En la actualidad se puede afir­mar con certeza que ya no exis­ten niños hambrientos en las escuelas públicas del país y que muchos de ellos en vez de faltar a clase concurren con ganas a las aulas por­que saben que allí pueden comer. Eso se debe a que el programa Hambre Cero en las Escuelas se aplica a todas las institu­ciones escolares públicas de la nación a partir de febrero último.

Todo comenzó el 5 de agosto de 2024, cuando el Gobierno empezó a dar ali­mentación a 450 mil escolares de ins­tituciones públicas de 90 distritos del país, ubicados en varios departamentos y en la capital. El desafío era hacer que los chicos pudieran recibir una buena nutrición y asegurar de ese modo su participación normal en las clases de las escuelas, para contrarrestar la deser­ción escolar, sobre todo en las zonas más afectadas por la pobreza.

El propósito era desterrar la mala nutri­ción en los chicos que concurrían a los primeros grados y que por problemas vinculados a la pobreza registraban un fuerte porcentaje de ausentismo. Apos­tar con fuerza para erradicar la sub ali­mentación en las escuelas públicas del Paraguay a donde concurre la mayor parte de los niños.

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En los primeros días de enero del 2024 se creó el programa Hambre Cero en las Escuelas y se formó el equipo que lleva­ría adelante el proyecto con la colabo­ración de varias instituciones públicas ya existentes. Se fijó el comienzo del segundo semestre del año escolar como fecha de inicio. Y a partir del lunes 5 de agosto los alumnos de las 90 localida­des elegidas comenzaron a consumir los alimentos que se les presentaban en las escuelas. Un día que ya forma parte de la mejor historia del país por su enorme impacto social y educativo. Ese plan alimenticio de proyección edu­cacional es la mejor apuesta a favor de los niños de nuestra sociedad que más necesitan.

El ministro Tadeo Rojas, que es el prin­cipal responsable de la aplicación del programa, recordó que actualmente se está llegando a los 263 distritos del país y que están beneficiando a alrededor de 1.050.000 alumnos, una cifra mayor de la que inicialmente se manejaba, que era de 980.000 escolares.

Afirmó que hay datos de que el pro­grama de alimentación mencionado está teniendo un impacto positivo muy importante. Señaló que en los 90 distri­tos en que se llevó a cabo el plan el año pasado se ha notado el mejoramiento de la situación de las familias. Mani­festó que cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) realizó la encuesta en los hogares en el último trimestre del año pasado, constató que uno de los factores importantes para la reduc­ción de la pobreza fue la incidencia del programa Hambre Cero en los distri­tos beneficiados por la medida alimen­taria. Teniendo en cuenta ese hecho, señaló que el presidente Santiago Peña fijó como uno de los grandes objetivos la disminución de la pobreza y aguarda que se refleje eso cuando culmine el año escolar, a fin de año.

Otro aspecto de relevancia es que el plan de alimentación escolar ocasiona exce­lentes efectos en la actividad económica de las localidades afectadas. Eso porque lo que consumen los escolares proviene de la elaboración de los productores de alimentos de la zona.

“Se está logrando la dinamización de la economía en cuanto a las compras de la agricultura familiar que ha gene­rado importantes ingresos y circulan­tes, y también las pequeñas y media­nas empresas, además de la creación de fuentes de trabajo que oscilan los 50 mil empleos. No solamente mueve a aque­llas personas que trabajan de cocine­ras y auxiliares; también está la logís­tica: chofer, ayudante para la provisión de los insumos y todo eso”, expresó el ministro.

Hambre Cero en las Escuelas es uno de los más importantes aciertos del Gobierno en el campo de la ayuda social. Eso lo están demostrando los datos que se conocen y la repercusión positiva que se observa en la porción más delicada de la población del país, que son los niños y los jóvenes de corta edad. Es el pro­grama de mayor alcance nacional que protege a los chicos en su nutrición, en la buena marcha de sus estudios en las escuelas y en el equilibrio económico de las familias de extracción más humilde.

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