- POR MARCELO PEDROZA
- Psicólogo y magíster en Educación
- mpedroza20@hotmail.com
La presencia de las flores embellece lo que las rodea. Viven para generar sensaciones únicas. En ellas late el furor del equilibrio del universo, constituyéndose en una de las tantas manifestaciones que tiene para expresar que existe. Podría decirse que hasta los enigmas encuentran un regazo en donde apoyarse, es que son sutiles contenedoras de las pasiones que generan. Están aquí y más allá, ejemplificando que regularmente hay espacios que requieren ser impregnados de sus aromas.
Un latido, una flor. ¡Cuántas flores abundan en cada corazón! En el jardín de las emociones hay lugar para todas las sensaciones que cada acontecimiento produce, por eso tanto la tristeza como la alegría tienen sus propias manifestaciones, las cuales hay que respetar. También en el aprecio a las flores se aprende a valorar el porqué de las experiencias, en esos instantes llenos de admiración el entendimiento opera silenciosamente y deja conclusiones que en el tiempo oportuno operarán como el viento en el proceso de polinización.
Es la flor una eterna muestra de los dones de la naturaleza, expresión de la sabiduría autóctona de cada especie, semblanza de los colores en plenitud, anfitriona de las almas que se sorprenden. Compañera de soledades, de victorias, de decisiones, de recuerdos y de proyecciones; estampa de firmeza, de fragilidad, de incertidumbre y de confianza. En su esencia yace el saber, su magisterio es apto para todo público, para recibirlo solo basta darle significado a su presencia.
Una flor, una persona. Una historia, miles de flores. En el constante andar se pueden visualizar las virtudes que favorecen las condiciones para transitar, por eso es preciso percibir los sentidos que fluyen sin cesar, en esa marcha persistente se descubren las cualidades, se disfrutan las relaciones, se ejercitan los verbos, se aprende a desaprender y a volver a aprender, se identifica el error y se supera la lección, se acepta la finitud y se convive entendiendo que cada flor tiene sus particularidades.
Una flor, una sociedad. El ambiente está repleto de flores. Se dice que lo más lindo de una planta es la flor que tiene, de igual forma las personas que integran una comunidad se erigen como lo más valioso. Las flores crecen, las personas crecen. Para lo cual, es vital el contexto en el que se desarrollan los seres humanos, es relevante la transmisión de las virtudes que cada uno puede compartir. De manera que se puedan construir tantos vergeles como sean posibles en los diferentes sitios en donde las flores socialicen. Destacando una de las notables conclusiones del pintor francés Henri Matisse (1869-1954), que decía: “Siempre hay flores para el que desea verlas”.
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“Tenemos que hacer que la guarania experimente nuevas sonoridades”
- Jimmi Peralta
- Fotos: Archivo/Gentileza
Entre lo culto y lo popular, el género musical creado por José Asunción Flores demuestra su plena vigencia y capacidad de renovación en el año de su centenario. El maestro Diego Sánchez Haase y otros compositores e intérpretes comparten con El Gran Domingo de La Nación sus reflexiones sobre el presente y el futuro de una corriente folclórica que aún ofrece a los creadores múltiples potencialidades por explorar.
El próximo miércoles 27 de agosto se recuerda el Día de la Guarania en homenaje a la fecha de nacimiento del creador de este género musical, José Asunción Flores.
Este año se agrega el condimento especial de que la recordación coincide con la agenda de celebración del Año Nacional de la Guarania, declarado con motivo del centenario de la obra “Jejuí”, primera composición del maestro inscrita en esta vertiente musical. A esto se añade el reciente reconocimiento como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
ORIGEN
El término guarania apareció por primera vez en un poema de Guillermo Molinas Rolón (1892-1945) y hacía referencia a un espacio ideal y tierra mítica de los guaraníes. “La región prometida / como tierra de ensueño, de ilusión y de vida, / tierra donde crecieron las flores santuarias / de robustas pasiones y gestas fabularias”, reza uno de los versos.
Tomando esta denominación, Flores convirtió la cadencia del 6/8 de la polca tradicional en un lenguaje sonoro propio, del que se sujetarán posteriormente las palabras de grandes letristas de la cultura popular paraguaya.
Flores será recordado por siempre por llevar la música paraguaya a la universalidad del mundo sinfónico con piezas innovadoras como “María de la Paz”, “Ñanderuvusu” y “Pyhare pyte”, que hoy resuenan en nuevas generaciones de creadores e innovadores que desde el presente indagan en su obra y responden con un lenguaje desafiante a la interrogante sobre el futuro de la guarania.
