• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista político

La semana pasada se dieron a conocer dos informes que pasaron casi desapercibidos entre tanta información planteada como urgente dentro del framing al que permanentemente apelan desde el Ejecutivo para bloquear justamente los datos que hacen trizas el relato articulado de manera precaria. Los estudios son de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y del Banco Mundial.

El primero es sobre pobreza y señala que pasaría de 29,8% en 2018 a 33,7% este 2022, mientras que en la pobreza extrema en la región el aumento sería de 10,4% en 2018 a 14,9% este año. Sobre el último punto, el reporte destaca énfasis en México, Colombia, Brasil y Paraguay. En el caso de nuestro país, la proyección de la tasa de crecimiento es de apenas 0,7%. De los 33 países de América Latina y el Caribe que se miden, solo Haití con un 0,6% y Brasil con un 0,4% están debajo nuestro. Escalofriante dato. Si vamos a las proyecciones de pobreza total, en el 2021 fueron de 21,8%, este año llegará a 23,4%; si se tiene en cuenta el factor de la inflación adicional, si se toma este mismo punto de la inflación en el rubro de los alimentos y bebidas, Paraguay es el segundo con mayores números solo superado por Colombia; en el 2021 el promedio fue de 8,1%, pero para febrero de este año llegó a 14,5% y en marzo trepó al 16,2%, nada más y nada menos que el doble del año pasado. Tremendo. Después nos preguntamos por qué los meses parecen más largos (no solo el usual enero), pues pasa que no son más extensos, es la plata que cada vez nos alcanza menos. Antes llegábamos al 20 del mes, hoy, con suerte al 15 y eso es a los que tenemos el beneficio de tener salarios y empleos estables.

En el caso del Banco Mundial, Paraguay será el país con menor crecimiento, apenas un 0,7%. Idéntica cifra que nos asigna Cepal, pero sin ningún otro país debajo nuestro. Estamos en el horno, literalmente. Nuestro país es el que menos crece en toda la región, fruto principalmente de la falta de confianza hacia el gobierno, lo cual tiene consecuencias. Como no hay confianza, no hay inversión y sin inversión no hay trabajo. Hoy hay una explosión de desempleo, que llega a niveles del año 2012, quiere decir que retrocedimos 10 años en materia de empleo. Nuestra tasa actual de desempleo, 8,5%, es la más alta de los últimos 16 años, dicho por el experto en la materia, Enrique López Arce. Según el Instituto Nacional de Estadísticas, más de 300 mil compatriotas no contaban con empleo en el primer trimestre del año.

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Mientras todo esto está pasando, la administración actual está enfrascada en operaciones políticas de distracción de esta realidad y de ataque a sus adversarios de la interna partidaria. Muy alejado de generar confianza, al contrario. El sector de la inversión, el que genera empleo del bueno y de calidad, está rezando para llegar a diciembre 18, fecha de las internas coloradas, para que las cosas mejoren. Lo mismo pasa con los aproximadamente 1 millón 200 mil paraguayos que sobreviven en la pobreza extrema, con apenas 7 mil guaraníes por día. Si sumamos a los que sobreviven con 10, 15 o 20 mil guaraníes por día, que también son pobres extremos, la cifra se dispara. Ese día, se espera que empecemos a recuperar la confianza. Ese día y una vez más, la política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, tendrá la obligación de hablar fuerte y claro.

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