© 2019 Economist Newspaper Ltd, Londres. Todos los derechos reservados. Reimpreso con permiso.

Yakarta

La costumbre de los javaneses es rehuir del conflicto, lo cual favorece el consenso ambiguo.

Nadie habla con más rodeos que los javaneses, un grupo étnico de la isla más poblada de Indonesia. En 1960, en una crónica de sus tradiciones, Clifford Geertz, un antropólogo estadounidense, observó que las propuestas para los matrimonios arreglados a menudo comienzan con el padre del novio visitando a la familia de la novia y diciendo algo tan ambiguo como: “Las heladas matutinas significan lluvias vespertinas”. Pueden seguir más metáforas conforme la conversación lentamente deambula hacia el tema principal. Posteriormente, los futuros parientes políticos se oponen con falsas protestas diciendo que su hija no es merecedora. Este ritual se repite unas cuantas veces. Cuando finalmente se conocen los novios, se evita el contacto visual directo y nadie habla sobre la boda.

Indonesia es un gran archipiélago con cientos de grupos étnicos distribuidos en unas 13.000 islas. Sin embargo, predominan los javaneses, los cuales llegan a sumar 95 millones de personas, o el 40% de la población. Existen muchas cosas distintivas acerca de la cultura javanesa, desde el teatro de sombras hasta el tempeh, un pastel de soya fermentada. El idioma javanés ocupa el lugar número 12 de los más hablados en el mundo. La religión javanesa tradicional mezcla el hinduismo, el budismo y el islam. Hasta la fecha, el sultán de Yogyakarta, un miembro de la familia real javanesa, cada año arroja al mar y a un volcán recortes de uñas y cabellos para calmar a los dioses.

Lo más notable es que los javaneses tienen un protocolo inconfundible: “Somos personas corteses a las que no les gustan los conflictos”, explica Prabandari, mujer javanesa de Yogyakarta, la cual se considera un centro de la cultura javanesa. Su amigo, un empresario javanés, dice que las discusiones le parecen tan desagradables que no puede ponerse a regatear. Asih, una maestra javanesa se queja de que se espera que “disimule” lo que en verdad piensa. Geertz relata la historia de un marido que quería divorciarse, pero pensaba que era impropio decirlo. Entonces, avivó una antigua disputa entre su esposa y un aldeano y, sin decir nada directamente, no se puso del lado de su esposa. Pronto ella lo dejó, lo que él vio como un triunfo de la cortesía.

Los javaneses además hablan en voz baja. Ellia Wamese, un estudiante de Maluku, una provincia del este, recuerda una presentación que hizo ante un grupo de javaneses. Aunque empleó un volumen de voz que él consideraba normal, los demás pensaron que estaba furioso y que gritaba.

Java tiene un papel desproporcionado en la economía y en la política. Es donde se encuentra Yakarta, la capital, y genera el 58% del producto interno bruto. Casi todos los caciques del partido son javaneses. Su desagrado por el conflicto ha ayudado a crear un sistema parlamentario gestionado por consenso más que por un gobierno de mayoría. Los comités multipartidistas dan forma a las leyes y al presupuesto. Esto significa que la legislación puede ser fastidiosamente lenta y a menudo el resultado es un acuerdo ambiguo.

Los partidos políticos solo tienen ideologías imprecisas y tienden a alinearse con el presidente en turno. La coalición que apoya a Joko Widodo, el actual presidente, conocido como Jokowi, probablemente obtendrá el 60% de los escaños en el nuevo Parlamento. Su predecesor tenía el 75%. Además, antes de su reelección en abril, Jokowi contemplaba sencillamente formar una alianza con Prabowo Subianto, quien había contendido en su contra en el 2014 y terminó contendiendo contra él este año. Eso hubiera eliminado la necesidad de celebrar cualquier tipo de elecciones.

La semana pasada, después de que se publicaron los resultados oficiales de las elecciones, los partidarios de Prabowo organizaron protestas en las que murieron al menos seis personas. Este desorden también es muy javanés: ¿qué mejor forma de demostrar que un dirigente es ilegítimo que hacer patente que no puede preservar la paz y la armonía?