Uno de estos referentes es Diego Sánchez Haase, director de la Casa Bicentenario de la Música y de la Orquesta Sinfónica del Congreso, quien en este diálogo habla sobre la audaz apuesta de fusionar la guarania con el sonido característico de Johann Sebastian Bach.
–Abordaste en su momento la guarania y la música bachiana en un proyecto. ¿En qué consistió ese trabajo?
–Fue un experimento muy interesante y enriquecedor. El director del BachFest de Leipzig, Michael Maul, uno de los musicólogos más prestigiosos del mundo, me solicitó el año pasado –teniendo en cuenta el lema “Transformation” del BachFest de Leipzig de ese año– experimentar una fusión entre la música de Bach y la guarania. Me entusiasmó la idea, pero no fue fácil, porque en principio me parecían dos mundos totalmente distintos que no tenían nada en común.
UNIÓN DE UNIVERSOS SONOROS
–¿Cómo fue uniendo estos dos universos sonoros a primera vista tan disímiles?
–En algunas sentadas de improvisación al piano en mis tardes de estudio (que son todos los días), se me ocurrió analizar algunos rasgos estilísticos que podrían tener en común algunos corales o arias de Bach con la guarania. Así, exploré algunas arias y corales bachianos escritos en ritmos de 6/8 o 3/4, y empecé a pensar en las guaranias con las que se podrían eventualmente fusionar de manera natural y orgánica, sin forzar nada. Una vez seleccionadas las piezas que podrían funcionar, pensé en las estructuras.
–¿Qué características debían tener las obras presentadas?
–El BachFest nos pidió dos piezas de 11 minutos de duración cada una. No era poco tiempo. Entonces trabajé en una introducción de mi completa autoría, un arreglo mío de la guarania y luego la parte más compleja: una transición también completamente de mi autoría, que conduzca de manera natural y orgánica a la pieza de Bach, que estaría acompañada con ritmo de guarania, respetando la melodía y armonía original de Bach. Luego, nuevamente la transición mía hacia la guarania para un final que reúna ambas cosas. Las piezas tenían que estar escritas para tenor, clarinete y piano, que era la conformación que llevaríamos de aquí.
FUSIÓN DE LENGUAJES
–¿Cuál fue la recepción que tuvo entre el público?
–Y la verdad es que salió algo maravilloso, que tuvo un éxito rotundo en Leipzig y también aquí en Paraguay. La fusión no se da solamente en la música, sino también en el lenguaje. En la primera pieza se combina el guaraní maravilloso de Manuel Ortiz Guerrero con el alemán y en la segunda, el castellano y guaraní con el latín. Todo se fusiona gracias al más universal de los lenguajes: la música. Tanto fue el éxito que, en Leipzig, nos solicitaron que, además del concierto oficial en el que estrenamos las piezas, presentáramos las mismas en una recepción ofrecida a los 80 principales patrocinadores del Festival. Aquí, luego del estreno de las obras, el pastor Michael Nachtrab, de la iglesia Evangélica Alemana (la iglesia a la que pertenecía Bach), me envió una hermosa carta alentándome a seguir trabajando en este experimento, que –según su óptica– puede sentar las bases para una nueva música sacra paraguaya. Me encantó su idea. Este experimento es también mi homenaje a Bach, a Flores, a la guarania y, sobre todo, a la universalidad de la música.
–¿Qué potencialidades tiene por desarrollar la guarania dentro de lo sinfónico y lo popular, ya sea desde lo creativo o desde el rescate de los grandes creadores?
–A mí me gusta mucho una frase de Flores: “La guarania es un camino ancho, donde caben todos los estilos”. La guarania tiene mucha potencialidad dentro de lo sinfónico. Pero creo que tenemos que ser más creativos. Tenemos que hacer que, en lo sinfónico, la guarania experimente nuevos lenguajes, nuevas sonoridades. Hasta ahora hay pocos compositores que avanzamos con esta idea. La mayoría escribe aún de manera tradicional.
–¿Y cuál es el camino que debería seguir esta innovación?
–La guarania tendría que experimentar las técnicas extendidas de los instrumentos (como lo hice en mi “Concierto para clarinete y orquesta”), la música con electrónica en vivo (como lo hace José Ariel Ramírez), las diferentes posibilidades armónicas (como lo hice en el segundo movimiento de mi “Sonata para oboe y piano”, que es una guarania hexatonal), etc.
