Marcelo Burgos en LN Live: “Hoy tenemos que hablar de un periodismo todoterreno”
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“En este tiempo el periodismo se pone a prueba. Hoy tenemos que hablar de un periodismo todoterreno, prácticamente”, empezó comentando Marcelo Burgos, sobre el desafío que significa el momento actual para el oficio, consultado en LN Live sobre sus tres momentos más resaltantes dentro del periodismo deportivo.
“El periodismo deportivo, acá en Paraguay por lo menos, se quedó a un costado porque no hubo fútbol, porque no hubo actividades deportivas, de ningún tipo, entonces es como que complica realizar la tarea, y uno tenía que adaptarse a las necesidades”, señaló Burgos a la conductora del ciclo de entrevistas del diario La Nación, Paz Vaesken, en la emisión de este viernes.
Así, Burgos, que venía integrando el programa deportivo “Versus”, con énfasis en el fútbol (y que retomará el próximo 17 de julio), relató que se puso a disposición del canal y las radios del Grupo Nación, y así fue parte de “Guerra contra el Covid”, que emiten Universo y GEN, a las 18:00. Además conduce un espacio más musical en Montecarlo, de 13:00 a 15:00.
“Para mí también fue encontrar un lugar en el mundo en cuanto al periodismo”, comentó sobre el espacio donde aborda temas nacionales, más cerca de la política y la salud pública. “Es una situación atípica, nadie se preparó para la pandemia”, afirmó, y recordó que en las charla de periodismo y deportes que organiza, surgió el debate de que si uno va a un lugar de vacaciones a un lugar y estalla alguna guerra, por ejemplo, se va tratar de llevar las informaciones. “Sos periodista, no sos periodista deportivo nomás”.
El poder de la tecnología
Después, en otro puesto del ranking de relevantes momentos personales, Burgos citó una cobertura que vino de sorpresa, en 2017. Refirió que el año anterior estaba cubriendo la Copa América Centenario en Atlanta, Estados Unidos, y vino un representante del MLS (Major League Soccer), que tomó los datos de todos los periodistas. Luego recibió una invitación para ser uno de los cuatro periodistas en partir de un evento de MLS; tuvo que pedir el correo por membrete para creer y que vea su jefe. “Me sentí muy valorado”, dijo, porque le indicaron que habían seguido su trabajo en redes.
Además, gracias a esa experiencia se puso en contacto con la gente de deportes de CNN, entonces cuando hay noticias de la Conmebol, la cadena norteamericana acude a Burgos para los reportes.
Por último, incluyó en su Top 3 a la Copa del Mundo 2018 en Rusia, ya que en 2014 estuvo cerca de ir a Brasil, pero no se dio y fue muy frustrante para él. Aparte, el viaje a Rusia dio pie a otra anécdota especial: Burgos contó que llegó allá apenas con una mochila, sin haber aprendido nada de ruso, sin ropa, y que, desesperado, se le ocurrió hacer una historia en Instagram. “Es increíble el poder de la tecnología”, remarcó, porque la mañana siguiente, a las 7:00, para su sorpresa en el hotel llegó una paraguaya becada en Rusa, que le traía ropa; la compatriota pidió libre ese día, que era la inauguración, le llevó al subte e incluso le espero luego del partido. Esa inesperada muestra de solidaridad se convirtió en amistad.
Respecto a los tres goles favoritos que cantó en medios, Burgos mencionó más bien los que le tocaron desde las gradas como hincha. El de Félix Torres, por la albirroja, contra Venezuela en 1997; de Carlos Humberto Paredes contra Chile, en 2001; y el que motivó “el día que lloré por fútbol”, cuando Tacuara metió el penal contra Japón el 29 de junio de 2009, que llevó a Paraguay a una instancia nunca antes alcanzada en un Mundial. Siendo realista, opinó: “Es muy difícil que volvamos en lo pronto”.
Generar oportunidades, no esperarlas
En la segunda mitad de la entrevista, Paz Vaesken le preguntó sobre sus inicios en el periodismo. Marcelo Burgos dijo que es “una persona que no espera los llamados”. Siendo fanático del rock, cuando apenas tenía 14 años tenía muchas ganas de entrar a trabajar en la FM Rock & Pop; así que le espero a Hugo Rubin, en el estacionamiento frente a la radio, y le convenció que los sábados tenía poca gente en planta, porque la mayoría se tomaba el día libre, y que necesitaría alguien que atienda el teléfono. Así arrancó en un medio de comunicación, el sábado 28 de febrero de 1998, y no paró más.
