El domingo 10 comenzó en la Argentina un nuevo gobierno, que no se trata solo de una admi­nistración más por el término del periodo anterior. La asunción de Javier Milei al frente de su país representa el inicio de una nueva gran expectativa de mejorar ostensiblemente las relaciones de Paraguay con el vecino país en el manejo de numerosos asuntos de interés econó­mico, político y social. Por el desorden eco­nómico que viene desde décadas en ese país, existen numerosas cuestiones que se deben resolver, que con la composición del nuevo gobierno se espera poder concretar. Sobre todo por la posición expresada por el nuevo gobernante de privilegiar la libertad de comercio, de apertura hacia los países y por el gesto amistoso que tuvo con el presi­dente Santiago Peña en su primera entre­vista cuando este le regaló el emblemático poncho paraguayo de 60 listas. Los últimos gobiernos argentinos de signo justicia­lista estuvieron muy lejos en su trato con Paraguay del tradicional gesto de amistad iniciado por el líder Juan Domingo Perón, cuando 70 años atrás devolvió los trofeos paraguayos de la guerra contra la Triple Alianza. Fruto de la desprolijidad de las últimas administraciones argentinas, que está expresada en su caótica situación, existen numerosos asuntos que se deben resolver. El presidente Santiago Peña así lo señaló, cuando manifestó su esperanza con la administración entrante.

Afirmó que espera que el nuevo manda­tario lidere la Argentina con una visión diferente a la que tenían los que se fue­ron, dejando de lado las trabas y restriccio­nes, además del proteccionismo que causa daños importantes a Paraguay.

“Hay una gran expectativa en torno a la asunción de Milei. Tenemos muchas coin­cidencias con él. Al día siguiente de su victoria lo llamé y le expresé mi enorme vocación de integración, manifestándole que Paraguay necesita de la Argentina y que nos encontremos juntos; confío en que estaremos hablando el mismo idioma, siempre con nuestras propias dinámicas políticas internas, pero mi expectativa es enorme”, había señalado a un medio por­teño.

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“Ojalá que Argentina pueda recibir mayor apoyo regional, porque si tiene cualquier tipo de problemas, no es algo que abarca únicamente al país, sino a toda la región. Soy el primero que asegura apoyo pleno y colaboración a este gobierno, ya sea en tér­minos bilaterales como en el ámbito multi­lateral”, anunció el presidente paraguayo. Con el vecino país existen numerosos asuntos bilaterales que el gobierno ante­rior dejó en malos términos, como el peaje en el río Paraná y los temas relacionados al manejo de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY).

Milei hizo un discurso dirigido al pue­blo, no al Congreso, señalando que esta­ban recibiendo una herencia maldita que demandará enormes sacrificios para el país, sobre todo con el alza de la inflación hasta que se pueda bajarla a los niveles más bajos.

“Ningún gobierno ha recibido una heren­cia peor que la que estamos recibiendo nosotros”, dijo en su primer discurso ofi­cial. “Esa es la herencia que nos dejan, una inflación plantada del 15.000 % anual que vamos a luchar con uñas y dientes para erradicarla”, enfatizó, agregando que las primeras medidas que adoptará su gobierno “impactarán de modo nega­tivo sobre la actividad, el empleo, la canti­dad de pobres e indigentes”. Aseguró que habrá estanflación (alta inflación y estan­camiento de la economía), pero que no será muy distinta a la vivida en los últimos 12 años. “Este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de la Argen­tina”, aseguró.

Dijo que no hay plata y que el ajuste del gasto público recaerá principalmente en el Estado y no en el sector privado. “Nos han arruinado la vida y nos han hecho caer por diez veces nuestros salarios. Por lo tanto, tampoco nos debería sorprender que nos estén dejando 45 % de pobres y 10 % de indigentes”, reprochó.

Es de desear que la Argentina se levante de sus cenizas con la administración de Milei, como todos esperan. Como después de una fuerte enfermedad, la recuperación puede ser lenta, pero constituye un paso adelante hacia la restauración de la normalidad.

El presidente Peña le aseguró su apoyo y colaboración al nuevo gobierno argentino. Porque la buena salud de ese país, que es nuestro socio, repercutirá favorablemente en Paraguay y sus intereses

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