EVOLUCIÓN
–¿Y cómo podrían participar de esta innovación los géneros de la música popular?
–La música de David Portillo es un buen ejemplo del camino que podría ser explorado por los compositores populares para hacer evolucionar la guarania, ya que enriquece enormemente la armonía, que, según mi óptica, es el camino menos avanzado de la guarania usual. A los tradicionalistas no les gusta esta idea. Pero Flores mismo fue un innovador. La guarania no hubiera existido si Flores no hubiera innovado. La música es un fenómeno orgánico, que evoluciona con la sociedad misma. No debemos temer a la evolución. Lo que sí es muy importante es conocer profundamente la tradición para mirar hacia el futuro y evolucionar sin perder lo esencial. Así como lo hizo Bach, que sintetizó la tradición y la proyectó hacia el futuro.
–A su criterio ¿cuál es la relevancia que tiene Flores en su rol de creador?
–Flores es un compositor capital de la historia de la música del Paraguay. Apareció en un momento clave e hizo un aporte trascendental para el desarrollo de la música de nuestro país. Su liderazgo fue notable y la historia le dio mayor protagonismo que a otros músicos de su generación bastante mejor formados que él. Si bien tuvo sus detractores, principalmente por su militancia política, trascendió en el tiempo con la guarania, cuyas melodías no solamente cantaba la gente, sino que él mismo la llevaba también al plano sinfónico, llegando a espacios nunca accedidos por compositores paraguayos, como Moscú, donde grabó sus obras nada menos que bajo la dirección de Yuri Ahronovitch, una de las batutas más prominentes de su tiempo.
SELLO PROPIO
–¿Cuáles les parece que son elementos más destacables de su creación?
–Destaco de su estilo la sencillez de algunas de sus melodías, pero también las que son más elaboradas y que presentan más dificultades. La mayoría de sus guaranias también tienen una estructura con sello propio, que lo hace absolutamente personal. Del plano sinfónico, destaco su “Ñanderuvusu”, que tuve el honor de estrenarla en Paraguay en su versión escenificada con ballet. Creo que es de su escritura más avanzada. Sin embargo, me hubiera gustado que escribiera más, que desarrollara más su estilo y su técnica, y que pudiera abarcar otros géneros como la música de cámara, por ejemplo.
–¿Le parece que existen pendientes en lo que respecta a la difusión y puesta en valor de la guarania?
–Creo que uno de los temas siempre pendientes es el de la difusión de la guarania, tanto en el interior del país como en los centros educativos de todo el país. La guarania se escucha poco en el interior, así como en las escuelas y colegios de todo el país. Si bien hay iniciativas principalmente privadas, desde el Estado no se vislumbra una política fuerte de difusión nacional de la guarania; de la enseñanza de su historia, de sus cultores tanto antiguos como modernos. La poca importancia que se da a la enseñanza de la música en general, y de la música del Paraguay en particular, en las escuelas y colegios es sumamente preocupante.
“LA GUARANIA DEBE REFLEJAR EL SENTIR Y EL VIVIR DE LOS PARAGUAYOS DE HOY”
Hugo Ferreira, cantautor paraguayo miembro fundador del movimiento canción social urbana a fines del siglo pasado, hoy residente en Montevideo, Uruguay, obtuvo con su obra “Mi lugar del mundo” el primer puesto del premio municipal Una Guarania para Asunción, en la categoría clásica tradición.
–¿Qué podrías comentarnos sobre tu obra premiada?
–“Mi lugar del mundo” la compuse con la intención de reflejar, más que lo pictórico, lo emotivo de ser asunceno. Vivir en el exterior por varios años me dio también una versión distinta de mi ciudad natal, cómo mirarla de lejos y redescubrirla. Es un homenaje al paso del tiempo por sus calles, por su bahía, por sus esquinas y también el paso del tiempo que hizo que dejara de ser solamente una “estampa colonial” para llenarse de edificios modernos, cambiar su fisonomía para por fin mirar de frente al río con la costanera y reinventarse como capital de un país con particularidades muy concretas.
–¿Asunción y la guarania tienen algún sentir diferente para vos desde tu residencia en el extranjero?