Recordó también un antecedente de su niñez, que ya el 8 de junio de 1990 se ponía en pose de locutor y transmitía el partido de Argentina-Camerún, soñando que un día lo haría en serio. “Qué te van a dar bola”, le reprochó su hermano, pero lejos de desalentarle, el comentario le produjo un efecto contrario, que luego terminó dedicando sus logros a su hermano por el aliento involuntario. “A veces, en vez de bajonearte, tenés que adoptar ciertos cambios gracias a alguna negativa que te puedan dar”, reflexionó.
“Cómo estamos nosotros para generar oportunidades, no para esperarlas. Esa es una ley de vida. Si nosotros queremos algo, nosotros tenemos que hacer los posible para que eso suceda”, declaró Burgos, y compartió la historia que le tocó a los 18 años, que para tener sueldo se ofreció como operador de la radio para poner la música de madrugada. En ese horario, de medianoche a 2:00, fue a parar el humorista de Ab Ovo, Tony Apuril, quien le dijo que abriera su micrófono para conversar con él en su programa. De esta situación, en el siguiente programa que tuvo Apuril por la siesta, Marcelo ya se sentó a su lado como conductor.
El demo conquista
“En el periodismo, el currículo pocas veces vale, es el demo, el verte a vos si funciona, lo que realmente conquista”, expresó Burgos, comentando que, a diferencia de otros oficios como médico o abogado tienen que esperar a recibirse para ejercer, pero el periodista tiene la oportunidad de empezar antes, y si no hay oportunidades, debe tratar de generarlas.
“No hay lugar para cubrir Olimpia, Cerro, Libertad, Guaraní… cubrí Rubio Ñu, cubrí General Díaz, ese equipo que nadie quiere cubrir, y sé el mejor, el que más sabe. Y acordate que el día que jueguen General Díaz-Olimpia, todos te van a llamar a vos porque quieren saber qué jugadores va a poder General Díaz, y ahí lucite, ahí mostrate. Entonces, buscá el hueco, alguien siempre te está viendo. La experiencia habla por sí sola: jugarse, animarse, arrancar, ver el hueco”, aleccionó Burgos.
Polémica entrevista con avatar de IA de adolescente fallecido en tiroteo
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El experiodista estrella de la CNN Jim Acosta está en el centro de una polémica por publicar en sus redes una entrevista con un avatar generado por IA que toma la voz y los rasgos de un joven estudiante asesinado en un tiroteo. Excorresponsal en la Casa Blanca, Acosta publicó el lunes una entrevista con el avatar generado por IA de Joaquín Oliver, fallecido a los 17 años en el tiroteo de Parkland, Florida, que se cobró 17 vidas en 2018 en uno de los tiroteos más letales en la historia del país.
La entrevista es bastante poco realista: la imagen del entrevistado es estática y su voz carece de matices. El joven de la imagen aboga por “una combinación de leyes más estrictas sobre el control de armas, apoyo a la salud mental y compromiso comunitario”. La entrevista, difundida por Acosta en la red social Bluesky, ha levantado una polvareda de críticas.
“Es inadmisible, macabro y manipulador. ¿Hasta qué punto hay que estar deshumanizado para pensar que era una buena idea?”, escribe un internauta. “Hay supervivientes de esta matanza a los que podrías entrevistar y obtener sus verdaderas palabras y opiniones en lugar de una pura invención”, reaccionó otra.
Varios medios de comunicación de derecha aprovecharon la ocasión para ajustar cuentas con este crítico del presidente Donald Trump que aboga por la regulación estricta de las armas de fuego. “Es simplemente repugnante”, reaccionó en Fox News Guy Benson, uno de los presentadores del canal conservador.
“Recordando a Joaquín: la IA da voz a las víctimas de los tiroteos” es el título de la entrevista. “Una síntesis bastante extraña por parte de Acosta, que se ha erigido en defensor de la lucha contra la supuesta desinformación”, critica Kirsten Fleming, editorialista del New York Post.
