• Por Augusto dos Santos
  • Analista político.

Lo leyó bien, dice espacial, no especial. Paraguay es un país en estado de polarización. Esto sucede cuando todo el clivaje se tensa, como cuando un globo se infla más allá del dibujo que representa y empieza a deformar la imagen del personaje. Un poco después puede estallar, allí es cuando sucede “la grieta” que ya nos hubiera damnificado si no fuera porque, al contrario de Argentina, nuestra economía todavía ofrece márgenes para cierto bienestar de la piel más expresiva de la sociedad, su clase media.

Entonces tenemos a una sociedad dividida por la política, pero no agobiada por la economía. Sin embargo, la ausencia de pactos y consensos provocan un clima que hace inviable construir un proceso de cambio como el que la ciudadanía exige con su voto de abril de 2023 y como el que Peña anuncia, salvo que él mismo cambie el escenario.

Peña quiere ser un presidente para todos los paraguayos, ayer lo expresaba tanto en su discurso como en la elocuencia de un gesto mínimo de enorme dimensión semiótica: reemplazar la corbata colorada por una alejada de todos los colores del espectro político.

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Sin embargo, para ser presidente de todos los paraguayos necesita de tres condiciones: ser legítimo y obstinado en la intención, que la ANR se impregne de pluralidad y que la oposición entierre el hacha de guerra.

Gente sin intenciones legítimas, sin pluralidad y con el hacha de guerra es lo que se ve todos los días en el mundo político nacional, por eso Peña tiene una misión espacial: debe salirse de este mundo, debe explorar otro mundo para darle chance a una nueva forma de abordar la política, desde el consenso, el debate de las ideas y la paz política. Sabemos, por lo menos, que ese mundo existe y ha funcionado en otras sociedades.

Peña puede –sin esfuerzos– entregar su gobierno en el 2028 con lo que se tiene hoy, una política a los ponchazos, con mediocres y potables bullendo en el mismo caldo, con el vómito de la enemistad pegoteando las alfombras del Congreso. Pero no habrá cumplido la gran tarea, no habrá cambiado, solo habrá sido un chofer más del bus nacional, que se jubiló para ser olvidado.

Ojalá se anime y se lance a la misión espacial.

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