Por Eduardo “Pipó” Dios

Columnista

La referencia a la famosa comedia de Peter Sellers no es más que eso, una alegoría, porque esa era inolvidable y esta es para el olvido, y porque esa era una fiesta y esta es una especie de funeral anual.

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Me refiero a la grosera repartija de dinero para los supuestos agricultores, que básicamente es para el pan dulce y la 4x4 de los dirigentes y para financiar las elecciones municipales que se avecinan. Una parte, ínfima, irá a los bolsillos de los pobres infelices que vinieron a Asunción a cerrarla, crispar los ánimos, y así justificar la “urgencia” del saqueo disfrazado de subsidio.

Partamos de la base de que estos pobres compatriotas, pobres de pobreza económica, no de generar pena, sino más bien una suerte de hartazgo, no son “agricultores que plantan la mandioca de tu asado bro”, como dicen los sabios pensadores de Twitter, ni la batata de los ñoquis del 29, ni el maíz de tu vori. Esos se quedan allá a seguir produciendo como pueden, mientras estas legiones al servicio del Frente Guasu, PDP, colorados y liberales, de pobres profesionales, vienen a cerrar Asunción.

Cuando les dan un pedazo de tierra, generalmente invadido planificadamente por sus “dirigentes”, simplemente lo deforestan, malvenden los rollos a los traficantes, los cuales también tiran una comisión generosa a la “dirigencia” y luego ceden sus derecheras a los tan “malvados sojeros” o si es más rentable, al marihuanero de la zona. La plata para plantar se usa para vivir unos meses, hasta que se acaba y meta otra marcha para pedir víveres. Y así sobreviven, acostumbrados a esa miseria, producto, ciertamente, en un 80% a la delincuencia de algunos políticos multicolores y 20% a su tradición de hacer lo mismo hace ya un par de generaciones. Es su modo de vida. No plantan nada hace rato, ni la menta’i de su tereré.

Cuando se planteó desde Diputados transferir los fondos vía Ministerio de Agricultura, para al menos, mal o bien, controlar en qué se usaba, si realmente existían los beneficiarios y si estos eran agricultores o no, saltó la cofradía opositora, unida al oficialismo colorado a defender el insostenible pedido de las “organizaciones campesinas” de que debían darles a “ellos nomás” el cheque en blanco, sin control, 25 palitos verdes, 175.000.000.000 de guaraníes, si señorito, todos esos ceros… sin más control que una lista hecha por ellos, verificada por ellos, pagada por ellos, y embolsada… por ellos. Hule…

Lo más simpático es que los delincuentes del panfleto de la calle Yegros mintieron en tapa, cuando no, diciendo, en coro con el sociópata de circo, que grita primero y gime como gatito cuando se le ponen enfrente, que eran “campesinos cartistas a los que el cartismo les dio la plata sin control”, cuando fueron sus socios político-comerciales de la oposición y el oficialismo colorado quienes modificaron a gusto y paladar de estos saqueadores la ley. Y nuevamente se prestaron en diputados para hacer lo mismo.

Resumen, Desirée, Lugo, Efraín, Marito y sus pandillas nos acaban de robar 25 millones de dólares, a usted, a mí y a todos. El resto es pura mierda, digna de quienes la generan, difunden y publican.

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