En su defensa, Jim Acosta publicó unas declaraciones del padre de Joaquín Oliver defendiendo esta entrevista ficticia. “Si tu problema es la IA, entonces no es el problema adecuado”, afirma Manuel Oliver, también activista a favor de un control más estricto de las armas. “El verdadero problema es que mi hijo fue asesinado hace ocho años”, resume.
El nuevo álbum de Kchiporros, “Todo el mundo está kaliente”, es un material superfresco, con una mirada retrospectiva de toda la carrera de la banda paraguaya más internacional
“Lo que tenemos para dar al universo es nuestra identidad”
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La banda publicó hace unas semanas “Todo el mundo está kaliente”, una apuesta musical que se zambulle en su historia sonora, con una madurez reflexiva y desafiante.
Por Jimmy Peralta
Fotos Gentileza Kchiporros
Los Kchiporros, la banda más internacional de la escena local, presentó a finales de junio a “Todo el mundo está kaliente”, su último álbum de estudio, producido por Toy Selectah, compuesto de manera colaborativa con varios artistas locales y extranjeros. En 11 canciones la agrupación profundiza su apuesta, tanto en sonido como en letra y, buscando liberarse del prejuicio que podrían cargar sobre sus hombros, apuesta al baile y al mismo tiempo a la reflexión, una irreverencia en estos tiempos.
Roberto “Chirola” Ruiz Díaz habló con La Nación sobre el presente del proyecto, la inspiración temática y musical del disco, el momento de maduración del grupo, y cómo la profundidad y hacer bailar al público son misiones que buscan amalgamar en “Todo el mundo está kaliente”.
–¿Qué es lo nuevo en este disco y qué cosas de la identidad de la banda se reafirman en él?
–Para nosotros “Todo el mundo está kaliente” es un álbum superfresco, sin dejar de tener una mirada retrospectiva de toda nuestra carrera. Estamos cerca de cumplir 19 años de banda, camino a los 20, y lo que pasa es que todavía sentimos muchas ganas, mucha chispa, hay mucha creatividad. Teníamos ganas de hacer un disco potente, un disco que vuelva a bailar como varios de nuestros álbumes, pero revisando un poco todo lo que nos gustó de lo que hicimos, también revisar lo que ya no teníamos ganas de hacer esta vuelta. Siento que hubo un periodo largo donde hicimos mucho el trabajo de alguna manera de buscar validación, ya sea de nuestra carrera, de nuestros pares, de la industria. Y en este disco decidimos relajarnos mucho más y volver un poco a la esencia, digamos, a ese superpoder que significa hacer bailar a la gente. Obviamente, con una mirada mucho más madura y con una cancha y una cultura general mucho más amplia, adquirida en los últimos años.
El trabajo de búsqueda de canciones fue sumamente intenso. Los equipos de composición y de preproducción fueron importantes y todo liderado finalmente por la producción de Toy Selectah como productor general del álbum que fue como el curador final de todas estas ideas que necesitaban encontrar una especie de cohesión y encontrar sobre todo un concepto, una línea artística que creo que lo logramos mucho más allá de nuestras expectativas en este caso.
Kchiporros se acerca a las dos décadas de exitosa trayectoria
–¿Cómo se hace eso de apostar a la frescura y al mismo tiempo trabajar dentro del rigor profesional?
–Sin duda alguna, algo que es clave para la construcción de un proyecto es seguir jugando, jugando a la música, seguir haciendo divertido, no recurrir a fórmulas o, por ejemplo, a ejercicios que ya funcionaron en el pasado, sino volver a sentir curiosidad, volver a experimentar y tener miedo al riesgo y, de todas maneras, ir para adelante, animarse a cambiar, a volver a buscar lo que sea que hace que dé ganas todavía justamente. Yo creo que esta banda es una banda sobre todo viajera y experimental. Estos viajes por Paraguay y por Latinoamérica nos ayudaron a abrir la cabeza, a descubrir y a redescubrirnos como artistas, como seres humanos, como paraguayos.
Sabíamos que queríamos tener un álbum con muchísima identidad local, pero que hable ya en “latinoamericano” en ese sentido, con nuestra idiosincrasia, pero con la lengua que une al resto de las culturas, y mostrando de esa manera a Paraguay de una manera tan particular, que no significa salir a decir que está todo bien, sino conectar con el lado del latino que es común, donde es bello, donde es cálido, pero al mismo tiempo también hay cuestiones de las que hablar. También hay corrupción, también hay contrabando, también está roto. Y, de alguna manera eso, meter en la conversación y proyectar un Paraguay casi mágico, en ese sentido.
