Al promediar el segundo mes del año ya se tienen algunos elementos de lo que básicamente nos espera en el 2022. De acuerdo con la opinión de los que analizan los números y los signos de la vida cotidiana, existen algunos datos para pronosticar un año relativamente bueno en lo económico, siempre que la pandemia se vaya debilitando, la sequía no empeore y las rencillas de la política no dificulten la normalidad.
Las cifras del movimiento de algunos sectores económicos que se conocieron recientemente dan pie al optimismo a pesar de los elementos negativos, como la sequía y la pandemia, que nos afectan. Para algunos se observa una economía relativamente robusta a pesar del mal desempeño de la agricultura y las hidroeléctricas, lo que le da una leve nota de incertidumbre. Pero afirman que decididamente ya se ha dejado el peor momento y que se divisa un mejor panorama, aunque hay otros imponderables. El Banco Central del Paraguay (BCP) indica que con el alza del 4,4% en diciembre último, la economía creció en los doce meses del 2021 en 4,5% y que, si se excluye a la agricultura y las hidroeléctricas, el incremento fue del 7,9%.
Para los especialistas, el alza del 4,5% en el 2021 es una cifra importante a pesar de los malos números de las binacionales y la actividad agrícola, lo que se interpreta como un buen crecimiento si se excluyen esos sectores. Aunque recién este año se podrán sentir los efectos perniciosos de la sequía, con la gran caída de los principales cultivos, en especial la soja. La ganadería, que ha tenido excelentes números el año pasado, se verá afectada también por la falta de lluvia para las pasturas y es probable que se vea golpeada en su crecimiento, aunque las exportaciones de carne vacuna están en sus mejores momentos.
La ola de contagios de la pandemia está comenzando a bajar, así como ha descendido el número de decesos, lo que puede contribuir a una mayor estabilidad. Si el panorama sanitario mejora y algunos sectores económicos se consolidan, hay fundamentos para el entusiasmo. Los peligros están principalmente en los efectos climáticos, además del deterioro de la situación de nuestros principales socios comerciales, que pueden afectar el comercio, al igual que la posibilidad de que las condiciones financieras internacionales sean menos favorables.
La situación política del país causa preocupación por la incidencia de las internas partidarias. Sobre todo, si la politiquería llega a tener una fuerte influencia en la gestión de los que conducen administrativamente al Paraguay. Recientemente se ha visto que, en días laborales y en horario de trabajo, el presidente de la República y altos exponentes del Gobierno participaban activamente de actos proselitistas de las internas del Partido Colorado apoyando a la lista del Vicepresidente. Aparte de ser de mal gusto, no es un ejemplo de honestidad que en horas de trabajo las altas autoridades del país estén haciendo reuniones de proselitismo partidario, utilizando vehículos, combustible y bienes del Estado. Es lamentable observar cómo el dinero de los contribuyentes se mal utiliza públicamente en actos de las internas de una asociación política. Aquí y en cualquier país normal del mundo ese es un acto de desfachatez política que debe ser denunciado y castigado por las instituciones que vigilan el comportamiento de los empleados estatales. Y a los que cometen esos actos se los puede considerar como atracadores de la cosa pública.
Los responsables de la conducción del país no deben distraerse de la tarea para la cual fueron nombrados y por la que están siendo remunerados con dinero proveniente de los impuestos.
El compromiso de los funcionarios responsables de dirigir la nación es trabajar y procurar el progreso de la nación paraguaya y sus habitantes. Por eso las autoridades nacionales deben concentrarse responsablemente en su tarea armando planes de acción, ejerciendo sus funciones, tomando medidas administrativas y financieras que ayuden a los distintos sectores a reactivar la producción, a crear fuentes de empleo para ofrecer a la mano de obra desocupada. Cualquier desviación en el trabajo para salir de la emergencia debe ser rechazada por antipatriótica y por no contribuir a la solución de los problemas que nos afectan.