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¿Cuánto tiempo aceptará la organización perder participación de mercado ante el esquisto estadounidense? La reunión de la OPEP en Viena el 1° y el 2 de julio fue soporífera en algunos aspectos. El acuerdo anunciado por la OPEP y sus aliados fue la continuación de uno alcanzado a finales del año pasado. Durante por lo menos otros nueve meses, la producción diaria seguirá siendo de 1,2 millones de barriles por debajo del nivel de octubre pasado. Pero detrás de la predictibilidad se avecinan enormes problemas tanto para el mercado del petróleo como para la OPEP.

Estados Unidos e Irán, miembro de la OPEP, están buscando una guerra. El descenso en la producción de Venezuela se ha pronunciado desde enero, cuando Estados Unidos anunció sanciones contra PDVSA, la empresa petrolera nacional. La escalada del conflicto en Libia podría provocar que también ahí caiga la producción.

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No obstante, a los productores de petróleo les preocupa más la reducción de la demanda que la oferta limitada. El precio del Brent subió a 74 dólares por barril a finales de abril, luego de que el presidente Donald Trump dijo que no ampliaría la suspensión de las sanciones a las exportaciones de Irán. Posteriormente, bajó en mayo cuando aumentaron los inventarios, los inversionistas se inquietaron por la guerra comercial y los rendimientos de los bonos del gobierno descendieron en Estados Unidos y en Europa.

Ha ayudado el anuncio del 29 de junio de que Estados Unidos y China retomarían las conversaciones comerciales, pero no es nada seguro de que lleguen a un acuerdo. Frente a indicadores económicos inestables, la OPEP tiene mucho interés en evitar un mercado inundado de petróleo.

INCERTIDUMBRE

Sin embargo, la decisión de la OPEP de ajustar la producción señala otras cuestiones rodeadas de incertidumbre dentro de la alianza. La primera es cuánto tiempo estará dispuesta a seguir perdiendo participación de mercado ante Estados Unidos. En el 2014, cuando el petróleo estadounidense circulaba libremente, la OPEP se negó a reducir la producción, con la esperanza de que los precios a la baja les dieran una lección a los belicosos petroleros estadounidenses.

El desplome subsiguiente dañó tanto a los Estados petroleros como a los buscadores de petróleo independientes. No obstante, la producción de esquisto se ha recuperado enormemente -el año pasado, Estados Unidos produjo más crudo que cualquier otro país- y la OPEP se ha resistido a dejar que vuelvan a caer los precios. El resultado es que ha caído la participación de la OPEP en la producción global, del 42,2% en el 2016 al 39,2% en marzo, y la de Estados Unidos ha aumentado, del 10,9% al 14,5%.

VENEZUELA E IRÁN

La segunda cuestión es si Arabia Saudita y Rusia empezarán a sentir con mayor intensidad el daño de los recortes a la producción. La producción a la baja de Venezuela e Irán le ha ayudado a la OPEP a mantener controlada la oferta incluso cuando la producción estadounidense ha aumentado. Wood Mackenzie, un grupo de investigación en materia de energía, calcula que Estados Unidos (sin incluir a Alaska y Hawái) este año surtirá 1,2 millones de barriles más de crudo al día que en el 2018. Irán surtirá un millón menos.

Eso ayuda a explicar por qué, pese al recorte de la producción en cierta medida, Arabia Saudita tiene casi la misma participación en el mercado global que en el 2016. Rusia ha estado todavía más protegida. Ese año, aceptó trabajar con la OPEP para estabilizar el precio del petróleo. Su influencia en Medio Oriente ha crecido y ha ayudado a dar forma a las decisiones de la OPEP, tanto a las grandes como a las pequeñas.

El 29 de junio, Vladimir Putin, el presidente de Rusia, señaló que había acordado con Arabia Saudita ampliar los recortes de la OPEP a la producción, lo que hizo parecer prácticamente innecesaria la inminente reunión en Viena.

DECISIÓN INCÓMODA

Rusia ha cedido relativamente poco a cambio. Casi todos los meses, su producción ha excedido el nivel que había acordado con la OPEP. (Mayo fue una rara excepción, y posiblemente no intencional: se contaminó un importante gasoducto). En marzo, su participación en el mercado global fue mayor que en el 2016. “Haciendo muy poco, recibieron mucho”, afirma Martijn Rats, del banco Morgan Stanley.

Al parecer, la OPEP y Rusia están dispuestos a seguir cooperando. La reunión de Viena incluyó una carta para formalizar la sociedad de la OPEP con quienes no son miembros. Sin embargo, existe un límite sobre qué tanto más puede bajar la producción en Venezuela e Irán.

Si los precios del petróleo se mantienen bajos, tal vez Arabia Saudita y Rusia tengan que tomar una decisión incómoda: dejar que los precios se hundan o recortar la producción más drásticamente, lo que ocasionaría que perdieran participación en el mercado y apuntalaría al esquisto estadounidense. La reunión de este mes fue sencilla. Las futuras quizá no lo sean tanto.

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