–Además de lo mágico, hablaste de una realidad a la que no quieren escapar.
–No queremos pintar un escenario donde todo está bien y es el mejor país del mundo, porque sabemos que estamos en el epicentro de uno de los países más calientes del mundo, y no lo digo solamente de lo climático, sino también de lo geográfico. Entonces, el nombre del disco empieza a agarrar otro valor y otro alcance. Decir todo el mundo está caliente puede tener varias lecturas a pesar de las noticias o de las sensaciones que tenemos en el ambiente sobre el clima, sobre la polarización. Yo creo que este álbum se refiere a otro tipo de calor. Creo que Paraguay integra ya una conversación mundial donde, si sentimos que todo el mundo está caliente, también es, al ser parte del mundo, parte del problema y parte de la solución. Si hay un problema climático y si el mundo nos necesita, ya nos sentimos parte de la conversación, de la radicalización de la idea, de la ansiedad que puede generar el miedo a la guerra.
Entonces, a nosotros lo que nos queda es, como decimos, resistir con identidad, con arte, con canciones, sublimar eso con baile, y nos damos cuenta de que, al ser ya un proyecto internacional, realmente podemos mostrar a nuestra cultura desde el lugar que podemos también porque si bien no somos folclóricos, que es de alguna manera lo que más exportó musicalmente el Paraguay, creo que mostramos otra versatilidad, otra cara y abrimos también lugar.
Portada del nuevo material discográfico
PROCESO DE BÚSQUEDA
–¿Qué ideas o qué búsquedas individuales o colectivas se procesan durante la producción de este disco?
–Mira, lo que tenemos para dar al universo es nuestra identidad, lo que descubrimos que nos hace especiales. Es ir para adentro, ir profundo y encontrar las similitudes y las diferencias, celebrarlas y abrazarlas. Creo que este es un proceso de búsqueda que ya viene de muchísimos años atrás. Si miramos en retrospectiva, te das cuenta de que, sin querer, esos primeros álbumes que eran de la etapa más fiestera de la banda, de alguna manera ya estaban flirteando con una mezcla de lenguaje y de idiosincrasia autóctona, desde el primer álbum que se llamó “Guaraní Cool”, ahí, sin tanta conciencia. Pero ya empezó a agarrar un poco más de carácter, creo yo, a partir del álbum “Señor Pombero”. Es la primera mirada nuestra de viajar y volver, y decir: bueno quizá no tenemos mares, quizá no tenemos montañas, quizá no tenemos nieve, pero tenemos cerros, tenemos arroyos, tenemos cascadas, tenemos esta tierra colorada, tierra roja. Tenemos esta mitología guaraní que nos inunda, esta síncopa de nuestro lenguaje, esta forma particular de acentuar las palabras que tiene que ver con el mestizaje, esas cosas que hoy en día parecen más obvias, en aquel momento y con la juventud todavía se empezaron a construir.
–Entonces, ¿en aquel disco encontrás el antecedente de esta búsqueda?
–“Señor Pombero” está plagado de esos paisajes y esos mensajes y es un proyecto en construcción. De ahí va a los “Ojos rojos” que habla de Asunción, del sauce, del centro, y va evolucionando hacia una especie de búsqueda de poética personal y de identidad. Creo que es algo que no acaba nunca, porque la revisión es histórica. De hecho, cuando llega este álbum, ya empieza a usar otras frases, como por ejemplo “revisión histórica”. La revisión histórica es mucho más profunda que solamente revisar los últimos discos. Es una revisión histórica de nuestra herencia, de nuestra historia, que puede ir desde lo cultural hasta lo político, depende de la amplitud que uno le dé. La razón por la cual “La hora paraguaya” llega un poco más tarde, pero llega con esta potencia. Ahora, no se puede desconocer los factores culturales y hasta políticos que hacen que en nuestra escena haya tardado en manifestarse un poco más que el resto.
