Este miércoles, en el horario de 15:30 a 17:00, se dará inicio al módulo 1 del Curso de Historia del Centro Cultural de la República El Cabildo. “Procesos históricos del Paraguay, en el arte de educar” será el tema y estará a cargo del historiador David Velázquez. La institución anunció hoy que registró más de 400 inscriptos.
Las clases se impartirán en cuatro jornadas los días 1, 8, 15 y 22 de julio. Por la situación de emergencia sanitaria que se vive a nivel mundial, este año los cursos se realizan de manera virtual, manteniendo como siempre su carácter gratuito. Más información a través de la página del Cabildo en Facebook: https://www.facebook.com/CCRCabildo.
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El curso de historia tiene como objetivo acercar el conocimiento y la cultura a las personas con deseo de expandir sus conocimientos acerca de nuestra realidad en torno a los sucesos que marcaron nuestro camino como nación. La base del curso es el análisis de los momentos históricos de nuestro país, desde distintas dimensiones: la pedagógica, la política, las crisis, las revoluciones y aquellos personajes emblemáticos que dieron vida a estos acontecimientos.
Calendario de temas
El módulo 2 del Curso de Historia, enfocará el tema: “Momentos del pensamiento político en el Paraguay” y estará a cargo del historiador y escritor Guido Rodríguez Alcalá, en fechas: 5, 12, 19 y 26 de agosto. El módulo 3 abarcará: “Las crisis en la historia del Paraguay”, con la historiadora Mari Monte de López Moreira en fechas: 2, 9, 16 y 23 de setiembre.
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El módulo 4 estará a cargo de Luis Verón, con el tema “Grandes personajes históricos del Paraguay”, en fechas: 7, 14, 21, y 28 de octubre. En tanto que el módulo 5 enfocará “La guerras civiles del Paraguay en el Siglo XX”, que estará a cargo del periodista e investigador Javier Yubi, en fechas 4, 11, 18 y 25 de noviembre.
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Itakyry: una ciudad con rica historia que va posicionándose para el turismo
A 435 kilómetros de Asunción se encuentra Itakyry, un municipio del departamento de Alto Paraná. Es una de las cinco ciudades más pobladas que integra el conurbano del Gran Ciudad del Este. Fue fundada en julio de 1946 y la superficie total es de 1.964 kilómetros cuadrados.
Lleva el nombre de Itakyry porque por muchos años fue habitada por comunidades aborígenes de la etnia Ava Guaraní y Mbya, que se asentaron a lo largo del arroyo Itakyry. Fueron ellos mismos quienes le dieron este nombre por su característica pedregosa.
En contacto con La Nación/Nación Media, el intendente de la ciudad, Miguel Ángel Soria, contó que el distrito está creciendo bastante y se posiciona como un lugar ideal para realizar turismo interno. Señaló que los habitantes de Itakyry se dedican mayormente al comercio, la agricultura, la ganadería y últimamente muchos están incursionando en el emprendedurismo. Anteriormente, era conocida como una de las principales productoras de yerba mate de manera artesanal. Allí existían especies de yerba nativa.
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Entre los atractivos turísticos más importantes de la ciudad, mencionó al Festival Internacional del Tereré que se desarrolla en febrero y ya lleva 27 años de celebración. También cuenta con espacios para conectarse con la naturaleza y para recreaciones que serían los arroyos, la plaza central Francisco Pagen, la plazoleta del Tereré y la doble avenida el Mensú que en todo su trayecto es alegórico a la explotación de la yerba mate .
Hospedaje
Acerca de los lugares ideales para hospedarse en Itakyry, Soria indicó que la ciudad cuenta con 15 hospedajes entre posadas, hoteles y hostales. Hay un promedio de 10 habitaciones en cada una. Es decir, más de 100 camas disponibles en la localidad.
Población
El jefe de la comuna precisó a LN que Itakyry cuenta con 45.000 habitantes, de los cuales el 60 % corresponde a la población adulta y el 40 % restante a jóvenes, según el último censo realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
“Itakyry se encuentra en proceso de crecimiento, gracias a las gestiones de las máximas autoridades municipales. Hoy se está construyendo una pujante ciudad, a pesar de su corto presupuesto”, manifestó a LN el intendente Soria.
