En Silicon Valley, los inversionistas que invierten dinero en empresas emergentes riesgosas que después fracasan con frecuencia sienten el llamado “arrepentimiento de los compradores”. Algunos empresarios de tecnología ahora sufren del arrepentimiento de los vendedores. Son aquellos cuyas empresas jóvenes han crecido en parte gracias al respaldo financiero chino, pero ahora se sienten bajo escrutinio en medio de una lucha en ascenso entre las dos superpotencias tecnológicas.

Un empresario que tomó dinero de Danhua Capital, una empresa china de capital de riesgo establecida cerca de la Universidad de Stanford, por ejemplo, recientemente supo que la empresa se estableció con la ayuda y el financiamiento del gobierno chino.

“Vas a ciegas”, se lamentó. “Si hay problemas en el futuro, quizá no sepas con quién estás tratando”.

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En los próximos días, se espera que el presidente Donald Trump firme para que entre en vigor la Ley de Modernización a la Revisión de Riesgos de Inversión Extranjera (FIRRMA, por su sigla en inglés), la cual, por razones de seguridad nacional, establece revisiones más atentas de las inversiones extranjeras en las empresas estadounidenses, incluyendo las empresas emergentes. Mientras Trump y China siguen discutiendo sobre los aranceles comerciales, FIRRMA muestra una lucha sobre las inversiones chinas en empresas emergentes de tecnología estadounidenses que es menos visible, pero que, no obstante, puede tener serias consecuencias para Silicon Valley.

Durante mucho tiempo se han analizado importantes acuerdos con implicaciones para la seguridad nacional. El poderoso Comité de Inversiones Extranjeras de Estados Unidos (CFIUS, por su sigla en inglés) ha revisado intentos por parte de extranjeros de tomar participaciones de control en las empresas nacionales en las que su presencia podría debilitar la seguridad nacional. Sin embargo, las inversiones minoritarias en empresas emergentes pasaron inadvertidas, a pesar de que quizás las empresas tengan innovaciones delicadas en áreas como la robótica, la inteligencia artificial, la biotecnología, la impresión 3D y otras.

En la FIRRMA no se menciona a China, pero es su objetivo principal. En años recientes, el gobierno de China y muchas empresas chinas han respaldado más de una docena de aceleradores que promueven a empresas emergentes y han abierto centros de “innovación corporativa” en Silicon Valley. Baidu, el gigante de la tecnología chino considerado el más cercano al gobierno, administra un centro enfocado en inteligencia artificial, y ZGC Capital, un grupo financiado directamente por el gobierno de Pekín, ha abierto un puesto de avanzada en innovación. El próximo año, una empresa china abrirá Oceanwide Center, el segundo edificio más alto de San Francisco, un símbolo de la ambición de China por participar en la capital estadounidense de la tecnología.

No obstante, la principal influencia de China viene de invertir directamente en empresas emergentes. Es difícil obtener cálculos debido a que las inversiones de capital de riesgo son privadas y notoriamente confusas. Sin embargo, de acuerdo con un análisis de la Unidad de Innovación Experimental de Defensa (DIUx, por su sigla en inglés), un grupo fundado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos (DoD, por su sigla en inglés), en el 2015 los inversionistas chinos invirtieron entre 3.000 y 4.000 millones de dólares en acuerdos de proyectos en sus fases iniciales. Muchas empresas emergentes prominentes, incluyendo las empresas de transporte privado Uber y Lyft, la aplicación de mensajería Snap, la empresa de realidad virtual Unity Technologies, la empresa de pruebas de cáncer Grail, la empresa de tecnología financiera Sofi, la empresa de realidad aumentada Magic Leap y otras, han tomado dinero chino. Entre el 2015 y el 2017, según la DIUx, China contribuyó con el trece por ciento del capital total que entró a las empresas estadounidenses respaldadas por capital de riesgo y se clasificó en segundo lugar después de Europa como la mayor fuente de capital extranjero para las empresas emergentes estadounidenses.

RENDIMIENTOS SÓLIDOS

Algunos inversionistas simplemente buscan rendimientos sólidos en un mercado grande fuera de China. No obstante, a los políticos estadounidenses les preocupa que sea difícil distinguir el capital privado chino del capital gubernamental y de que no solo las ganancias estén en juego.

Eso sucede porque los gobiernos locales, provinciales y soberanos de China, las empresas estatales, las empresas y los inversionistas particulares con frecuencia forman sus propios fondos y juntan su dinero en sus medios de inversión mutuos. Mucho capital chino también tiene nombres occidentales, como Westlake Ventures, propiedad del gobierno de la ciudad de Hangzhou. SAIC Capital, respaldado por una empresa de automóviles estatal china, tiene sus oficinas en Sand Hill Road, la principal avenida para las empresas célebres de capital de riesgo.

El dinero chino ha llegado con más beneficios para los empresarios. Los inversionistas por lo general acuerdan valuaciones más altas para tener acceso a acuerdos.