Cada país tiene un timing cultural y creo que las circunstancias de Paraguay hacen que esta construcción haya tardado un poco más, y que realmente somos parte de una escena que espera su hora hace mucho tiempo. Esa canción nos parece que es para revisar, es un guiño irónico, le da la vuelta a esa frase despectiva de decir “¿a qué hora llegamos?, ¿la hora europea o la hora paraguaya?”. Entonces, ahí hay algo también, ahí es donde nos ponemos un poco más observadores de la circunstancia del porqué.
“Siento que es como una obra que cierra un hito nuevo, cierra una etapa y abre otra”, expresa Chirola
LÍNEA GRÁFICA
–¿Qué aporta el audiovisual a esta búsqueda?
–Con la ayuda de los audiovisuales creo que el disco agarra otro carácter, porque siento que es mucho más que una suma de canciones y melodías. Hay poesía, hay un fuerte grado emotivo, y también es una obra colaborativa, ya porque tiene visuales, tiene línea gráfica. Creo que pudimos reunir a lo mejor de lo mejor que tenemos en la escena para que todo el mundo se sienta parte de un álbum que ya empieza a sentirse como una obra colectiva, donde yo simplemente soy una parte, una parte importante, pero siempre parte de un colectivo. Cuando se logra eso, creo que tiene mucho más impacto, mucha más fuerza. Realmente estamos mostrando lo que está pasando acá en Paraguay y, específicamente, también en Asunción, porque también hay una representación del lugar geográfico de donde nacimos, que me parece que le hace mucho más potente al álbum, al mensaje y al concepto.
–¿Este disco también marca como un nuevo momento del grupo?
–Yo quería que este álbum sea impactante y que realmente remueva un poco el avispero de la escena local y que también nos proyecte mucho más allá. Recordá que también es el primer álbum que sacamos con PopArt, que es un sello discográfico que, aparte de que tiene años también en la escena latinoamericana, finalmente es un equipazo, es una oportunidad de llegar mucho más lejos. Entonces, yo sentía que contábamos con una oportunidad, una plataforma muy grande que no queríamos desaprovechar. Creo que toda esa mezcla de incertidumbre, de ideas, de colaboraciones, de procesos, construyó este álbum. No es un álbum que tuvo una línea homogénea de construcción, sino que fueron varios capítulos y un montón de canciones para llegar hasta once. Energéticamente, superdemandante; creativamente muy rico, y siento que es como una obra, de alguna manera, que cierra un hito nuevo, cierra una etapa y abre otra, porque es la revisión total de los últimos casi 20 años.
“Queríamos tener un álbum con muchísima identidad local, pero que hable ya en latinoamericano” , comenta Chirola Ruiz Díaz, cantante de Kchiporros
COLABORACIONES
–¿Cómo vivís la dinámica colaborativa en lo creativo? ¿Qué es lo apasionante y qué temores te despierta?
–Temores: cero. Al contrario, vamos comprendiendo de que realmente lo que se necesita, ya sea en la industria local o en la escena local, es colaboración. Ese dicho que dice que entre muchos llegamos más lento, pero llegamos más lejos. En ese sentido, pudimos cultivar un montón de artistas, amigos y amigas del continente y otros lugares que la verdad que nos influencian y nos inspiran un montón. En mi caso, un buen número de cantautores, compositores con los que me es un placer juntarme a componer canciones y cambiar ideas. Si bien todavía me gusta en lo personal agarrar la guitarrita y componer con un cuaderno así solo, que puede ser intenso también y hasta psicológico, colaborar, me parece que es una manera realmente de ampliar el alcance de una canción. Este álbum está lleno de eso. Cuando empezamos a buscar canciones, que fue una búsqueda de casi 2 años, se armaron tipo islas o campamentos de composición en diferentes grupos que me tocó curar, donde en algunos casos yo viajaba a Ciudad de México a componer con un chileno, con un sinaloense, con un chilango de Ciudad de México, con un costarricense, en Monterrey en el estudio, luego acá en Paraguay con El Chávez, con Mauri, en diferentes equipos. Realmente tratamos de abrir el espectro lo máximo posible para encontrar cuál era el manojo de canciones que realmente representen a este álbum, yo estoy seguro que también, además de ganas de jugar, no hay que descartar la ambición, que esto ya es una cruzada, es una misión casi.
–¿Puedes nombrar las tres a cuatro decisiones más difíciles a la hora de armar el disco?
