“Duele decirlo, pero hay que decirlo”

Aclaremos el punto de partida del fracaso de la semana pasada en Senadores: Proyecto de Ley de Estabilización del Precio de los Combustibles en Paraguay por US$ 100 millones (préstamo de “libre disponibilidad o uso, no atado, haz lo que quieras”, cuatro años de gracia, veinte años el plazo para pagar, 3% de interés). Tenemos un muy mal Gobierno. Débil. Falto de credibilidad y nulo liderazgo. Responsable de esta lamentable desorientación que nos hace más pobres. El Presidente de la República o del Circo es la cabeza del cretinismo nacional. Pero después está el cuerpo. El precio del barril de petróleo (WTI) estaba en US$ 48,62 al cierre del 2020, subiendo a US$ 75,25 al finalizar el 2021, saltó a un récord de US$ 124,77 el pasado 8 de marzo, bajó a US$ 94,94 el 16 de marzo y cerró este lunes en US$ 112,12. Subió 55% en el 2021, entre 49% y 66% en lo que va del presente año. En otras simples palabras, hay que poner US$ 76,2 más que antes para comprar petróleo y/o combustibles (estos más caros). En nuestro mercado local la suba de precios del combustible (promedio) ha sido del 64%; es decir, unos 2.900 guaraníes más por litro al tanque. Se venía un séptimo salto de 700 a 800 guaraníes por litro. Pregunto a mis cretinos: ¿Esta situación es normal, aceptable, tolerable, aguantable para Juan Pueblo y Juan Ciudad? ¡Es una tragedia! Ha sido un golpazo casi sin previo aviso. Claro que no es comparable a los costos y dolores de la pandemia covid-19 y “no hay que exagerar”. Pero el derrame del combustible por el agujero de nuestros bolsillos ¡se sumó e hizo más daño, perdón, hace más daño, después, por encima o al lado del covid-19! Estamos en una situación de emergencia económica y social, y cuidado con los efectos políticos perjudiciales para nuestra democracia.

¡Situación de emergencia! Con combustibles caros, mucha menos plata en las manos, bloqueo y cierre de rutas por los transportistas, desabastecimiento de productos a los mercados y centros comerciales de Asunción y alrededores, otro empuje al alza de precios de la canasta familiar (menos mal que baja los de la carne), con un inflación del 9,3%, la más alta en once años, en el escenario de otra caída económica este año (-0,5%/-1%/-1,5%/-1,7%/-1,8% en algunas proyecciones). ¿Es este un escenario normal, aceptable, tolerable, aguantable? ¡No! Pero para los cretinos sin distinción de ideologías ni de banderas partidarias: “Se puede esperar, no hay que apurarse, pueden aguantar las subas, los precios son libres y en competencia, y en el peor de los casos ¡que tengan paciencia! Soy profundamente liberal en mi formación económica – de la escuela alemana –, pero sé distinguir perfectamente cuando tenemos un problema serio con “clientes” y la “gente” en cuanto consumidores de aquello que es vital para vivir sin morir en el intento. “Todos somos clientes, así que nada ni para nadie hay que subsidiar, eso es un error. Y con un préstamo de US$ 100 millones jamás. Dejemos que los precios suban y a reprimir todo bloqueo o cierre de rutas, y si hay muertos y heridos, fue porque hicimos respetar la Constitución Nacional, no los gobernantes, los parlamentarios, los afiliados partidarios, los movimiento con honor y sin honor”. Esto que me dijeron no viene de aquellos que abrazan el capitalismo (como yo) sino el salvajismo o el canibalismo económico, con una inhumanidad brutal, con el lema del “sálvese quien pueda”.

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Me enseñaron mis maestros liberales que en situaciones de emergencia económica y social por factores difíciles de manejar (externos), hay que ayudar a los menos favorecidos a pasar la tormenta lo menos dolorosamente. “Tengan siempre un fondo, para los malos tiempos, y guíense por la realidad de sus países”, recuerdo haber escuchado en Frankfurt, Alemania. Ayudar. En gran parte es subsidiar. Pero hay que hacerlo rápidamente, en una primera etapa generalizar la ayuda (a todos diría, sin distinción) y posteriormente pasado lo peor, focalizar la ayuda o el subsidio a los más necesitados y con menos recursos, y al final al volver a la normalidad vuelven a mandar los precios libres que estábamos amasando para que no dolieran tanto. Mis cretinos toman el subsidio como suicidio. Y un nuevo préstamo como traición a la Patria. En el desgobierno de Marito nuestra deuda creció US$ 5.765 millones (72%) y queda a desembolsar y en la fila actual y futura a pasar por el Parlamento préstamos por US$ 4.834 millones. ¡Pero es un crimen crear un fondo con un nuevo préstamo de US$ 100 millones para ayudar a la gente en una situación de emergencia! ¿Por qué días antes el Senado aprobó un préstamo externo por US$ 454 millones de dólares y nadie dijo nada? Respuesta: “Wiens nos explicó que ese dinero mueve a la economía por las obras y tiene retorno (se paga solo). El combustible es un gasto corriente, no retorna. Lo tenemos que pagar todos”. Esto es casi como decir que el combustible no mueve a la economía. Aplazado totalmente. Si los precios se disparan, como ahora, toda la economía se enferma. Ayudemos a que suban menos, en tiempos más largos, y si estamos incluso muy mal, bajarlos responsablemente. La economía revivirá y con ella la gente y también el cliente. ¿Dinero en el combustible no tiene retorno económico? Con un Circo como país los cretinos no respetan su ignorancia. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.

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