–Mucho. La guarania suena a Paraguay y suena a Asunción. Desde lejos pude comprender ese poder que tiene cierta música de transportarte a su raíz. Descubrí que el guaraní y la polca, por ejemplo, claramente me transportan a la esencia del Paraguay como país, como cultura, como pertenencia a esa patria. Pero la guarania es más concreta. La guarania me transporta a Asunción, a la Chacarita, al centro, a la costanera, a Sajonia, a mis siestas de partidí en la esquina de Rodó y Azara, al “mundo aparte”, que era mi barrio, a la cancha del Olimpia, a mis amigos de infancia. La guarania es nuestra música urbana.
–¿Qué desafíos representa la “actualización” de la guarania en tus composiciones?
–Para mi oficio de cantautor, la música siempre pasa por lo que dice la canción. El mensaje es primordial. Hay cierta discusión que me parece inocua sobre la puridad del 6/8 de la guarania o la cadencia “correcta”. El mensaje de las guaranias, independientemente de los arreglos o las fusiones, debe contar historias actuales nuestras, amores “modernos” quizás, luchas cotidianas, es decir, debe reflejar el sentir y el vivir de quienes somos los paraguayos hoy. Porque el mundo quiere saber quiénes somos.
–A la hora de poner en valor al género, ¿qué acciones te parece que están pendientes?
–A decir verdad, se ha hecho mucho de un tiempo a esta parte para poner en valor la particularísima cualidad de un ritmo folclórico con autor conocido, como la guarania. No obstante, creo que siempre hay mucho por hacer y con algo tan significativo como un género autóctono, que además tiene la ductilidad de poder ser desde sinfónico hasta pop. Importante es también pensar en apropiarse y exprimir el concepto amplio de la guarania para involucrarlo con otras expresiones artísticas, como el cine, por ejemplo, y a partir de ahí disparar al mundo el mensaje que contiene una canción que es per se “marca país”.
“UNA GRAN RESPONSABILIDAD”
Diana Barboza, hija de Agustín Barboza y de Yvera, voces privilegiadas del acervo de artistas nacionales, habla sobre los desafíos y las exigencias de llevar la guarania al plano vocal.
“Yo siempre estuve dirigida por mis padres en lo que se refiere a cantar una guarania. No me disculpaban ni mu ni pío. La guarania es una forma, un género musical que papá bebió de la dirección del maestro Flores”, comenta.
“Uno le puede dar su voz y su interpretación a la guarania, pero el estilo de cantarla es de un fraseo impecable, haciendo la síncopa, y Flores no permitía que se haga más de dos fraseos en toda una guarania. ¿Eso qué significa? Que cada cuarteta o cada línea no va cortada; si no, no sería guarania. Muy pocos somos los que respetamos la forma de cantar e interpretar una guarania”, señala.
Diana formó parte del proyecto “Mujeres que cantan la guarania”, que nació en el seno de la Fundación Agustín Barboza en 1992 para homenajear a José Asunción Flores.
“Para mí, como hija de don Agustín, interpretar la guarania fue primero una gran responsabilidad. Ahora que ya soy una mujer hecha y derecha, sigo aprendiendo todavía y para mí es un orgullo haber tenido como padre a Agustín Barboza, en especial en lo que se refiere a Flores, porque papá fue elegido por José Asunción Flores para ser solista en su orquesta Ortiz Guerrero y fue el primero en grabar la música paraguaya en un disco y registrar la guarania Ñasãindýpe en 1934”, explica.
LOS TIEMPOS DE LA CLANDESTINIDAD
El cantor popular y gestor cultural Ángel “Pachín” Centurión narra algunas experiencias respecto al tiempo en que se le daba la espalda a la guarania y esta era escuchada de manera clandestina en nuestro medio por la proscripción impuesta por el régimen de Alfredo Stroessner.
“Era bastante escasa la difusión de las obras principales de Flores. Hasta ahora el pueblo, sobre todo los jóvenes, no conocen las obras de Flores. Se cantaban algunas cosas que ya no se podían atajar porque estaban en el alma la gente, como eran ‘Nde rendápe aju’ y otras cosas, pero sus obras un poco más revolucionarias no se podían. Yo tuve muchas experiencias adversas en ese sentido”, narra Pachín sobre su experiencia como joven cantor popular en tiempos de la dictadura.
“Yo solía frecuentar mucho La Curva, que era donde se reunían todos los grandes músicos tradicionales. Y yo cantaba ahí las obras de Flores y siempre recibía la desaprobación de muchos músicos que me gritaban ‘ekirirî nde comunista’”, narra Centurión.
