La industria del sector de los videojuegos es un ámbito muy poco explorado en el ecosistema paraguayo de desarrolladores de software. Atribuyen a la falta de apoyo desde los niveles gubernamentales y por la casi nula existencia de formación técnica en esta área. Expertos aseguran que la inversión en los juegos virtuales redituará en millones de dólares para el país.

Este fue el eje del conservatorio que se realizó esta tarde de domingo, en el Tigo Campus Party en el Centro de Convenciones de la Conmebol. La figura estelar fue la de Eduardo Benítez, director de Warani Studios.

El compatriota, y su equipo de desarrolladores, realizaron exitosos videojuegos paraguayos como Malavisión y Guerra del Chaco.

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Benítez explicó en la ocasión que encontraron muchos obstáculos para emprender como paraguayos en la industria de los videojuegos.

Recordó que en varias oportunidades enviaron formularios a la gigante productora Sony Inc., para buscar apoyo para el desarrollo de sus ideas.

Recalcó que inclusive, al momento de dirigir las propuestas a la multinacional, no existía Paraguay entre su lista de países, por lo que decidieron poner Argentina para intentar concretar el contacto.

“Nosotros actuamos como representantes del Paraguay, pero tuvimos muchas trabas. Fuimos a tocar muchas puertas. Estamos exportando un videojuego paraguayo en todo el mundo, en lugares donde Paraguay ni siquiera tiene relaciones diplomáticas ni accesos. Muchas veces no quisieron recibirnos, no tenían interés en invertir en nosotros”, dijo.

Ganancias triplican al sector cine y música

En otra parte del conversatorio se habló sobre cómo en Paraguay se ignora a la industria de videojuegos; cómo las autoridades no ven lo que podría redituar en beneficios, así como está pasando en varias partes de Latinoamérica.

Destacaron que los videojuegos representan a la industria de entrenamiento más grande del mundo, llegando inclusive a triplicar las ganancias del cine y de la música juntas.

Señalaron que en Paraguay se mantiene el discurso de apoyo a la economía naranja, pero lamentaron que por burocracias o por inacciones, el proceso de ayuda gubernamental para los desarrolladores se vuelve lento.

Indicaron que desde las start ups se mueven a una velocidad diferente, mientras el Gobierno tarda meses en responder alguna propuesta específica. Dijeron que si bien últimamente se abren más puertas para el sector y que el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID) apoya con fondos, aún les cuesta mucho esperar a que dicho sustento económico se materialice y disponibilice para avanzar en los proyectos.

Originalidad

Eduardo Benítez insistió en que la esencia de los videojuegos independientes es el aporte de frescura y nueva visión que pone a disposición del sector. “El desarrollador lo hace desde su visión misma, su proyección. Malavisión es así, mostramos como se mueve la idiosincrasia paraguaya, la política. Buscamos expresar eso”, sugirió.

Comentaron desde su equipo que cada miembro busca hacer algo que le dé riqueza final al producto, teniendo en cuenta de cada uno es bueno en lo que hace.

Reconocieron que si bien el adicional de trasfondo nacional o regional es un valor agregado, finalmente a los Estados Unidos no les importa eso; sino más bien quieren algo que les divierta y que sea bueno, y que luego se fijan en la capa regional.

Al concluir el foro, vaticinaron que esta industria podría traer al país un caudal de millones de dólares, si es que se le presta la atención necesaria, además de instalar igualmente una base impositiva en donde el Estado será también beneficiado.

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