El senador Rafael Filizzola ha hecho –vía redes– un planteo maravilloso... para los intereses brasileños.

Quiere que el Gobierno de Paraguay haga pública su estrategia de negociación con Brasil en el marco del proceso sobre Itaipú.

Aunque se puede entender la alta afinidad entre la izquierda paraguaya y el Gobierno de Brasil, recomendaríamos tener una encendida alerta contra estas iniciativas que dentro del canibalismo político actual –harto conocido– no sería raro que forme parte de algún tipo de maniobra tendiente a embarrar la cancha para perjuicio del país.

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El presidente Peña y sus aliados en el Congreso deben estar con los ojos muy abiertos en relación con este tipo de movidas, teniendo en cuenta los hechos registrados durante el gobierno anterior, cuyo presidente era de una fraterna amistad con los Filizzola-Masi y que estuvo a punto de terminar en un juicio político por negociar bajo la mesa, con la ayuda de “Joselos”, gallos y medianoches.

Los mismos productores de una película para olvidar en materia de negociación que hizo perder 400 millones de dólares por año al bajar la tarifa de 22.60 a 16.72.

Si estos actores fueron una gavilla política del 2018 al 2023, ¿qué puede impedir que sigan operando juntos? O es una casualidad que, tras el tuit de Filizzola, salga el secretario e imitador de Marito, el diputado Espínola, a aplaudir la propuesta.

Si el ideólogo de la campaña contra la negociación de Itaipú por parte del gobierno del presidente Peña será el mismo staff Abdo-Masi-Filizzola, que operó impunemente en el periodo anterior, lo menos que podemos esperar es que estemos enfrentados al entreguismo de siempre, al mismo que estuvo a punto de ceder nuestra hidroeléctrica a Brasil, hace pocos años. Solo falta que Efraín Alegre se sume a este coro y habrá equipo completo.

En las condiciones de canibalismo político actual no existe ninguna certeza de que tales congresistas mantengan una patriótica reserva sobre los procesos en curso. O dicho de otra manera, es demasiado probable que la información termine entregándose a Brasil, solo para perjudicar al gobierno de Santiago Peña.

El Paraguay ha reencauzado un proceso de relación internacional basado en el respeto por nuestro país, el prestigio y la solvencia, la economía estable y el marco de seguridad jurídica; lo cual representa nuestra carta de presentación ante el mundo. Salimos del Paraguay entreguista, que exportaba cocaína desde sus principales puertos y robaba a los pobres medicamentos e insumos en época de covid. El Paraguay que se perfila es un Paraguay de respeto.

Debemos todos estar muy alertas porque, aprovechando la sensibilidad de las negociaciones por Itaipú, así como hay un Paraguay mayoritario con ganas de proyectarse en la historia que anhela un acuerdo equilibrado para los intereses de ambos países y ayude al nuestro a potenciar su economía, respira al mismo tiempo un Paraguay traidor, el de siempre, que hará lo posible para que la otra orilla resulte más beneficiada.

En este proceso no hay secretos. Ni Paraguay ni Brasil pueden salir a cantar victoria porque lo que se debe buscar es el equilibrio. Paraguay es consciente de su asimetría en volumen, en potencia económica, en territorio, lo cual hace mucho más delicado aún el trabajo de los negociadores.

Se espera que Brasil pueda asumir, por su parte, una historia en común en la que Paraguay siempre fue brutalmente perjudicado. Es hora de reivindicarse ante el peso de la historia.

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