“Somos de fuera”, explicó alguien. “No tenemos años de contactos que podamos ofrecerles a los empresarios, así que tenemos que ofrecerles algo más”.

Los chinos también han estado dispuestos a invertir en tecnologías más especulativas que tengan menos probabilidad de acumular grandes ganancias financieras en el corto plazo, pero que requieren mucho capital.

Hasta hace poco, los dueños de empresas emergentes trataban al capital chino como a cualquier otro. Aparte de una que otra advertencia, el dinero chino fue ampliamente bien recibido. Ahora, los expertos en defensa se preocupan de que los inversionistas no busquen rendimientos financieros, sino conocimientos de los planes de las empresas emergentes. Un reciente informe de la DIUx, titulado “Estrategia china para la transferencia de tecnología”, analizó esto y sus hallazgos catalizaron la legislación de la FIRRMA.

Invertir varios miles de millones de dólares es en última instancia “un pequeño precio a pagar por ver la innovación de una parte importante de las empresas emergentes estadounidenses”, señaló Michael Brown, exdirector de Symantec, una empresa de seguridad cibernética y coautor del informe de la DIUx.

Invertir dinero en áreas delicadas de las empresas emergentes, creen algunos analistas, quizás también sea una forma de mantenerlas fuera del alcance del Ejército estadounidense. El Departamento de Defensa no emplea tecnologías proporcionadas por empresas jóvenes con inversionistas extranjeros, por miedo a que esos inversionistas puedan compartir o robar información, u ofrecer en secreto una entrada clandestina a los sistemas informáticos.

Tal vez esa teoría no está probada, pero las empresas emergentes son solo un ámbito de una lucha en ascenso por la tecnología. Trump ha convertido el robo chino de la propiedad intelectual estadounidense en un tema principal de su presidencia. El espionaje industrial también está captando más atención: en julio, las autoridades estadounidenses acusaron a un antiguo empleado de Apple de intentar huir a China con información sobre sus autos autónomos.

Un fragmento de la FIRRMA otorgará al CFIUS nuevos criterios para revisar las transacciones de bienes raíces, las inversiones minoritarias en empresas que abastecen “tecnología crucial” y las empresas que tienen información “personal delicada” sobre los consumidores estadounidenses. No obstante, las inversiones pasivas en las empresas no generarán ninguna revisión, estas inversiones no tienen derecho a lugares en el consejo administrativo ni acceso a materiales o información privilegiada, así que muchas inversiones en empresas emergentes aún no serán objeto de escrutinio.

También existe ambigüedad en cuanto a qué será considerada “tecnología crucial”. Según el Grupo Rhodium, entre el 15 y el 25 por ciento de los acuerdos de proyectos de innovación chinos estará sujeto a revisión bajo el nuevo régimen, pero la adopción de una definición amplia podría aumentar esas cifras al 75 por ciento de los acuerdos.

Es probable que, con el tiempo, Estados Unidos siga identificando y añadiendo nuevas tecnologías delicadas a su lista, dijo Christian Davis, un abogado de Akin Gump.

Los inversionistas chinos están ideando mecanismos de adaptación. De acuerdo con un ejecutivo que hace inversiones en tecnología en representación de una gran empresa china, simplemente podrían intentar contratar un equipo en vez de invertir en su empresa emergente, o pedirles que se muden a Canadá antes de que se haga una inversión. Otros inversionistas están planeando llevarse el dinero a otra parte, a pesar de que otros países están endureciendo también sus mecanismos de selección.

“Si el entorno no es favorable para que invirtamos en Estados Unidos”, afirmó el director de una empresa china de capital de riesgo mencionada en el informe de la DIUx, “entonces no nos cuesta nada salirnos y hacer más en Europa e Israel”.

“Tenso” es como un participante describió el ambiente de una reunión cerca de Silicon Valley en junio, llamada la Cumbre de Tecnología de Inteligencia Artificial Estados Unidos-China. Muchos destacados directores de tecnología chinos y funcionarios del gobierno de China cancelaron su participación.

Debido al interés previo de los inversionistas chinos en tecnologías de vanguardia, podrían verse afectadas empresas emergentes que trabajan en hardware, biotecnología, informática cuántica y otras áreas que requieren capital “paciente”. Eso es lo que probablemente preocupa más a los vigilantes de Silicon Valley acerca de los cambios recientes.

Si Estados Unidos complica la vida de los inversionistas chinos, el gobierno debe proporcionar algún tipo de régimen fiscal mejorado o alentar a más inversionistas estadounidenses a que se involucren, señaló Matt Ocko, cofundador de DCVC, una empresa de capital de riesgo.

“Las empresas emergentes ya enfrentan mucha incertidumbre”, añadió Roy Bahat de Bloomberg Beta, un inversionista. “Cualquier cosa que reduzca sus opciones o incremente su riesgo aumenta la probabilidad de que mueran”.

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