Luego sigue contando que en los 70 se grabó en Buenos Aires un material en homenaje a los 50 años de la guarania, con arreglos de Óscar Cardozo Ocampo, y el cassette circulaba en Paraguay de manera clandestina.
“Recuerdo que en un local que se llamaba La Gorda solía saludar y hablar con Andrés Cuenca Saldívar, del dúo Cuenca-Saldívar. Él me decía ‘ore ko rohayhu la maestro Flores-pe, pero si llegamos a cantar su música nos van a censurar y no vamos a poder más comer’. Y él metió aquel cassette, que ellos también grabaron, en el bolsillo de mi saco y me dijo ‘tereho ehendu kóa’”, finalizó.
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Continúa exposición fotográfica sobre Flores
En el año de celebración de la guarania, se recuerda a su creador también con imágenes.
Con la curaduría del periodista e investigador Antonio Pecci, seguirá abierta hasta el próximo miércoles 25 de junio la muestra fotográfica “José Asunción Flores, creador de la guarania” sobre la vida y obra del gran músico paraguayo. Esta muestra se desarrolla en el Espacio Cultural Staudt (Iturbe 333 esquina Mariscal Estigarribia, Asunción) de la Secretaría Nacional de Cultura (SNC).
La colección expuesta consta de 25 imágenes históricas que retratan el recorrido vital y artístico del gran compositor paraguayo de Punta Karapã: desde su infancia, su paso por la Banda de Policía, hasta su llegada a Buenos Aires y su consagración internacional en Europa.
El Gobierno nacional declaró el 2025 como el Año Nacional de la Guarania, en conmemoración del centenario de la creación de la primera guarania, “Jejuí”, por el maestro José Asunción Flores. Este género musical propio del país fue catalogado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en diciembre de 2024. +
El Espacio Cultural Staudt se mantiene abierto de lunes a viernes, de 8:00 a 15:00, y los sábados, de 9:00 a 20:00. Para visitas guiadas es necesario agendarse en el 0981 850-761. El acceso es libre y gratuito.
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Colombia exporta 900 millones de flores por San Valentín
Colombia, el mayor productor de flores de América, exportó 900 millones de tallos para la celebración de San Valentín, en su mayoría a Estados Unidos, en un momento tenso de la relación. La cifra equivale a 65.000 toneladas y representa un crecimiento del 13 % respecto a la misma festividad del año pasado, informó el Ministerio de Agricultura en un comunicado.
La cartera presentó el balance como la consolidación de “un modelo exitoso de relaciones comerciales” con Estados Unidos, en un guiño al país que compra el 80 % de sus flores, tras las recientes tensiones diplomáticas. El presidente Gustavo Petro, y su par estadounidense, Donald Trump, chocaron a finales de enero por diferencias sobre la política de deportación de migrantes del republicano y desataron una crisis diplomática.
Durante la pelea que duró algunas horas, Trump anunció gravámenes de hasta el 50 % para los productos colombianos y Petro respondió con la misma moneda. Luego llegaron a un acuerdo y recularon, aunque el miedo a una nueva ruptura no ha desaparecido. Colombia es el segundo proveedor mundial de flores, detrás de Países Bajos.
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Después del café, la floricultura es el segundo renglón de las exportaciones agrícolas del país. Destacan sus rosas, claveles, crisantemos, hortensias y astromelias de alta calidad. “Si uno se encuentra un clavel, un crisantemo o una astromelia en suelo estadounidense, hay un 95 % de probabilidades de que esta especie sea colombiana”, destacó la ministra de Agricultura, Martha Carvajalino, citada en el boletín.
San Valentín, que curiosamente los colombianos conmemoran en septiembre, conforma junto al Día de la Madre, el Día de San Patricio y el Día de la Independencia, las temporadas de mayores ventas de flores hacia Estados Unidos, añadió la funcionaria. Más allá de este fuerte vínculo, Colombia envía sus flores a otros 100 países, entre los que destacan Suiza, Emiratos Árabes Unidos, Japón, Países Bajos, Francia, España o Corea del Sur. En 2024, las exportaciones de este sector, que emplea a unas 200.000 personas, representaron más de 2.300 millones de dólares.
Fuente: AFP.
