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En la entrada del Beijing, un restaurante recién inaugurado en La Habana, cuelga una fotografía de Fidel Castro, el fallecido dictador cubano, estrechando la mano del presidente de China, Xi Jinping. Alrededor hay instantáneas de peces gordos de la política china y cubana del pasado y el presente. Una fotografía de 1961 muestra a un sonriente Mao Zedong y al presidente Osvaldo Dorticós Torrado de Cuba en un balcón. En un vuelo realizado en el 2014, de la Habana a Santiago de Cuba, la cuna de la revolución cubana, Xi le prometió al entonces presidente de la república, Raúl Castro, un buen restaurante de comida china. Esa visita también está inmortalizada en el vestíbulo.

Se necesitaron cinco años y millones de dólares por concepto de renta y renovación a fin de que el Beijing estuviera listo para servir sus primeros fideos dandan. Finalmente se inauguró en agosto, dos años después de lo planeado. Aun cuando el proyecto tiene la bendición de los autócratas chinos y cubanos, es muy difícil hacer negocios en Cuba.

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SOLO EFECTIVO

El restaurante, la primera empresa en Cuba en ser propiedad absoluta de una extranjera (la empresa china Beijing Enterprises Group, que es propiedad del estado), ha desconcertado desde hace mucho tiempo a los habaneros. Observaron mientras los constructores chinos renovaban la estructura, que se construyó en la década de 1930. Unos exigentes inspectores de obra y la lentitud en la liberación del equipo y de los ingredientes en las aduanas retrasaron su inauguración.

Ahora, los directivos chinos, transportados hasta el pórtico en automóviles alemanes, cruzan las puertas principales circulares pintadas con el enorme ideograma rojo “shuang xi”, que significa “felicidad doble”, una frase que a menudo adorna sobres rojos llenos de dinero que se ofrecen como obsequios de boda. Unos abanicos pequeños indican los números de las mesas. (No hay mesa número cuatro porque es un número que en China se considera desfavorable). Las meseras cubanas ataviadas con un qipao rojo (vestidos con cuello alto) toman las órdenes en tabletas fabricadas por Huawei, una controvertida empresa china que manufactura equipo de telecomunicaciones.

Las complicaciones cubanas hacen su aparición. A diferencia de los restaurantes en China, donde los comensales pueden pagar mediante la lectura de un código de barras en la mesa con sus teléfonos móviles, el Beijing solo acepta efectivo.

PRÓXIMAS INVERSIONES

El lugar apuesta por la autenticidad, pero debe adquirir la mayoría de sus ingredientes a través de Cimex, la empresa de exportaciones e importaciones dirigida por el país cubano. Los patos para el pato a la pekinesa provienen de Canadá. Su piel es más gruesa que la de los patos chinos, por lo que no queda tan crujiente, comentó Li Sha, quien ayuda a administrar el restaurante. El pescado agridulce es pargo cubano, no pescado mandarín. Aunque es sabroso, tiene una carne más grumosa que parece coliflor frita. Los huevos salteados con tomate no están en el menú porque los chefs no pueden comprar suficientes huevos ni tomates. Aunque Beijing Enterprises Group es dueña de Yanjing, una marca china de cerveza, no debes asumir que puedes ordenar una para bajarte el condimentado cordero con comino: las cajas de cerveza esperan ser liberadas de los puertos.

A pesar de los problemas técnicos gastronómicos, Beijing Enterprises Group planea invertir en hoteles, condominios y un campo de golf cubanos. La hostilidad del gobierno de Trump hacia Cuba y el caos económico en Venezuela, el principal promotor extranjero de Cuba, están fortaleciendo la relación de este último con China, que es su acreedor más grande.

POCAS GANANCIAS

Una flotilla de trenes fabricados en China (la primera que compra Cuba en 45 años) llegó en mayo. Un préstamo de 150 millones de dólares de China ayudó a pagarlos. La mayoría de los vehículos que se unen a los clásicos automóviles antiguos estadounidenses en los caminos cubanos están fabricados por Geely, Yutong y otras marcas chinas. La maquinaria que está sustituyendo gradualmente los arados tirados por vacas, que sigue siendo el método tradicional para arar los campos cubanos, está hecha en China. Los enrutadores Huawei ofrecen las zonas de conectividad en el exterior que hacen posible que los cubanos naveguen en línea.

Hasta ahora China ha obtenido pocas ganancias derivadas de su amabilidad. Entre el 2000 y el 2018 China le condonó una deuda de 6.000 millones de dólares a Cuba, aproximadamente el 60% de la deuda externa total que desgravó durante ese período, de acuerdo con Developed Reimagined, una empresa consultora, y Oxford China Africa Consultancy, una consultora dirigida por estudiantes. Las dos naciones comunistas podrían entrar en un período de doble decepción.

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