–Aunque no parezca, el último que salió y lo más difícil fue encontrarle el nombre al álbum. Fue lo último y la cumbre. La pregunta era cómo nombramos, contamos un álbum con algo que tenga esta picardía, que tenga este picante, que tenga este calor, que tenga todo esto en una sola frase. Queríamos que sea una frase memorable, que sea una frase, no solamente tipo una palabra. Le estuvimos dando mucha vuelta. Siento que en el inconsciente colectivo general también había una revisión de lo que era Paraguay y otros proyectos globales que de alguna manera también se empezaron a acercar mucho más a su identidad, nos dieron confianza. Cuando salió “Todo el mundo está kaliente”, como que fue el hilo conductor de cómo armar justamente la tracklist y el color de las visuales también. Otra decisión muy complicada era haber sido cómo llegar a estas once canciones porque hay un montón de canciones que fueron afuera que tenían que ver incluso con el álbum, pero queríamos resumir de una manera de sentir que no tenía rellenos. Incluso hay una canción acabada que ya quedó para una segunda etapa, una colaboración con Tierra Adentro, un supertema que quedó afuera para una segunda edición, o para un single posterior, ya que no queríamos que justamente pase desapercibida, entonces fueron decisiones, así como estéticas también. Y luego creo que fue muy fluido. Tenemos la suerte de tener un equipazo con la dirección de arte de Lucas We, que en realidad facilitó muchísimo la confianza en que la mirada audiovisual iba a ser precisa. Creo que algo se va construyendo también. Ocupar los roles de cada uno y confiar sobre todo en que cada uno debe su óptica y su arte va a dar lo mejor.
Y la última decisión difícil habrá sido seguramente decir que está terminado, porque, qué sé yo, es un proceso que podríamos seguir. Me quedo con la frase tipo bueno es mejor que perfecto, prefiero que sea que se sienta bien que se escuche que la gente le llega, a decir tipo no hay ninguna coma o detalles de imperfección que quedaron. Siento que tiene también eso, un poco de salvaje y de artesanal en su construcción.
Con la ayuda de los audiovisuales el disco toma otro carácter, es mucho más que una suma de canciones y melodías. Hay poesía y un fuerte grado emotivo
DESDE AFUERA
–¿Cómo transformó la mirada de ustedes sobre lo que somos nosotros como país, como mercado, como cultura, el hecho de salir afuera y mirarlo desde allá y ver qué posibilidades hay de fascinar al mundo con algo de nuestra identidad que no la terminamos de conocer a veces?
–Por un lado está esta visión de que Paraguay es esta isla rodeada de tierra, tan, también, históricamente influenciada y a veces aplastada por nuestros vecinos, todo eso, toda esa sensación, esa herencia es algo que con lo que crecimos, y por otro lado, salir y mirar a Paraguay desde lejos y mirarnos desde lejos y también escuchar lo que se dice de nosotros, lo que se piensa de nosotros, es algo que construye y empuja también a romper con esos paradigmas, con esas muletillas que se tienen también de Paraguay.
–En esto de la identidad y el arte, hay algo en este proceso que parece más colectivo, esto de hablar en paraguayo en el arte, en la música, en el cine, como en “7 Cajas”, por ejemplo, que despertó también algo en la gente.
–Fundamental, un momento histórico que lo cambió todo, “7 Cajas”, que es del año 2013. Si pensás, también es de la época de “Señor Pombero” y de la época de… podría poner “Hemisferios” y otros álbumes más de la escena, que realmente empezaron a hacer esa mirada un poco más particular del orgullo de lo nuestro, no solamente ese orgullo, el orgullo de ser paraguayo, sino revisar un poco más. Eso me parece que ofrecen todos esos proyectos y nos traen hasta acá simplemente tratando de seguir construyendo escena. No sé, si “7 Cajas” fuera un hecho aislado o “Señor Pombero” no hubiese tenido otra ola, me parece que se queda chico. Lo que está bueno es de lo que viene pasando y construyéndose es que eso abre en otros proyectos, y anima a las nuevas generaciones a seguir indagando un poco por ahí. Los “Kchis” ya es un proyecto que, si bien está cada vez más grande, también tiene ya esa misión. Nosotros nos sentimos parte de una cruzada, y la cruzada es allanar el camino para las nuevas generaciones. Y eso es muy real y muy consciente dentro de nuestro crecimiento. Sabemos que, mientras más crecemos más gente viene detrás.
