Si bien las estimaciones preliminares hablan de un segundo semestre con aparente mejor panorama económico que el que acaba de concluir, no cabe duda de que será de nuevo un año complicado, donde nuestro crecimiento económico preliminarmente no superaría el 0,2% debido primariamente a los inconvenientes suscitados dentro del campo agrícola, con niveles de cosechas de granos por debajo del 2021, lo que nos demuestra la alta dependencia que seguimos teniendo de este renglón productivo.

La falta de certezas y de políticas públicas que resulten sostenibles y sustentables no resulta alentador para un país como el nuestro, en donde tenemos la perentoria obligación de crecer cualitativa y cuantitativamente, para que podamos ir superando los escollos que se van presentando y poder volver a los niveles históricos de crecimiento económico.

Si bien el mal económico y social que nos aqueja a nivel país es de primordial relevancia, en contrapartida debemos concienciarnos que nos falta capacidad de gestión como para ir sorteándolos favorablemente.

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La falta de idoneidad y limitada capacidad profesional de la mayoría de nuestros servidores públicos siguen constituyéndose en uno de los escollos que no nos permiten poder llegar a los objetivos y metas propuestos.

El Banco Mundial, en uno de sus análisis técnicos, señala que de un crecimiento económico inicial estimado del 4%, finalmente estaríamos cerrando el año con un discreto 0,7%, un poco optimista, pues el BCP en función a estudios técnicos prevé inicialmente que no sería superior al 0,2%, el que de concretarse sería el de peor desempeño económico entre los países de la región, menor que Brasil (1,5%), Uruguay (3,3%), Bolivia (3,9%) y Argentina (4,5%).

No menos preocupante es el incremento que se observa en los niveles de pobreza y extrema pobreza, derivados de la falta de fuentes de trabajo y de ingresos de millones de compatriotas, y que en su gran mayoría se encuentran englobados dentro de la franja de población económicamente activa.

A toda esta coyuntura desfavorable se suma la elevada inflación, con un encarecimiento progresivo de los precios de los productos de consumo masivo, lejos del alcance de la capacidad adquisitiva de mucha gente.

A nivel país tenemos más de medio millón de personas desocupadas y subocupadas, en difícil situación económica y social, que tan siquiera están en condiciones de adquirir los alimentos básicos para su subsistencia diaria.

Los paraguayos no la estamos pasando bien. Seguimos un poco a la deriva, sin rumbo definido, y es natural que la gente quiera sentir esperanza, saber si alguien está escuchando, si se están dando cuenta de la difícil situación económica y social de nuestro mercado doméstico.

Nos encontramos en plena etapa preeleccionaria, donde la mayoría de nuestros políticos están en plena campaña proselitista, por lo que no nos debería extrañar que ni se acuerden de toda esa pobre gente que les votó hace 4 años, pero que no fueron correspondidos como se les había prometido.

Nuestra actual situación, no solo a nivel microeconómico, no es positivo. Estamos hablando también de indicadores sociales, de seguridad, de institucionalidad que se está queriendo destruir dentro de este contexto de elecciones.

El Gobierno Nacional a través de nuestras autoridades económicas deberían darle un giro diferente a la política fiscal para hacerla más eficiente y menos pesada para el país.

Si bien ya somos repetitivos, no cabe otra más que racionalizar los gastos públicos corrientes o rígidos que se constituyen en la principal amenaza a la estabilidad macro y microeconómica.

Nuestra banca matriz también debe abocarse a la adopción de medidas monetarias tendientes a disminuir las tasas activas de interés, dado que cuando aumentan los costos financieros de los préstamos, tiene una incidencia directa en la inversión y el consumo.

Debemos terminar con el pernicioso sistema de gastar más que los ingresos, pues lleva a un solo destino, el déficit creciente y el desequilibrio fiscal.

Fomentemos la producción con créditos accesibles y facilidades fiscales que impulsen el crecimiento.

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