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Singapur

El clima más seco exacerba la calima. La Amazonía no es el único bosque en llamas, por desgracia: los incendios también están devorando las junglas de Indonesia, envolviendo gran parte del sureste asiático en una densa capa de humo. Unos 3.300 km2 en las islas de Sumatra y Borneo han sido arrasados por el fuego. El gobierno ha enviado a más de 9.000 personas y 52 aviones para apagar los incendios. También mediante la siembra de nubes, tanto Indonesia como Malasia, el país vecino, están intentando ahogar las llamas y despejar la calima que estas producen. Pero ahora es más difícil que nunca contener las hogueras debido al clima seco, que conforme ha ido cambiando el clima se ha vuelto más común.

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Se piensa que la calima ha causado más de 200.000 infecciones respiratorias y, tan solo en Malasia, ha obligado a más de 1.500 escuelas a clausurar sus actividades. El humo es tan denso que ha afectado el tránsito aéreo. El presidente de Indonesia, Joko Widodo, dice que ha orado para que llueva.

PROVOCADOS

El Ministerio del Medioambiente y la Silvicultura de Indonesia sostiene que la mayoría de los incendios fueron provocados de manera deliberada. En un distrito, de acuerdo con Doni Monardo de la Agencia Nacional para la Gestión de Desastres, el 80% de los incendios parecían haberse iniciado con el propósito de convertir los bosques en plantaciones para obtener aceite de palma. En teoría, es ilegal usar fuego para hacer esto, pero es fácil sobornar a los funcionarios locales encargados de impedir dicho acto. La alternativa -talar el bosque pantanoso y deshacerse de los residuos- es costosa. Preparar la tierra para las plantaciones sin usar fuego cuesta alrededor de 300 o 400 dólares por hectárea, afirma Herry Purnomo del Centro para la Investigación Forestal Internacional, con sede en Indonesia, mientras que quemarla cuesta 30 dólares.

Es especialmente difícil extinguir los incendios porque muchos de estos se dan en turberas, que son junglas pantanosas donde el material orgánico depositado no se descompone del todo debido a que el suelo está anegado. Cuando la turba se seca lo suficiente para poder incendiarse, en ocasiones se sigue quemando en el subsuelo mucho después de que los árboles en la superficie ya han sido apagados con agua. La deforestación resultante es especialmente nociva para el clima, pues las turberas almacenan diez veces más carbón por cada hectárea que otros bosques.

PERSONAS ARRESTADAS

Desde que lo eligieron en 2014, Widodo, mejor conocido como Jokowi, se ha esforzado por sofocar las llamas (el 2015 fue otro mal año, aunque los incendios que acaban con bosques son propios de todas las temporadas secas). En el 2017, el Ministerio del Medioambiente y la Silvicultura lanzó un plan maestro para proteger las turberas y prevenir incendios. El siguiente año se publicó un mapa de uso del suelo, lo cual facilitó que las autoridades establecieran la propiedad de tierra y procesaran a los responsables de los fuegos.

El gobierno de Jokowi ha sido relativamente duro con los culpables. Después de los fuegos del 2015, la policía arrestó a 660 personas. Este año, las autoridades han arrestado hasta el momento a 200 personas y están investigando a unas 370 empresas en relación con los incendios actuales. En contraste, durante el mandato predecesor de Jokowi, Susilo Bambang Yudhoyono, solo se arrestó aproximadamente a 40 personas. Con frecuencia los incendios se provocan justo afuera de los terrenos concesionados para la obtención de aceite de palma a fin de dificultar el esclarecimiento de responsabilidades. Pero el gobierno podría ser más severo: en febrero, todavía no se pagaban multas por aproximadamente 200 millones de dólares que debían empresas agrícolas involucradas en incendios pasados. Al menos ellos deberían arder en los infiernos.

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