“Apoyamos a Paraguay en el agro, ahora apoyaremos en infraestructura”
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Juan Carlos Dos Santos G.
juancarlos.dossantos@nacionmedia.com
La designación de Katsumi Itagaki como embajador de Japón ante el Paraguay no pudo haber sido más acertada, si se toma en cuenta el momento que viven ambos países en una renovada relación bilateral, a un año de cumplirse el 90.° aniversario de la Inmigración Japonesa en Paraguay.
El nuevo jefe de la delegación diplomática nipona recibió a Nación Media para conceder su primera entrevista a un medio de comunicación en Paraguay, pocas semanas después de la visita del presidente Santiago Peña a Japón, algo que no ocurría desde la visita del expresidente Horacio Cartes en el año 2014.
Este diplomático de carrera desde 1984 es uno de los más experimentados en el área de América Latina y España. Ha trabajado en la representación diplomática japonesa en países como Colombia, Perú, Guatemala, México, Panamá y Ecuador.
PARAGUAY ENVÍA UNA SEÑAL AL MUNDO
Itagaki explica que Japón siempre ha desarrollado cooperación técnica con Paraguay, pero que, por la naturaleza misma de la economía paraguaya, esta se ha centrado principalmente en la producción agropecuaria. Esto también se refleja en las áreas en las que los inmigrantes japoneses y sus descendientes han destacado en el país.
“La apertura hacia el mundo de la política exterior de Paraguay hace que Japón quiera cooperar en otras áreas, como la infraestructura y la tecnología”, explicó el embajador.
Entre los proyectos destacados está el desarrollo de infraestructuras en la zona de la Ruta PY07, a la que Katsumi describe como la “Ruta de la exportación”, dado que atraviesa la región de mayor producción agrícola del país, especialmente de granos como soja y sésamo. Japón también planea cooperar en proyectos relacionados con el acceso al agua potable en localidades como Ciudad del Este y Villa Hayes.
“Para los próximos años, nuestra área prioritaria de cooperación será la infraestructura, especialmente el apoyo a la construcción de carreteras y el mejoramiento de plantas de agua potable. En el caso de Ciudad del Este, por ejemplo, la ciudad ha crecido bastante y el agua potable aún no llega a algunas zonas”, detalló.
El embajador señalo que Japón ve en Paraguay un socio con los mismos valores que ellos. Foto: Mariana Díaz
LA CONTRIBUCIÓN NIKKEI
En poco más de seis meses desde su llegada, el embajador japonés ha recorrido gran parte del país, aunque admite que aún le falta conocer el departamento de Amambay. Estos recorridos le han permitido hacerse una clara idea de lo que es Paraguay, qué necesita y cómo Japón puede cooperar para lograrlo.
“En Paraguay hay al menos 10.000 descendientes de inmigrantes japoneses, la mayoría dedicados a la agricultura y la ganadería. Han contribuido al desarrollo económico y social del país junto con otros inmigrantes. La llegada de japoneses al Paraguay ha sido una apuesta de ganar-ganar, porque ayudaron a mejorar la calidad de vida, y la colectividad japonesa valora mucho los avances sociales y económicos del país”, expresó, al ser consultado sobre cómo percibe la comunidad japonesa esta nueva etapa de relaciones bilaterales.
Los nikkei, aquellos emigrantes japoneses y sus descendientes, que han establecido comunidades en diferentes partes del país, ayudaron a mejorar la calidad de diversos rubros agrícolas, como la soja y el sésamo, e incluso en el sector avícola. Como ejemplo, mencionó una empresa líder en producción de huevos, reconocida por su control de calidad y cuyos fundadores son de origen japonés.
“Es admirable el esfuerzo que pusieron. Hasta tienen su propio laboratorio de calidad. Creo que este tipo de disciplina y trabajo por la mejora continua es el valor que queremos difundir en Paraguay”, señaló Itagaki.
