• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista político

El tectonismo es un fenómeno que se relaciona con el movimiento de las placas tectónicas presentes en la capa exterior de la tierra. El tectonismo es producido por fuerzas del interior de la Tierra y contribuye a la formación del relieve, y su comportamiento puede provocar diversos choques sísmicos, por ejemplo, terremotos y maremotos. Las placas tectónicas (que se mueven horizontal y verticalmente) son grandes bloques de roca rígidos que cubren la superficie de la Tierra, los más importantes de los cuales son: placa africana, placa antártica, placa australiana, placa euroasiática, placa del Pacífico, signo de América del Norte y signo de América del Sur. El movimiento de las placas crea tres tipos de límites tectónicos: límites convergentes, donde las placas se acercan unas a otras, límites divergentes, donde se separan, y límites transformantes, donde las placas se mueven de lado en relación de unas con otras. De alguna manera, y dicho muy en sencillo, estamos ante el planeta que se acomoda o se reacomoda. Muy parecido a la política.

Estos movimientos tectónicos son los que se están desarrollando en todo el arco opositor. A mitad de la semana pasada se daba la primera (se prevé que no sea la única) renuncia de un precandidato a presidente de la República, el diputado por Central del Partido Hagamos, Carlos Rejala, anunciaba en sus redes sociales que declinaba no solo su candidatura a la primera magistratura, sino que además a una eventual reelección a ningún otro cargo en el Congreso Nacional en el próximo período. Una despedida de la política, aunque varios factores hacen colegir que en este caso como mucho será un hasta pronto. No un hasta nunca. No hay jubilados en la política. Rejala era un potencial referente en la construcción de la concertación sobre todo en un departamento vital como es Central, por su perfil, el segmento electoral con el cual logra conectarse y su estilo descontracturado para comunicar. Sin embargo, aún faltaba un buen trecho para plantear una opción con el suficiente músculo nacional.

Mientras tanto; en otra placa tectónica, la de la izquierda, en la jornada de ayer se dio la convención nacional de delegados para la elección de candidatura presidencial del espacio Ñemongeta por una Patria Nueva que contiene a partidos del progresismo. Los candidatos más fuertes son ambos del Frente Guasu, ambos senadores: Sixto Pereira y Esperanza Martínez. De los dos, es esta última quien probablemente obtenga la ventaja necesaria para ser ungida como precandidata. Doscientos cincuenta y dos delegados con derecho a voto que representan a doce organizaciones que forman parte del Ñemongeta. La senadora parte con ventaja contra su contrincante y compañero de bancada por tener la capacidad de aglutinar a segmentos electorales más amplios y diversos, incluso y con una campaña bien gerenciada, más allá de la izquierda. Sería la primera precandidata mujer con el endoso de una importante fuerza que por ahora sigue su propio camino por fuera de la concertación.

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Dentro de la concertación (aunque algunos no descartan que finalmente sea la figura de la alianza la que se termine utilizando), específicamente dentro del PLRA se está dando un movimiento de la placa tectónica sobre la que están las candidaturas del gobernador de Cordillera, Hugo Fleitas, y el ex intendente de Asunción Martín Burt. Al final de la semana una foto de ambos sentados en torno a una mesa transmitía el mensaje de que hay una línea abierta de conversación permanente. Fuentes hablan de que en un par de días más podría darse la firma de un acuerdo formal que implicaría enfrentar unidos al siempre candidato Efraín Alegre.

La política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, se ve afectada y observa los movimientos tectónicos porque es la forma en que se acomodan las diferentes placas que contienen intenciones, intereses y voluntades de los políticos y nosotros, sus representados.

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