Una vez más el tema Itaipú sacudió el ambiente esta semana, aunque esta vez debemos reconocer que fue una falsa alarma, luego de que uno de los medios impresos haya tragado el “pescado podrido” que le vendieron desde una organización social con plataforma política en Frente Guasu liderada por los Canese, diciendo que el viernes se daría “una nueva entrega” de nuestra soberanía al Brasil con el tratamiento y la supuesta aprobación de la tarifa que regirá desde el próximo año.

Debemos reconocer que, tanto el ingeniero Ricardo Canese como su hija Mercedes, merecen todo el respeto por la trayectoria profesional y el trabajo que han hecho a lo largo de estos años en favor de la causa de Itaipú y la defensa de los intereses paraguayos, pero, en estos últimos tiempos su ideología política les jugó una mala pasada y digamos que hasta les afectó un tanto la objetividad que deberían tener ante temas tan importantes y cruciales para el país como los que se deben tratar en la binacional, en lo que respecta a la tarifa, de cara al 2023.

La paranoia es un trastorno mental por el cual una persona tiene un patrón de desconfianza y recelos de los demás en forma prolongada, y en este caso específico ocurrió algo parecido; puesto que, históricamente, los antecedentes de nuestros representantes en las negociaciones en el ámbito de las binacionales no fueron los mejores. Pero de ahí a pergeñar mentiras como que “Paraguay podría perder US$ 168 millones, si acepta reducir tarifa de Itaipú” es lamentable.

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Y más lamentable aún fue el papel de Kattya González y un grupo de opositores que aprovecharon las cámaras y los flashes para montar un show con una buena dosis de populismo, para salir a exigir a nuestros representantes que se pongan la “albirroja” para defender los intereses nacionales en Itaipú.

Lo cierto y lo concreto es que no hubo ninguna entrega ni tampoco se dejará de recibir esos millones que apuntaban los Canese y no fue precisamente por “la presión ciudadana” como quisieron dar a entender, sino que simplemente porque ni siquiera figuraba en la agenda de temas del Consejo de Administración de la entidad binacional.

Al respecto, hablando con algunos referentes del sector eléctrico de nuestro país, han aclarado en primer lugar que las aseveraciones de la campaña de los Canese contiene una serie de imprecisiones con respecto al precio de la energía, puesto que habla de una supuesta “tarifa de exportación” –que no existe–, y se menciona que una eventual disminución de la tarifa afectaría los ingresos que tiene nuestro país, cosa totalmente falsa, puesto que lo que existe es una compensación que paga el Brasil al Paraguay por la porción de energía que nos corresponde y no la consumimos. Ese monto es independiente a la tarifa fijada en Itaipú y solo puede ser modificado por medio de un acuerdo entre gobiernos por notas reversales tal como ocurrió en el año 2011. No es el Consejo de la entidad el que define eso, por consiguiente, no se altera ni modifica, ni disminuye lo que percibe el Tesoro paraguayo en ese concepto, ni tampoco en lo que respecta a los royalties.

Lo irónico es que este mismo grupo que reclamó históricamente la violación del Tratado por parte del Brasil está pidiendo ahora que no se respete lo dispuesto en el Anexo C; pues si nos ceñimos estrictamente a lo establecido en el acuerdo, al disminuir los costos por la reducción de la deuda, proporcionalmente debe también caer el precio de la energía. Sin embargo, según lo explicado por los técnicos de la binacional, precisamente se está trabajando en ajustar el presupuesto para el próximo año de modo de que la reducción no sea tan abrupta y la diferencia pueda ser utilizada para obras en el sector eléctrico nacional que son muy necesarias.

De modo que todavía hay un camino por recorrer en este tema y deberíamos poner la “pelota al piso” y, por qué no, dar un voto de confianza a nuestros consejeros, puesto que no podemos estar abucheando y tirando naranjas desde las graderías a nuestros jugadores antes de que comience el partido, como había expresado uno de los consejeros cuando fue consultado sobre el tema. Por eso, dejemos trabajar a los que entienden y no permitamos que este tema tan delicado sea utilizado por los políticos como plataforma electoral. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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