• Por Jorge Torres Romero
  • Columnista

Hace una semana en este mismo espacio decíamos que se debía vencer a los promotores de la cultura del odio; y, finalmente, habló el soberano. A pesar de toda la guerra sucia, del apoyo del 90 % de la prensa que se jactaba de ser independiente y que no influyó en la decisión de los votantes, la ciudadanía demostró que detesta las mentiras y confrontaciones políticas inconducentes.

Ahora comienza una nueva etapa para el presidente electo Santiago Peña quien primero debe demostrar que está a la altura de lo que el pueblo mayoritario espera, no sólo los afiliados del Partido Colorado que lo votaron sino también el anhelo de los miles que lo eligieron porque creyeron en sus propuestas y sobre todo, porque vieron en él una persona que puede conducir con éxito el rumbo de este país.

Con la legitimidad política que le fue otorgada por los casi 1.300.000 paraguayos tendrá a su cargo ahora conducir los destinos del Paraguay por los próximos 5 años.

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Uno de los principales desafíos que enfrentará el nuevo gobierno será lograr construir una sociedad justa y solidaria, en la que la educación, la salud y la seguridad sean prioridades para todos. Para ello deberá asegurar que todos los ciudadanos tengan acceso a una educación de calidad, sin importar su origen o estatus socioeconómico.

Asimismo, deberá trabajar arduamente para garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a los servicios de salud necesarios, entendiendo que la salud es un derecho humano fundamental ya que la enfermedad no respeta color ni origen social. Es importante que se promueva una atención médica integral y de calidad, que incluya la prevención y el tratamiento de enfermedades.

La reciente pandemia dejó en claro más que nunca que la salud es uno de los sectores más sensibles y que inciden en el bienestar de la mayor parte de la población. Por eso, el acceso a ella y a los medicamentos, debe ser una prioridad.

Desde el Poder Ejecutivo se necesita recuperar el liderazgo para impulsar y aplicar las políticas públicas necesarias para el cambio y por ello, no se pueden improvisar en los cargos. Quizás ese fue el principal error del gobierno de Mario Abdo, quien asumió la presidencia sin haber siquiera conformado la totalidad de su gabinete.

En ese aspecto, el diálogo con el Poder Legislativo será clave y debería aprovecharse el “viento a favor” con el que se inician todos los gobiernos.

Como bien lo expresó en radio UNO el titular del gremio industrial de nuestro país, el Ing. Enrique Duarte, al igual que todo el pueblo, “tenemos cifradas esperanzas de lograr el cambio real, en el que empecemos a recuperar los valores y principios en nuestra sociedad. Claro que será duro y vamos a tener que trabajar todos juntos, pero vamos a prestar toda nuestra colaboración buscando el desarrollo del país”.

Asimismo, el combate a la corrupción deberá ser frontal, para lo cual es necesario contar con instituciones fuertes y autónomas que puedan investigar y sancionar a los involucrados, sea quien sea.

De este modo, el presidente Peña asumirá en agosto con el compromiso de liderar el Paraguay hacia un futuro próspero y justo para todos. Esperemos que la frase “vamos a estar mejor”, no haya sido sólo un eslogan de campaña. Para ello, su gobierno debe ser transparente y trabajar con honestidad. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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