• Por Jorge Torres Romero
  • COLUMNISTA

No hay ambiente electoral, excepto para quienes están pugnando. Sin embargo, lo que se define hoy es significativo para la vida política del Paraguay. Casi 20 años después de lo que había propuesto aquel empresario católico que decidió conformar su propio movimiento político, hoy se pondrá en práctica: el desbloqueo de listas.

El espíritu de esa iniciativa hoy está plasmado en un sólo propósito, el de mejorar la calidad de nuestros representantes en los espacios de poder. Sin que se haya sustanciado aún el voto popular que se consumará el día hoy, la iniciativa de modificar el sistema electoral de elección ya dio sus primeros frutos: Los “caciques” de la política no digitaron a ojo a sus candidatos y tampoco los candidatos se vieron obligados a pagar para figurar en los primeros lugares de las listas.

No sabemos si este sistema será la panacea en la política paraguaya, pero es un cambio radical para oxigenar nuestros músculos democráticos. Por eso es importante la participación el día de hoy de los electores empadronados en alguna nucleación política. Hoy el elector hace uso real de su voto, porque elige a quien quiere, no a una lista impuesta por los líderes partidarios.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

La estimación de participación que hacen desde la Justicia Electoral es entre el 30 y 35%, es decir, de los 4,5 millones de ciudadanos habilitados para sufragar, se estima que solo 1.3 millones acuda a las urnas. Es un número bajo, porque de vuelta los partidos tradicionales que tienen estructuras apuntarán a sus bases para definir las elecciones.

Cuanto más participación existe, el voto estructura se desmorona. Tampoco la estructura o el famoso aparato utilizado por los partidos tradicionales es malo o poco representativo. Solo que otorga una ventaja importante al candidato considerado oficialista, porque dispone de recursos para ir a mover, buscar, llevar y hacer votar a su electorado ya que conoce dónde se encuentra el voto duro. Por lo general, el voto duro es el voto interesado o el voto comprado.

La pandemia, la falta de vacunas, los contagios, las muertes, la nula motivación de los candidatos para entusiasmar a la ciudadanía con proyectos o propuestas atractivas y convincentes generan un desinterés por estas internas partidarias.

Los partidos no tradicionales básicamente hoy van por un mero formalismo, pero los colorados y liberales definen perfiles claves con miras a las generales del 2023. La ANR debe pasar la prueba si esas cicatrices del internismo siguen abiertas o curadas y el PLRA definir si quiere seguir perdiendo elecciones de la mano de su actual presidente. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

Dejanos tu comentario