Marzo último fue el peor de todos los meses desde que afecta la pandemia a nuestro país a partir de marzo del 2020. No solo es el mes que mayor cantidad de contagios registró en el plazo de 31 días, sino es el que anotó el número más alto de fallecidos en ese lapso. Debido a ello fue fatídico. Y por la extraordinaria dimensión del problema dejó la lección de que se está ante la más terrible tragedia que ha afectado a nues­tra sociedad en los últimos tiempos. Por lo tanto, nadie se puede sentir ajeno a esta realidad, tanto para cuidarse como para participar activamente en la lucha contra el mal. Para colmo, tampoco han llegado las partidas de vacunas que se han contratado en grandes cantidades, con lo que la sensación de impotencia ante la enfermedad es grande.

Durante el mes pasado, las cifras de Salud Pública indicaron que la pandemia ha ido golpeando duramente con numerosos nuevos contagios y fue llenando cente­nares de nuevas tumbas con más difun­tos. Tanto es así que en sus 31 jornadas se enfermó el 25,7% del total de contagiados por covid-19 desde el primer día de su pre­sencia. Y los que fallecieron en esos días representan el 24,3% de todos los decesos que se registraron a partir de aquel 20 de marzo del 2020 cuando se produjo el pri­mer fallecimiento. Tal es la cantidad de personas afectadas ese mes que sobre­pasó los cálculos más pesimistas y pesan en las estadísticas de un modo especial.

En marzo la cantidad de personas decla­radas con covid-19 alcanzó a 55.193, lo que representa un promedio de 1.780 enfermos por día. En tanto los falleci­mientos fueron un total de 1.025, lo que significa que hubo 33 muertos por jor­nada, ambos promedios mensuales y dia­rios más altos hasta el momento.

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Para tener una idea de la magnitud de los números de marzo, conviene comparar­los con los de febrero. En el segundo mes del año murieron 463 individuos, cifra que indica que hubo 17 (16,53) decesos por cada una de las 28 jornadas. Si esa cifra se compara con el promedio de 33 muertos por día que arrojó marzo estos últimos representan un aumento del 99,6%, un porcentaje que constituye casi el doble de decesos.

El número de contagiados por día durante marzo fue de 1.780,4 enfermos, que si se compara con el promedio diario de febrero de 937,3 casos representa un incremento del 89,94%. Por cada 10 con­tagios diarios de febrero en marzo se pro­ducían 19.

Las cifras de los primeros cuatro días de abril son llamativas, porque aumentó el promedio de fallecidos, aunque hay una leve disminución de los nuevos contagios. Del 1 al 4 de este mes se computaron 193 decesos, lo que constituye un promedio de 48 (48,25) fallecidos por jornada, que está muy por encima de la media diaria de marzo, que fue de 33 muertos. Pero la comparación no es muy adecuada, pues se están cotejando 31 días de marzo con tan solo 4 de abril.

Los nuevos casos en las cuatro prime­ras jornadas de abril son 6.540 conta­gios, que hacen un promedio diario de 1.635. Si se hace un paralelo de esta cifra con los 1.780 casos por día que se dieron en marzo, se tiene una disminución del 8,1%, una tendencia a la baja que ojalá se mantenga.

Las cifras demuestran con claridad indiscutible que la realidad de la pande­mia es altamente delicada. El panorama dramático que se divisa en los hospitales así lo demuestra, al que se añade ahora la situación de las personas que aguardan en sus casas en medio de la incertidum­bre el momento de ingresar a un centro sanitario para hacerse el tratamiento contra el mal.

Esta grave situación debe hacer que las normas del correcto comportamiento de la gente se hagan cumplir sin pretex­tos. Cuando la salud de la mayoría está en peligro no existe razón para sopor­tar el capricho de algunos pocos. Hay que actuar con energía para defender la vida y la sanidad de la mayor parte de los ciu­dadanos, que es la responsabilidad del Estado y la obligación de los que vivimos en este país.

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