Resaltó que se logró, gracias a varias gestiones, que Itakyry fuera uno de los distritos priorizados por el Gobierno para seguir trabajando en beneficio de las comunidades, apostando por mejoras y oportunidades de crecimiento.
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Su posición geográfica destaca a esta comunidad del Alto Paraná y se convirtió en un destino importante para la explotación forestal. Su principal vía de comunicación terrestre es un ramal que parte de la supercarretera, que es la que la conecta con las ciudades de Hernandarias y Ciudad del Este por las rutas PY02 y PY07.
Origen del nombre
El nombre Itakyry está formado por la unión de dos vocablos: itaky, que quiere decir piedra no saturada, en proceso de formación, y ry, que quiere decir corriente de agua. Combinando ambos vocablos se concluye con: Itakyry, es igual agua que corre sobre piedra en proceso de formación.
Arroyos
Gran parte del territorio de Itakyry está irrigado por una importante red hídrica, conformada por el río Acaray, el Ytambeý y sus afluentes. Esta abundancia de cursos de agua convierte a la zona en una región fértil y rica en biodiversidad. Entre los arroyos más destacados se encuentran el Piraitý, Ytú, Itakyry, Santo Tomás, Capiibary y Paso Itá.
Todos ellos fundamentales para el ecosistema local y el desarrollo de actividades agrícolas y ganaderas. El río Acaray, que bordea gran parte del distrito, se encuentra rodeado de extensos humedales y pantanos, lo que contribuye a la singular belleza paisajística de la región y potencia su atractivo para el ecoturismo.
Literatura
La historia de los yerbales en Alto Paraná está marcada por relatos de explotación y sufrimiento, especialmente en torno a la figura del mensú, el trabajador de los obrajes yerbateros. Esta realidad fue denunciada por escritores como Rafael Barrett en su ensayo “Lo que son los yerbales”, donde describe las condiciones inhumanas en las que vivían y trabajaban los mensúes, sometidos a un sistema cercano a la esclavitud . Augusto Roa Bastos también habló sobre esta temática en su novela “Hijo de hombre”, reflejando la dura vida en las plantaciones de yerba mate.
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“Héroes de la Guerra del Chaco”: un libro de homenaje a todo color
Un álbum de fotografías que ayudan a recrear la contienda se presentará próximamente. Su autor, Hugo Gunsett, las coloreó por computadora en un trabajo de años para honrar la memoria de los caídos y de los que volvieron con vida tras defender la integridad territorial de la patria.
- Por Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos Gentileza
Hugo Gunsett es reservista de la Marina nacional y un día advirtió que no había imágenes a color de la Guerra del Chaco (1932-1935). Así fue que decidió poner manos a la obra y munido de un programa de gráfica se dio a la tarea. Fruto de ese trabajo, en estos días pondrá a disposición del público el álbum de fotografías “Héroes de la Guerra del Chaco”.
Estudiante de diseño gráfico y computación, aprendió de manera autodidacta dibujo y pintura. “Un día vi en internet fotografías coloreadas de la Primera Guerra Mundial y me puse a buscar algunas de la guerra del Chaco. Como no había, pensé en hacerlo”, cuenta.
Ya lleva más de 10 años haciendo que las fotos pasen de su blanco y negro original al color. “A través de un proceso por computadora, sin utilizar inteligencia artificial, usando una paleta de colores y el mouse, voy dando color pixel por pixel a la fotografía. Un trabajo arduo que a veces lleva horas y depende del tiempo, la complejidad y los detalles de la foto, puede llevar días”, comentó.
EXPOSICIÓN ITINERANTE
Gunsett se alegra de las devoluciones que le va dando la gente cuando observa su trabajo en una exposición itinerante que ofrece en escuelas, colegios y en el Museo Naval. También llegó a viajar con su exposición a bordo del cañonero Paraguay hasta Pilar, donde expuso por una semana.
“La gente desconoce que no había fotos a color y se sorprende con el resultado, las reproduce con su celular, es lindo ver el cambio en los rostros”, dijo. También “cuando le presento a nuestros combatientes que están en las fotos y por primera vez ven el rostro y los reconocen, esto hace parte de nuestra memoria visual”, expone.
