Las explicaciones realizadas por el presidente de la República, Santiago Peña, y su ministro de Hacienda, Carlos Fernán­dez Valdovinos, el miércoles último en el Banco Central sobre el rumbo económico a seguir durante los próximos cinco años han sido muy claras. No han dejado dudas de ninguna laya. Definieron con precisión lo que se hará para conseguir lo que se ha propuesto y en qué condiciones se traba­jará para ello. Explicaron con sencillez el trazado del camino que se quiere recorrer y pidieron con sinceridad que el sector privado cumpla su papel como gestor de la economía productiva del que todos sal­dremos ganando. No hay ningún secreto, pues el Estado pondrá las condiciones de estabilidad y hará cumplir las normas que ayudarán a impulsar a los que quieran trabajar en el país. El panorama es muy sencillo, pues se dispondrán de todos los elementos necesarios para emprender y ganar dinero como pretenden los inver­sionistas.

El contenido de la presentación, el tono de sinceridad de las palabras y la lógica del razonamiento de ambos técnicos en economía fue tan creíble, que los empre­sarios quedaron conformes. No solo eso, los exponentes del gobierno han suscitado la confianza del sector privado que hace mucho tiempo no tiene interlocutores en el Gobierno que sean creíbles y se mues­tren confiables, como el nuevo presidente y su ministro de Hacienda.

Eso es lo que han expresado los que opina­ron sobre las palabras de los altos funcio­narios que ejercieron el papel de promo­tores de la inversión y propagandistas de las bondades de nuestro país para creer en él. Fue una clara campaña política del Gobierno para que se conozca y se acom­pañe la propuesta de crecimiento econó­mico nacional. Una elocuente invitación para sumarse al gran proyecto paraguayo que se inició el 15 de agosto para hacer de este país el gigante económico que se planteó como lema.

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El mensaje de los oradores del Gobierno no solo fue completo, sino que transmi­tió voluntad y compromiso para consoli­dar la economía y obtener la mejoría de los diversos sectores del país. El aviso de que el Paraguay es un país abierto a la inver­sión con bases económicas sólidas fue claro, entendible y llegó auspiciosamente a los interlocutores que llenaron el salón de convenciones del Banco Central del Paraguay (BCP).

Una de las conclusiones más claras es que según el Poder Ejecutivo, el sector pri­vado será el principal motor para el creci­miento que se pretende. Este mensaje es un desafío crucial para los emprendedo­res que están deseosos de volcar su capital en nuevas inversiones. El Estado, por su lado, deberá poner todas las condiciones necesarias de estabilidad de la macroeco­nomía, la seguridad jurídica requerida, reglas claras en todas las áreas, incluso la previsibilidad política que siempre se reclama para comenzar nuevos proyectos económicos. Elementos que están perfec­tamente asumidos por los responsables del gobierno actual en su proyecto de país.

Entre las principales condiciones para crecer fuertemente está la eliminación de la corrupción, algunas de cuyas expre­siones son el contrabando y la economía subterránea. Debido a ello el Estado deja de recaudar alrededor del 40 % de lo que le corresponde en impuestos. Por lo que la fusión de Aduanas con la Subsecreta­ría de Tributación en la Dirección Nacio­nal de Ingresos Públicos (Dinap) será de gran utilidad, ya que el trabajo de la nueva institución desnudará con mayor claridad la situación para poder combatir la eva­sión fiscal. Con más ingresos, el Estado no necesitará aumentar impuestos, tendrá más recursos para sus inversiones y evi­tará el endeudamiento que se ha dispa­rado en la administración anterior.

Con lo dicho por el Gobierno de que tra­bajará poniendo las condiciones para el aumento de las inversiones que quedarán en manos del sector privado está claro el papel de cada uno. Teniendo en cuenta la voluntad y el perfil positivo de las autori­dades actuales resta esperar la reacción favorable del empresariado, muchos de cuyos representantes han expresado su intención de realizar más inversiones y posibilitar la llegada de capital extranjero.

Mediante la incorporación de más indus­trias y nuevas empresas, aumentará la generación de riquezas, se crearán mayor cantidad de puestos de trabajo y el Para­guay se transformará en el mejor país que queremos.

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