La humillación a la que quiere someter al pueblo paraguayo el grupo autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo solo está cosechando desprecio por parte de la ciudadanía nacional y gestos de enorme dignidad por parte de comunidades humildes de pobladores que se niegan a recibir las mercancías que con el horror del terror y las prácticas extorsionadoras han obligado a cumplir a los sufridos familiares de Óscar Denis, ex vicepresidente de la República, hoy en manos de estos criminales.
El verdadero sentir del pueblo paraguayo es el que hoy en las calles y en las caravanas levanta la bandera de paz; un ejército que lucha contra las banderas del odio y trata de generar un proceso de consenso nacional sobre la base de exigir que las organizaciones que se ocupan de la seguridad del Estado cumplan con su misión de combatir con efectividad a esta forma salvaje e inadmisible de crimen.
Las autoridades nacionales deben encarar un plan efectivo para liberarle a la población de este flagelo que por cada golpe que da está segando vidas humanas y generando una sensación de frustración por enfrentarnos a un enemigo que no ha podido ser doblegado, pese a que forma parte de lo peor de la criminalidad, como lo son las bandas que recurren al secuestro extorsivo y el terrorismo.
Al mismo tiempo, vale agradecer, como siempre, la pronta y destacada actuación del gobierno de Colombia, que una vez más ha dicho presente ofreciendo su colaboración mediante asesoría y soportes tecnológicos, ratificando una línea de fraternidad entre nuestros dos países que ya data de la época de la Guerra contra la Triple Alianza.
Este es el momento de la unidad nacional ante un enemigo en común que debe ser desactivado y sus componentes entregados a la Justicia para que paguen por sus múltiples atropellos a la integridad de las personas, sus bienes y los derechos humanos. Esa unidad como la que se observa con las caravanas y movilizaciones son al mismo tiempo un alivio anímico para las familias de ambos secuestrados que están pasando momentos de terrible angustia.
Es destacable el gesto espontáneo de organizaciones de diversos orígenes que en las últimas horas han empezado a generar colectas para entregar víveres a las comunidades indígenas que han rechazado esa colaboración manchada de sangre del EPP y se han manifestado públicamente con una posición que les honra.
Es de esperar que las colectas resulten exitosas y pueda conseguirse un buen volumen de colaboración para tales comunidades indígenas que realmente están necesitando de una mano solidaria, peor aún en estos tiempos difíciles que todos estamos viviendo.
A seguir firmes en el propósito de construir un Paraguay sin terrorismo ni terroristas, sin secuestros ni secuestradores y a avanzar en todas las líneas hasta que la misión sea cumplida. La sociedad civil tiene el deber de la unidad y el apoyo a los emprendimientos que se encaminen en la materia y el Estado tiene la obligación de cumplir con su tarea de recobrar el control sobre todo el territorio nacional.