Entiende que es también un homenaje a los excombatientes. “Todavía quedan algunos héroes con vida, cuatro o cinco si no me equivoco. Por eso la primera exposición que hice fue para honrarle a los veteranos que aún quedaban con vida ya por el año 2014. Fue al costado del Panteón, donde recordamos que en el Chaco quedaron 33.000 soldados”.
HOMENAJE
Y agrega: “Este es mi homenaje para todos los caídos y para los que combatieron y volvieron con vida, muchos de ellos lisiados y mutilados. Hay un refrán que dice ‘un soldado no muere en el campo de batalla, muere cuando su pueblo lo olvida’. Y mientras no los olvidemos como pueblo, entonces ellos seguirán vivos en nuestros corazones”.
El autor expone que “la guerra del Chaco es un poquito más cercana a este tiempo que la guerra del 70, pero extrañamente es una guerra bastante ignorada”, reflexiona llamando a recorrerla en un volumen de gran impacto visual, que enseña con el poder de la imagen entretelones de un hito histórico nacional.
“Mi misión es enseñar en la charla a los niños, jóvenes y adultos, porque tengo material audiovisual especialmente diseñado para escuelas y colegios que quieran ver estas fotografías. Les animo a que me envíen la invitación y coordinamos un día para que yo pueda llevar también a nuestros héroes a las escuelas y colegios para que sean testigos del valor y la entrega y el amor a la patria de nuestros héroes”, propone.
EL SUEÑO DE UN MUSEO
“Mi objetivo final sería conseguir un espacio para poder crear un museo con fotos a color de la guerra del Chaco”, dice Gunsett. Allí estarían expuestas fotografías de manera permanente “para que la gente pueda asistir, ver quiénes eran nuestros héroes, los lugares donde se combatieron, los vehículos que teníamos y de esta forma mantener viva la memoria de nuestros héroes”. El autor del libro de fotografías coloreadas entiende que sería bueno tener un lugar “donde niños, jóvenes y adultos puedan ver a nuestros héroes de una forma totalmente distinta a lo que siempre se ha visto en blanco y negro. Sería una forma de honrar de manera permanente a los que dieron la vida, los voluntarios extranjeros y los que sobrevivieron a la guerra”, apunta.
Quien se interese en el trabajo de Gunsett puede contactarlo al (0982) 075-244 o seguirlo en sus redes sociales: “Quiero aclarar que la venta de los cuadros, de los álbumes, me sirve para tener un fondo y de esta forma realizar las exposiciones, mandar hacer los encuadres de las fotografías, para la movilidad y llegar a los puntos a los cuales soy invitado y de esta forma poder dar esta charla y mostrar el trabajo”, concluye.
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A 90 años del cese de hostilidades entre Paraguay y Bolivia
- Por Sara Valenzuela.
Hace 90 años, el 12 de junio de 1935, el canciller Luis Alberto Riart Vera, que representó al Paraguay, y Tomás Manuel Elío, representante diplomático de Bolivia, firmaban en Buenos Aires (Argentina) el protocolo de “alto el fuego” de la Guerra del Chaco. La fecha quedó establecida como el Día de la Paz del Chaco.
Este acuerdo ponía fin al que se considera el mayor conflicto bélico en Sudamérica durante el siglo XX, con enfrentamientos que se libraron en el territorio chaqueño desde 1932 hasta esta fecha emblemática de 1935.
En conversación con La Nación/Nación Media, el especialista en historia militar contemporánea, Claudio Velázquez, recordó la implicancia de este hecho en la historia de nuestro país y en el curso de una guerra que marcó un antes y un después en la sociedad paraguaya.
“El protocolo lo que establece es un cese al fuego que se cumple 48 horas después de su firma. En el mismo no se establece aún ninguna cuestión referente a límites, sino que es un cese al fuego tal cual se menciona en el texto original”, indicó Velázquez.
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El historiador precisó que, si bien se dio un alto al fuego entre ambos países aquel 12 de junio, tanto Bolivia como Paraguay dejaron aproximadamente 5.000 efectivos en la zona de tensión, los cuales fueron retirándose de manera gradual hasta después que se firmara el tratado de límites definitivo, el 21 de julio de 1938.
