Las autoridades de Itaipú deben mantenerse con firmeza en las desvinculaciones de aquellas contrataciones irregulares que los antecesores apuraron para ubicar a los amigos, recomendados y hasta parientes de altos funcionarios en la binacional a través de aquel concurso vía Proceso Selectivo Externo (PSE) viciado de anomalías.Itaipú anunció en estos días la desvinculación de 187 personas que ingresaron en condiciones distorsionadas a la binacional mediante el bastardeado PSE que habilitó 220 cupos. Así también avisó que esta situación será corregida.

La presión será fuerte, principalmente de índole mediática, precisamente de aquellos medios amigos del gobierno anterior y la oposición que en los últimos 5 años no se hicieron mayormente eco de la corrupción y que tras ese período de letargo están detrás de cualquier evento que embarre la gestión actual.

Sin embargo, la obligación de Itaipú como de cualquier entidad pública es el buen uso de los recursos estatales, por lo que deben corregir los vicios encontrados en las últimas contrataciones, principalmente en honor a la transparencia y el resguardo del principio de igualdad que no se respetó.

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El concurso se había realizado a las apuradas, a las puertas del nuevo gobierno y en situaciones confusas. Se promocionó para contratación de nuevos funcionarios, pero terminaron aprovechando la modalidad para ascensos y blanqueamientos de incorporaciones de gente que ya estaba trabajando ya sean como pasantes o aprendices dentro de la binacional.

Es sabido de los cuestionamientos ya que por todos los medios trascendieron denuncias de arbitrariedad en la corrección y manejo de los exámenes, falta de transparencia, requisitos a la medida de algunos, vulneración del principio de igualdad, información privilegiada, etc.

Clanes enteros se fueron acomodando y de manera suspicaz gracias a concurso denunciado como amañado. Familiares de altos jefes y amigos iban asegurando cargos gracias a requisitos que parecían haberse elaborado a la medida de los mismos.

Fueron cerca de 18 mil personas que, ilusionadas en una oportunidad “de oro”, apostaron recursos para tramitar papeles, acudir al examen y hacer los seguimientos correspondientes; sin embargo, los requerimientos del proceso ya iban filtrando a los potenciales ganadores de los 220 cupos.

Nuestro diario y otros medios, principalmente las redes sociales, explotaron con denuncias, se revelaron varios nombres de hijos, hermanos, clanes enteros de altos jefes que estaban involucrados de alguna manera al proceso de selección. Mientras había cargos para los que se postulaban los retoños, había funcionarios, padres de estos que estaban vinculados de alguna manera en las evaluaciones, así de burdo se comportaron en Itaipú.

Los hechos mencionados más arriba respaldan la acertada decisión de la nueva administración de la binacional de revisar cómo se desarrolló el proceso de selección, rectificar las gestiones que no se ajustan a las normas y principalmente recuperar la confianza en la competencia en el sector público.

Un puesto en Itaipú o Yacyretá ya no debe ser de exclusividad de la alta política y menos aún generar expectativa con maniobras que estafen las posibilidades de aquellos que se embarquen en el objetivo.

Los nuevos administradores están desafiados a devolver y garantizar la honestidad en estos procesos para así dar la oportunidad a quienes reúnan el mérito que se requiere para determinado cargo en la binacional. Corresponde mantener la firmeza en sanear el proceso de contratación y de ser posible sancionar a quienes se prestaron al juego sucio que desilusionó a miles de paraguayos y paraguayas.

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