Las empresas virtuosas reciben recompensas y las buenas causas obtienen fondos adicionales... Además de captar la atención de las empresas.

La inversión de impacto social, un término utilizado para designar oportunidades que se ajustan a los valores del inversionista, parece una buena idea. Sin embargo, no es nada fácil transformar productos selectos para adaptarlos al mercado de masas sin afectar sus virtudes.

Impact Shares, una operadora de fondos sin fines de lucro, cree haber encontrado la solución perfecta: fondos cotizados (designados ETF por su sigla en inglés) desarrollados con la colaboración de instituciones de beneficencia y organizaciones sin fines de lucro.

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“Las organizaciones sin fines de lucro, debido a su larga trayectoria en la defensa de causas sociales, cuentan con mejores herramientas para identificar el buen civismo corporativo que los gestores de activos encargados de tomar esas decisiones en la actualidad”, afirmó su fundador, Ethan Powell.

Impact Shares espera aprovechar dos tendencias importantes: un giro de las inversiones activas (selección de acciones) a las pasivas (basadas en índices), iniciado hace una década, y el creciente deseo de los inversionistas de hacer inversiones acordes a sus valores.

Cada ETF nuevo incluye una canasta de alrededor de doscientas acciones que registran buenos puntajes en una serie de criterios definidos por una organización sin fines de lucro del sector respectivo.

El primero, que comenzó a cotizar en julio, tiene como principal propósito empoderar a las minorías y se creó en conjunto con el grupo estadounidense defensor de los derechos civiles Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP, por su sigla en inglés).

A finales del mes pasado se lanzó el segundo fondo, que cotiza en la Bolsa de Valores de Nueva York con el código bursátil WOMN y cuyo principal objetivo es empoderar a grupos de mujeres. En este caso, se estableció una colaboración con la Asociación Cristiana Femenina (YWCA).

Un tercer fondo, que invertirá en los países menos desarrollados del mundo, se creará en conjunto con el Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Capitalización. Más adelante se desarrollarán otros fondos.

Estos ETF aplican criterios de selección más complejos que otros fondos. Por eso cuesta más producirlos. Las comisiones anuales de WOMN son del 0,75 por ciento de los activos en gestión, mientras que las de SHE, el ETF sobre diversidad de género de State Street, son del 0,2 por ciento. Esto se debe en parte a que WOMN aplica diecinueve criterios de selección, algunos de los cuales son difíciles de monitorear, como las políticas aplicables a los permisos parentales; por su parte, SHE solo aplica tres, todos ellos relacionados con el número de mujeres que desempeñan cargos de liderazgo.

Las comisiones también son más altas porque las instituciones de beneficencia involucradas reciben el remanente después de que quedan cubiertos los costos de gestión. Impact Shares calcula que YWCA recibirá hasta el 0,5 por ciento del dinero recaudado.

A los inversionistas quizá les parezca justo pagar costos más altos si así se garantiza que las instituciones de beneficencia reciban parte del dinero y que los ETF coincidan con sus valores. Quizá también esperen que, si se obtienen mayores rendimientos, se compense al menos una parte de los costos. El civismo corporativo algunas veces puede predecir el desempeño.

En julio, el fundador de la cadena de pizzerías Papa John’s tuvo que separarse del negocio tras admitir que empleó un insulto racista. Como resultado, el precio de las acciones bajó. Impact Shares ya había decidido no incluir a esa empresa en el índice creado con NAACP, pues obtuvo un puntaje muy bajo conforme a los parámetros de la organización.

En contraste, después de un incidente ocurrido en abril, cuando un empleado de Starbucks llamó a la policía para que obligara a dos clientes de raza negra a salir de una de sus cafeterías, el director general de la empresa emitió de inmediato una disculpa pública y tomó medidas para capacitar al personal. Las acciones no tardaron mucho en recuperarse. Esa empresa había quedado incluida en el índice por un margen amplio.

Los beneficios para las organizaciones sin fines de lucro no se reducen a una cantidad adicional de dinero. Los productos ayudan a crear conciencia acerca de los problemas sociales que les preocupan y pueden alentar a las empresas estadounidenses a involucrarse en acciones concretas, señaló Dorri McWhorter, de YWCA.

Algunas empresas se han puesto en contacto con las organizaciones que colaboran con Impact Shares para saber cómo pueden mejorar. El efecto quizá llegue más allá de los mercados públicos. McWhorter afirma que escuchó que un fondo de capital de riesgo está muy interesado en aplicar los criterios de YWCA para evaluar posibles inversiones.

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