Igualmente, recordó que como el tratado se hizo efectivo posterior a las 48 horas de haber sido firmado, lamentablemente durante ese tiempo se reportaron incidentes bélicos que se cobraron la vida tanto de soldados paraguayos como bolivianos.
“Hay reportes que del lado boliviano hubo un importante fuego de artillería; incluso lastimosamente hubo bajas en ese periodo en ambos bandos y tal vez haya sido parte de las bajas más tristes porque ya había sido firmado el protocolo de paz y perecieron en ese plazo”, reflexionó.
Avance paraguayo
En la misma tesitura, reconoció que el avance de las tropas paraguayas durante la contienda en el momento en que se decide firmar el tratado de paz había sido sumamente significativo, ya que en aquel momento se encontraban ya en las estribaciones andinas.
“Paraguay había conseguido expulsar a los bolivianos de lo que es denominado Chaco Boreal y ya había llegado a las estribaciones andinas; para ese entonces, Bolivia había desarrollado una contraofensiva contra los paraguayos y, más o menos, en la zona hoy conocida como Lagerenza hay una batalla llamada la batalla de Ingavi, donde los paraguayos derrotan a los bolivianos y firman esta contraofensiva”, explicó el historiador.
Subrayó que aquella victoria fue fundamental porque sobre esa base se establecen posteriormente las famosas líneas de hitos de denominación dada a los territorios que se marcaron durante esos tres años hasta 1938, momento en que se hace la demarcación definitiva de territorios.
El costo de la guerra
Claudio Velázquez se refirió al costo que había pagado la sociedad paraguaya para sostener una contienda bélica de esta magnitud, comentando que, si bien las líneas de comunicaciones paraguayas eran extensas, las mismas también dependían del trabajo y dedicación de un gran número de personas, en especial mujeres que se dedicaban, además de a la sanidad y provisión de alimentos, a la costura y artillería.
“El esfuerzo para sostener la guerra en la sociedad paraguaya había sido gigantesco. Siempre tenemos la costumbre de mirar la guerra desde el lado del conflicto, pero no miramos la retaguardia y todo el esfuerzo que hacían las diferentes poblaciones. El Paraguay ya en líneas generales para junio de 1935 estaba con un fuerte desgaste para sostener la guerra; fue el momento más oportuno para que se dé el cese al fuego”, comentó Velázquez.
El regreso a casa
Muchos soldados habían sido llamados a los fortines ya desde 1928, y permanecieron al frente de batalla hasta 1935; otros, que en gran parte eran miembros de los 24 regimientos paraguayos que se encontraban en el Chaco al momento de la firma del protocolo, recién regresaron en 1938, cuando se firman los acuerdos limítrofes.
Ante esta realidad, Velázquez recordó la historia del teniente pirayuense Juan Delgadillo, quien habría sido uno de los primeros hombres en acudir al llamado de su nación y que, tras su regreso, debió de enfrentar otra gran batalla emocional: la pérdida de su madre.
“Cuando él vuelve tras la guerra a su casa, tanta fue la emoción de su mamá que le termina dando un paro cardíaco al verlo venir. Todas esas cuestiones muchas veces se nos escapan y nos olvidamos de lo que cada soldado habrá vivido en ese periodo, porque no fue nada fácil el momento de la reinserción social”, relató Velázquez.
Explicó que muchos de los hombres que sirvieron al Paraguay regresaron heridos o mutilados y que, si bien recibieron asistencia médica y accedieron a una pensión posteriormente, los primeros meses se encontraban sin un sustento fijo. Así también, quienes regresaron sanos y salvos, no contaban con un trabajo y fueron beneficiados con una bolsa de víveres para los siguientes meses, quedando en búsqueda de un nuevo porvenir.
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Le Mans: 70 años de la tragedia que registró 82 fallecidos
- París, Francia. AFP.
Sábado, 11 de junio de 1955 a las 18:28 locales: el Mercedes 300SLR pilotado por el francés Pierre Levegh golpea a otro monoplaza delante de unas tribunas repletas durante la 23.ª edición de las 24 Horas de Le Mans y sale disparado envuelto en llamas hacia la multitud. Este miércoles se cumplen 70 años de la mayor catástrofe de la historia del automovilismo, apenas tres días antes de que comience la 93ª edición de esta mítica carrera de resintencia, una de las grandes citas anuales de los aficionados al motor.