JAPÓN, UN PAÍS CON CULTURA Y POLÍTICA DE PAZ
Respecto al fortalecimiento de las relaciones bilaterales, el embajador explicó que Japón es un país con una política de paz, respeto a los derechos humanos y la democracia, y que ve en Paraguay un socio con esos mismos valores. Desde la visita de Peña a Tokio, Japón considera a Paraguay un “Socio estratégico”. “Nos apoyamos mutuamente en los organismos internacionales, por ejemplo en temas como el desarme o las elecciones de candidatos. Considerando todos estos puntos compartidos, era el momento adecuado para elevar el nivel de nuestra relación”, explicó.
Históricamente, la zona de influencia de Japón ha sido el Indo-Pacífico, con fuertes vínculos comerciales con Estados Unidos y Europa. Sin embargo, ha comenzado a mirar con mayor interés hacia América Latina, considerando que esta región puede garantizar la seguridad alimentaria global. Además, representa un mercado de 600 millones de personas y cuenta con una importante comunidad de nikkei.
“Tanto el gobierno como el sector privado japonés ven ahora a América Latina como la potencia del futuro en términos de desarrollo económico, especialmente en seguridad alimentaria. Y Japón siempre está en busca de fuentes confiables en esa área”, afirmó. “El mundo ha cambiado mucho en los últimos años, con la invasión rusa a Ucrania o los conflictos en Medio Oriente. Japón es un país con cultura de paz, que busca un mundo más estable, y en ese contexto busca aliados que compartan los mismos valores y principios”, agregó.
SU VISIÓN DEL PARAGUAY
Como profundo conocedor de América Latina, Itagaki valoró especialmente la estabilidad política del Paraguay.
“Para lograr un crecimiento económico, es fundamental que tanto los gobiernos como los sectores privados y los académicos de un país apunten en la misma dirección y compartan un objetivo de desarrollo social, al menos a mediano plazo”, señaló. “Por ejemplo, los cambios en infraestructura mejoran la calidad de vida de la gente, pero eso no se logra en dos años. Se necesita planificar inversiones público-privadas para alcanzarlo”, concluyó.
La visión y el conocimiento que Katsumi Itagaki tiene sobre América Latina pueden contribuir significativamente al desarrollo de Paraguay a mediano y largo plazo. Es una oportunidad que el país debería aprovechar, considerando la apertura de Japón, la cuarta economía del planeta, una nación milenaria que es ejemplo de disciplina, esfuerzo, resiliencia y desarrollo humano.
Hasta siempre, Miguel Giménez: guió los móviles de La Nación por 30 años
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El 5 de julio se confirmó el fallecimiento de Miguel Ángel Giménez, quien por más de tres décadas se desempeñó como chofer del diario La Nación, hasta su jubilación. Fue una persona muy querida por sus compañeros, quienes lo recuerdan como un trabajador honesto, respetuoso y responsable.
El 5 de junio de 1995, año en el que La Nación abría sus puertas, Giménez se sumó al equipo por sugerencia de su sobrino Carlos Giménez, quien actualmente es editor digital; él lo contactó al enterarse que había vacancia para choferes; desde ahí no soltó el volante, hasta que se acogió a la tan anhelada jubilación.
Era una persona muy discreta, de pocas palabras, amaba su trabajo; disfrutaba de cada uno de los viajes realizados detrás de una nueva cobertura periodística.
“Fue un compañero muy callado, honesto, trabajador, nunca escuché quejas de él. Todos los años que trabajó fue muy responsable”, así lo recordó Pánfilo Leguizamón, actual jefe de Fotografía de Nación Media.
En el departamento de Prensa destacan su calidez y empatía hacia el trabajo de sus compañeros. “Miguel era callado y sabía escuchar. Al finalizar cada cobertura, aunque haya sido bastante larga o lejos, siempre nos esperaba con una sonrisa”, mencionó Karina Ríos, periodista de La Nación.
Por su parte, Néstor Soto, del staff de Fotografía, resaltó la responsabilidad y puntualidad de Giménez. “No te abandonaba hasta terminar los trabajos, si pasamos nuestros horarios, jamás te decía nada, era un buen compañero, muy respetuoso”, exclamó.
Miguel Giménez falleció a los 68 años, nació un 30 de diciembre de 1958, en la ciudad de Asunción. Tras su jubilación, disfrutó de la compañía de sus seres queridos en la ciudad de Ypané, su sepelio y última modada será esta tarde en el cementerio municipal de dicha ciudad. Hasta siempre Miguel.