en la Galería de Ídolos Populares de la Casa Rosada (gobierno), junto a leyendas como el exfutbolista Diego Maradona, el rockero Charly García, el extenista Guillermo Vilas, el bailarín clásico Julio Bocca, el automovilista Juan Manuel Fangio y el cantante de tango Carlos Gardel.
La criatura que dejaba mudos y helados a los adultos con sus preguntas y ácidos comentarios, fue clasificada por el intelectual italiano Umberto Eco como “una heroína iracunda”. Ella “rechaza al mundo tal cual es, reivindicando su derecho a seguir siendo una niña que no quiere hacerse cargo de un universo adulterado por los padres”, según Eco.
No se hace cargo del horror de las guerras, la injusticia y la hipocresía en las relaciones sociales. El globo terráqueo aparece de nuevo en otro cuadrito y Mafalda le acaba de colgar un cartel que dice “Irresponsables trabajando”.
Quino, el taciturno dibujante que eternizó a Mafalda
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“Dibujo porque hablo mal”, confesó alguna vez. Aquel complejo como orador empujó al argentino Joaquín Salvador Lavado, “Quino”, a recurrir al dibujo, del que nació su mejor portavoz, Mafalda, la niña irreverente que llevó su palabra a todo el mundo.
Este hijo de andaluces nacido al pie de los Andes, en Mendoza (oeste), el 17 de julio de 1932, y que murió este miércoles a los 88 años, descubrió en forma precoz que un lápiz puede ser un arma creativa, tan celebrada como temida.
“Se murió Quino. Toda la gente buena en el país y en el mundo, lo llorará”, anunció en Twitter su editor Daniel Divinsky, director de Ediciones de la Flor. Y ya lo están llorando. #Quino es tendencia en Twitter argentina con una avalancha de mensajes de despedida.
“A los tres años dibujé a mi tío. Descubrí que de algo tan simple como un lápiz podían salir personas, caballos, trenes, montañas... Un lápiz es algo maravilloso”, aseguraba Quino. A los 13 años ingresó al colegio de Bellas Artes en Mendoza, pero pronto se sintió “cansado de dibujar ánforas y yesos” y volcó su genio en la historieta y el humor.
“Hablando se arriesga uno a decir cosas equivocadas sobre el bien y el mal”, explicaba para justificar su parquedad de palabras. Crítico despiadado de su trabajo, se definía como un pésimo dibujante. “Dibujaba muy mal... Cometí un gran error”, sostuvo alguna vez quien dijo haber aprendido el oficio “sudando tinta”.
Los tomos de Mafalda fueron traducidos al guaraní. Foto: Archivo.
Con apenas 18 años publicó su primera viñeta en Buenos Aires, pero no fue sino hasta los 30 cuando del trazo de su lápiz nació Mafalda, la niña que odia la sopa, concebida por encargo para una publicidad de electrodomésticos en 1963. “Es una niña que intenta resolver el dilema de quiénes son los buenos y quiénes los malos en este mundo”, según la definía su creador.
La campaña nunca vio la luz y Mafalda “durmió” en una carpeta hasta 1964 cuando se publicó en el semanario Primera Plana de Buenos Aires por impulso de la esposa de Quino, Alicia Colombo, su inseparable compañera por más de medio siglo.
“Mi mujer ha sido la clave para que Mafalda sea conocida”, había dicho al dedicarle a Alicia el premio Príncipe de Asturias en 2014. Colombo, con quien Quino no tuvo hijos, había fallecido en 2017.
Mafalda, sin privilegios
Aunque nunca renegó de la fama mundial que le trajo Mafalda, Quino siempre la consideró un dibujo más. Con el mismo desapego un día de 1973, en el apogeo de su celebridad, dejó de dibujarla, simplemente porque consideró que “se repetía”. “Nunca la quise más que a mis otros dibujos”, dijo sobre la niña que hizo reír a generaciones.
Humilde y de inefable franqueza Quino se consideraba a sí mismo como un hombre “introvertido y ‘patadura’ para el baile, como todos los humoristas”. Aquejado por problemas de vista y con dificultad para desplazarse, en 2006 dejó de dibujar. Lo que más lamentaba era que su mala visión le impidiera disfrutar de su otra pasión: el cine.
“La última vez que fui la pasé muy mal”, confesó en 2014. Sus últimos años los pasó repartiendo veranos entre Argentina y España, porque le disgustaba el invierno. Como Mafalda, Quino fue un declarado amante de la libertad, aunque sufrió la censura desde sus primeros trazos.
“En Argentina debí autocensurarme porque cuando empecé a dibujar en Buenos Aires me dijeron claramente ‘nada de militares, nada de religión, nada de sexo’. Y entonces, yo hablaba de todo eso pero de otra manera”, rememoró alguna vez.
Cuando Mafalda llegó a España, durante la dictadura franquista, “salía con una banda que decía ‘sólo para adultos’ y también fue censurada en Bolivia, Chile y Brasil”, recordó alguna vez. Tras el golpe de Estado en 1976 en Argentina, se marchó primero a Italia y luego a España, su segundo hogar.
En el sinfín de distinciones que recibió a lo largo de su vida destaca la Legión de Honor de Francia y el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, ambos en 2014, en coincidencia con los 50 años de su criatura más famosa.
En esa ocasión el jurado destacó que “los lúcidos mensajes de Quino siguen vigentes por haber combinado con sabiduría la simplicidad del trazo del dibujo con la profundidad de su pensamiento”. Una de las última veces que se le vio en público fue en enero de 2015 en un acto en Buenos Aires para repudiar el atentado contra el semanario satírico francés ‘Charlie Hebdo’.
Allí fueron asesinadas 12 personas, entre estas cinco colegas, algunos de los cuales solían compartir con él mesas de café en París. “Mafalda hubiera tenido una terrible pena por el atentado”, dijo Quino que asistió en silla de ruedas y con un cartel con la leyenda: “Yo soy Charlie”.