En ese accidente ocurrido en 1955 fallecieron 82 personas, entre ellas Lavegh, y más de 120 personas resultaron heridas, si bien nunca se estableció un balance definitivo. Pese al desastre, la carrera no se detuvo y el inglés Mike Hawthorn (Jaguar), implicado indirectamente en el accidente, cruzó la línea de meta en cabeza para hacerse con la victoria, que celebró con champán.
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Champán para el vencedor
La consecuencia inmediata de aquella catástrofe fue la retirada inmediata de Mercedes-Benz de las competiciones automóviles. La estrella plateada tardó 30 años en volver a los circuitos.
Después de la tragedia, Suiza prohibió cualquier forma de carreras automovilísticas (con raras excepciones) hasta 2022.
El director de carrera en aquel momento, Charles Faroux, que ocupaba esa función desde los inicios de la legendaria prueba de resistencia en 1923, justificó más tarde que tomó la decisión de no parar la carrera para evitar que los cerca de 300.000 espectadores presentes abandonasen el circuito a la vez, bloqueando los accesos de vehículos de auxilio.
Con alicientes como el duelo entre Mercedes-Benz y Jaguar, arbitrado por Ferrari y Aston Martin, o la presencia de pilotos como el ‘Maestro’ argentino Juan Manuel Fangio, Mike Hawthorn, Peter Collins, Eugenio Castellotti u Olivier Gendebien, grandes estrellas del momento, el espectáculo parecía asegurado.
Las primeras horas de la carrera lo confirmaron: Fangio y el inglés Hawthorn mantuvieron un intenso duelo, batiendo el crono vuelta a vuelta.
Y así fue hasta la 35. Justo después de haber doblado a 240 km/h al Austin Healey de Lance Macklin, Hawthorn decide parar bruscamente en boxes para repostar.
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El motor explotó como una bomba
Frena brutalmente gracias a sus frenos de disco, por aquel entonces revolucionarios, cortando el camino a Macklin, quien lo evita apartándose, pero poniéndose en medio de la trayectoria de Levegh, doblado.
El Mercedes del francés, que llegaba a toda velocidad, impacta contra la parte trasera del monoplaza Austin Healey y sale por los aires, fuera de control.
Fangio, que llega justo por detrás de Levegh, evitó por poco el accidente.
El 300SLR plateado cae sobre un muro entre la pista y las gradas y explota. Su motor situado delante, ardiendo, explota como si se tratase de una bomba en medio de la multitud, troceando y decapitando a los espectadores.
Los primeros bomberos en llegar trataron de apagar el incendio con agua, pero como la carrocería del Mercedes contenía magnesio, el agua alimentó aún más las llamas.
El cuerpo de Levegh yace sobre la pista, con su mono hecho jirones. En medio de la confusión, Hawthorn es obligado a volver a la pista sin haber repostado.
En la siguiente vuelta vuelve a parar y completamente aturdido, no quiere continuar. Es su compañero Ivor Bueb quien toma el volante del Jaguar antes de que el director de la escudería británica, Lofty England, obligue a Hawthorn a volver a tomar el volante.
Una pequeña placa como recuerdo
Después de varias horas de incertidumbre, los dirigentes de Mercedes-Benz, reunidos en Stuttgart, deciden retirar sus monoplazas de las 24 Horas, pese a que Fangio iba en cabeza. Lofty England rechaza hacerlo.
A las 16H00 del domingo, Hawthorn y Bueb ganan la carrera y Hawthorn no duda en beber el champán que le ofrecen. El inglés se proclamó campeón del mundo de Fórmula 1 en 1958 antes de fallecer en enero de 1959 en un accidente de carretera, en una carrera improvisada contra un amigo que conducía... un Mercedes.
El año siguiente, la pista se ensanchó delante de las tribunas, dejando más espacio para los monoplazas, pero también alejando a los espectadores de la pista. A día de hoy solo queda de recuerdo una pequeña placa fijada en el muro, a los pies de las gradas, en el punto en el que hace 70 años se estrelló el Mercedes de Levegh. En ella se lee “In Memoriam 11 juin 1955” con una simple cruz.