Gracias a una arriesgada y muy necesaria operación, el Gobierno volvió a recuperar totalmente el manejo de la mayor cárcel de Paraguay, la Penitenciaría Nacional de Tacumbú. Debido a la inoperancia de la administración anterior, el mencionado penal estaba, en gran medida, bajo el dominio de un famoso grupo de delincuentes que la prensa denominó “clan Rotela”, por obedecer a uno de los presos que tenía la batuta. Por el poder económico y la importancia de la banda que controlaba parte importante de la cárcel, el Estado no podía actuar adecuadamente dentro de los muros del presidio.

Todo indicaba que el mencionado clan tenía el control de un vasto sector, y que por la cantidad de seguidores y hasta las armas de fuego que tenían en sus manos, en gran medida eran los dueños del poder. Eran los que dictaban ciertas líneas de la conducción penitenciaria, por la debilidad existente en la conducción del sistema penitenciario en la administración que se fue. En razón de esa lamentable realidad, de hecho, y no de derecho, la mayor cárcel del país estaba bajo el mando del poderoso grupo de delincuentes, cosa no solo ilógica, sino totalmente inadmisible en un estado de derecho.

Hasta que el gobierno que asumió en agosto ideó, y después de mucho estudio y trabajo, concretó el Operativo Veneratio que se produjo ayer. Desde las primeras horas del día inició el traslado de alrededor de 700 presidiarios a diferentes unidades penitenciarias del país para descomprimir Tacumbú y volver manejable la institución.

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Entre fuerzas policiales y militares, más de 2.000 uniformados intervinieron en la operación. Debido a la resistencia armada de ciertos grupos de presos, un efectivo policial fue muerto y una veintena de policías y algunos militares recibieron heridas de diversa gravedad. Incluso uno de los helicópteros policiales que sobrevolaba el lugar recibió disparos de fusiles de parte de los internos. Tal era el poder de fuego que tenían, que fueron capaces de repeler inicialmente a las fuerzas legales.

Luego de los enfrentamientos, los elementos del Gobierno pudieron dominar los más diversos sectores del penal, hasta lograr la captura de los principales directivos del clan que, curiosamente, a pesar de estar recluidos. tenían el poder de resistirse a ser aprehendidos. Una contradicción increíble de la situación que se vivía en el lugar, en que una persona encarcelada no podía ser apresada en razón del poderío de fuerza que tenía, cosa que finalmente se pudo superar.

El Gobierno explicó que la operación tiene como propósito cortar los privilegios y abusos de poder de las bandas criminales en Tacumbú, recuperando para el Estado el manejo institucional y de seguridad. También se quiere eliminar el sistema de gerenciamiento desde Tacumbú de la distribución de drogas para unos 90 mil jóvenes de Asunción y Central. Aparte de mejorar las condiciones de derechos humanos de los internos y lograr una distribución más adecuada de los mismos en diferentes puntos del país. Otro de los propósitos anunciados es lograr que las personas privadas de su libertad puedan agilizar sus procesos judiciales.

Como todo operativo contra las fuerzas criminales, lastimosamente la Operación Veneratio ha tenido lamentables bajas en vidas humanas y en heridos. Pero el resultado final es altamente positivo, pues pone otra vez al Estado paraguayo como el único conductor del mencionado presidio, como debió y debe ser siempre en un país normal.

Es otro logro significativo del Gobierno, que está demostrando su capacidad para poner orden en todos los sectores. El presidente Santiago Peña dijo que se trató de una “operación histórica y sin precedentes con el fin de construir un país más seguro para nuestras familias” y que las fuerzas del orden actuaron con “firmeza y determinación”.

Las instituciones estatales deben estar en las manos de las autoridades asignadas para esa tarea y no en las de los delincuentes que hacen valer sus designios criminales, como ocurrió en el gobierno anterior.

Con el Operativo Veneratio, el Paraguay ha dejado de lado una de las más vergonzosas situaciones en la penitenciaría de Tacumbú, que pasa a ser ahora solo un mal recuerdo. El Gobierno conducirá a las instituciones por la vía de la ley para servir a los intereses genuinos de la nación.

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