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Asunción será una fiesta inolvidable con Flores y la guarania como protagonistas
Que Paraguay continúe avanzando hacia su pasado de grandeza –aunque aparentemente suene paradójico– no deberían interpretar los futuros gobiernos como una frase efectista de la actual administración del Estado, sino que tendría que convertirse en la marca obligatoria de nuestro país, la brújula que nos orienta hacia el porvenir. Para eso tenemos que terminar de raíz con las mezquindades de quienes asumen coyunturalmente el poder con el solo afán de dejar su impronta para la posteridad (una obra arquitectónica monumental, tal vez), descuidando los asuntos verdaderamente urgentes e importantes: la cultura, la educación, la salud, el desarrollo económico equitativo y la justicia social, encuadrados dentro de una estructura jurídica predecible y confiable, garante de la imparcialidad y el recto juicio.
El Paraguay que todos sueñan y anhelan no es de construcción inmediata. Aunque, es preciso aclarar, también es harto comprensible que el pueblo reclame que ya esperó demasiado. Un expresidente de la República, Horacio Cartes, solía hacer un paralelismo con un conocido pasaje bíblico respecto a las políticas públicas: uno plantó, otro regó y un tercero recogió los frutos. Y le daba un toque cristiano: “Pero la obra, finalmente, es de Dios”. Estos frutos deben enfocarse exclusivamente en el bienestar de la colectividad y, más que nada, en aquellos sectores económica y socialmente menos favorecidos.
Aquellos que parecerían estar condenados a vivir por siempre debajo de la línea de la extrema pobreza. Debemos empezar, entonces, por devolver la esperanza a la gente. Para eso deberán profundizarse acciones serias, sistemáticas y pertinentes para que la ciudadanía vuelva a recuperar la confianza en sus autoridades de turno. Solemos repetir una expresión que utilizaba con frecuencia el sociólogo compatriota Domingo Rivarola en el campo del ejercicio del poder: “Ni el pasado como pretexto ni el futuro como escapismo”. Para hacerlo más entendible: no hay que resaltar permanentemente, como excusa, los males heredados, aunque es una obligación moral subrayarlos y denunciarlos para no perpetuar el camino de la impunidad. Pero hay que superarlos con una gestión eficaz e instalar un presente mejor para todos, sin excepciones.
La segunda parte de la frase tiene que ver con algo muy común en la clase y los líderes políticos: patear hacia adelante los proyectos que deberían concretarse en la actualidad y que, a la larga, se transformarán en promesas incumplidas. Tienen el cometido de distraer la atención para llenar a la sociedad de expectativas, pero no de realidades. Así, la desesperanza hacía un giro continuo a lo largo de nuestra historia. Pero algo está cambiando. Cierto es que en el deporte las alegrías son efímeras. Sin embargo, son como las oportunidades: si se desaprovechan, ya no vuelven.
Más allá de la impensada y repentina “alfaromanía” (Gustavo Alfaro, técnico de la selección paraguaya de fútbol), está demostrado que esta disciplina deportiva genera pasión en las multitudes. La final de la Copa Sudamericana disputada en Asunción evidenció, una vez más, la hospitalidad y amabilidad de nuestro pueblo. Así lo resaltaron los propios hinchas extranjeros. De paso, estos mismos simpatizantes se encargaron de difundir a través de las redes sociales que nuestra capital, con todo lo que todavía falta por hacer, las imágenes de una ciudad moderna y amigable, adaptada a las demandas de consumo de este tiempo.
El deporte, en sus diversas manifestaciones, integra el componente de las tradiciones y, consecuentemente, forma parte de nuestra cultura. Y la cultura es la única capaz de romper los compartimentos estancos para construir una sociedad democrática, plural y tolerante en la diversidad. Precisamente, Asunción volverá a estar en la mirada mundial cuando, del 2 al 7 de diciembre próximo, sea la sede, por primera vez en la historia, de la 19.ª Reunión del Comité Intergubernamental de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Sesión que será presidida por la embajadora paraguaya ante la Unesco, Nancy Ovelar de Gorostiaga.
Durante este encuentro que tendrá repercusiones a nivel global la guarania, creada por el maestro José Asunción Flores, será declarada “Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”. Asunción se constituirá en el epicentro de una verdadera fiesta cultural. Será la reivindicación de un auténtico maestro, como lo fue Flores, que sobresalió no solo por su talento y originalidad musical, sino, y esencialmente, por sus firmes convicciones ciudadanas, las que le valieron la persecución y el destierro. La presencia de la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, marcará la coronación de esta fiesta ecuménica dedicada a todo el pueblo paraguayo.