Por Gustavo Leite

Ex ministro de Industria y Comercio

Lee la primera parte https://www.lanacion.com.py/columnistas/2020/06/04/nuevas-ffaa-para-un-nuevo-tiempo-parte-1/

En el capítulo anterior enumerábamos algunos roles no tradicionales de las Fuerzas Armadas, que, puestos en acción con decisión, podrían agregar utilidad a la ciudadanía, utilizando la capacidad instalada, sin reñir con la Constitución Nacional y las leyes vigentes.

Las nuevas amenazas presentan una expansión regional que inicia su acción en las fronteras y penetran el territorio nacional llegando a las zonas urbanas sin compadecerse de ningún círculo social. Todos somos vulnerables a sus acciones. Por lo tanto, ha quedado obsoleto si las FFAA deben restringir su actuación al ámbito exterior y no intervenir en el ámbito interno.

También debe evaluarse el Servicio Militar Obligatorio el cual, originalmente tuvo la intención de capacitar a todos los ciudadanos a ser convocados a la defensa nacional, si la nación lo requiere. La confusión con el término “militar” que surge es que este mismo Estado no solamente necesitará de ciudadanos que empuñen las armas, sino que, siempre necesitará de una gran variedad de servicios. En tal sentido, pueden surgir nuevas formas de participación, a través de las cuales también se podrá “servir a la patria”. (“Preguntate no lo que tu país va a hacer por vos, sino qué puedes hacer por tu país”, John F. Kennedy).

Nace entonces un nuevo concepto, el servicio social, con lo que se amplía aún más la variedad de servicios a la patria, posibles sin que se utilicen armas, “obligatorios” o no, para todo ciudadano. El Estado podría establecer mecanismos de incentivo, para quienes concurran, a través de ciertos beneficios, los que pueden actuar como retribución. Para el efecto resulta primordial diseñar, regular y ordenar la labor que en este sentido ya está siendo realizada por las FFAA, a fin de precautelar los derechos ciudadanos. No tenemos dudas de que, en caso de implementarse un servicio social, la institución que está lista para organizar y controlar su cumplimiento, sin costo adicional, son las FFAA.

EL ESTADO DE PREPARACIÓN

No puede ser soslayado que las FFAA están preparadas para cumplir roles inmediatos y urgentes que otras instituciones no pueden, ni están preparadas. Una muestra es la respuesta al llamado de control de una cuarentena como la que soportamos a partir de mediados de marzo de este año. No ha sido mencionado con el mérito que merece, que más de 1.000 hombres y mujeres miembros de las FFAA han actuado diariamente en retenes de control en la vía pública, en el apoyo al control fronterizo, en patrullas, y en otras actividades afines. Y lo hicieron con gran profesionalismo y sin un solo recurso humano, material o financiero adicional de parte del tesoro nacional.

Justamente este estado de preparación que caracteriza a nuestras FFAA debe ser aprovechado y fortalecido. No existe bola de cristal sobre las futuras amenazas, ni dónde ni cuándo se materializarán, pero es claro que fortalecer las FFAA es una opción ineludible, y amerita un amplio debate nacional, que tampoco puede extenderse sine die. Las amenazas actuales avanzan decididamente.

LOS RECURSOS

Los recursos financieros para fortalecer unidades del Estado son cada día más escasos. La situación de caja del Gobierno Central está muy comprometida por la baja recaudación y el aumento inusitado del déficit fiscal en el último año y medio.

Nuestra propuesta de anexar la Secretaría de Emergencia Nacional, con su presupuesto, a las FFAA, liberará presupuesto redundante para mayor inversión en tecnología y equipamiento. Las FFAA deben realizar también un ejercicio financiero. Algo parecido a un plan quinquenal de reducción gradual de sus recursos humanos innecesarios, e introducción gradual de mayor tecnología, y más equipamiento, para mayor eficacia.

No es menor el caudal de propiedades inmuebles con las que cuentan las FFAA. Proponemos un desapasionado inventario que refleje sus valores reales tasados por los expertos del mercado. Y a través de un equipo que actúe con total transparencia, y utilizando la Ley de APP, intentar dar valor y flujos de caja a aquellas propiedades que sean innecesarias el día de hoy. No se trata de despojar sistemáticamente a las FFAA de su patrimonio, como ha ocurrido en el pasado, sino de dotar a las mismas de fuentes genuinas de ingreso, recurrentes, que puedan asistir únicamente en su plan de inversión.

Algunos exponentes consultados nos han manifestado que las FFAA constituyen la reserva moral de la nación, por lo que cualquier contaminación de éstas con prácticas corruptas representaría un veneno mortal para nuestra golpeada institucionalidad. Los nuevos roles –que no son extraños en otras fuerzas en el continente– son hoy necesarios y deben acometerse con la máxima transparencia y con auditorías públicas para tranquilidad ciudadana.

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